Forty Eight.
~Daniel~
— ¿Qué crees que esté pasando allí dentro?—pregunté preocupado. Tenía mis codos apoyados en mis rodillas y estas se movían con rapidez debido a mi nerviosismo.
—Deja de pensar en eso—Zach posó su mano en mi hombro—seguro todo está yendo bien allí adentro, sabes que es un buen doctor—asentí suavemente.
—Pero llevan mucho tiempo allí, ¿Y si algo anda verdaderamente mal?—lo miré con los ojos cristalizados—no quiero perderla Zach, no otra vez—sollocé y él negó.
—Vamos Daniel, no pienses así—se acercó un poco y me regaló un cálido abrazo.
— ¿Aún no se sabe nada?—Steph llegó sentándose junto a su marido entregándonos un vaso de café a cada uno. Negué a su pregunta y volví al estado en el que estaba antes.
Los chicos intentaban ayudarme pero absolutamente nada de lo que decían me reconfortaba. Todo iba bien hasta que inesperadamente el pulso cardíaco de Zoe había subido muy rápido, me habían hecho salir de la habitación rápido, y luego de ya veinte minutos seguían sin decirme absolutamente nada sobre su estado. Tampoco sabía nada de los bebés, habían nacido prematuros y aún estaban en evaluación, tampoco me decían nada de ellos. Todo esto era una total mierda.
— ¿Daniel Seavey?—me incorporé de un salto y corrí hacia la enfermera violando su espacio personal.
—Soy yo—hablé agitado— ¿Qué pasó? ¿Dónde está mi mujer? ¿Mis hijos?—pregunté rápido.
—Bien, si quiere puede pasar a ver a sus hijos—habló lo más tranquila posible alejándose poco de mi—aún no sé nada de su mujer, lo siento—sentí mis ojos cristalizarse y asentí—puede pasar con alguien si quiere.
—Bien, gracias.
—Sígame—comenzó a caminar.
— ¿Daniel?—me giré mirando a Jack, el hermano de Zoe.
— ¿Qué pasa? La enfermera se va.
— ¿Te molesta si paso contigo? Pues son mis sobrinos, me gustaría ver que todo esté bien—le di una mirada fugaz a Zach y él asintió permitiendo que Jack pasara primero. Asentí y ambos corrimos tras la enfermera.
Entramos en una habitación totalmente blanca, algunas enfermeras caminaban de aquí para allá, charlando y chequeando papeles. A la mitad de la sala se encontraban dos incubadoras con cada uno de mis hijos dentro.
Con ojos cristalizados me acerqué lentamente a una de ellas observando a mi bebé allí metido. Era tan pequeño, su piel aún se encontraba algo roja, sus ojos estaban suavemente cerrados y dormía tranquilamente. El montón de artefactos pegados y metidos dentro de su diminuto cuerpo entraba por mis ojos y se clavaban en mi corazón con fuerza, me dolía ver a mis hijos en esa situación. Habíamos vividos momentos difíciles con Mía, pero en definitiva nada se comparaba a esto.
Me giré hacia la otra incubadora para asombrarme de ver al otro pequeño moviendo sus manitos y piernas con lentitud y suavidad, lo miré con ternura evitando llorar.
—Puede tocarlo si quiere—una enfermera se paró junto a mí y me miró tierna—meta sus manos por ahí—señaló dos grandes agujeros—con cuidado, aún están muy débiles—advirtió.
—Gracias—susurré y ella sonrió antes de volver a alejarse.
Obedeciendo lo que la chica había dicho introduje mis manos en la gran caja transparente, acariciando suavemente la manito del bebé. La giró con brusquedad y sujetó mi dedo con fuerza acercándolo a su pecho. Sonreí con felicidad y mis ojos se llenaron de lágrimas esta vez derramándose por mis mejillas.
—Ellos están bien—Jack palmeó mi espalda y yo asentí sorbiendo mi nariz—. Será mejor que vuelvas a la sala, el doctor podría salir y dar noticias de Zoe—volví a asentir dándole la razón.
—Gracias Jack—chocó mi puño y yo salí de allí nuevamente a la sala para encontrarme con todos mis amigos de pie—. ¿Pasó algo?—pregunté preocupado.
—El doctor, acaba de venir—habló Corbyn rápido—te buscaba.
— ¿No les dijo nada?—miré a Zach y negó— ¿Dónde está?—pregunté exaltado.
—Lo vimos irse con las enfermeras—contestó Cristina rápido.
Me giré y a paso rápido fui hacia donde estaban las enfermeras preguntando por el doctor. Antes que pudieran contestar el hombre llegó guiándome hacia otra parte del pasillo para tener una conversación más privada.
—Bien, tuvimos un problemas durante el parto—asentí obvio—perdió mucha sangre y costó mucho estabilizarla—mordí mi labio con miedo—pero finalmente ella está bien—solté todo el aire que había estado guardando desde que salí de la habitación—. Ella está dormida ahora, pero está muy débil.
— ¿Puedo verla?—interrumpí con un hilo de voz. Apretó los labios pero finalmente asintió.
—Está bien, sígame.
—Oh, necesito un segundo—me miró confundido—necesito decirle a los otros lo que ocurre.
—Está bien, lo espero aquí—asentí y corrí donde los demás estaban informándoles del estado de Zoe. Ya que ninguno de ellos era familia directa de ella no pudieron entrar.
Una vez entrar en la habitación y ver a Zoe acostada en la cama con sus ojos cerrados, aparatos por todo su cuerpo y extremadamente blanca, no pude evitar soltar un pequeño sollozo.
Acerqué una silla a la cama y me senté junto a la misma, sujeté su mano y le di un suave beso para luego apoyarla en mi mejilla.
—Ay amor—pasé mi otra mano por su frente quitando algunos cabellos rebeldes—no sabes el susto que me has dado—hablé sincero—casi me causas un ataque cardíaco. Los bebés están bien, acabo de ir a verlos—comencé a contarle—son tan hermosos como siempre los imaginamos. Aún están algo rojos pero aun así están lindo—solté una sonora risa que retumbó por toda la habitación. Inmediatamente la corté al sentirme mal por no obtener ninguna respuesta—. Te amo mucho Zoe, nunca había sentido tanto tiempo miedo en toda mi vida. Tenía miedo de perderte, de perderte definitivamente. No podías irte sin saber lo mucho que te amo, si tuviera que darte mi vida con tal que pudieras seguir disfrutando de la tuya lo haría. Te llevaría hasta la luna si pudiera...haría todo lo que tu quisieras, todo lo que tu pidieras...pero ahora yo quiero pedirte una cosa. Por favor regresa a mí—sollocé—el doctor dice que ya estás bien, pero ¿Cómo puedo creerlo si te veo aquí tumbada en está fea cama? Pareciendo muerta. Solo abre los ojos cariño, aún tenemos tantas cosas que hablar, tantas cosas para vivir juntos—solté otro sollozo—. Bien, ya estoy dramatizando otra vez—sorbí la nariz—, ¿Quieres dormir? Bien—rodé los ojos—te dejaré dormir—me acerqué a su frente dejando un suave beso sobre la misma—. Te amo.
°°°°
°°°°
NO LA MATÉ, ¡YA! no me peguen *llora*. Están todos bien, ya relajen.
Pues se nos había preocupado mucho el Dani.
Tengo miedo, me siento mal, algo dentro de mi se remueve a cada capítulo que subo. La verdad si quería acabar esta historia porque ya se me hacia eterna...pero ahora que sé que se está acabando, no quiero que acabé. ¿Saben? se siente raro, pero no se siente bien.
Cuando acabé Runaway now and forever more también me sentí así, no tanto porque no interactuaba tanto con las lectoras de allí (la mayoría leía esta trilogía en ese momento), entonces no me dolió tanto soltarla (me dolió más por los personajes y la historia en si que por otra cosa). Pero con esta historia es diferente. Las amo mucho ¿lo saben? tampoco quiero soltarlas a ustedes...ay, ahora yo me siento mal, Dani me contagio bye.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top