Forty one.
Zach intentaba distraerme a toda costa, pero mi mente sólo pensaba en una cosa, estaba embarazada.
La música entraba por mi oídos pero no llegaba a mi cerebro. Escuchaba la voz de Zach algo alejada pero no reaccionaba en lo que me decía. Estaba hundida en el asiento, veía las imágenes de la calle pasar por mis ojos pero no me ubicaba en donde estaba ni a donde estaba yendo.
-¿Zoe?-Zach sacudió mi brazo y me obligó a mirarlo-ya llegamos-miré hacia el frente para confirmar que el chico estaba estacionado frente al portón de mi casa. Devolví mi cabeza al asiento y suspiré-¿quieres que entre contigo? puedo quedarme con Mía mientras tu hablas con Daniel-negué lentamente.
-No le diré aún.
-¿Qué? pero me dijiste...
-Sé lo que te dije-interrumpí-pero primero necesito asimilarlo y pensarlo antes de pasarle la noticia a él, recuerda que no estamos juntos y no se como podría reaccionar ante tal cosa ni como serán las cosas ahora con esto completamente fuera de nuestros planes.
-Está bien-habló por lo bajo-cualquier cosa que necesites llámame, llegaré enseguida-asentí abriendo la puerta para bajar del coche.
-Oh...Zach-me giré y él me miraba atento-no le digas a Steph, por favor-no muy convencido asintió y luego bajé del coche.
No esperé a ver que se fuera y simplemente entré, caminando por el largo patio hasta llegar a la puerta de entrada, di un suspiro e intenté cambiar mi rostro a uno neutro y normal para disimular la situación.
-¡Hola!-grité al entrar-¡ya estoy aquí!-me encaminé a la sala para confirmar que no había nadie allí-¿hay alguien?-nadie contestó.
Ni en la cocina, ni el patio, ni en los baños, parecía que aún no habían llegado o que simplemente no estaban aquí, me aseguré en las habitaciones y nada. Mejor para mi, tenía más tiempo para mi misma y podía pensar mejor.
Mi mandíbula seguro llegó al suelo luego de abrir la puerta de mi habitación. Arriba de la cama habían un montón de globos rojos en forma de corazón flotando, cada uno tenía un hilo color blanco hacia abajo que al final de cada uno había una fotografía, sobre la cama había una caja con tulipanes blancos dentro. Me acerqué y comencé a ver las fotografías, eran todas de Daniel y de mi, en su mayoría, cuando eramos pareja. Las giré y descubrí que tenían pequeñas notas detrás.
-''Mi vida brilla por tu sonrisa'', ''no estoy muy seguro de cómo hacerte bien, pero quiero que me des la oportunidad de intentarlo'', ''ayer, hoy, mañana y siempre te ves hermosa y maravillosa'', ''necesito que te cuides mucho, sino lo haces ¿con quien voy a casarme?'', ''es tan difícil para mí expresar en palabras porque te amo, ya que lo hago de maneras que nunca he amado a nadie''-leí algunas en voz alta y luego negué riendo.
Me acerqué a los tulipanes y noté dos sobres negros y los tomé abriendo uno de ellos.
''No sabes cuantas veces pensé en decirte todo esto pero nunca encontré el momento perfecto, aún te extraño como antes y aún te pienso como siempre...necesito de ti Zoe, por favor solo vuelve, vuelve conmigo...Cada segundo sin ti es un infierno para mi, mi mente se nubla cuando no estas aquí porque no puedo pensar en otra cosa que no seas tú. Mis ganas de amarte de nuevo se apoderan de mí y me pierdo, enloquezco.
Te deseo, pero no desnuda o para sexo. Quiero que puedas venir y acostarte junto a mi, con una de mis camisetas largas y uno de tus pantalones cortos, sin el maquillaje. Tu cabeza sobre mi pecho, poder ver películas contigo y no hacer nada más por una noche. Poder acariciarte la espalda, besarte la cabeza, las manos, las mejillas, tus labios...''
No quise seguir leyendo porque no estaba segura de poder soportarlo.
-Zoe-me giré sobresaltada.
Daniel salió de mi armario lentamente, ¿venía de Narnia?.
Vestía un perfecto traje negro y blanco, una corbata color roja adornaba su cuello y parte de su pecho, pero como siempre su cabello estaba desprolijo y sus zapatos no coordinaban.
-¿Qué es todo esto?-pregunté-¿dónde está Mía?-negó acercándose.
-No pienses en ello ahora-negó-siéntate-me hizo sentarme en la cama y él apoyó ambas rodillas en el piso y se quedó frente a mi-no quiero hablar de Mía ahora, ni de los chicos, ni de nuestros problemas...quiero que hablemos de nosotros.
-¿Tú hiciste esto?-señalé las cosas detrás de mi.
-No Zoe yo no fui, son fotos nuestras pero claramente lo hizo Corbyn-rodó los ojos.
-No necesitas ser irónico-suspiró.
-¿Puedes dejar de estar a la defensiva siempre? quería que fuera un lindo momento pero tú siempre quieres pelear conmigo-pasé las manos por mi cara respirando tranquila.
-Lo lamento, estoy pensando en otra cosa.
-¿Estás bien?-asentí.
-Sigue hablando-lo miré atenta y él asintió.
-Zoe...no quiero seguir dando vueltas contigo, quiero una respuesta hoy, no mañana, no dentro de una semana, ahora-puso sus manos sobre mis rodillas-no voy a seguir intentándolo si no es lo que tú quieres y si ya no hay futuro para esto, porque tampoco quiero seguir siendo el idiota que lo intenta sin recibir nada a cambio-asentí entendiendo lo que me estaba diciendo-te amo Zoe, se que hice cosas estúpidas a lo alego de nuestra relación, pero se lo que quiero ¿tú no?
-¿A que te refieres?
-Zoe-levantó una de sus rodillas apoyando su pie en el suelo-yo quiero pasar el resto de mi vida contigo y no tengo duda de ello ¿tú también quieres hacerlo?-buscó dentro del saco del traje algo y luego sacó una pequeña caja, mi estómago comenzó a enloquecer y lo miré sin expresión-Me gustaría que volvieras a ser mi prometida por que yo aún quiero casarme contigo-abrió la caja y dejó ver dos anillos-¿quieres volver a intentar casarte conmigo?-sin previo aviso las lágrimas comenzaron a salir.
Su propuesta, el detalle que había tenido de toda la preparación, el viaje a Canadá por la boda de Zach, lo mucho que se había esforzado por que lo perdonara, pero sobre todo el repentino embarazo. Eso y muchas cosas más pasaban por mi mente en este momento y no sabía exactamente cual de todas me estaba haciendo llorar.
-No estoy seguro si lloras de emoción y me dirás que si o lloras porque no sabes como decirme que no-negué tomando sus manos.
-No es eso, lo siento-sollocé-si quiero Daniel, claro que quiero-sonrió ampliamente pero en pocos segundos se esfumó.
-¿Entonces porque lloras así?-dejó las sortijas a un lado y se acercó más a mi sujetando mis muslos-¿hice algo mal?-negué.
-No Daniel no-sujeté su rostro acariciándolo con cariño-no eres tú el problema.
-¿Te dijeron algo malo en el hospital?-mordí mi labio intentando que las lágrimas no salieran-¿tienes algo malo? ¿te dijeron que algo anda mal?-me miró preocupado.
Metí la mano dentro de mi chaqueta y con cuidado saqué los papeles que me habían dado.
-Yo...no tengo nada que decirte al respecto-le extendí los mismos-pero lo siento.
Me miró confundido y luego se sentó sobre sus pies alejándose un poco de mi, abrió los papeles y comenzó a leer. Aproveché esos segundos para pasar las manos por mi rostro y quitar las lagrimas que habían salido.
El rostro de Daniel pasó de confusión a asombro, alegría, confusión y un montón de expresiones juntas.
-Pero...-rió-¿porque te disculpas?-me miró-oh...entiendo-dobló los papeles para dejarlos sobre la cama-¿quién es el padre?-lo miré con una mueca.
-¿Eres idiota?-pregunté ofendida-¡tú lo eres!-elevó las cejas.
-¿Cuál es el problema entonces? ¿no querías tener otro hijo?
-No así-negué y él rió-deja de reírte, parece como si fuera un chiste para ti.
-Zoe-sonrió de costado acercándose, sujetó mi cintura y me miró-nos amamos ¿no es así?-asentí lentamente-acabamos de reconciliarnos, vamos a casarnos-rió-¿en que otras circunstancias te hubiera gustado tenerlo?
-Tal vez haberlo planeado-dejé caer mi espalda sobre la cama-por lo menos quería poder planear el nacimiento de uno de mis hijos.
-Pero hay algo que no entiendo-se sentó en la cama mirándome-nosotros nos cuidamos, lo sé bien porque estaba sobrio y yo me coloqué el preservativo-rió.
-Exacto-me senté con brusquedad-y yo tomé la pastilla-frunció el ceño.
-¿Estás segura que no te has acostado con nadie últimamente?-preguntó con una ceja levantada y yo lo miré molesta-no te estoy juzgando ni tampoco lo estoy diciendo de forma celoso-aclaró-es sólo para descartar posibilidades-negué nuevamente.
-Fuiste el único, Daniel-rodé los ojos y él sonrió ampliamente.
-Esto es genial-lo miré confundida.
-¿No estás preocupado ni un poquito?-negó.
-¿Debería?-rió-si no me preocupe cuando te embarazaste de Mía y ahí ni siquiera eras mi novia, mucho menos me preocuparé ahora que eres mi prometida-rió y una paz recorrió mi cuerpo-esto es tan lindo, nos casaremos y tendremos otro hijo-sujetó mi rostro y dejó un suave beso sobre mis labios para luego alejarse sonriendo ampliamente-extrañaba tanto hacer eso-lo abracé con fuerza y nuestros cuerpos cayeron sobre la cama-más vale que esta vez sea un mini Daniel-reí-yo te amo y amo a mi princesita, pero necesito un mini Daniel.
-Eso no depende de mi, lo sabes-negó.
-Pues haz el intento por lo menos.
°°°°
°°°°
La habitación sería algo así.
Lo siento, no duré ni dos capítulos sin que Daniel lo supiera, soy mala para los secretos me parece.
Todo irá bien ahora ¿no?
Vayan aprontándose porque quedan pocos capítulos, lo saben.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top