De nuevo juntos
El castillo de los leones estaba más silencioso que de costumbre, los paladines que usualmente estaban causando algún desorden en algún lado estaban cada uno en su habitación. Hunk era el único que salía de su habitación, pero únicamente se encerraba en la cocina y salía a llevarles comida a sus compañeros, Corran pensaba que de no ser por él Lance y Keith morirían de hambre.
El mismo Coran había desistido de intentar animar a los jóvenes, se dedicaba a mantener el rumbo del castillo, había sido sencillo mantener la mente ocupada mientras estaban en la peligrosa zona que rodeaba el planeta galra, lleno de cristales explosivos y escombros peligrosos, pero una vez habían salido de la zona, era difícil ignorar el aire de pesimismo que se había apoderado del castillo.
Lance y Keith habían pasado apenas unas varga en las cápsulas de recuperación y después sin decir ni una palabra el uno al otro, habían ido a su habitación y nadie los había visto salir de estas desde entonces.
Lance pasaba los días leyendo las revistas que había traído consigo de la tierra, recordó como Pidge había dicho que consideraba ridículo que hubiera cargado con "tontas revistas" en su mochila en lugar de algo más útil en su primera noche en el castillo de los leones, pero la misma chica tenía su mochila llena de dulces.
Keith por su parte, se pasaba los días durmiendo, no había dormido desde la desaparición de Shiro y con la desaparición de Pidge parecía que era lo único que podía hacer, frecuentemente despertaba entre sudor frío por pesadillas cada vez más realistas, donde los demás paladines se desvanecían ante sus ojos. Finalmente una noche no lo soportó más, se levantó de la cama con un horrible dolor de cabeza y salió de su habitación, caminó sin rumbo al principio y él mismo se dio cuenta de lo silencioso que se encontraba el castillo.
Como siguiendo una costumbre, terminó en el cuarto de la paladín verde, puso su mano sobre la puerta antes de entrar en el mismo y sintió una punzada al ver la capa de polvo que se había acumulado en las cosas de la chica. Caminó despacio mientras limpiaba el polvo con sus manos, cuando llegó a la cama se dejó caer sobre la misma abrazando la almohada, aún conservaba su aroma. Keith sentía que estaba a punto de romperse.
– No deberías estar aquí – anunció la voz de Lance desde la puerta.
Keith se levantó de golpe, estaba a punto de gritarle a Lance que se fuera, pero el rostro de su compañero lucía tan cansado, tenía las ojeras tan marcadas, que Keith perdió todo el deseo de iniciar una discusión con él.
– Te podría preguntar lo mismo – respondió el paladín rojo mientras volvía a echarse sobre la cama.
– Escuche que saliste de tu habitación – explicó el paladín azul sin emoción – Quería saber si estabas bien –
Keith analizó las palabras de Lance, analizó cada una de ellas y finalmente negó con completa sinceridad.
– No, no estoy bien – respondió con total honestidad.
– Sí, yo tampoco – replicó Lance pasando también al cuarto de la chica y sentándose en el escritorio que la chica usaba para hacer sus inventos.
– Creí que estarías emocionado, alardeando que pudiste manejar el león negro –
Lance sonrió débilmente, su amigo tenía razón, normalmente no perdería oportunidad de alardear frente a quien estuviera lo suficientemente cerca para escucharlo cómo había podido superar a Keith, pero en esos momentos no tenía ningún deseo de hacerlo.
– ¿La extrañas? – preguntó Lance sin responder la pregunta de su compañero.
Keith asintió levemente sin levantar la vista de la almohada, ni siquiera cruzó por su mente la idea de fingir que no tenía idea de a quién se refería Lance, lo admitía, la extrañaba, más de lo que alguna vez extrañó a Shiro.
– Daría cualquier cosa por volverla a ver – dijo más para sí mismo, sin darse cuenta de lo dolorosas que eran esas palabras para su amigo.
Lance sentía como si algo muy grande y pesado hubiera caído en su estómago, respiraba lentamente mientras trataba de contener las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, cuando repentinamente una idea cruzó por su mente.
– Tal vez puedas – dijo en voz baja, deseando para sí mismo que Keith no lo hubiera escuchado, pero no fue así.
– ¿Qué quieres decir? – preguntó el chico levantando la vista expectante, su rostro lucía tan afligido y lleno de esperanza y sus ojos parecían que iban a explotar en lágrimas en cualquier momento.
– No es nada – respondió el moreno desviando la mirada, no soportaba ver al paladín rojo tan deshecho – Solo pensaba que, Pidge pudo contactar a Shiro por sus deseos de verlo a través del león negro, quizá tú puedas hacer lo mismo. –
– No hemos podido bajar los escudos del león negro desde lo ocurrido – le recordó el piloto bajando la mirada, pero Lance rápidamente se apresuró a contradecirlo.
– No lo hemos intentado juntos. El león negro reaccionó a mí, pero también a ti, tal vez si lo intentamos juntos podamos desactivar sus escudos al fin. –
A Keith le fue difícil descifrar las intenciones de las palabras de Lance, especialmente porque este evitaba verlo, pero después de pensarlo un momento decidió que no perdía nada con intentarlo, ya no le quedaba nada por perder.
– Vamos – dijo mientras se ponía de pie – Entre antes mejor –
Lance esperó a que el chico saliera del cuarto antes de seguirlo, avanzaba a distancia prudente de él y se aseguraba de voltear el rostro cuando Keith frecuentemente giraba la cabeza para asegurarse que Lance aún lo seguía. Ninguno de los dos quería caminar, así que tomaron los tubos de emergencia que llevaban directamente a los leones, y así, en un parpadeo se encontraban frente al enorme león negro.
Lance empezó a temblar un poco nervioso, le dedicó una mirada insegura a Keith antes de avanzar y ponerse frente al león.
– ¿Qué sucede? – preguntó el paladín rojo.
– ¿Qué sucede si también desapareces? – preguntó el paladín azul temblando, su voz parecía a punto de romperse, pero Keith soltó una pequeña risa, que confundió pero a su vez relajó a Lance.
– Entonces no te separes de mí – dijo poniendo una mano sobre los escudos – Si desaparezco, tú desaparecerás conmigo –
Lance sonrió débilmente mientras ponía una mano junto a la de Keith en contacto directo con los escudos y en ese momento un ruido inundó el castillo sobresaltando a ambos pilotos. Los leones estaban rugiendo. Lance reconoció el rugido del león azul, a su vez que Keith giraba la vista hacia donde escuchaba provenir el rugido del león rojo.
– ¿Qué está pasado? – gritó Lance por encima del estridente ruido de los leones.
– No tengo idea – respondió Keith mientras cubría sus oídos.
– ¿Qué hicieron? – les recriminó una tercera voz desde la puerta. La princesa Allura había entrado al andén del león negro, seguida de cerca de Coran.
– Nosotros no hicimos nada – se defendió Lance – Solo intentamos bajar los escudos del león negro, no sabemos que activó a los otros leones –
– Ni siquiera pudimos bajar los escudos – señaló Keith, pues el león negro seguía sin ninguna señal de movimiento.
– ¿Qué está pasando? – preguntó Hunk que entraba con Slav enrollado en el cuello como si fuera una bufanda, su rostro parecía como si estuviera en un barco a punto de hundirse.
– Slav – aclamó la princesa al ver al científico aferrado al cuello del paladín – ¿Qué está sucediendo? –
La princesa sabía que era poco probable que el genio supiera con exactitud qué sucedía, pero confiaba que tuviera unas cuantas hipótesis que los llevaran a comprender el fenómeno y finalmente detenerlo, pero el rostro de Slav palideció ante la pregunta.
– Yo, para ser honesto – tartamudeó el científico tratando de escupir las palabras que nunca en su vida había dicho – No tengo la menor idea –
En ese momento los ojos del león negro se iluminaron dándole la señal a la tripulación que se encontraba activó, soltó un potente rugido al mismo tiempo que los escudos se bajaban, provocando a su vez que los presentes tuvieran que cubrir sus oídos y acallando el rugido de sus compañeros leones.
Finalmente el castillo había recuperado la calma, pero en el hangar del león negro todos los presentes escuchaban un zumbido en los oídos.
– ¿Qué fue eso? – preguntó Hunk, que fue el primero en hablar, al igual que los demás se sentía mareado.
– Parece que los leones se estaban comunicando – dijo Slav finalmente.
– ¿Qué quieres decir con comunicarse? – preguntó Lance en tono irónico – ¿Acaso trataban de ponerse al día y quisieron dejaron sordos en el proceso? –
– No exactamente – respondió el genio sin captar la burla de Lance – Era como si estuvieran llamando a alguien, como si trataran de... ¿Qué haces? –
Keith había empezado a escalar hacía la cabina del león con las palabras de Slav, Lance dudó un poco pero finalmente Hunk y él habían seguido los pasos del paladín rojo. Keith esperó a que sus compañeros lo alcanzaran y finalmente los tres abrieron juntos la cabina del león.
Los paladines exclamaron con sorpresa, en el asiento del león estaban tanto Shiro como Pidge, abrazados, era difícil reconocerlos de no ser por los trajes de paladín, ambos tenían el cabello tan largo que les llegaba a la cintura, Shiro tenía una larga barba al igual, pero a pesar de ello, su piel lucía más joven.
– ¿Shiro? ¿Pidge? – los llamó Keith al ver que ninguno se movía y fue Shiro quien abrió los ojos sorprendiéndose al verlos.
– Pidge – sacudió el paladín a la chica en sus brazos – lo hicimos estamos aquí, regresamos –
Más la chica no lo soltaba, escondía el rostro en el pecho del paladín, aún conservaba sus heridas de la pelea con Zarkon y le dolía todo el cuerpo. Shiro la sacudió un poco, se sentía algo avergonzado de que los vieran tan cerca del otro y pensaba que los demás podían malinterpretar, pero en ese momento unos brazos rodearon a ambos paladines, seguidos de otros y otros más, y Shiro se vio rodeado por su equipo que lo abrazaba con lágrimas en los ojos.
– Bienvenidos – dijo Lance entre sollozos.
– Tardaron mucho en volver – agregó Hunk temblando un poco.
– No vuelvan a irse así – concluyó Keith, cuyas lágrimas salían ininterrumpidamente sobre el cabello de Pidge.
Cuando los cincos paladines bajaron del león la sorpresa de Allura y Coran fue digna de un retrato, ambos abrazaron a Shiro, pero solo Coran abrazo a Pidge y le dijo que se había preocupado por ella. Slav se había acercado con precaución a ellos, señalando a ambos que no solo su cabello sino que también sus uñas habían crecido y asegurando que no se acercaría a ninguno hasta que ellos no las hubieran cortado, pues en algún universo paralelo el moría de formas horribles que tenían que ver con uñas. Las risas nuevamente inundaron el castillo, pero no fueron por mucho tiempo, las heridas de Pidge no pasaron desapercibidas para nadie y la paladín verde fue obligada a entrar en una de las cápsulas de recuperación, así como también el paladín negro como precaución, para asegurarse que estuviera bien.
Pidge despertó algo aturdida y desconcertada, por lo que inmediatamente se dio cuenta que había dormido demasiado, miró inmediatamente la cápsula donde había visto que ponían a Shiro, pero esta se encontraba vacía, suspiró con decepción, pero en ese momento la puerta se abrió y Lance entró cargando una bandeja de comida.
– Sabía que ya estarías despierta – anunció con orgullo.
– Lance – se sorprendió Pidge pues esperaba que fuera otra persona quien la recibiera al despertar. – ¿Dónde están los demás? –
– Keith está entrenando, no me creyó que Slav había reducido tu tiempo en la cápsula, pero yo lo vi hacerlo. Hunk está haciendo panecillos, tampoco quiso escucharme y Shiro está con Allura –
– ¿Shiro está bien? – preguntó la chica alterándose.
– Él está bien – contestó el paladín con una ligera risa – Tú estabas peor que él. Shiro nos contó un poco de lo que sucedió. ¿Realmente te enfrentaste al emperador Zarkon tu sola? ¡Eso fue osado! En fin, Allura no ha querido separarse de él desde que salió de la cápsula, apenas y hemos podido hablar con él así que tu tendrás que darnos los detalles –
La chica hizo una mueca de molestia, no quería hablar de lo ocurrido, pero saber que Allura estaba acaparando el tiempo del paladín negro cuando anteriormente lo había dado por muerto y le había negado el buscarlo, la molestaba.
– ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? –preguntó la chica a su compañero, evadiendo las preguntas del chico.
– Coran dijo que serían 3 quinsetos, pero ví a Slav reducir el tiempo cuando te cortó las uñas así que debieron ser como dos y medio –
– Quintentos – corrigió la chica mientras examinaba sus uñas, efectivamente estaban más cortas, exageradamente cortas, casi llegaban a la raíz – Así que dormí dos días y medio, eso explica porqué estoy tan hambrienta. –
– Bueno sí, por cierto creo que deberías saber esto – agregó Lance con una sonrisa – Ya que estamos los cinco paladines reunidos nuevamente Allura piensa que no es necesario seguir esquivando las tropas restantes de Zarkon –
– ¿Eso qué tiene de bueno? – preguntó Pidge mientras daba una mordida a algo que Hunk había logrado pareciera una hogaza de pan – Solo significa que nos veremos involucrados en más batallas –
– Puede ser – continuó el paladín azul sin perder la sonrisa – pero también significa que podemos ir a donde queramos y todos acordamos que queremos ir al campamento de refugiados de la espada de marmorra. Coran dijo que llegaríamos en dos movimientos teluvianos –
Pidge dejó caer la comida al suelo mientras veía a Lance con la boca totalmente abierta, el chico le sonreía de forma tan amplia que era imposible que se tratase de una broma. Estaban en rumbo.
Muy pronto podría encontrarse con su hermano.
Pidge se dirigió a su cuarto sintiendo una extraña combinación de emociones, estaba a punto de quedarse dormida cuando escuchó la puerta de la habitación abrirse, se levantó de inmediato esperando ver el rostro del paladín negro, pero para su sorpresa era Slav quien había entrado. Trató de decir algo, pero el excéntrico ser hizo una seña a la chica para que guardará silencio.
– Solo quería decirte una cosa – dijo acercándose a la chica – Felicidades, sabía que tú podías lograrlo y sé que te viste en ciertas dificultades, pero de no ser por tí él no estaría aquí. Te dije que si alguien podía lograrlo, esa serías tú. –
Dichas esas palabras el genio se dió la vuelta y regresó por donde entró, dejando a Pidge con una alegre confusión, abrazó su almohada y con una cálida sonrisa se dejó arrastrar al país de los sueños.
Bueno llegó el viernes y con el el Viernes de Voltron.
A lo mejor el capítulo es algo lento para las cosas ocurridas en capítulos anteriores, pero espero que les guste.
Sé que había dicho que hoy anunciaría que haría respecto al capítulo lemmon, así que aquí esta el anuncio oficial, como ya unos habrán adivinado, no tendrán un capítulo si no dos, un Shidge y un Kidge, pero serán contrarios, por lo que en una línea temporal reemplazarían al otro y los publicaría después del capítulo de la próxima semana. Pondré una nota al principio del capítulo por si no les interesa el capítulo o la pareja pueden saltarlos. Serán capítulos cortos, de la mitad de un capítulo normal o incluso más cortos y se puede decir que no serán canon en la historia, pero viendolo por otro lado, se consideraría triple capítulo la próxima semana.
Con respecto a los concursos los mantendré al tanto, casi nadie ha mostrado interés en participar, pero aquí esta por si les interesa participar todavía pueden entrar.
1) Concurso de Ocs: Dos personas se han mostrado interesadas, pero solo una me ha mandado su OC
2) Concurso de Short fic: Ningún tema sugerido por el momento
3)Concurso One Shot: Ningún interesado por el momento.
Nuevamente gracias por el apoyo y los lindos comentarios, en serio . Sé que siempre lo digo, pero es que para mi significa mucho.
En fin, nos leemos pronto y feliz Viernes de Voltron
#ViernesdeVoltron
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