De Omegas de la noche y pasteles, pt.2
Camino entré los árboles mirando alrededor, oliendo con detenimiento, hasta que por fin vio unas piernas que colgaban de un árbol. Camino detrás de otro árbol sigilosamente, tratando de que le perdiera de vista. ¿Desde cuándo había estado allí en el árbol encima de esa rama?
Hoseok podía ver la espalda de Taehyung, ese chico de cabello rubio cenizo, quien miraba a su alrededor como si estuviera buscando algo. O a alguien. ¿Estaría allí por él? Hoseok tuvo ese pensamiento, pero fue desechado. Si hubiera sido así, lo más normal es que hubiera llamado, y no lo hizo. Decidió que era hora de hablar con él, porque olía en Taehyung un sentimiento de nervios y miedo.
- ¡Hola, Taehyung!, ¿Qué haces allí? -preguntó, alzando la voz para que lo escuchara mientras se acercaba.
Gran error.
Hoseok no podría saber que Taehyung era incluso más asustadizo que él, porque incluso desde las alturas él ya estaba temblando. Hoseok había olido bien, Taehyung estaba tiritando de miedo allí subido encima de la rama, porque pego un chillido dándose la vuelta, resbalándose y cayendo.
Otro gran error.
Siempre había tenido buenos reflejos, por eso no se sorprendió cuando corrió hacia Taehyung para atajarlo con los brazos. Con la fuerza de la caída, había terminado cayendo de espaldas con Taehyung encima suyo.
- ¡Ah!, ¿Qué demoni...? -exclamaba Taehyung, mientras se tocaba la cabeza. Hoseok exhaló con fuerza, sintiendo el montón de hojas bajo de su cuerpo. Si no fuera por esas hojas de otoño arremolinadas en la base del árbol, hubiera sido realmente doloroso para Hoseok. En ese instante, de lo único que podía quejarse era del peso de Taehyung en su regazo, pero ni eso le molestaba al ver como ese chico miraba hacia todas partes, parpadeando confundido casi sentándose encima de él mientras los rayos del sol traspasando las copas de los árboles daba en su rostro, dándole un aspecto angelical con sus ojos de distinto color.
Nunca había visto a alguien con ojos tan preciosos como esos.
- ¿Estás bien? -preguntó Hoseok, ganándose la atención de Taehyung, quien había dejado de parpadear y lo miraba fijamente. Hoseok se quedó sin aliento cuando Taehyung acercó su rostro al suyo, olfateándolo con descaro-. No quiero... ofender...te... pero... pesas un poco.
Taehyung se alejó como si de un gato salvaje se tratara, casi chocando con el árbol tras él. Hoseok se sentó en medio de las hojas, quitándose algunas que se habían adherido a su cabello. Hasta Taehyung tenía algunas encima de su ropa.
- ¿Qué hacías allí arriba? -preguntó Hoseok, sinceramente curioso. Taehyung abrazó sus piernas, mirándolo bajo sus pestañas y su largo flequillo.
- Te llamé a ese número que dijiste... pero no contestabas -musitó con recelo. Hoseok lo miró sorprendido y preocupado.
- ¿Necesitabas ayuda?
Taehyung negó. Se acercó a él gateando mientras ladeaba la cabeza, volviendo acercar peligrosamente su cuerpo al de él. Hoseok jamás había sentido a su lobo tan descontrolado como en ese momento, podía sentir todo su interior removerse como en un temblor. El aroma a jazmín, mezclado con un refrescante aroma le inundaba las fosas nasales mandando una sensación placentera por su espina dorsal.
- Creí que tú necesitabas la mía -susurró Taehyung, tan cerca de sus labios como una presa a punto de cazar. Iba acortar la distancia, cuando Hoseok habló.
- En realidad no, no necesito ayuda, ¿Por qué?
Taehyung pestañeó confundido. Luego, frunció el ceño y se alejó sentándose frente a él.
- Me diste tu número -contestó obvio.
- Sí -asintió Hoseok. No entendía a qué se refería, pero estaba feliz de verle.
- Y yo antes de eso te dije que daba servicios sexuales.
- ¿Sí? -esbozo Hoseok, enarcando una ceja titubeando. Taehyung se cruzó de brazos, mirándolo con evidente enfado.
- ¿No quieres acostarte conmigo?
Hoseok lo miró perplejo.
- ¿T-t-tener sexo?
- Sí.
Se quedaron callados. Hoseok sentía que su lobo se había ocultado de ahí hasta lo más oscuro de su ser totalmente avergonzado, viendo como ese Omega lo miraba casi sin expresión. Le gustaba que el sol diera contra su rostro, hacía que sus mejillas se tornaran rosadas en su piel tostada con pequeños lunares en su nariz.
- ¡Oh, lo siento! Te di una idea equivocada, perdón -exclamó Hoseok, luego de recomponerse y pararse del suelo. Taehyung le siguió, desempolvándose el pantalón de chandal y mirándole incrédulo.
- ¿De verdad le das tu número a todos los desconocidos que encuentras?
Hoseok lo miró incómodo, rascándose la nuca.
- En realidad no me topo con muchos desconocidos -se sinceró. La mayoría en Gwangju lo conocía, en realidad él era demasiado confianzudo con todos, porque era su zona. No como ese lugar. Pero por alguna razón Taehyung hacía que fuera fácil todo aquello, como si hubieran hablado mucho antes. Como si ya lo conociera.
- Entonces me largo -dijo Taehyung, encogiéndose de hombros y dándose la vuelta para marcharse.
El lobo de Hoseok pegó un aullido que le hizo temblar e inconscientemente tomó la muñeca de Taehyung, deteniéndolo. Su piel estaba caliente como una brasa que no quemaba, sino que era tan adictiva como extraña.
- Espera, ya que has venido... sería mal educado de mi parte hacer que te vayas así como así -sonrió Hoseok, jalando con suavidad la muñeca de Taehyung hacia él-. Vamos, quédate.
Vio como Taehyung se encogía, inseguro.
- No... sé... No sé -musito receloso-. Eres extraño.
- ¿Extraño? -Hoseok soltó la mano de Taehyung, extrañando la sensación de su piel y se cruzo de brazos-. Tú eres el que casi se cae de un árbol, dime, ¿Estabas espiándome o algo así?, ¿Eres un mono?
Taehyung deformo su rostro en una mueca avergonzada que hizo que Hoseok se carcajeara.
- ¡Yah, claro que no estaba espiándote!, ¿Quién crees que soy?, ¿Un acosador?, ¡No soy un acosador!, ¡No lo soy! -exclamó agitado.
- Está bien, cálmate -dijo Hoseok, alzando las manos viendo como Taehyung apretaba las suyas en puños y fruncía el ceño. Era adorable con esa expresión enfurruñada-. ¿Quieres comer pastel?
Hoseok pudo jurar que los ojos de Taehyung brillaron en ese momento.
[...]
- A todo esto, ¿Cómo te llamas? -preguntó Taehyung, sentado en el taburete de la cocina mientras veía como Hoseok sacaba las cosas de la bolsa para preparar el pastel.
Seokjin había llegado a casa junto con Marie y se había llevado a Jimin para que durmiera en su habitación en vez del sillón. Marie, en cambio, se había quedado en la cocina para hacer el pastel y los miraba de reojo con cierta desconfianza. Sobre todo a Taehyung, quien tenía la vara eléctrica en su mano.
Taehyung ahora tenía un color de ojos cafés oscuros, era tan extraño para Hoseok, pero decidió no preguntar aun.
- Hoseok -respondió, para luego preguntarle a Marie donde estaban las envolturas y demás. Marie fue hasta el mueble y se las tendió con amabilidad, advirtiendo que tuviera cuidado con ellas.
- ¿Y tu apellido?
- Jung.
- Jung Hoseok -dijo Taehyung, más como para sí mientras Hoseok se paseaba por la cocina viendo los muebles y revisando la mayoría-... es un buen apellido. Uno bueno. Yo soy Kim.
- ¿Hay apellidos malos? -esbozó divertido.
- No, no es... eso a lo que me refiero -respondió Taehyung, abultando la boca-. ¿Vives aquí?
- No, esta es la casa de mis tíos. Yo vivo en Gwangju.
- ¿Vienes por vacaciones?
- No, a estudiar.
- ¿Cuántos años tienes? -siguió preguntando.
- Acabo de cumplir los veintidós este año, ¿Y tú?
- Eres más viejo que yo -esbozo con una pequeña sonrisa burlona-, yo acabo de cumplir los veinte años.
- No me digas viejo, o no te daré pastel -espetó Hoseok con una pequeña sonrisa juguetona, señalándolo con una espátula. Taehyung soltó una risa traviesa mientras daba vueltas en el taburete, Hoseok dejaba la espatula en la mesa y ayudaba a Marie a romper los huevos-. Así que ahora eres todo un chico legal.
- Lo soy -afirmó Taehyung, con un tono bastante sinuoso-. Muy legal.
- Ah, Hoseok-ssi, creo que deje la manteca en el auto -dijo Marie, pasándose las manos por el delantal de flores-. Vuelvo en un momento, ¿Si sabes como hacer pasteles?
- Ya te dije que sí, Marie -sonrió Hoseok con seguridad-. Confía en mí.
- No es que no confíe en ti, sabes, es que...
- Eres un Alfa y sabes hacer cosas culinarias -interrumpió Taehyung ante la duda de Marie-... creo que yo, al menos, voy a pedir un deseo por crear este hermoso milagro de la naturaleza.
Marie soltó una carcajada divertida mientras salía de la cocina, totalmente de acuerdo. Hoseok sólo puso los ojos en blanco, resoplando.
- ¿Un Alfa no puede ser bueno en la cocina, acaso?
- No digo eso, es que comúnmente no se ve tanto.
- Toda las personas somos diferentes.
- Sí -asintió Taehyung-. De hecho, yo no cocino. Soy pésimo en eso. Horrible. Jamás querrías probar algo mío, ni siquiera un pan con mantequilla porque de seguro estallaría en llamas.
- Puedo hacer el intento -sonrió Hoseok hacia él. Taehyung negó fervientemente con la cabeza.
- No te dejaría, no quiero ser un asesino.
Hoseok lo miró divertido, yendo hacia él y tomándolo de la muñeca otra vez. Por alguna razón, aquel tacto se sentía tan natural.
- Ven, ayúdame a hacer el pastel.
- Jung, lo digo en serio -dijo Taehyung, volviendo a sentarse en el taburete-. Soy pésimo. No quiero que nadie muera aquí, así que sólo veré lo bueno que eres en esto.
Hoseok lo miro entrecerrando los ojos con dramatismo.
- Creo que eres un chico muy astuto.
- Se me prometió un pedazo de pastel, ¡No me iré hasta obtenerlo! -exclamó Taehyung en broma-. Tengo mis derechos, lo que se promete se cumple.
En ese instante la puerta corredera volvió hacer ese sonido característico. Hoseok en seguida olió a Namjoon, esta vez mucho más rápido que antes.
- Ya llego Namjoonie, Hoseok-ssi -dijo Marie, entrando a la cocina-. Deberías ver lo sudado que está, la moto se le descompuso y tuvo que venir a pie, pobrecito... Oh, se me olvidó decirle a Jinnie sobre el papel de compra-
- Oh, eso suena espantoso -arrugo el rostro Hoseok. Él sabía lo que era caminar y caminar cuando se quedaba varado por culpa de una rueda pinchada de su bicicleta. Marie salió de la cocina gritando el nombre de Seokjin-. Le preguntaré si quiere ayudar con el pastel -luego se dirigió a Taehyung, quien se había puesto tenso en el taburete y sus ojos cobraban un brillo rojizo-. Es mi primo, te agradará.
Hoseok vio como Taehyung le devolvía la mirada con seriedad, respirando cada vez más agitado.
- Oh, creo que... creo que voy a tener que pasar.
- ¿Qué?, ¿De qué hablas? -preguntó Hoseok, extrañado ante el comportamiento de Taehyung, quien empezó a ver hacia todas partes como si buscara una salida. Antes de que pudiera acercarse a Taehyung, este se alejó.
- Lo siento, tengo que irme, adiós -susurró nervioso.
Hoseok iba a detenerlo, cuando escuchó la voz de Namjoon tras su espalda que hizo que se girara hacia él.
- ¡¿De verdad harán un pastel?!, ¿Puede ser de almendras y manjar? -exclamó Namjoon emocionado, entrando a la cocina-. Hola, Hoseok-ssi, ¿De verdad sabes hacer pasteles?
Hoseok no respondió.
Volvió a ver a su espalda y lo único que vio fue el ventanal del jardín abierto, con las cortinas meciéndose en la huida de aquel chico. En el taburete donde segundos antes había estado Taehyung, solo quedaba una hoja seca y trizada. Lo único que había quedado de él.
[...]
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