25°

Natasha's pov:

—No contesta. —Murmuró Wanda nuevamente. —¿Cómo voy a entender que sucede sin él? ¿No es el hechicero supremo?

—Cariño, nuestra magia supera a la del hechicero supermo. —Contestó Wanda bruja.

La Natasha más vieja estaba en el sofá con Noe y el cachorro en su regazo. El pequeño Piolín tardó mucho más tiempo en llegar, pero ahora Noe parece no querer soltarlo, y ya tiene cinco meses y medio.

—¿Qué se supone que hacen aquí?

—Mi hijo pequeño se quedó con Rogers. —Murmuró Wanda rubia. Natasha que tenía al cachorro la observó casi de inmediato embobada. —Se llama Tony.

—¿Por Stark?—Pregunté mi Natasha.

—Sí, exactamente.

—¿Por qué dejarías a tu hijo con Rogers?—Insistí. —Yo no dejaría a Noe y Rogers, es un demente.

—Sí, yo también lo creía.—Dijo la pelirroja con algunas canas. —Pero es el padre de mi brujita, y somos grandes amigos. Tuvimos malas épocas, pero... Somos amigos finalmente.

—¿Un padre?—Pregunté extrañada. Es decir, sé que en algún momento logró verlo como un mentor, pero después entendió que él no era el mejor ejemplo a seguir.

—El Rogers de mi dimensión se ha ido.—Murmuró Wanda de cabello corto. —Se fue luego de la muerte de Anthony Stark. —Dijo ella. —Los avengers ya no existen, la diferencia es que mi Natasha está con otra Wanda, en otro universo, y...

—Y yo conquisté a la mujer más apática del mundo. —Bromeó Rushman besando la mejilla de aquella Wanda. Ella sonrió.

Y en serio la conquistó, ella sólo le sonríe a Rushman.

—¿Cómo se conocieron ustedes?—Pregunté observando a las mayores de todas nosotras.

—Wanda llegó con diecisiete al complejo, yo tenía veinte, yo la odiaba, bueno, no la odiaba, la ignoraba porque era demasiado linda y eso me generaba conflictos. —Murmuró la pelirroja dejando al cachorro con Noe y acercándose al sofá donde estaba su esposa. —Luego... ¿Tenías dieciocho o diecinueve cuando te besé por una misión?

—Tenía diecinueve, creo. —Murmuró Wanda besando los nudillos de su esposa. —Y estuve entre ella y Vision por bastante hasta que... Nos elegimos, y...

—Tuvimos a Dasha. —Sonrió Natasha. —Un dolor de cabeza, pero la mejor hija que podrían tener.

—Y bueno... Sólo se dio, de pronto notamos que ya no podíamos dejarnos ir, ella sufría sin mí y yo sin ella. —Complementó Wanda. —Nos casamos y luego tuvimos a Dasha.

—¿Cuántos hijos tienen?—Pregunté tomando a Noe en brazos.

—Cuatro. —Dijo Wanda. —Ya están grandes, Tony está por salir de la escuela.

—Wow... —Dijo Wanda apoyándose en mi hombro. —Cuatro.

—¿Y ustedes?—Preguntó Nat a Natalie.

—Yo me metí con una Wanda que no era mi Wanda, Strange nos acomodó en los universos a los que pertenecíamos y ella me usó como juguete sexual por un año y medio. —Murmuró Rushman.

—Sí, lo hice. —Aceptó la pelirroja. —Pero luego de eso... Dejé ir a Vision, y ahora estamos... Casadas.

—¿Y ustedes?—Preguntó la Natasha mayor.

Aparté la mirada.

—Fuimos novias, pero acabó cuando Stark y Rogers discutieron. —Murmuró Wanda. —Y ella se comprometió con alguien más, ¿quieren algo? Iré a preparar galletas.

Wanda se levantó rápidamente y yo aparté la mirada.

—Voy a verla. —Murmuró la mayor de las Wandas besando el cabello de su esposa. La bruja se levantó y caminó tras ellas.

Natalie me observó y Noe bajó corriendo para ir con las pelirrojas a la cocina, Piolín volvió con la mayor de nosotras tres y se recostó sobre ella mordiendo su camisa.

—¿Aún se gustan, no?—Preguntó ella acariciando al cachorro.

—No. —Dije tajante. Enarcó una ceja y suspiré.—No lo sé, yo... Hace dos semanas habría dicho que no y... Siento que cada vez me atrae un poco más, es como si...

—Fuese adictiva. —Comentó Rushman y la otra Natasha asintió.

—Así son ellas, primero te niegas... Luego temes que ella sepa y luego... la besas, y después de besarla...

—No hay vuelta atrás. —Comentó Rushman. —Wanda Maximoff es la mujer de nuestras vidas.

Suspiré.

—No quiero lastimarla, le pedí que no se haga ilusiones, discutimos tanto antes y ahora simplemente... —Gruñí cubriendo mi rostro con mis manos.—Ayer soñé que nos besabamos y he querido eso todo el día...

—Bésala.  —Dijo Rushman. —¿Qué pierdes?

—¿Y si no siento nada? —Dije rápidamente. —No lo entienden, está Mariah, y ella es mi prometida. Murió, pero estuve enamorada de ella por años, y no veo justo jugar con Wanda si no puedo ofrecerle amor... O una familia...

—¿Notaste lo triste que se ha puesto cuando hablamos sobre nuestras vidas?

—Es que eso es todo lo que queríamos. —Dije de forma amarga. —Lo lamento, yo... No me siento bien para hablar de esto.

—Hija, escucha. —Dijo Natasha rápidamente. —Te lo digo por experiencia, no te rindas con Wanda. Puede ser algo... desesperante al inicio, pero créeme, nada te hará más feliz que ver que es ella quien te espera al final del camino.

—Mariah es el amor de mi vida.

—Wanda es tu alma gemela. —Insistió. —Y no hay nada que puedas hacer contra eso, porque ella se lo pidió a Dios, y es por eso que estamos aquí... Llámalo destino, condena o bendición, pero... Nos vamos a encontrar una vez, tras otra... Hasta que el mundo se acabe por completo y no tengamos nada más que vivir. —Murmuró.

Rushman sollozó.

—Eso fue muy emotivo.

—Sí, ya sé. Siempre he sido buena dando discursos.—Sonrió.

—Saldré a tomar aire, sus habitaciones están arriba, pueden elegir.

Salí rápidamente y me encontré con Wanda sentada en la entrada. Se giró rápidamente.

—Lo siento, yo... Sólo venía a tomar aire.

Ella palmeó la madera de junto invitandome a sentarme. Noté que había llorado.

—¿Estás bien?—Pregunté y negó. —¿Y eso?

—¿Notas lo que pudimos tener y jamás tendremos?—Preguntó entristecida. —Cuatro hijos, una vida en una casa de campo, alejadas de los vengadores y su rastro de sangre.

—Wanda...

—Y no tenemos nada. —Suspiró. —Tenemos a Noe, y amas a alguien más. Excelente.

Suspiré.

—Wanda, creo que...

—Sólo cállate. No quiero oírte, ya fue suficiente escuchar como hay dos tu que aman a dos yo, y tú ni siquiera puedes notar que cada minuto que pasa me enamoro un poco más de ti. Ni siquiera me notas, soy invisible.

Espero no arrepentirme de ésto.

—¿Y sabes la peor parte? Jamás podré ser Mariah, jamás podré...

La detuve pegando mis labios a los suyos. Pasé mis manos por su cuello. Mi lengua tocó la lengua de Wanda y pude sentirla estremecerse, sus manos se clavaron en mis caderas y me obligó a subir sobre su regazo. No me quejo, me gusta que ella domine la situación.

Siempre me gustó.

La sentí gruñir contra mi boca antes de volver a jugar con mi lengua, la succionó levemente entre sus labios y realmente sentí que esos cuatro meses sin nada me afectaron al nivel de que un sólo beso puede desarmarme de esta forma.

—Wanda... –Jadeé separandome para respirar. Ella apartó la mirada y yo tomé su rostro rozando su nariz con la mía. —No quiero que seas Mariah... No quiero que creas que quiero reemplazarla contigo, pero me confundes y ya no puedo seguir evadiendo esto que siento por ti.... Todo es una locura, pero... Contigo me siento en casa.

Wanda sonrió levemente.

No contestó.

Sólo unió sus labios con los míos nuevamente.

Perdóname, Mariah...

Nota de autor:

Que locura, verdad.

-Codex.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top