iii. Juega Como Dios


CUANDO LA TURBULENCIA REGRESÓ, fué cuando todos enteraron en pánico.

—Teddy tenemos que hacer algo.— exclamó Jasson con las manos en la cabeza. El aludido temblaba de pura furia, y desesperación.

—¿Qué se supone que haremos? esa loca saltó del avión ¡Saltó del avión Jasson!

—¡Lo sé!

—¡Basta! —les gritó esta vez James.—Tenemos un plan.

El pelinegro les indicó con la cabeza que lo siguieran hasta la cabina del piloto— Espero que sea un gran plan... —masculló Jasson caminado a grandes zancadas.

Adentro estaban todos los muchachos, que a duras penas cabían en el reducido espacio. Scorpius se encontraba sentado en el asiento del piloto y Albus en el del copiloto.

—Esta es una pésima idea. —dijo Fred cruzado de brazos.

—Estamos completamente de acuerdo. —concordaron los gemelos.
Albus y Scorpius voltearon a verlos con mala cara.
Teddy sacudió la cabeza.

—¿Alguién puede decirme cuál es plan? —preguntó exasperado. James lo miró con expresión preocupada.

—Scorpius va pilotar el avión.

Teddy los vió a todos, primero a los gemelos, luego a Jasson, seguido de James y finalmente vió a Albus y Scorpius.

—Definitivamente es una pésima idea.

Scorpius rodó los ojos.

—¡Estoy realmente consiente de eso Teddy! —gritó —Pero dime... ¿tienes una mejor idea? Por que si me lo preguntas, aquí no hay nadie mas que sepa como pilotar esta chatarra.

Jasson y Blake se masajearon las cienes al mismo tiempo, Frank y los demás solamente veían la escena intentado pensar en algo mas inteligente.

—Por loco que suene, no hay nada mejor. —habló Blake. Teddy volteó a ver al Malfoy, parecía muy decidido.

—¿Si quiera tienes experiencia en esto?

El rubio se encogió de hombros.

—Seis meses en la escuela de aviación. Empezó como un hobbie pero jamás me gradué. —Después de escuchar aquello, el peliazul asintió varias veces.

—Okay, eso es mejor que nada, adelante.

Scorpius se giró rápidamente al tablero y Teddy comenzó a masajearle los hombros.

—Llévame con mi prometida, hurón.

...

Todos estaban despiertos ahora, las chicas habían parado de llorar, y ya estaban vestidas con sus costosos abrigos y guantes de cuero, parecían solo unas preciosas jovencitas hijas de mami y papi, perfectamente hermosas. Solo hermosas chicas con el corazón roto.
Listas para salir de ahí en busca de sus chicos.

El asesor del ostentoso edificio se abrió. De ahí salieron sus padres y tíos. Y como si de resortes se tratase, todas se pusieron de pie.

—¿Los encontraron? —Victoire fue la primera en hablar, Bill negó con la cabeza.

—Aún no, pero atraparon a Bellatrix.

—Iremos a identificarla en este momento. —dijo Luna Scamander.

—Yo iré con ustedes. —saltó de pronto Molly, quién no había dicho nada en las últimas 7 horas.

—Todas iremos —aclaró Rose, tomando a su prima de la mano.
Harry asintió.

Fué asi como todos salieron del edificio, encontrándose con la horda de reporteros abajo. Hagrid los miró con disculpa.

—Intenté detenerlos Harry, pero son demasiados.

—Está bien Hagrid.

Harry buscó la mirada de su mejor amiga en busca de ayuda.
La castaña sacó su celular.

—Llamaré a la guardia para que nos saque.

Rose recordó cuantas veces su madre había dicho aquellas palabras..., sólo dos.
La primera fué cuando ella y Hugo tenían sólo doce años, y Albus Dumbeldore había muerto. Recordaba como los reporteros se habían vuelto locos, tapando todas sus entradas, eran tantos que ni siquiera Hagrid, que era el jefe de seguridad de su familia, había podido con ellos.
Hermione había llamado a la guardia real esa vez, al arma grande, para cosas grandes.

Y esta era la segunda vez que usaban el arma grande.

...

El avión se movía, se movía demasiado, había una maldita tormenta allá afuera. El sudor recorría la frente del rubio.

—Scorp... No quiero presionarte, pero será mejor que mantengas el avión estable o alguien morirá esta noche. —rogó Albus. Scorpius gruñó.

—Lo estoy intentando Albus, pero no veo una mierda, estoy prácticamente a ciegas... ¿¡Cómo van con esa radio!?

Frank, Blake y James negaron con la cabeza.

—Lo que sea que haya hecho esa loca... fue inteligente.

—No puedo lograr que funcione.

Scorpius se rascó la nuca.

—Hermano, si no conectas esa cosa ahora, no podré aterrizar y vamos a morir aquí. ¡Hazlo!

James apretó los labios, pero aún así se volteó e intentó arreglar la comunicación de nuevo.
Llevaban volando a ciegas cerca de 30 minutos, y si se lo preguntan, eran los 30 minutos más tensos de su vida, literalmente tenía la vida de sus mejores amigos en sus manos. Y estaba sólo en eso, si él hacía un movimiento en falso, si algo mínimamente salía mal, el tendría la culpa.

La puerta de la cabina volvió a abrirse, y por esta entró Teddy junto a Hugo.

—No hay nada, sólo dos paracaídas y un desfibrilador. —Informó el pelirrojo. Albus negó con la cabeza.

—Por supuesto que no habrían 12 paracaídas. —gruñó dándole un fuerte golpe al tablero.

— ¿Aún no consiguen nada? — inquirió Teddy dirigiéndose a su hermano, James.

—Se supone que debería funcionar, pero sólo escucho estática.

Antes de que nadie mas pudiera decir otra cosa, el avión se sacudió fuertemente, haciendo que todos excepto Albus y Scorpius, se golpearan las cabezas contra el techo.

—Carajo.

—¿Todos están bien? —gritó Albus.

—Sí.— corearon los demás.

Scorpius estuvo a punto de perder por completo el control, estaban pasando por tormentas pequeñas, y eso de ir solamente hacia adelante no estaba funcionando. Se le estaban acabando las opciones, no tenía idea de a cuantos pies estaban volado, tampoco sabía si estaban yendo a Londres o China.
Tenía miedo de descender, ya que podría aterrizar en alguna isla, en medio del mar, o en alguna ciudad y matar cientos de personas. Estaba atado de manos.

Y luego como si no fuera suficiente, un ding resonó por toda la cabina, alarmando a todos.

—¿Qué es eso?

Scorpius cerró los ojos con fuerza, el sudor bajaba por su frente, el estómago se le cayó al suelo al igual que el corazón y sintió unas horribles ganas de llorar.

—El combustible se está agotando —respondió con la voz cortada.

...

—Es ella. —dijo Draco Malfoy mientras miraba por el vidrio de doble cara a la mujer.
Tenía puesto el uniforme de piloto todavía, y sonreía, con esa asquerosa sonrisa de desquiciada.

Tyler indicó a uno de sus agentes que se la llevarán y salieron de ahí.
Cuando estuvieron afuera de aquella sala, los demás ya estaban esperando al rubio.
Este solamente asintió, pudo ver a Hermione viéndolo, estaba preocupada.

—No es tu culpa, Draco. —le dijo ella acercándose a él.

—¿De verdad lo creés? —el sarcasmo era palpable.
Hermione frunció la cara y lo tomó del brazo. Se acercó mucho a él.

—Sí, lo creó de verdad. —El rubio tragó en seco y asintió duramente. La castaña lo abrazó y este se permitió respirar.

Bellatrix fue sacada en ese momento, con cuatro policías rodeándola.
Ginny se soltó del agarre de su marido y saltó sobre la mujer.

— ¡¿Dónde están mis hijos, maldita loca?!— la risa de la mujer resonó por todo el lugar, y Ginny no hacia mas que golpearla mientras sollozaba.

—¿Te refieres ahora? —preguntó con voz dulce— ¡Oh vaya no lo sé... tal vez nadando con los peces!—luego de decir esto, soltó otra carcajada mientras se la llevaban de ahí.

Sus palabras flotaron en el aire, dando el efecto esperado.
Nadie tuvo el valor de decir nada.

Al cabo de unos minutos, todos se dirigían a la salida, cuando el agente Tyler se acercó corriendo hasta ellos.

—¡Estamos recibiendo una señal de radio! —exclamó él. Los miró con una sonrisa que llegaba incluso a sus ojos— Creemos que puede ser su avión.

...

—¡Intenta de nuevo! —exigió el rubio. Albus lo miró, sus ojos decían todo y nada, tenía miedo, estaba aterrado en ese momento. Y Scorpius pudo ver algo mas.

—Ni siquiera se te ocurra mirarme así, Albus... Te conozco, esa es tu mirada de "Ya no queda esperanza" —Tragó saliva y lo miró suplicante, Scorpius Malfoy, suplicó.

—Por favor, tú no la pierdas, todavía no.

Albus quiso decirle que no había mas que hacer, volteó a ver el suelo, los muchachos estaban sentados, ya no quedaba más oxigeno así que habían decidido darles las mascaras a ellos dos. Se estaban sacrificando.

Jasson tenía la cabeza tirada hacia atrás, mientras que los demás estaban tirados por el suelo, medio dormidos.
Les dolía el pecho, sentían que se ahogaban, todos estaban sudorosos y sofocados.

—Mi cabeza va a explotar.

—Es por la presión, Blake.—le dijo Louis.
Frank y Fred ya estaban inconscientes, mientras que Teddy y Jasson iban por el mismo camino.

—No pensé que moriría así.— musitó Lyssander, tenía a su hermano al lado, este gruñó.

—No vamos a morir, Sander. —Su gemelo no respondió, simplemente cerró los ojos.

—Duele como el demonio. —se quejó Hugo con la frente completamente mojada. El pecho le ardía— ¿Qué tan cierto es eso de que los gemelos sienten el dolor del otro? —preguntó, nadie en especifico.
Se llevó una mano al pecho. Las lagrimas bajaron por sus mejillas— Oh, Dios, por favor, sólo espero que Rosie no este sintiendo esto. — sollozó.

Scorpius se le quedó mirando al pelirrojo. Él Cerró los ojos, desmayándose al fin.

—Albus... —su voz se escuchaba diferente por tener la mascara puesta— Hazlo por ellos.

Albus suspiró. Y tomó la radio.

—Este es Wolf 934, solicito asistencia. —repitió el ojiverde. Nadie respondió—Habla Wolf 934, solicitamos ayuda inmediata, volamos a ciegas ¡Un adolescente pilotea el avión, respondan! —gritó con frustración. Pero sólo se escucho estática— ¡Habla Wolf 934, nos quedamos sin oxigeno! ¡Repito, nos quedamos sin oxigeno! ¡Responda! —bramó.

Nadie respondió.

Potter lanzó el radio de nuevo, frustrado. La mascara dejó de darle aire y supo que era todo.

—Ya se acabó. —le dijo a su mejor amigo— Lo lamento.

— ¡No lo digas todavía! —Albus sonrió y se quitó la mascarilla, recostando la cabeza en el asiento.

Cerró los ojos.

—Albus... Albus... No hagas eso, ¡Por favor! —rogó el rubio. Pero Albus ya se estaba quedando inconsciente —¡Albus!

Él ya no respondió.

Scorpius apretó la mandíbula, y tomo la radio él mismo. Volteó atrás, incluso Charlotte se había desmayado.

—Quieren que sea Dios, bien, juguemos como Dios. —murmuró para luego tragar saliva— Este es Wolf 934, nos estamos quedando sin oxigeno, no hay mas combustible y estoy volando a ciegas... ¡alguién responda! —Las enormes lagrimas brotaron sin que lo pudiera impedir, golpeó el tablero hasta que las manos le sangraron— Por favor... respondan.

Se sentía como un maldito idiota, malabareando con el destino, como un niño sin miedo a la muerte; estaba hecho un desastre. Ese juego ya no se sentía como tal, más bien era como el maldito juego del infierno.

Pensaba en Rose, y quería gritar, quería verla, sentirla, escucharla. Si hubiera estado en ese momento, a su lado, no habría que temer. Porque sería el maldito rey del infierno, como siempre. Y venciendo al diablo en su propio juego, sólo por ella.

Con la imagen de Rose en su cabeza, y sus ojos al frente, se levantó.

—¡Este es Wolf 934, necesito asistencia!

Scorpius no supo cuantas veces repitió esto, ni siquiera sabía que estaba pasando.
Se estaba mareando por la falta de aire, y poco a poco comenzó a soltar el volante.

Su vista se nublo, y las voces se hicieron mas lejanas.

Las voces.

Todos se habían desmayado, y las voces se hacían lejanas.

Voces.

Rápidamente y como un resorte se puso de pie, voces venían de la radio.

Por fin, respondieron.

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