[02]-Arco I: Violeta y Gardenia
Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje adulto ofensivo y vulgar. Fanfic no recomendado para gente sensible. Se los voy avisando que la historia tiene temas fuertes.
Recuerden es una historia de Ficción/Erótica/Omegaverse/Humor Negro.
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Capítulo II: Violeta y Gardenia
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"Todo sucede, y siempre sucederá"
Aquel hombre de traje elegante daba vueltas como un loco al cual liberaron de prisión por toda la habitación del estudio, mordiéndose las garras fuertemente y revolviendo su cabello malva tras la repentina revelación ante la humana. Sus sobrinos Phill quien estaba seleccionando la fruta que se comería, Will que estaba leyendo una novela de crimen y Bill que se encontraban mirando con detenimiento al mayor de ellos, como se arrancaba uno de sus cabellos y suspiraba angustiado.
- - Tío – Llamo el pelirrojo con una sonrisa sorna y comiendo una manzana verde. – Si no es mucho pedir, podría sentarse y calmarse un poco. Me duele la cabeza y estomago por no comer nada.
- - Solo ha pasado tres días – Hablo el celeste. – Ella no lo ha juzgado mal, debería calmarse un poco y sentarte. Sus pies se lo agradecerán al igual que nuestros oídos.
- - No se preocupe tío, me acerque un poco a la chica y alcance a escuchar su mente. – Hablo un poco despreocupado. – Solo que escucho en sus pensamientos decirle lobo – Soltó una risa amarga el rubio. – ¡Ay, Tío!... metiste la pata y muy al fondo.
Tad se desplomo en el sofá como si su espíritu se hubiera salido de su cuerpo y se lo hubiera llevado el mismísimo Satán.
- - Ella me vio en mi apariencia. – Sonando avergonzado. – Me vio y... ¡Solo dijo eso!
- - No fue tan malo – Sonriendo Will mientras cerraba el libro y lo colocaba en la mesilla de descanso. – Lo tomo muy bien, otra chica hubiera reaccionado y saldría corriendo de la mansión con una horda de hombre enfurecidos, acusándonos de bestias y brujería.
- - Exacto, no te tiro ningún jarrón ni grito. – Cruzándose de brazos y asintiendo con la cabeza. – Para ser ciega, supo enfocarte muy bien.
- - Oh cierra la boca, Phill – Dijo Bill dirigiéndose a Tad. - ¿Cuánto tiempo estaremos aquí? Enserio muero de hambre y no me gusta estar encerrado.
- - Hasta que la señorita Haruko diga que es seguro, la sola mera presencia de nosotros entre las brujas las pondrían en alerta. – Menciono Tad. – Nos tienen rodeado con nuestras flores, y claro que tienen permitido incendiar la casa con fuego verde.
- - Maldición – Se quejó antes de tirar una taza el sujeto de cabello rubio. – Odio esto.
- - ¡Bill! – Le llamo la atención Tad.
- - Tres días Strange y mira como nos tienen las brujas. – Soltó un gruñido feroz, levantándose del sillón. – Todo porque no pudiste calmar tus emociones una sola noche, y para acabarla nos das ejemplo... ¡vaya tío que tenemos! Tu tranquilidad se va a una maldita fosa común.
- - Bill tranquilo... estoy seguro que las sirvientas ya la calmaron.
- - Seguro. – Ladeando la mirada. – Y si ella ya se fue.
- - Yo... - Sintiendo una punzada en su pecho. – Mejor guarda silencio.
De repente se giró la manija de la puerta abriéndose y revelando a las sirvientas con una sonrisa en sus rostros y a la chica asiática portar un uniforme de sirvienta tipo oriental.
- - Es seguro salir, amos Cipher y señor Strange. – Hablo Myrtle sujetando la mano de la menor. – Mi madre dice que el círculo de protección está arreglado y que es seguro convivir con un mortal que sepa de nuestra existencia. – Comento la chica de trenzas. – Claro siempre y cuando usted y sus allegados no se atrevan a cambiar su forma a la de una semi bestia o la bestia completa.
- - Alabado sea Satán – Dijeron los cuatro antes de caminar y acercase a las tres brujas.
Tad miro a la chica que aún estaba seria y con la mirada agachada evitando la suya. El mayor no tardo en hablar y tratar de obtener su atención, aunque Myrtle se acercó y se interpuso en medio de los dos.
- - Señor Tad, ella aún le falta por aprender. – Viendo a Candy mostrarse seria. – Pero ella expreso que tiene deseos de conocerlo. Solo que es muy rápido como van las cosas.
- - Por órdenes de Mónica – Hablo Catherine con una mirada filosa de sus ojos verde olivo, mientras caminaba cerca de Bill. – La chica debe ir acompañada con una de nosotras por un año, antes de dejarla sola con usted como dama de compañía. Solo por seguridad de su integridad como señorita.
- - ¿Significa que te quedas? ¿Serás una... doncella? – Pregunto a la joven que solo la vio asentir. – Es bueno... - Cambiando su porte. – Tratare de ser paciente contigo, señorita Chiu.
- - Otra cosa, señor Strange. – Dijo Sarah. – Continuara en el ala Este por vigilancia.
- - La habitación de huéspedes del amo William está más ordenada que la de ustedes tres. – Menciono Myrtle señalando al resto. – Solo precauciones. No queremos más incidentes.
- - Entonces... ¿Podemos retirarnos? – Aplaudiendo Phill antes de estirarse. – Muero de comer algunos pasteles de papa que hizo esta mañana.
- - ¡Ah no! ¡Amo Phill! ¡Vuelva aquí, sucio demonio! – Grito Sarah persiguiendo al pelirrojo para verlo escabullirse a la cocina. – Maldito mastodonte.
- - Iré a ver a mis magnolias. – Dijo Will. – Han llevado días sin regar.
- - Se cuidaron bien, amo William. – Hablo Myrtle. - ¿No confía en mí?
- - No lo creo, la última vez las mataron.
Catherine camino al umbral antes de dirigirle una mirada llena de desprecio a Bill quien este solo refunfuño molesto y bajo la mirada antes de seguirla y desaparecer de la habitación. En cambio Myrtle estaba junto a la pareja más extraña.... Una mortal joven y un bestiario demonio, si podría decirse... buena relación.
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Tad caminaba por los pasillo de la mansión queriendo mostrarle a la humana el lugar, de momentos le ganaba la emoción de acercarse e intentar tomar su mano, pero Myrtle se interponía.
En cuanto llegaron a la biblioteca el mayor le mostro a la chica su colección de libros, llevándola a las secciones de historia hasta biología y ciencias naturales, se adentró un poco más a los libros de salud, anatomía y medicina interna, brincándose las numerosas ramas de la ciencia y salud.
- - La señorita Haruko de vez en cuando aparece y lee un poco de estos libros. – Tomando un volumen de anatomía y musculo esquelético para entregárselo a Candy. – Puedes empezar por lo básico, Chiu.
La joven bruja soltó una risa antes de ver el libro. – Dudo que un libro de anatomía sea lo básico, señor Strange. – Tocando la portada. – Ella creo que debería irse primero por lo principal. – Con su mano hizo levitar enciclopedias, libros de ortografía y gramática. – No queremos una iletrada en esta mansión.
- - Le aseguro que no lo soy, señorita Myrtle Smith. – Se acercó la azabache a buscar una hoja de papel y tinta, tomo uno de los bolígrafos que estaba sobre una mesita de estudio y escribió el nombre suyo con una caligrafía perfecta y una frase de los libros que antes leía en casa.
"𝓛𝓪𝓼 𝓹𝓪𝓵𝓪𝓫𝓻𝓪𝓼 𝓿𝓪𝓬í𝓪𝓼 𝓼𝓸𝓷 𝓶𝓪𝓵𝓿𝓪𝓭𝓪𝓼."
Candy se esmeró en escribir esa frase y dejar el bolígrafo sobre la mesa.
- - Odisea de Homero. – Caminando cerca del mayor para tomar el libro de anatomía. – Es bueno que quiera enseñarme esto primero, pero es un poco avanzado para mí tomar el volumen tres. – Dejando el libro en el estante y tomando el que estaba enseguida. – Empezare con el volumen uno y tomare uno de latín, para la etimología de la medicina. Es necesario saber lo que hablan los grandes hombres de la ciencia.
- - ¡13 años! – Dijo Tad asombrado viendo como puso en su lugar a una de las sirvientas. – Y tú ya intentabas humillarla por verla venir de lo más bajo de la ciudad.
- - Suerte de los mortales. – Aclaro Myrtle. – Una huérfana sabelotodo.
- - Son celos los que escucho. – Canturreo el hombre siguiendo a su doncella. – Ella puede venir aquí mientras atiendo los asuntos.
- - No se encariñe de una simple doncella – Hablo con una voz llena de seriedad. – Son efímeras.
- - Eso no me importa, no sabes con quien hablas – Dando una mirada firme de sus ojos amatistas.
- - Hágalo y Mónica lo pondrá en su lugar – Mostrando una sonrisa llena de cinismo. - ¿Quiere eso?
- - Myrtle, la discusiones son para otro tiempo – Chasqueando los dedos hizo que la bruja tosiera sangre. – No olvides jamás quien te saco de la maldita tuberculosis.
Myrtle rápidamente saco un pañuelo y cubrió su boca para terminar de toser y escupir la sangre que se filtraba de la tela de su pañuelo.
- - ¿Entonces? – Dando una mirada rápida a Candy que estaba revisando las estanterías de los libros. - ¿Es efímera?
- - No, señor Strange – Limpiando la sangre que quedaba de la comisura de sus labios.
- - ¡Perfecto! – Dando otro chasquido para evitar que avanzara la enfermedad de la bruja. – Continuemos el recorrido.
Caminaron los tres hasta llegar al pasillo que conectaba al salón de estudio donde antes estaban encerrados.
- - Bueno solo viste un momento aquí, pero normalmente mis sobrinos y yo tenemos las reuniones aquí al igual que abrimos correspondencia o atendemos nuestros negocios con los clientes. – Aclaro Tad. – No es un lugar agradable puesto que no hay mucho que hacer.
- - Si no es mucha imprudencia – Viendo a Myrtle y a Tad mirarla. - ¿Qué son?
- - Oh pues... como te dije soy un demonio y ella es una...
- - No, no me refiero a eso – Hablo Candy viendo que la pareja colocaba una expresión de confusión. - ¿Qué son? ¿A qué se dedican?
- - Hablas de oficio, lo que hacen los humanos – Dijo Myrtle. – Si se lo preguntas, el señor Strange es un director de la importación de productos alimentario en américa.
- - Supongo que apenas restaurando lo del problema de la segunda guerra mundial, apenas vamos recuperando lo que era la fortuna de la familia Strange. – Menciono Mónica detrás de ellos. – Aunque en plena época de reformación y recuperación de ciudades nos vemos obligados a negociar con otros estados.
- - ¿Qué sucede Moni? – Pregunto Tad recibiendo un paquete de cartas.
- - Tus admiradores quieren respuestas inmediatas, y firmas. – Tomando a Candy de los hombros. – Tardas mucho en dar un simple tour a la chica escuálida.
- - Esto puede esperar – Queriendo dejar las cartas pero Myrtle lo detuvo. – Señor Strange, no es de imprudencia pero unas tienen una semana y media de atraso. Y si usted sigue ignorándolas sus enemigos no deseados llegaran a usted.
- - ¡Bien! – Tomando las cartas. – Pero sean buenas con Candy.
- - Usted dedíquese a mantener esto bien – Dijo Mónica sacando a Candy del estudio. – Continuamos.
Las tres mujeres continuaron caminando por el pasillo abriendo puerta tras puerta, mostrando los baños que podía usar y las áreas comunes; cocina, cuarto de lavado, cuarto de almacén de víveres, bodega de vinos y licores, habitaciones de invitados que abarcaban del lado derecho tres y cuatro del lado izquierdo por la parte superior de arriba.
- - Tú trabajo como doncella de las flores es dejar todas las mañanas en los jarrones flores que pertenecen a sus respectivos dueños. – Comento Mónica. – Que no se te pase ninguna o no te agradara su actitud.
- - Recuerda que también tienes deberes como dama de compañía del amo Strange, pero aun sigues sin mucho conocimiento por lo que tomaras clases de modales en la sociedad. – Hablo Myrtle con sus manos entrelazadas por detrás. – Siempre puntual y despierta de acuerdo a la hora, 07:30 a.m. el señor Tad va a su oficina, debes estar arreglada y vistiendo el atuendo según el día.
- - Por el momento no lo acompañaras, vamos a vigilar que te adaptes a tu ritmo de trabajo.
- - ¿Trabajo? ¿Cuál haré?
- - Para eso asistirás con la doctora Haruko, ¿Ya lo olvidaste?
- - Eres una doncella de las flores dedicada a la rama de la ciencia y salud – Menciono Mónica. – Esperábamos a una que supiera de... nutrición y cocina. Pero esa bestia lo hace todo mal.
- - Serás como la cuidadora de la salud de esas bestias demoniacas.
- - Mieux qu'une femme la nuit* - Hablo en un acento francés entre burlas la chica de piel oscura y trenzas.
- - Regarde ta langue ou ils t'entendront, Myrtle* - Dijo Mónica frunciendo el ceño. – La chica puede ser lista, muy lista. – Dando una breve mirada por detrás de su hombro para ver Candy medio distraída con los jarrones con flores. – Algo me dice que puede ponernos contra la espada y la pared.
Myrtle estaba atenta ante los regaños de su madre, pero tenía razón de que debía cuidar su acento enfrente de la adolescente.
Entre subidas y bajadas la joven azabache sentía cansancio en sus adoloridos pies al portar las zapatillas de tacón que las brujas obligaron usar. Llegaron al final del pasillo viendo una puerta que conducía al sótano.
- - Ya que estamos aquí, esto será rápido y breve. – Hablo la bruja mayor girándose sobre sus talones.
- - Aquí no debes entrar ni mirar ni tocar la puerta – Aclaro Mónica. – Son nuestras ceremonias privadas y de preferencia deja flores aquí, pero las que repelen a esas bestias.
- - Estrella de Belén, Mandevilla Amarilla, Loto, Crisantemo. – Le menciono Myrtle a Candy. – No se te olviden, es importante colocarlas.
- - ¿Y dónde encuentro eso? Son casi flores de temporada y muy alejadas de está mansión y aun si fuera a la ciudad... – Pregunto. - ¿Hay una florería cerca de la ciudad? ¿Las compran?
- - Oh nada de eso, ven – Guiando a la chica a las afueras del patio trasero de la mansión hasta llevarla a un especie de invernadero de cristal que media casi dos habitaciones de las principales.
Entro la adolescente de cabello azabache viendo la infinidad de flores separadas y cuidadas con extrema delicadeza con diferentes temperaturas. Unas en lámpara y otras expuestas al frío.
- - De las flores no te preocupes están aquí, "siempre" hay que cuidarlas y no dejar de regarlas o eliminar el follaje malo. También tenemos otras que nos gusta decorar en la casa. – Dijo Myrtle viendo unas rosas de color blanco. – Mis favoritas aparte de las rojas carmesí. Claro que hay más en el jardín de enfrente y a los costados, pero necesitaremos más adelante de una jardinera con buenas manos.
- - Yo... no se mucho de cuidar flores – Aclaro. – Solo he cuidado prímulas... pero también hierbas de uso medicinal.
- - Por eso no esperamos que Tad trajera a una chica como tú. – Le recalco nuevamente a la jovencita quien esta solo arqueo las cejas por el simple hecho que le molestaba sus comentarios. – Sin ofender pero queríamos alguien más útil.
- - Esperábamos ayuda en la cocina. – Aclaro Mónica. – No sé si aguantare otra noche de esa comida.
- - En la hora de la merienda y té – Comento con burla Myrtle – Todo es un desastre a quien tenemos en la cocina. – Viendo a Candy. - Pero no esperábamos a una que practique la medicina siendo mujer.
- - Ese tonó se escuchó muy discriminatorio – Hablo Candy sin poder soportar un segundo más las insinuaciones de que no era muy requerida en esa mansión.
- - Lo escucharas mucho en la sociedad – Menciono Mónica. – Las mujeres que practican la medicina son muy discriminadas en hospitales, clínicas y algunos institutos de salud mental, al igual que son las matronas o asistentes de doctores. – Viendo a Candy bajar la mirada. – Aunque... la guerra termino. Mejor deberías ser enfermera.
- - ¿Enfermera?
- - Haruko ocupa una, tienes un poco más de conocimiento en medicina herbolaria y acupuntura, es lo que dijiste de tus padres. – Dijo. – Pero si quieres medicina, ve primero por enfermería y en tiempo libre estudia medicina. Podrías ser como un pez en crecimiento que va comiendo sus presas. Quizás hasta Haruko te ayude a entrar y tener tú propio consultorio.
- - Mi propio consultorio.
- - Siéntete afortunada de ser una doncella de flores, señorita Candy Chiu. – Dijo Myrtle. – No siempre se elige la correcta.
- - Y te vamos advirtiendo – Se acercó Monica y Myrtle al mismo tiempo quedando enfrente de la asiática. – Mete la pata y terminaras siendo nuestro próximo sacrificio de Papa Legba.
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La hora de la cena fue el momento más incómodo de casi finalizar el día, puesto que la azabache no sabía si debía cenar en la cocina o sentarse junto a la familia de demonios. Y eso era porque veía cinco platos servidos en la mesa del comedor y cinco platos servidos en la mesa del desayunador de la cocina. La adolescente veía al resto de la servidumbre irse al sótano y después veía a Tad ser seguido con sus sobrinos al comedor.
"¿Dónde debo sentarme a cenar?"
"¿Cuál es el lugar de una doncella de flores?"
- - ¡Candy! – Hablo Will llamando a la asiática. – ¡Señorita Candy! – Le insistió. – Por aquí.
Candy lo ignoro pensando que solo la saludaba, vio a las sirvientas dirigirse a la cocina y sentarse en sus respectivos lugares en la cocina hasta que Sarah, una de las brujas la observo a la menor debatiéndose en qué lugar le corresponde.
- - ¿Qué haces aquí? – Dijo la mujer pecosa de cabello marrón oscuro y ojos color ámbar. – Se nota que ella no te dijeron donde debes de ir. – Curvando una sonrisa de sus labios rosados y levemente voluminosos. – Ven, tú lugar es estar cerca del amo Strange – Tomando a la azabache de los hombros y guiarla a grandes pasos al comedor. – Eres una doncella de flores, recuerda tú posición.
- - ¿No como con ustedes? – Pregunto en tono inocente sabiendo que su estatus no era importante para estar junto a los dueños de la mansión.
- - Serás una doncella de compañía y esas cosas, pero tú mi queridísima y pequeña ratita asiática, tienes un rango más importante pequeña ratona humana. – Entrando al comedor donde estaba Tad, Will y Phill sentados. – Y eso es... Complacer al demonio que tienes enfrente.
Soltó a la chica antes de que Will se acercara la tomara de la mano tirando suavemente de ella y la guiara a la silla.
- - ¿Qué hacías allá? – Mostrando una sonrisa. – Tú cena aquí esta. – Abrió la silla para que se sentara. – Siéntate aquí, junto conmigo – Comento algo alegre en su tono de voz el peli azul mostrando sus ojos azules Prusia con la pupila siendo viperina, levemente dilatada. – No te he visto desde que llegaste, el día de la cena de navidad.
- - Will deja a nuestra invitada acomodarse – Mostrando sus ojos cenizos con rasgo carmesí con la pupila vertical y levemente contraída, como los de un felino. – Es de mala educación tomar a una dama de la mano y tirarla como saco de papas. Recuerda de quién es y a quien pertenece.
- - Oh cierto – Dando una mirada a su tío.
- - Señorita Candy, es bueno que te unas a la cena ¿te mostraron el lugar completo? –Pregunto Tad un tanto preocupado de no haber recorrido por completo la mansión.
- - Sí... alcance a ver unos lugares, cuales tengo permitido entrar y cuales no debo entrar – Tomo asiento viendo que faltaba uno de los hermanos Cipher, estaba tentada a preguntar pero aun no tenía confianza en hablar libremente con ellos. – Es bastante extenso el lugar y muchas habitaciones.
- - Parece laberinto, lo sé pero la mansión Strange es la única que podemos estar por el momento. – Aclaro Phill. – Hasta que arreglen algunas cosas en una de las fincas de la mansión Cipher.
- - Son varias reparaciones Phill – Dijo Tad. – Tal vez dentro uno o dos años podrán ser habitadas, es difícil encontrar buenos obreros hoy en día sin que mueran por una maldición de la residencia, y alguna que otra bruja de confianza que puede ser buena para servirnos y no nos tire cada 5 minutos un insulto.
- - ¿No es mucho? – Viendo en su plato grandes porciones de puré de papa y ensalada entre carne.
- - Escuche que el aporte calórico de los humanos es de entre 1800 a 2000 Kcal al día. – Viendo el plato de la chica. – Pero la doctora Haruko menciono que debes comer un poco más 2500 Kcal, en porciones de quintos si no quieres llegar al grado de desnutrición. - Sirviéndose una copa de vino. – Pero, te salteaste el desayuno, la comida y la hora del té.
- - ¿Disculpe? – Dijo ella viendo que el señor Strange se le quedaba mirando de forma directa.
- - Me entere que estos últimos tres días no ha consumido más que una simple hogaza de pan de centeno y fruta. – Arqueando una ceja. – Estas muy delgada y puedo ver que tus pómulos están pálidos y deshidratados sin mencionar que algo succionados. Sin contar que estas más blanca que una hoja de papel.
- - Es solo que... aún me mareo. – Menciono con un terrible sonrojo lleno de vergüenza ante todos esos aspectos que señalo. – Comer mucho me da nausea, debo hacerlo despacio o lo vomitare.
- - Ese mareo y la palidez es falta de vitamina D y B12, está anémica – Aclaro. – Si no comes y no sales a que te de sol por las tardes, pronto estarás en la cama. – Dijo Tad en un tono molesto. – Y eso no me gustaría ver, siendo una doncella estar en una cama en su lecho de muerte.
- - Oye niña, no lo desafíes será estricto pero se preocupa – Comento Phill. – Una vez me regaño por tener indigestión después de comer seis platos de fresas silvestres.
- - ¡Seis! – Dijo sorprendida la chica. – Pero eso te... hincharía.
- - ¡Lo sé! – Soltando una risotada fuerte. – Pero lo que se queda en el baño, se queda ahí.
- - Fue malo para las sirvientas – Comento Tad dando una bebida larga a su copa de vino. – No vuelva hacerlo.
- - Y a mí me regaño por salir al jardín durante la noche de invierno solo para abrigar las margaritas. – Dijo el peli azul aun lado de Candy. – Me dio neumonía por unas dos semanas.
- - Ambos son imprudentes y unos demonios de poco cerebro.
- - No presumas solo por ser unos años mayor que nosotros.
- - Aparte nos curamos rápido que cualquier mortal.
Candy tomo el tenedor y el cuchillo y empezó a cortar la carne en tiras para comer cada trozo descubriendo que casi no tenía sabor el filete solo era carne cocida de más y dura. Probo el puré de papa y sabia insípido como a papa remojada y cruda difícil de comer, para despejar de la duda tomo la cuchara y sorbió la sopa descubriendo que era crema sin sabor solo harina y aceite mezclada con leche.
Ahora entendía la adolescente porque buscaban a alguien que supiera cocinar.
- - ¿Y Bill? – Pregunto Will a su tío. – Si no come... él ya sabes se sentirá débil e irritado.
- - A lo que me comento Catherine, dijo que no se sentía dispuesto acompañarnos. – Menciono el mayor preocupado por la conducta de su sobrino.
- - No estará en ce... - Fue interrumpido por una panecillo que cayó en su plato y la mirada de Will.
- - Will no hagas eso en la mesa, ya lo hablamos.
- - No es nada de malo hablarlo – Comento Phill. – Si ella va ser una doncella, debe saberlo.
- - No ahora – Refunfuño molesto el peli azul. – Las doncellas no deben saberlo, es muy joven.
- - No Will, estas equivocado – Hablo Tad. – Si deben saberlo, la edad no importa y entre más rápido lo sepa así podremos evitar un posible mal comienzo.
- - Saber ¿Qué? – Pregunto Candy. - ¿Qué debo de saber?
- - Aunque por hoy podemos dejarlo y hablarlo en otro momento – Dijo Tad sin saber que responder ante la inocente mirada de la adolescente. – Es más le diré a la doctora Haruko que te lo incluya en tus estudios de medicina. No debes andar por la mansión sin saber un poco de nosotros.
- - Perdón la imprudencia pero... ¿Hay más familia de ustedes? – Pregunto Candy mientras comía el pan que le sabía cómo cartón.
- - Solo nosotros cuatro – Hablo el demonio pelirrojo colocando un mal gesto al comer la carne. – Tad tiene custodia de nosotros, desde que nuestros padres murieron. Al ser el tío más cercano de la familia de nuestra madre y querer aceptar en educarnos y cuidarnos, nos crio siendo un joven inexperto.
- - Solo tenía 18 años recién cumplidos cuando falleció mi hermana y yo había heredado una de las fincas de la mansión Strange, por parte de mi abuelo. – Dijo Tad. – Administrar la casa de los Cipher fue difícil, más con estos chicos rebeldes.
- - 18 años tenías... eso significa que él – Señalando a Phill.
- - Sí solo tenía 14 años – Recargando su espalda en la silla. – Pero no era tan rebelde. Tal vez Bill si lo era.
- - Bill solo era un adolescente de 13 años que se metía en muchos problemas.
- - Y William el bebé llorón con tan solo 9 años – Comento Phill. – Tiempos duros que lidiar con este chico.
- - N-No siempre lo era... - Sonrojándose de la vergüenza. – Solo fue una etapa, ¿Verdad tío?
- - No, Will siempre lloraba por todo incluso cuando su casi familiar desapareció por una larga temporada, pensábamos que estaría muerto.
- - Oh, lo siento mucho.
- - No falleció – Dijo Will. – Sigue vivo, pero luego te lo muestro.
- - Will – Hablo Phill. – No lo hagas, si no tienes doncella no lo invoques.
- - Pero...
- - No Will – Dijo Tad. – Candy está muy débil y si ve tú familiar la tendré tres metros bajo tierra o peor como sacrificio.
- - ¿Es un demonio? – Pregunto Candy con una voz llena de temor.
- - No, solo un animal que invocamos y que nos pertenece. – Comento Tad dando una mirada amatista de sus ojos con la pupila recta y levemente dilatada.
- - Supongo... ¿Qué tienes uno? – Bajando levemente la mirada al sentir los ojos del demonio en ella. Era como si pudiera ver su alma completamente.
- - Si comes los siguientes días y te veo un poco mejor en salud, tal vez te lo muestro.
Candy se sonrojo ante ese tono tan amable y profundo que hizo que sus mejillas tornaran en un carmín suave. La última vez que escucho una voz así fue la de su padre, cuando le pedía que le pasara los materiales de curación antes de trabajar.
Añoraría la joven adolescente volver a esos días felices, pero la realidad era otra en esa mansión misteriosa de seres sobrenaturales y oscuros.
- - ¿Tienes fiebre? – Pregunto haciendo que solo la chica continuara comiendo la sopa.
- - Jajaja, es tan tímida aun Will – Comento Tad. – No debes invadir mucho su espacio personal.
- - Lo siento, es que... por fin tengo alguien con quien hablar tan siquiera un poco de mi edad. En vez de un montón de viejos aburridos.
- - Oye, no te pases Will – Saltando una venita en su sien. – Cuando tengas mi edad veras lo difícil que es administrar en el maldito trabajo, sin que te descubran.
- - ¿Trabajan?
- - Bueno, ya que tienes interés – Dijo Tad limpiándose un poco la comisura del labio con una servilleta. – Para sobrellevar estos gastos, finanzas y administrar las fincas que tenemos en algunas partes de Norte América, no es fácil ya que apenas los dueños son jóvenes. Pero si te preguntas si trabajan este trio de flojos... pues si lo hacen. – Señalando al par de chicos, antes de dirigir su atención en la adolescente. – Señorita Candy, sé que es algo tedioso preguntar esto, pero lo quiero reafirmar. ¿Usted cree en demonios? Quiero escucharlo nuevamente de su boca.
- - Sí... pero no era como los imagine. – Soltando una suave risa. – Lo siento por reírme, pero... antes pensaba que los demonios eran diablitos con cola y cuernos muy picudos que llevaban un tridente afilado y su piel era de color rojo vivo como el fuego de la leña. –Viendo a los tres sujetos. – Pero veo que son diferentes.
- - Vaya, hoy en día a los humanos les inculcan mucho de fantasías raras en sus historias.
- - Tan siquiera no dijo que éramos duendes – Comento Will dejando su plato un momento.
- - Pero... a ti te vi con cola y orejas – Viendo a Tad. – Pero tiene ojos de carnero, ¿Qué eres?
- - Tarde o temprano iba preguntar, tío – Menciono Phill colocando una sonrisa llena de cinismo. – Dile.
- - La palabra correcta en que podríamos denominarnos, somos bestiarios con descendencia de demonio. – Explico. – Cada familia tiene un linaje y un demonio dentro de la jerarquía de los príncipes del infierno. La fortuna e historia no broto de un día para otro, con forme pasa el tiempo cada generación de nuestra familia renace y solo tenemos una simple tarea.
- - Vigilar a los humanos y no intervenir en guerras o conflictos. – Mencionaron ambos hermanos.
- - Aunque hayan participado, el objetivo no es intervenir solo dejar que fluya y retirarnos cuando es momento.
- - Los humanos con pactos con el diablo son nuestros aliados.
- - Wiccas, Brujas, chamanes, satanismo, paganismo... incluso la iglesia saben de nuestra existencia y nos odian a morir. – Aclaro Phill. – Algunos, porque no aceptan que los bestiarios descendientes de demonios vayan caminando por la tierra.
- - Pero las brujas...
- - Las brujas hasta el momento y en la actualidad son las únicas que podemos confiarles, aparte de los Wiccanos, pero cada aquelarre es diferente y siempre tienen un precio. – Comento Tad un poco más serio en el asunto. – En nuestra familia a veces saltaremos de tener aliados, no hay uno determinado.
- - Actualmente estamos con el aquelarre de Salem – Dijo Will dando un sorbo a la sopa para colocar un mal gesto de desagrado. – Aunque... extraño las otras brujas, las del convento eran del bosque.
- - Las del bosque eran buenas – Dijo Phill. – Me gustaba cuando nos cantaban canciones o tocaban música, sin olvidar los dulces.
- - Pero recuerda que no siguen ordenes, si no está el dueño, al menos que hagamos un trato.
- - Cierto.
- - Me imagino que hay un precio por todo esto. – Señalando alrededor.
- - Sí, y no me gusta mucho... pero cada temporada de solsticio y equinoccio piden algo a cambio. Una vida por protección y servicio.
- - ¿Una vida?
- - Descuida no eres tú – Menciono Tad. – Esta temporada me encargue de traerles lo que querían.
- - Pues la cena sigue sabiendo mal – Comento Phill. – Para el sacrificio que les diste debió mínimo Sarah cocinar.
- - Lo siento debes aguantar la comida que prepara Pyronica – Dando un sorbo a la sopa y probar el desagradable sabor. – Aunque le falta un poco más de experiencia.
Los tres dejaron los platos rechazando la cena.
- - Bueno... ¿Y si salteamos a un postre? – Pregunto Will.
- - Buena idea – Dijo Tad. – Pyronica no se dará cuenta.
Los tres chasquearon sus dedos para incinerar la cena, dejando a Candy de forma atónita con lo que hicieron.
- - Guarda el secreto, señorita Candy – Dijo Tad, antes de ver que ella acababa su cena. – Creo que has aguantado bastante.
- - Es mejor que... - Recordando el cómo buscaba comida en las calles y el hambre que se quedaba durante el día. – Solo diré... gracias por la comida. – Comido sus alimentos.
Una de las sirvientas salió con una bandeja de rebanada de pay de calabaza y té, pero la castaña clara de cabello rizado corto vio a los demonios que habían incinerado su cena.
- - Sabes que a Pyronica no le gustara esto.
- - Solo por esta vez.
- - ¿Esta vez? – Arqueando una ceja. – Mínimo alguien si lo come.
- - Ustedes también lo arrojaron.
- - A quien engaño – Sonriendo. – Cocina horrible la ramera rosada.
- - Eso es cruel – Recibió una mirada afilada de sus ojos verde olivo que denotaban odio hacia ella.
- - No conoces que es un maldito súcubo. – Sirviendo los platos.
- - ¿Súcubo?
- - Otro día lo sabrás – Dijo Tad. – No es una buena conversación, mejor le diré a Haruko que te diga eso.
- - Catherine – Recibiendo la atención de la castaña. - ¿Bill se siente mal?
- - Me pidió que lo dejara dormir – Colocando una sonrisa. – Anda de mal humor porque se quedó encerrado tres días en un estudio. Aparte dice que quiere descansar, que mañana hay trabajo.
- - Debería verlo – Dijo Phill. – No puede irse a dormir sin comer, la última vez se puso violento.
- - Amo Phill, enserio está muy dormido.
- - Déjalo Phill, si está en eso sabe que debe tomar el supresor.
- - De acuerdo – Dando una mirada llena de desconfianza a Catherine antes de que se fuera.
Candy termino su cena se sentía llena, aunque ver la rebanada de pay solo le hacía devolver el estómago.
- - ¿No lo comerás? – Pregunto Phill.
- - Me siento llena – Empujando el plato. – Perdón.
- - ¿Estas cansada? – Dijo Tad mirando su aura. – Creo que será mejor que duermas.
- - Sí... - Iba a retirarse la azabache pero noto que Tad se levantó de la silla y se acercó a ella, tomándola de los brazos.
- - ¡Ahh! – Se sujetó de sus hombros, quedando a la altura de su rostro. – S-Señor...
- - ¿Estas en la habitación de invitados de Will?
- - S-Sí... - Sonrojándose fuerte de sus mejillas.
- - Te llevare – Se encamino con la chica en brazos sintiendo lo liviana que era. le preocupaba la salud de su doncella.
- - Señor Tad... puedo caminar.
- - Tienes los pies hinchados por el tacón y lo note cuando diste pasos trastabillados en el comedor.
- - Perdón... - Bajando la mirada.
- - Aguantaste estos tres días, y lo que va de este. – Sonriendo. – Me sorprendes que sigas aquí y no huyas, eso me da indicar que hice una buena elección en tenerte como doncella.
- - Doncella... - El tan solo escuchar la palabra solo se venía a la mente "dama de compañía" solo servirle al demonio.
- - ¿Dónde es?
- - Es ahí, la del jarrón azul. – Llegaron a la puerta de la habitación la cual señalo cuando noto que Tad la bajaba a mitad del pasillo. - ¿Qué sucede?...
- - Hasta aquí puedo llegar – Viendo las flores que estaban en el jarrón. – No puedo acercarme más, esa flor...
- - Es... me dijeron que se llamaba "Estrella de Belén" – Dijo azabache acercándose a la flor para olfatearla. – Huele bien, señor Tad no le gusta....
Vio que había desaparecido el demonio dejándola sola en el pasillo.
- - Tad no puede acercase – Apareció Pyronica entre las sombras. – Estuvo bien poner esta flor a tiempo.
- - ¿Por qué no puede acercarse?
- - Estas flores los queman, los irrita, es veneno para ellos, incluso los duermen por un tiempo indefinido, siempre y cuando se las quites. – Comento Pyronica. – Pequeña si quieres seguir siendo señorita, dejaría la flor en su lugar.
- - Pero es tan bonita – Tocándola con sus manos. – Y es muy suave.
- - Te lavas, si te vas a acercar al amo Strange – Soltando una risa. – Oh lo terminaras deprimiendo.
- - Oh... - Dejando de tocar la flor. – Pero yo debo mañana colocar esta flores en...
- - Sí, muy temprano – Dijo. – Y cuando termines, debes asearte para evitar que ellos se sientan mal.
- - De acuerdo.
- - Oye... ¿tienes una flor favorita?
- - Me gustan mucho las violeta, me fascinan demasiado. – Dijo la chica en tono enamoradizo. – No vi una, pero dicen Myrtle que ya no tardarían en florecer.
- - A mí me gusta la Gardenia – Dijo Pyronica. – Huele al dulce de arroz con leche.
- - ¿Arroz con leche?
- - Upss... debo tengo trabajo horita, que descanses.
Candy vio a la peli rosada desaparecer por el pasillo, antes de ver la flor estrella de belén. Se sentía un poco culpable por provocarle una incomodidad a Tad, cuando solo el quería llevarla a su habitación.
[Lectura de Espacio]
*Mejor que una mujer de noche. – Frase que dice Myrtle en Frances.
* Cuida tú lengua o te oirán, Myrtle – Frase que dice Mónica en Frances.
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