Epílogo
Se que se me pasó el viernes, pero me ocupe y no quise hacerlos esperar hasta el otro Viernes, así que disfrútenlo.
Pidge estaba sentada sola de un lado de la mesa, sus compañeros estaban del otro lado mirándola estupefactos.
– ¿Hablas en serio? – tartamudeo Lance con sorpresa.
La chica asintió con el rostro completamente rojo, había postergado mucho en ese momento pero al final había reunido el valor y se los habría dicho.
– ¡Eso es grandioso! – agregó Keith con una sonrisa sobresaltando a la chica que no esperaba su reacción.
– Sí lo es – añadió Hunk que también empezaba a sonreír.
– Ya era hora – concluyó Lance con una amplia sonrisa – ¿Cómo sucedió? –
– Bueno solo sucedió... – tartamudeo nerviosa la chica con las manos temblando – Desde hace tiempo él y yo... habíamos... nos habíamos acercado así que... finalmente decidimos hacerlo oficial y yo... quería ser quien yo quién se los dijera –
– ¿A qué te refieres con acercarse? – preguntó un confundido Lance, que no comprendía del todo las palabras de su compañera debido a los nervios de la misma.
– ¿Qué no es obvio Lance? – respondió un divertido Hunk – Ellos ya pasaron la etapa de ser amigos y se hicieron más cercanos –
Lance se tomó un momento para asimilar las palabras de su compañero, mientras los paladines amarillo y rojo se divertían de lo lento que era el chico para comprender las relaciones de otros, finalmente el paladín azul soltó una exclamación de sorpresa y miró a la chica.
– Entonces ya sabes cómo ordeñar una vaca. – exclamó el paladín.
– ¡Lance! – gritaron Pidge y Keith al mismo tiempo.
El rostro de la chica se tornó totalmente rojo y para sorpresa de Hunk, que era el único que no entendía a qué se refería Lance, el rostro de Keith también había adquirido el mismo color.
– ¿A qué te refieres? – preguntó sin contener su curiosidad, pero Keith se concentró en reprender a Lance sin darle una explicación.
– ¿Cómo se te ocurre eso? Pidge es muy joven para ello –
– Sí, pero Shiro no – se defendió el paladín azul.
– ¡Él no la obligaría! –
– ¡No la estaría obligando si ella accediera! ¡Tampoco es una niña, Keith! –
La discusión subió de tono al mismo tiempo que el color en el rostro de la piloto que parecía empezar a botar humo de las orejas, la conversación había salido totalmente de su curso y definitivamente no estaba saliendo de la forma que ella quería y para empeorar las cosas, Shiro entró en la habitación sin anunciarse, aunque no por ello Lance y Keith dejaron de discutir.
– Keith, Lance, saben que no deben discutir – les reprendió el paladín negro – Si tienen algún desacuerdo, deben intentar arreglarlo sin llegar a los gritos –
– ¡Shiro! Justo a quién queríamos ver – exclamó Lance para confusión de su líder.
– ¡Déjalo en paz! – le advirtió Keith con un tono amenazador – Son cosas personales que no te incumben –
– ¿Qué sucede? – cuestionó el piloto del león negro que claramente no tenía la menor idea de lo que estaba pasando.
– ¿Acaso tienes cond... – pero la pregunta de Lance fue interrumpida cuando el casco de la paladín verde rebotó en su cara.
– ¡Pidge! – exclamó Shiro, sorprendido del comportamiento de la chica, pero esta se limitó a tomarlo del brazo y jalar de él.
– Vámonos de aquí – suplicó la chica mirándolo con ojos implorantes – Prometiste que me ayudarías a mejorar mis disparos –
El joven paladín la miró con intenciones de negarse, pero finalmente fue convencido por los enormes ojos cafés que le robaban el aliento y salieron de la habitación, seguidos por Hunk quién tuvo la brillante idea de cocinar algo para celebrar la reciente relación de sus compañeros, dejando a Keith y a Lance solos.
– Solo la avergüenzas – dijo Keith en el momento en el que fueron dejados solos – En estos momentos debe estar arrepintiéndose de habernos dicho todo. –
– Solo trataba de aligerar el ambiente – le contestó Lance subiendo los pies a la mesa – Pensé que de esa forma evitaríamos un momento incomodo –
– Yo creo que la incomodaste bastante –
Los dos paladines se quedaron en silencio un momento mientras veían el techo, eran raros los momentos de tranquilidad que habían tenido desde el regreso de Voltron, así que habían aprendido a valorar cada segundo de reposo que tuvieran.
– ¿Cómo te sientes tú? – preguntó finalmente Lance, en realidad había querido preguntarle eso a su compañero desde que la chica había confesado su relación – ¿Todo bien? –
– ¿Por qué lo preguntas? – cuestionó por su parte Keith sin despegar la mirada del techo.
– Pues ya sabes, ustedes dos... – explicó el paladín tratando de escoger cuidadosamente sus palabras – entendería si no estuvieras tan feliz por su relación como los demás –
Lance miraba a Keith expectante por su respuesta, pero este se tomó su tiempo para responder mientras miraba el techo con una extraña fascinación como si estuviera hipnotizado por el mismo.
– Ella es feliz – respondió finalmente después de un par de minutos – Él nunca se atrevería a hacerle daño y ella lo hace feliz a él. Mientras ambos sean felices no tengo nada de que lamentarme –
Lance miró a Keith y al notar la sinceridad de sus palabras no pudo evitar sentirse fascinado por su amigo, esa actitud tan madura y esa cálida sonrisa que lo acompañaba era lo que más amaba de su compañero.
– Yo opinó – dijo con un leve sonrojo – que si ella se hubiera dado cuenta de tus sentimientos, Shiro no lo hubiera tenido tan fácil –
Keith miró a Lance con sorpresa pues le era difícil creer sus palabras, pero finalmente le dedicó una cálida sonrisa que rara vez le dedicaba a alguien.
– Gracias – le dijo con una sonrisa – pero mientras te tenga a mi lado no necesito a nadie más –
El sonrojo de Lance aumentó totalmente mientras sentía que se iba a desmayar, estaba seguro que debía estar soñando ya que Keith nunca le dedicaría tales palabras, así que dispuesto a despertar cerró su puño y golpeó con fuerza su propio rostro, dejando al paladín rojo sorprendido y confundido al mismo tiempo.
– ¿Por qué hiciste eso? – preguntó Keith con asombro.
– Creí que estaba soñando – confesó Lance mientras acariciaba el golpe que comenzaba a hincharse.
Ambos paladines intercambiaron una vacilante mirada antes de soltar una fuerte carcajada que tardaron varios minutos en controlar, especialmente después de que la hinchazón en la mejilla de Lance lo hiciera parecer que una uva gigante estaba creciendo en su rostro y cuando al fin pudieron controlarse Keith ayudó al paladín azul a buscar algo para disminuir la hinchazón.
Mientras tanto, en el otro extremo del castillo Shiro y Pidge practicaban el tiro al blanco con unas recientes armas confiscadas de un ejército de drones galra, después de unos minutos era obvio que la destreza del paladín negro era mayor habiendo derribado más blancos que la chica y dejando a un lado su arma se apoyó en la pequeña pared que fingía ser una barraca.
– ¿Qué te sucede hoy? – preguntó el paladín – Aun con la poca experiencia de tiro que tienes, estas fallando más de lo acostumbrado –
– Lo siento – respondió la chica bajando la mirada mientras ponía a un lado su arma.
– ¿Esto tiene que ver con lo que sucedió en el comedor? – le cuestionó Shiro al mismo tiempo que se acercaba a ella, odiaba verla bajar la mirada.
La chica negó con la cabeza, pero su mirada decía otra cosa, por alguna razón ella evitaba verlo.
– Pidge, dime que pasa – le pidió el paladín, pero la chica no respondía.
Finalmente el joven se acercó y levantó el rostro de la chica por el mentón y unió sus labios a los de ella, provocando que la chica se sonrojara y se separara de él bruscamente.
– Si te niegas a hablarme lo volveré a hacer – le advirtió el paladín, provocando que la chica se sonrojara más.
– De acuerdo – accedió finalmente la joven – Es solo que los chicos dijeron un montón de cosas que me dejaron pensando, pero solo son tonterías –
– Tú querías contarles – le recordó el piloto – ¿Acaso no lo tomaron bien? ¿Crees que fue una mala idea decirles? –
– No, no es eso – respondió la chica nuevamente desviando la mirada – Es sobre... ti –
– ¿Sobre mí? –
Shiro sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al mismo que un millón de ideas recorrían su mente, de alas cuales de solo una estaba seguro: Si uno de los chicos había hecho dudar a la chica de su relación con él, sin importar quién hubiera sido, lo mataría.
– No es lo que piensas – añadió rápidamente la paladín verde como si hubiera leído la mente de su compañero – Es más sobre mí. Me preguntó... ¿Has tenido otras relaciones aparte de mí? Acaso... ¿No estarías mejor con alguien mayor? –
El paladín se tomó un largo momento en asimilar las palabras de la joven piloto, al principio pensó que debía ser una broma, era ridículo lo que estaba sugiriendo, pero la mirada temerosa de su compañera le confirmó que efectivamente hablaba en serio.
– Te mentiría si te dijera que eres la primera chica con la que he estado en una relación – confesó el joven – pero no por eso significa que este mejor con alguien mayor. Pidge... No. Katie. Eres una persona más madura que muchas personas incluso mayores que tú, eres inteligente y decidida. Tú edad no me importa, sino la persona que eres, por eso decidí que te quiero a mi lado, sin importar lo que otros piensen –
La chica sintió que el rostro se le calentaba al mismo tiempo que sus mejillas adquirían nuevamente un color carmesí, sin saber que responder a su compañero simplemente se lanzó a sus brazos, después de todo lo que habían pasado se sintió tonta por dudar de sus sentimientos, pero una cosa estaba segura, aún les faltaban muchas cosas por recorrer y fuera lo que fuera que el destino les preparara, lo enfrentarían juntos.
Bueno, ahora sí esto es todo de esta historia, al ser el epílogo es más corto que los demás capítulos. Espero que les guste, gracias por apoyar tanto esta historia, realmente quise darle un final feliz.
Sé que muchos apoyaban el Keidge, pero al final esta historia siempre fue Shidge, pero no se preocupen, en mi próxima historia me quiero enfocar en explotar más este triángulo amoroso.
Finalmente tengo dos anuncios, para aquellos que no pudieron leer los capítulos lemmon, ambos ya están disponibles en mi perfil en la historia llamada Voltron LD OneShots. Segundo anuncio sobre el concurso de OCs, ya he decidido al ganado, pero no he decidido si quieren que les de la noticia aquí o en la nueva historia, así que dejen en sus comentarios por que medio quisieran enterarse.
Y en fin ya es todo, todo, todo, finito. Gracias por seguir esta historia y solo puedo decir que fue un honor escribir para ustedes.
Nos leemos pronto
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