Único

Jajaja primer fanfic de esta pareja, antes de que me maten, lo hago por gusto, amo este shipps y unos cuantos más del F1... Y eso que dije que jamás iba a escribir nada de esto.

Solo para aclarar, no me gustan todos los de la F1, respeto a muchos shipps porque los leo en varias historias, pero no creo que llegue a escribir nada de ellos.

El Charlos y el Chestappen ya es otro tema, los amo.












El año nuevo había llegado, y con él, la brillante idea de Carlos, llevar a Charles a una cita sorpresa para comenzar el año con una nota romántica.

Carlos había decidido que un pequeño pueblo en Italia, cuyo nombre ya no recordaba del todo, sería el lugar perfecto para una tarde mágica.

Claro, la magia se basaba en la vaga memoria de haber visto una foto en Instagram de un amigo.

Sin mapas, sin direcciones precisas, solo con la confianza ciega de que "encontrarían el camino".

—Calos, ¿Estás seguro de esto?—Preguntó Charles, mientras se ajustaba la bufanda alrededor del cuello.

El aire de enero era helado, y caminar sin rumbo no estaba ayudando a entrar en calor.

—Por supuesto, confía en mí, Charles. ¿Cuándo te he fallado?

Charles le lanzó una mirada incrédula.

—¿De verdad quieres que responda? Porque puedo empezar con Mónaco…

—¡Eso fue un accidente!—Replicó Carlos rápidamente, llevándose una mano al pecho como si hubiera recibido una ofensa mortal.

—¿Y lo de Silverstone?

—Técnicamente, eso no cuenta.

—¿Y esta esa vez en...?

Carlos puso los ojos en blanco.

—Charles, por favor, esto es diferente, esto es… Una aventura romántica.

Charles dejó escapar un suspiro, habían estado caminando por más de una hora, y todo lo que habían logrado era ver la misma fuente tres veces.

—Calos, te lo digo en serio, ¿Sabes dónde estamos?

Carlos se detuvo un momento, mirando a su alrededor como si estuviera evaluando estratégicamente su ubicación. Al final, con una sonrisa confiada, respondió.

—Estamos en Italia.

Charles soltó una carcajada incrédula, cruzándose de brazos.

—¡Eso ya lo sé, genio! Pero, ¿En qué parte de Italia?

—Cerca del restaurante, lo sé porque mi instinto nunca falla.

—Tu instinto nos ha llevado en círculos por una hora.

—Exageras, Charles, no ha sido una hora.

Charles sacó su teléfono, mostrándole el reloj.

—Mira, salimos a las 3:00, ¿Qué hora es ahora?

Carlos miró la pantalla y luego a Charles, como si el tiempo fuera el culpable de su desorientación.

—Bueno, el tiempo vuela cuando estás disfrutando, ¿No?

Charles soltó una risa irónica.

—Claro, porque caminar sin rumbo con el estómago vacío es mi definición de disfrute.

Carlos, decidido a mantener su dignidad, apuntó hacia una calle estrecha y adoquinada.

—Por aquí, lo sé, lo siento en el alma, my Lord Perceval.

—Lo que sientes en el alma es hambre, Calos.

El español no respondió, pero su estómago gruñó, traicionándolo, Charles se echó a reír mientras se acercaba a él y le daba un golpecito en el brazo.

—Está bien, te daré 20 minutos más, pero si no encontramos ese restaurante, el próximo año nuevo lo planeo yo.

Carlos sonrió y tomó la mano de Charles, entrelazando sus dedos.

—Está bien, pero te prometo que esto será un bonito recuerdo.

—Oh, ya lo es, nunca había estado tan perdido en mi vida.




20 minutos después

—Calos, lo digo en serio, ¿Dónde chingados estamos?

Carlos... Carlos era Carlos demasiado orgulloso para admitirlo, se detuvo frente a una iglesia que claramente no era una trattoria.

—Esto es parte del recorrido, quería mostrarte esta iglesia histórica.

—¿Histórica? Tiene un letrero que dice que la construyeron en 2018.

—Bueno, la historia puede ser relativa, ¿No?

Charles negó con la cabeza, aunque no podía evitar sonreír, había algo encantador en la terquedad de Carlos.

—Está bien, Calos, acepto que esto fue divertido, es un lugar lindo en dónde estamos, pero al menos admite que te perdiste.

—No estoy perdido, estoy… Explorando caminos alternativos.

Charles lo miró fijamente, su expresión seria.

—Calos, admite que estamos perdidos.

—No estoy perdido, estoy diversificando la experiencia.

—¿Diversificando la qué? —Charles se echó a reír, llevándose una mano a la cara.

—Diversificando, verás, si solo fuéramos directo al restaurante, te perderías cosas como esta vista… —Carlos señaló un callejón que, honestamente, no tenía nada especial.

Charles siguió riendo, pero finalmente dejó escapar un suspiro y dio un paso hacia Carlos, acercándose hasta que sus rostros quedaron a pocos centímetros.

—¿Sabes qué? Me gusta verte así.

—¿Perdido?

—Terco, y un poco tonto.

Carlos abrió la boca para replicar, pero Charles lo interrumpió colocando una mano en su mejilla y dándole un beso suave.

—Pero también eres adorable, así que está bien, aunque no encontremos el restaurante, ya me tienes aquí contigo.

Carlos sonrió como un niño, sintiendo que había ganado a pesar de todo.

—¿Eso significa que confías en mí otra vez?

—No, significa que después de esto, busco la ruta en Google Maps.

Ambos rieron y siguieron caminando, ahora sin preocuparse demasiado por el destino. Y cuando finalmente encontraron la trattoria, justo antes de que cerrara, Carlos solo pudo pensar en una cosa.

—Te lo dije, Charles, sabía exactamente dónde estábamos todo el tiempo.

Charles lo miró, divertido.

—Claro que sí, Calos, claro que sí.

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