Narra Grant
Detuvo el coche en un estacionamiento. Salió de este y me dirigí a su lado. Me miró con una gran sonrisa, tomó mi mano y corrimos hasta una calle cercana. Frenamos en una tienda llamada "Paradise" y ella me soltó. No negaré que su tacto se sentía condenadamente bien y dolió perder ese contacto. Entramos en el lugar y mi boca pareció querer viajar a China. Era una tienda de golosinas pero no cualquier tienda, había todo tipo de golosinas, snacks, chocolatinas, helados, batidos, granizados y mucho más.
Estuvimos cogiendo cientos de cosas y regresamos a su casa, íbamos a ver algunas películas juntos.
Entré en su casa y la recorrí con mi mirada, me dí cuenta de un pequeño cuadro rosa que estaba sobre una mesita. Lo tomé entre mis manos, era una foto de Cassie, Kyle y una niña, tenía ojos azules y el cabello negro, los dos parecían más pequeños que ahora y la niña no tendría más de 8 años. Oí pasos detrás de mi, me giré para verla.
-Evans, ¿Quién es la niña? Es preciosa.- Señalé el cuadro aún en mi mano.
La ví retroceder un par de pasos, su mirada se volvió oscura y finalmente cristalizada. Tenía la vista perdida en la nada y su cabeza parecía estar dando mil vueltas. ¿Que le pasaba?
-Hey pequeña...- Susurré tratando de acercarme. Retrocedió de nuevo. -Cass ¿Qué pasa?.- Probé nuevamente.
Las lágrimas comenzaron a descender con rapidez por su rostro, dejé la foto en su lugar y me dirigí hacia ella, no le hice preguntas, solo la abracé tratando de calmar sus sollozos.  Estaba completamente asustado y confuso.
Nos encontrábamos en el sofá, por fin había calmado su respiración y parecía querer contarmelo.
-Se llamaba Rose, tenía 7 años. Era mi hermana...- Comenzó.
<<Mi familia siempre había estado unida, mis padres, Anna y Albert, son dos empresarios muy importantes, viajaban mucho pero siempre que podían estaban a nuestro lado, pasando tiempo juntos. Yo tenía 13 años y Kyle 15 cuando...- Su voz se fué apagando.
Rose tuvo un accidente, se resbaló en las escaleras y ella... Murió. Mis padres nos prohibieron mencionarla y hablar de ella en casa, sacaron todas sus fotos, su cuarto, sus cosas, todo. Ni siquiera podíamos llorar por ella... Ellos hacían como si jamás hubiera existido y nos obligaban a actuar como tal. Yo los entendía, sabía que hacer como si ella jamás hubiera existido era para evitar el dolor... Pero nosotros no teníamos la culpa. Así que cuando mi hermano cumpliera la edad suficiente nos iríamos de casa y así lo hicimos... No trabajamos porque aún nos mantienen ellos, es su manera de "compensarnos"- Me explicó con mucho dolor. No sabía muy bien que decir, me sentía muy impotente.
-Lo siento enana... Me imagino lo duro que debe ser pero tienes que saber que nos tienes a nosotros.- Ella sonrió y se acurrucó en mis brazos.
Podía sentir su pelo rozando mi cuello y miles de escalofríos recorrían mi cuerpo.
Escuchamos un sonido en la puerta, ambos miramos hacia esta, se abrió dejando ver a un Kyle con los pantalones medio bajados y la chaqueta a medio quitar, con la cara llena de labial rojo y besuqueando asquerosamente a una Cece, con el vestido muy subido y el pelo revuelto. Rápidamente tapé los ojos de Cassie y cerré los mios propios, apretando los párpados.
Cuando lograron subir las escaleras, cayéndose a veces, solté a la chica a mi lado, la cual me miró con la cara completamente roja y una sonrisa avergonzada. Ambos comenzamos a reír escandalosamente, tanto que oímos unos pasos apresurados bajando las escaleras, el hermano de la rubia llevaba solo unos boxers y un jarrón en la mano y le seguía su pareja, la cual andaba medio desnuda y llevaba una escoba en su mano. La imagen era propia de una película.