Capítulo 3

El extraño jóven de los ojos carmesí

-Pov. Ryan-

Después de todo lo sucedido no podía dejar de pensar en Brendon. ¿En verdad era todo esto real? No me lo podía creer.

Mis recuerdos comenzaron a llevarme y sonreía de manera tonta al recordar todo.

Pero algo no me dejaba tranquilo: su familia.

Si por lo que escuche la otra vez de la boca de su hermana Sarah. Nuestra relación es prohibida. La verdad que esto es detestable. No puedo ejercer opresión sobre Brendon. Lo amaba, y quería estar siempre con él.

Recostado aún en mi cama, vi atrás vez de ese ventanal como discutían él con su familia. Tal vez el asunto era grave.

Hizo un movimiento leve con su cabeza mirando hacia aquí y sonrió. Provocando un leve sonrojo en mis mejillas.

Su hermana era la única que le gritaba o eso parecía, por los gestos que se veía desde aquí. Fruncía su entrecejo a cada momento y sus dientes rechinaban.  El aura de su odio llegaba a mi habitación.

No sé en qué momento perdí el conocimiento y me quedé dormido.

.........

Abrí los ojos y noté que estaba parado sobre una calle. No identifico la ciudad, era difícil  reconocerla a simple vista ya que las edificaciones eran bastantes antiguas. Solo veía que era de noche y muchas casas a mi alrededor, un silencio inundaba esa ciudad, era como que cada persona dormía en sus respectivas casas. Estaba en una época como del año 1950. 

Un joven venía de lo lejos con un maletín, parecía que recién terminaba de trabajar. Doblo sobre una calle muy orgulloso de si mismo. Camine por detrás de él manteniendo una distancia media.

Se paró en seco al ver que transitó por un oscuro callejón sin salida. Corrí unos cuantos pasos hacia él, por una extraña razón no podía verme.

-¿Quien eres tú? -alzo su voz con un hilo de desesperación-

-¡Oye amigo! Tranquilo -dije mientras elevaba mis brazos hacia arriba, venía de buena fé, no a atacarlo como piensa- no te haré daño...

No contesto a mis palabras, su frente palideció. Como si hubiera visto un fantasma. Estaba aterrado.

-¿Qui-quién eres? -gritó, apenas podía hablar supuse- ¿Qué quieres de mí?

Estaba por dar un paso para acercarme hacia él. Extendí mi mano pero justo en ese instante una sombra corrió por debajo de mis piernas y fue directamente a donde estaba ese sujeto.

Una bestia o no sé qué era esa cosa atacó al individuo y lo tumbó al suelo. Dejándolo inconsciente.

Retrocedí unos cuantos pasos hacia atrás. La sangre llegaba por las suelas de mis zapatos. Palidecí inmediatamente. 

 No podía moverme, estaba en completo shock, mis piernas no me respondían y no podía siquiera gritar para pedir ayuda. Tampoco lograba identificar ver quién o qué era. Sólo que devoraba el cuello de esa persona. 

Mi mente se bloqueó y sólo pensé en ese instante que el siguiente sería yo. El miedo recorrió mi espina dorsal tanto así que caí de lleno al suelo. Todo me estaba dando convulsiones, así que vomité en el suelo. 

Luego, levante la vista a ese monstruo y sus ojos rojos carmesí se toparon con los míos. Sentí estremecerme. ¿Este sería mi final? Unas cuántas lágrimas cayeron por mis pómulos. Estaba aterrado. De un momento a otro note el cuerpo inmóvil de la víctima. Sus manos dejaron de hacer algún gesto posible. Sentí mis piernas temblar al igual que mis manos, mi cuerpo comenzó a sudar.

El monstruo al que no logré identificar sonríe con una sonrisa macabra en su rostro. Balbucea algo que no logro escuchar hasta que en mi mente resopla sus palabras

"Por este motivo es por el cual no podemos estar juntos"

su voz me sonaba familiar, pero no entendía nada de lo que me hablaba.

Sus ojos rojos y su sonrisa arrogante daban miedo. Se dejó ver sus dientes, tenía unos afilados colmillos que sobresalían con sangre que ha devorado.

Una palabra resonó en mí mente: Un vampiro.

Gire de lleno hacia atrás y la silueta de una persona se acercaba hacia mi lentamente. Bajó la capucha que traía puesta y tapaba gran parte de su rostro. Era Brendon. Con su sonrisa resplandeciente. Sus dientes eran perfectos, bien blanquecinos. No podía aún moverme del suelo, era como si estuviese pegado al suelo. Gire rápidamente donde se encontraba ese monstruo pero no estaba. Voltee a ver a Brendon nuevamente. Él se agachó apoyando su rodilla al suelo. Y me miro a los ojos. Con su mano acarició mi mejilla que ahora ardían gracias a su tacto.

No dijo palabra alguna. Pero en mi mente resonaba su voz diciéndome

"No temas, yo te protegeré... Eres un buen niño Ryro" mientras acariciaba mis cabellos.

Un nudo se atoro en mi garganta dejándome sin habla.

Abrí mis ojos y note que me había quedado dormido. Podía ver la oscuridad completa sobre mi habitación mientras el ventanal permanecía abierto. Un pequeño destello de luz se pronunciaba por parte de la habitación. Provenía del departamento contiguo.

Mire de lleno hacia el cuarto de Brendon. Las luces aún permanecían prendidas pero no había señal de ruidos ni de personas.

No me sentía del todo tranquilo. Gire mi vista al reloj y ya eran pasadas las 4 am , me levanté a cerrar mi ventanal y me recosté en mi cama cubriéndome con mis colchas mirando el cielo raso.

Tenía un mal presentimiento. Voltee la mirada de nuevo al cuarto de Brendon. Lo admiré un momento hasta quedarme completamente dormido.

[...]

Era de mañana y me desperté desesperado. La pequeña luz parpadeante seguía destellando desde aquella habitación. Ahí me dí cuenta de que Brendon aún no estaba en su casa. Usualmente, siempre dejaba todo apagado y cerrado. Pero su ventanal seguía abierto y las luces prendidas.

Mi corazón comenzó a latir mil por horas. Desesperado, me vestí con lo primero que tenía a mano.

Fui hasta el departamento de Brendon y golpee su puerta.

Una. Dos. Tres. Y así consecutivamente. Pero nada, no había respuestas proveniente de él.

Volví hasta mi departamento preocupado y triste, no tenía idea de lo que le haya pasado. Tampoco me dijo si volvería a verlo. Prometió  volver, o eso quiero pensar que volverá y cumplirá su promesa.

No tenía mucho tiempo, así que me fui a desayunar y posiblemente a ir a la universidad. Hoy tenía exámenes parciales. Tal vez cuando regrese Brendon ya esté en su casa y me comentará todo.

[...]

-Brendon -dije en casi un susurro y suspiré-

Escribí su nombre en mi cuadernillo  universitario. Entristecí inmediatamente. No sabia por donde ya mas buscar.

Habían pasado dos semanas desde aquel día en que todo ocurrió.

Lo busque en aquel edificio donde vivía su amigo Pete Wentz pero nada. El dueño del lugar me comentó que al parecer jamás y nadie rento aquel departamento. Jamás hubieron fiestas. Tal vez pensé que me había equivocado. Pensé en llamar a Helena, la chica que conocí aquel día, pero no logro contactarla. Esto me parece raro.

Las luces del departamento de Brendon aún siguen prendidas desde aquel día. No me he atrevido a saltar del balcón por miedo a caerme. Nadie pregunto por él. Ni sus hermanos vinieron a visitarlo en todo este tiempo, ni sus amigos más cercanos.

Brendon desapareció de la noche a la mañana sin dejar rastro alguno.

Hasta llegué a pensar que Brendon jamás existió y que sólo fue un producto de mi imaginación.

Lo soñaba siempre por las noches, era el único recuerdo vivo que tenía. Aun sentía esa sensación de sus labios fríos al besar los míos.

Lo necesitaba tanto en mi vida. Lo extrañaba bastante.

No me importase si hoy en día fuéramos amigos, sólo me bastaba con verlo ahí en su departamento. Siendo él la persona atrayente de mis ojos.

Salí nuevamente a despejar mi mente. Fui a dar un leve paseo por la ciudad. Hacía más de dos semanas que Brendon y todo lo relacionado a él desapareció. No descansaría hasta saber la verdad. Quería encontrarlo y decirle tantas cosas.

Estaba por llegar a un cruce peatonal. Era de noche y las luces de los postes de luz comenzaban a emanar su luz por toda la ciudad. Mucha gente paseando y muy felices de sus vidas, menos yo que sigo queriéndole encontrar.

Al otro lado de la avenida de la cuál me dividía, noto la silueta de un hombre de cabello corto y piel pálida. No podía creerlo que luego de mucho tiempo sin verle. Lo tenía tan cerca mío. Él seguía su camino normalmente, aparentemente no noto mi presencia. Así que corrí tras él con la esperanza de retenerlo.

-¡Brendon espera! -grito, pero no creería que mi voz lo alcanzase. Empujaba a todo aquel que se interpusiera en mi camino-

Sin querer me tropecé y él, muy a lo lejos, volteo a verme. Estaba a más de 10 metros de distancia. Caí de lleno a la calle y solo escuche los gritos de las personas desesperadas y sus ojos llenas de terror. Hasta la bocina del auto que se aproximaba. Todo fue cuestión de milésimos de segundos. Este sería mi final. Cerré los ojos esperando el impacto.

Sentí como alguien me tomo de mis piernas y brazos, cargadome como princesa. Su tacto era frío. Abrí mis ojos lentamente para saber si había muerto y vi mis manos sudadas.  Abrí y cerré mi puño para saber que si estaba vivo.

-tu siempre haciéndome preocupar -musitó una voz la cuál conocía perfectamente-

Esa persona me sentó en el suelo y ahí me dí cuenta que no era un sueño. Brendon me salvó, estaba parado frente a mí. Lo admiré, no había cambiado nada en absoluto, estaba bien guapo como lo recordaba.

-Bren... Brendon -apenas podía articular palabra alguna-

-el mismo Ryro -sonrió, con una sonrisa resplandeciente en sus labios-

Quede embobado con tal sonrisa. Pero de pronto recordé el como ocurrió todo. Él estaba a metros de mi, nos dividía una gran avenida y había mucha gente. Era imposible que me haya rescatado así de la nada. Tenía que haber alguna explicación posible a todo este acontecimiento.

-¿Como le hiciste? -pregunte confundido-

-¿Hacer qué cosa? -se hacia el desentendido, mientras me miraba a los ojos-

-¿De salvarme ? -lo volví a cuestionar, mirándolo serio mientras me recomponía mi postura normal-

Mire hacia ambos lados y no me percate que estábamos en un callejón oscuro como en aquel primer sueño que tuve del vampiro o lo que fuera. Mire a ambos lados asustado.

-estaba cerca tuyo Ryro, ¿de qué hablas? -dijo incrédulo, no le creí, sé que lo ví del otro lado de la avenida-

-No me mientas Brendon. Sé que estabas a metros de mi, estabas del otro lado de la avenida. -alce un poco la voz, sentía un enojó porque Brendon desapareció así como así dos semanas y ahora regresa, me salva de un terrible accidente, me miente en mi propia cara- yo mismo te vi, y ahora aparezco contigo adentro de este asqueroso callejón.

-jajajaja -comenzó a echarse a reír como si le causará gracia-

-¿De que te ríes? -me pregunté haciendo una mueca de lado. Me cruce de brazos con el semblante serio- ¿que te parece gracioso?

-nadie te creerá Ryro -se acercó bastante a mi, su aliento olía raro, no podía imaginarme que era- decíselo a quien quieras, no hay caso.

-tampoco lo pensaba decírselo a alguien -agache la mirada al suelo- sólo quiero que confíes en mí y me digas la verdad.

-sabes que no puedo -él levantó mi mentón con su mano para que lo mirase a los ojos- no pondría en riesgo tu vida.

-te necesito -dije en casi un susurro, cuando sin pensarlo dos veces lo tome de su mejillas frías-

El bajo sus mirada a mis labios, a mi cuello y mordió sus labios. Me deseaba y yo a él. Lo besé me manera desenfrenada. Metí mi lengua por adentro de su boca, tenía gusto dulce, su sabor era raro.  

Tanto así fue la desesperación que me topé con una pared en mi parte trasera. Brendon soltó un gemido y me susurro Ami oído

-¡detente! si continúas no podré contenerme Ryro -gimió lamiendo mi cuello, sus manos fueron llevadas a mi torso el cual desprendió mi camisa-

-yo no puedo detenerme, te amo Brendon. -susurre en su oído, cuando sentí su lengua recorrer mi yugular, me estaba excitando tanto

Volvimos a besarnos, cuando él levantó una pierna mía para enrollarlas en su cintura. Mala fue mi coordinación que perdí la compostura y caí al suelo sin antes rasguñarme con un clavo que sobresalían de aquella pared.

Apenas alcanzo a sangrar me un poco de mi brazo, fue como un rasguño profundo. Reí patéticamente  de lo torpe que fui para lastimarme así y arruinar mi mejor momento.

-es un rasguño Bren... -alcance a decirle con una sonrisa boba en mi rostro- que tonto soy.

Brendon no reaccionaba, agachó su mirada al suelo. Se estremecía con frecuencia. No entendía su comportamiento. Me levanté cuidado y me dirigí hacia él.

Lo abracé nuevamente, pero con una extrema fuerza me empujó hacia un costado, cayendo nuevamente al suelo.

-¡Aléjate! ¡Vete de mi!-grito con recelo, no entendía nada de lo que estaba pasando-

-¿Pero qué? -pregunte un poco con fundido, no entendía nada- ¿que hice?

-¡¡Sólo vete antes de que sea demasiado tar... -no alcanzo a terminar la frase que su cuerpo se estremecía-

Se tomo de sus cabellos de forma desesperada, su cuerpo estaba enloqueciendo además que estaba cambiando de forma corporalmente, podía presentir y oler su aliento a sangre y un aura oscura emanar.

Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Sentí un temor recorrer por mis huesos. 

Fue en ese momento donde lo ví, donde me topé con sus ojos. Sus verdaderos ojos carmesí. Fue ahí donde presentí que ya no estaba hablando con Brendon, sino con un vampiro.

-Continuará-

¿Brendon será capaz de hacerle daño a Ryan? Averígualo en el siguiente capítulo.

¡Gracias a los lectores por leer!

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