De jaulas de oro y heridas invisibles, pt.2

Hoseok entró a la habitación, encontrándose con la delgada espalda de Taehyung, quien con una mano en el ventanal miraba nostálgicamente  el paisaje frente a él, las hojas rozando débilmente el ventanal y las ramas de los árboles danzando guiadas por el viento en la oscuridad de la tarde.

Cuando había bajado a dejar las bandejas y había terminado de limpiar los platos, Seokjin le había dicho que iba a ir a buscar a los Min al aeropuerto, su vuelo se habia adelantado, por lo que después de eso podría conocer a Taehyung y estimar si era conveniente o no decirle de su estadía a los Min, aunque de seguro lo sabrían por la puerta rota del baño o el olor a celo de Hoseok.

Cerrando la puerta detrás de él, Taehyung se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa tímida, como si estuviera preguntando con la mirada qué decir a continuación. Hoseok apenas le miraba, tan consciente de él como estaba, prefería entrelazar sus dedos y pensar en algo que no fuera lo hermoso que Taehyung se veía en todo momento. Hacía que la piel se le erizara con tan solo mirarle. 

-  ¿Cómo sigue tu pie?

Taehyung saltó con el pie bueno hasta la esquina de la cama, sentándose y alzando el pie lastimado para ponerlo encima del cobertor. No se veía tan hinchado como antes, pero conservaba cierto tono rosáceo y violáceo.

- Está... está mucho mejor -respondió Taehyung, con una mueca dolorosa, al mover el pie demasiado rápido-. Tal vez mañana ya pueda caminar sin sentir que estoy pisando vidrio o ramas secas de árbol.

Hoseok sonrió tratando de provocar una sonrisa, aunque sea pequeña, de Taehyung. Pero lo único que veía que conseguía era un latido inconstante de su propio corazón y el querer acercarse mucho más a él, todo mezclándose de tal forma que no sabía si era él mismo o el ser primitivo en su interior. Estaba empezando a pensar que sería mejor volver a encerrarse en el baño, aunque no estaba seguro si la puerta rota podía evitar que ambos se acercaran con ese magnetismo innegable que existía entre ellos.

- Me alegra escuchar eso...  -musito finalmente, paseando la vista por la habitación, recordando qué era lo que tenía que hacer a continuación. 

Tal vez estudiar, pero eso no era una opción que le resultara muy tentadora con Taehyung en la misma habitación. Y tampoco quería dejarlo solo.

- ¿Qué harás ahora? -preguntó Taehyung, atento a sus movimientos. Hoseok se mordió el labio inferior, desviando la vista hacia la cama. Una cama desordenada y que tenía que ser cambiada cuanto antes, así que caminó hacia el mueble de la ropa limpia donde Marie solía poner las sábanas limpias-. Dijiste... dijiste que ibas a estudiar... de hecho, tu libro...

- Oh, sí, mi libro, ya lo sequé -dijo Hoseok, sacando sábanas limpias y poniéndolas en la mesa de noche para sacar las almohadas y dejarlas en el escritorio-. Está bien, la tinta era buena -se detuvo, notando que estaba hablando demasiado rápido como un niño pequeño. Nervioso era la palabra que no quería aceptar que había en su maldito y titubeante tono de voz-... buena calidad, quiero decir. Me queda esta semana para tener los resultados de una prueba de admisión a la universidad, así que trato de no pensar mucho en eso, sino creo que me volveré un poco ansioso y nadie quiere eso -ante eso, creyó que hasta podía sentir el sudor en la palma de sus manos-. La ansiedad es un asco y más cuando estoy en una casa tan -suspiró, señalando a su alrededor con la mirada-... perfecta. Ni siquiera tengo muchas ganas de leer, tampoco.

- No tan perfecta -notó Taehyung, apretando los labios y señalando la puerta del baño con algo de cinta adhesiva-. De verdad lamento lo de la puerta.

- No te preocupes, no es tu culpa -sonrió Hoseok despreocupadamente, viendo como Taehyung se levantaba de la cama y hacia ademán de ayudarle a quitar el cobertor y lográndolo tirando violentamente de el-. No, no, no es necesario que me ayudes, Tae.

Taehyung se quedo quieto, con el cobertor cubriendo todo su cuerpo y apenas dejando ver sus manos.

- Quiero ayudar... -oyó que decía con voz opaca debajo de las sábanas. 

Hoseok soltó una risa divertido, viendo como Taehyung sacaba la cabeza del cobertor y la ponía alrededor de sus hombros haciendo un puchero y con todo el cabello alzado por la fricción.

- No debes mover mucho tu pie, hazme caso y déjamelo a mí -trató de convencerlo con voz aguda, casi aniñada, ese tono de voz que usaba con los niños de la guardería. Y pareció funcionar, porque Taehyung asintió con el cobertor rodeando sus hombros y se sentó en el suelo, apoyándose con la espalda en el ventanal. Hoseok sonrió complacido y señaló con la cabeza la puerta del baño-. A todos se nos va un poco la mano... Recuerdo que mi hermana Suni se encargaba de peinarme para ir a clases y cortarlo cuando me crecía mucho, por lo que te imaginarás cómo terminaba mi cabello cuando ella estaba enojada con otra de mis hermanas. Creo que casi me quedo calvo por sus ataques de ira... Tengo muchas fotos de mí con horribles estilos de cabellos.

Taehyung arrugó la nariz ante la idea de un Hoseok sufriendo los ataques de su hermana, sonriendo divertido al igual que Hoseok en cierta parte, quien dejó de mirarlo sólo para tirar las sábanas a los pies de la cama y golpear el colchón con una camiseta para sacar el polvillo.

- ¿En serio? Eso debió doler.

- Mucho, pero más me dolió esa vez en la que le dio por ser masajista y usarme como su muñeco de pruebas... y sobre la acupuntura, que es un tipo de técnica médica de China en la cual usan agujas muy finas que se clavan en la superficie de tu piel en zonas específicas, puede aliviar el dolor o anestesiar, eso también lo intento conmigo -añadió luego de una pausa, donde quedo con las sábanas hecha bola en sus brazos mientras Taehyung se imaginaba todo lo que le decía, poniendo una expresión de horror-, y definitivamente no es algo que recomendaría a manos Suni -se dio la vuelta, poniendo todas las sábanas en una canasta de ropa detrás de la puerta-. Creo que no pude usar mi mano derecha por un mes.

- Suni suena como una persona peligrosa -bromeó Taehyung y Hoseok asintió con cierto dramatismo.

- La adoro, pero la mayoría de las veces me saca de quicio. Cuando la conozcas, puedes decirle que la odio, lo que no es mentira.

- Pero acabas de decir que la adoras  -replicó Taehyung ladeando la cabeza hacia un lado-, no puedes odiarla también.

- Claro que puedo, es cosa de hermanos -rió Hoseok, estirando las sábanas limpias de un lado de la cama y luego yendo hacia el lado contrario donde estaba Taehyung sentado. Se paró delante de él, mirando hacia abajo y devolviéndole la mirada al Omega quien abría en grande sus ojos alzando el rostro hacia él-. Y eso es un secreto entre tú y yo, ¿Está bien?

Hoseok estiró su mano alzando su dedo meñique casi inconscientemente, haciendo que Taehyung dudara un momento e hiciera lo mismo, sonriendo divertido y tímido a la vez cuando Hoseok enrolló su dedo meñique con el de él. 

Las comisuras de su sonrisa se alzaban adorablemente, formando sus ojos dos líneas negras que hacían verle más inocente y bonito a los ojos de Hoseok. Lo que era demasiado y estaba derritiéndose.

- Esto significa que no puedes romper la promesa -aclaró Hoseok, por si Taehyung lo había olvidado, lo que al parecer así era porque cuando dejo de enrollar su dedo con el de él, Taehyung se quedo mirando su meñique con cierta curiosidad, meditabundo-. Eso también es algo que hacemos, jurar cosas y cumplirlas.

Hoseok le dio la espalda, arreglando las sábanas de ese lado, cuando escuchó la voz del Omega en un susurro.

- Jungkook... 

Hoseok se quedo quieto, volviéndose para ver a Taehyung quien seguía absorto en sus dedos, pero ahora sin ninguna sonrisa que adornara su rostro. 

Taehyung trataba de imaginarse a alguien que pudiera hacerle sentir así y a su mente acudió ese nombre, una silueta negra en sus recuerdos borrosos como ver todo desde un cristal empañado por la lluvia.

- ¿Jungkook? -repitió Hoseok arrugado el entrecejo- ¿Qué ibas a decir, Tae?

- N-no sé... tuve... este pensamiento... de que a mí también me sacaba algo de quicio -musito, sonriendo tristemente y luego alzando la mirada hacia él en busca de una respuesta-. ¿Dijiste que ya hemos hablado antes de Jungkook?

- Sí, a ti y a mi nos gusta mucho hablar de nuestra familia -contestó Hoseok, tomando las almohadas que estaban a un lado y ordenándolas en la cabecera de la cama, recibiendo el cobertor que Taehyung se había quitado pasándoselo desde su posición en el suelo. Recordó esa vez en el observatorio, cuando Hoseok fue sincero con alguien por primera vez en su vida. Nunca había tenido alguna conversación profunda antes de conocer a Taehyung, ni siquiera con sus amigos más cercanos, sus novias o con sus hermanas. Tal vez porque nadie le había preguntado tampoco, nadie había querido saber tanto de él o de su opinión, de hecho, Hoseok era más el tipo que se quedaba callado, escuchando, asintiendo y opinando respecto a todo lo que le contaban con una mirada lo menos subjetiva posible, como una especie de psicólogo. Las veces qjr hablaba era para hacer a otros reír y se sentía un poco cansado de ese papel, aunque adoraba la risa de Taehyung-. La mayoría de las conversaciones que tuvimos hablamos de ellos...

- Pero de mis padres... dijiste que yo no quería hablar de eso.

Hoseok estiró el cobertor en la cama, terminando al poner las últimas dos almohadas encima. Cuando vio que su trabajo estaba hecho, desde la posición contraria de donde estaba Taehyung, se acostó de espaldas estirando sus extremidades y mirando fijamente el techo blanquecino y la lámpara que colgaba de él.

- No, no querías... así que yo te conté de los míos.

No escuchó ninguna respuesta, en cambio, percibió la respiración de Taehyung y sus movimientos dirigiéndose hacia él lentamente, la cama hundiéndose del otro lado. 

Cuando giró la cabeza hacia la izquierda, se encontró con el lindo perfil del Omega mirando el techo en su misma posición, sólo que en el sentido contrario y con una expresión difícil de describir.

- ¿Dónde están tus padres? Si no quieres decirme está bien -murmuró girando la cabeza hacia él, justo en el momento cuando Hoseok giró el rostro y cruzo las manos encima de su abdomen. Sintió como Taehyung seguía mirándolo, acomodándose hacia un lado.

- No, sí quiero, ya lo hice una vez -sonrió nostálgico, volviendo a sentir lo mismo que ese día en el observatorio, sólo que ésta vez se sentía mucho más cómodo, relajado, mucho menos nervioso, aunque sabía que debería largarse de allí y esconderse en el baño, en ese momento estar cerca de Taehyung se sentía tan agradable-. Mis padres murieron cuando tenía cuatro años, a partir de eso mis hermanas se encargaron de cuidarme. Sólo omegas, seis omegas mandonas e irritables con un Alfa de cuatro años -remarcó en sus palabras, esta vez si girando la cabeza hacia Taehyung y encontrándose con su mirada, quien la desvió hacia abajo avergonzado por la cercanía y triste por lo de sus padres-. De hecho, la primera vez que nos conocimos, me confundiste con uno.

- ¡¿En serio?! -exclamó sorprendido, sonrojándose aún más-, ¡No pude haber sido tan estúpido!

- Lo fuiste, aunque yo no diría estúpido -rió Hoseok, mordiéndose el labio y haciendo una mueca un poco incómodo por lo que iba a decir-. Creo que eres algo prejuicioso... pero no alcancé averiguar el porqué.

- ¿Prejuicioso? -repitió Taehyung, confundido. Hoseok aclaró su garganta, acomodándose de lado y apoyando su cabeza en la palma de su mano.

- Que juzgas a alguien demasiado rápido -explicó estudiando su expresión-, me diste esa impresión cuando estábamos en un parque cerca del centro de Seúl y dijiste que odiabas a los de clase alta, ya sabes, los que tienen dinero. No sé que te habrá pasado con ellos, pero no toda la gente de clase alta es... horrible y mezquina.

Taehyung se quedó sin habla, pensando en esa persona que le decía Hoseok que él era. Ni siquiera sabía el significado de la palabra, pero no le gustaba en absoluto como sonaba, aunque la voz de Hoseok fuera la más agradable que él recordara haber escuchado. 

Era extraño escuchar a una persona hablando de lo que uno es, como si además de la persona que sabía en el fondo que era, que conocía por lo que sentía y que de alguna forma sabía que conocería, hubiera otra totalmente distinta que tal vez no le guste tanto. Podría no recordar muchas cosas de quién era o qué había hecho, pero a medida que pasaba el tiempo se daba cuenta de lo que le gustaba y lo que no.

 Y una cosa de las cosas que no le gustaba, era obviamente ser prejuicioso... o que Hoseok hiciera esa expresión lastimada o preocupada. Le gustaba su sonrisa, su contagiosa risa y el sabor de su comida y su aroma y todo de él.

- Entonces yo era... soy... prejuicioso.

Hoseok se dio cuenta del cambio en la expresión en sus ojos, por lo que empezó a sentirse ansioso y abrir los ojos alarmado negando con la cabeza. No le quería hacer sentir mal, aunque a veces su sinceridad salía expulsada de sus labios mucho antes de que pudiera pensarlo con más profundidad. 

Consideraba eso uno de sus defectos, podía pensar demasiado en lo qué decir para no arruinar el momento, pero a veces nunca tomaba las mejores decisiones y terminaba estropeándolo igual. 

- No, no, es sólo... tal vez sea un malentendido por mi parte. En la ciencia el prejuicio puede tomarse como una ventaja evolutiva, según dice Yuna, mi hermana mayor.

Taehyung se mordió el labio inferior, pensando en ello y volviendo a mirar atento a Hoseok.

- ¿En serio?, ¿Cómo?

- Ayuda a que sobrevivas de lo que creas que puede hacerte daño. 

Desvió la mirada pensativo, relamiéndose los labios tantas veces que le quedaron rojos y húmedos. 

Hoseok retuvo el aliento ante la vista y volvió acostarse de espaldas para no observarlo, pero haciéndolo de igual forma cuando Taehyung volvió a hablar con una voz más amarga, como si las palabras lo lastimasen.

- Tal vez ese tipo de personas me hizo daño. Tal vez esas personas provocaron que pasara lo que me pasó, ¿Y si ellos son los culpables de que no recuerde nada? Tal vez...

Hoseok se asustó cuando el rostro de Taehyung se contrajo, cerrando los ojos con fuerza porque sus sienes fueron agujeradas por un gran dolor de cabeza.

- Oye, no te fuerces, está bien -musito Hoseok, acercando su rostro al de Taehyung y acariciando inconscientemente el cabello del contrario, quien se dejó tocar con un suspiro de satisfacción.

- Cuando pienso en todo lo que no sé... me hace sentir asustado. 

- Lo sé, sé que lo estás -dijo Hoseok, sonriendo apenado y volviendo a acariciar su cabeza antes de quitar su mano de la mejilla de Taehyung-. ¿Quieres que te enseñe algo bonito?

- ¿Algo bonito?

Hoseok se sintió emocionado al instante, ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Lo que tenía en mente definitivamente le iba a encantar, porque si algo sabía del Taehyung que conoció por primera vez, es que éste amaba la música, y se dio cuenta desde que lo vio tocar el saxofón en ese bar. 

En ese momento, incluso podía recordar vivamente la expresión concentrada y entregada a sus sentimientos que poseía, esa capacidad de poderse expresar y que provocara todo tipo de emociones hacía que incluso en ese momento se emocionara demasiado. 

Escuchar a Taehyung y verlo tocar el saxofón había sido uno de los mejores espectáculos de su vida, sin contar esa vez cuando vio a Suni cantar en una obra de teatro musical. Fue la primera vez que se sintió tan orgulloso de su exasperante hermana.

Y a él también le encantaba la música, ¿Y cómo no hacerlo? Las clases de piano que recibió de una de sus antiguas profesoras de música cuando tenía siete años le habían inspirado mucho a seguir aprendiendo por sí mismo a tocar y ser autodidacta.

Le había llevado mucho tiempo, y trataba de obtenerlo aunque no lo tuviera, como cuando trabajaba en la guardería, haciendo que su casa estuviera en buen estado porque sus hermanas pasaban la mayoría del tiempo fuera, trabajando u demasiado ocupadas para lavar la ropa o leer el manual de la maldita lavadora que tanto dolores de cabeza le causó a Hoseok. 

Tratando de no actuar tan emocionado mientras se mordía el labio inferior y miraba a Taehyung con ojos brillosos de niño, Hoseok se levantó de la cama y le ánimo señalando hacia la puerta.

- Acompáñame. 

Taehyung se levantó de la cama, sorprendido y expectante, tratando de no mover bruscamente su pie. Dedujo la distancia de donde estaba hacia la puerta e hizo una mueca dubitativo.

- Creo que voy a necesitar un bastón... como mi... -se detuvo, volviendo a ver en su mente uno de tantos recuerdos olvidados que ahora aparecían un poco más nítidos a medida que todo parecía calzar como un puzzle dentro de su cabeza-. ¿Te dije alguna vez que mi abuelo usaba un bastón? 

- No... creo que no -musito Hoseok, pensativo y fijo en las expresiones del menor, quien miraba un punto invisible frente a él.

- Se me vino esta imagen a la mente... de un señor usando lentes, con un bastón en sus piernas, sentado en una  silla y viendo una televisión. Tenía unos ojos parecidos a los míos y me sonreía como si me quisiera mucho...

Alzo la vista hacia Hoseok, queriendo pedirle de alguna forma si aquel recuerdo era tan real como lo sentía que era la persona en él. Se sentía un poco asustado al pensar que se lo podía estar imaginando, aunque eso sonaba bastante improbable, ¿Por qué de dónde salían tantas imágenes?, ¿Y el miedo sin razón que sentía cuando recordaba? Tanto era que Hoseok lo presintió, sonriendo conciliadoramente.

- ¿Esos recuerdos te hacen sentir asustado? -Taehyung iba a asentir, pero terminó por negar. Tal vez si lo negaba, podría creer que no estaba asustado de alguna forma y estaría bien. Confiaba en Hoseok, en lo que él le decía, que recuperaría sus recuerdos tarde o temprano-. Entonces no tienes que temer, deberías dejar que fluyan tus recuerdos... estoy seguro que llegarán de a poco a ti.

- ¿Y qué si... no me gustaba mi vida antes de conocerte?

Aquel pensamiento cayó sobre él como un cubo de agua helada, sintiéndose tan gélido que por un momento se quedo paralizado, apenas sintiendo la presencia de Hoseok acercándose a él rodeando la cama y tocando su mejilla suavemente para hacerle reaccionar. Si no fuera por Hoseok, que resultaba tan familiar como su misma piel desde que se convirtió, estaría envuelto en un pánico constante. Volvería a ser lobo otra vez sin pensarlo dos veces.

Pero Hoseok estaba a su lado.

- Déjame decirte que con todo el tiempo que pase contigo esos días, pude darme cuenta de una lista de cosas que no te gustan, por ejemplo; que no te gustaba el ajo, ni las leyes de tránsito, ni el café amargo y que, si de algo estoy seguro en todo este vasto universo, tu vida no está dentro de esa lista. Tu vida fue dura, pero sé que eres fuerte. Lo eres si volviste a ser humano otra vez y te quedaste.

Taehyung le devolvió la mirada fijamente a Hoseok, olvidando el paso del tiempo en sus ojos honestos. Quería quedarse en ese pequeño lapso de tiempo donde Hoseok acariciaba su mejilla y él olvidaba todo y sólo sentía y sentía, todo lo bueno, una y otra vez. Pero la frase << Tu vida fue dura >> y esa mirada en Hoseok que quería insinuar algo revoloteó en su mente por sobre todo lo demás.

<< ¿Por qué crees que mi vida fue dura? >>

No hubo ninguna respuesta a esa pregunta. Tal vez porque Taehyung ni siquiera la dijo, sólo la pensó. Cierta parte de él le asustaba que ese nuevo yo no pudiera con todo lo que se suponía estaba acostumbrado, aunque sus manos estuvieran repletas de pequeñas cicatrices.

Hoseok se dio la vuelta, agachándose un poco para que Taehyung se subiera en su espalda y eso hizo después de uno segundos al tranquilizar los nervios como aguijones en su pelvis que le provocaba pensar en tocar al Alfa. 

Su lobo era desquiciante. No sabía como había podido sobrellevar el celo, aunque suponía que lo había hecho porque había pasado la gran mayoría del tiempo durmiendo. Taehyung sentía viva cada terminación nerviosa en su piel cuando Hoseok le tocaba, manos sosteniendo sus muslos, una espalda firme contra su pecho, las manos propias en los hombros y nuca, adorando sus orejas y mejillas. 

De repente, otra imagen se le vino a la mente y era casi la misma que tenía en frente, sólo que este flash de imágenes eran rodeado de árboles y una escalera de cemento con pequeñas flores amarillas. Recordó una conversación con Hoseok llena de risas y miradas cómplices, porque reconocía su perfil y su cabello brilloso por los rayos del sol en el atardecer. Se le oprimió el corazón, como siempre al recordar.

Taehyung acercó sutilmente su nariz al cabello de Hoseok, inhalando despacio y reteniendo el aliento todo lo posible hasta que todo de él quedo impregnado en su ser. Juró que en ese momento era todo lo que necesitaba para ser feliz. Sólo su cercanía y nada más.

Al salir de la habitación, Taehyung observó los colores beiges y metálicos de la casa, el piso tan encerado que podía verse así mismo, mesas con adornos de flores preciosas y cuadros de paisajes del bosque donde estuvo tanto tiempo. Cuando Hoseok bajó las escaleras con cuidado, Taehyung estiró el brazo para apenas rozar los cuadros de la familia de Hoseok, en donde habían tantas caras y rostros que era difícil distinguirlos y encontrar al Alfa en ellos. Sin embargo, hizo que Hoseok se detuviera en la penúltima foto, donde habían seis chicas de diferentes estaturas, dos niños pequeños y seis adultos. Reconoció en un niño pequeño de cabello azabache, delgado y con una sonrisa preciosa, al Alfa frente a él.

- ¿Eres tú? -preguntó Taehyung, señalando el cuadro con su dedo y tocando el rostro del que estaba seguro era Hoseok. 

- ¿Ese? Sí, soy yo -respondió Hoseok mirándolo por sobre el hombro, terminando con una risa avergonzada-. Creo que fue el verano antes de que mis padres fallecieran, según sé mis padres siempre invitaban a mis tíos, Yoongi y Jimin, para que convivieran con los abuelos, ya que no se llevaban muy bien por peleas familiares.

- ¿Qué tipo de peleas?

- Es algo complicado de explicar, pero en sí los abuelos no aceptaban la relación de mi tío Yoongi con Jimin.

- Eso es muy triste e injusto, si ellos querían estar juntos, ¿Por qué no estaban felices por ellos?

- No lo sé -se encogió de hombros, pensando que Taehyung tenía una forma maravillosa y simple de pensar. Se preguntó que pensaría el Taehyung con todos sus recuerdos, aunque no fueran tan diferentes-. A veces los padres sólo quieren lo que creen que es mejor para sus hijos, pero se les suele olvidar que lo mejor para alguien sólo lo puede saber la misma persona.

Después de un asentimiento, Taehyung preguntó los nombres de cada persona en cada cuadro.

En total eran diez cuadros familiares y Hoseok recitó el nombre de cada uno y contaba qué hacían en ese momento, como el cuadro donde salían sus abuelos y todos sus tíos juntos hace años atrás en una de las fabricas de la empresa, cuando eran una familia unida y no dispersa por el país.

Otras imágenes en los recuadros eran de los compañeros de Namjoon en épocas de graduación, licenciaturas de Jimin o en un viaje a Europa. 

Satisfecho con todo lo que le contaba Hoseok de su familia, Taehyung se dejó guiar por toda la casa, sorprendido por lo hermoso que era todo.

De repente pegó un salto perplejo cuando vio el tablón holográfico de tareas que usaba Seokjin, riéndose cuando Hoseok se sobresaltó cuando la puerta del sótano se abrió sola con su presencia, porque ahí era donde se dirigían. 

Taehyung se encargó de prender la luz, aplaudiendo una vez, lo que fue bastante gracioso cuando siguió aplaudiendo cinco veces y Hoseok casi lo riñe porque iba a hacer estallas las ampolletas -aunque ese tipo de ampolletas difícilmente se quemaban con algo así- y descendió los peldaños de las escaleras con cuidado, haciendo que Taehyung bajara de su espalda cuando le aviso que ya habían llegado.

 - Mira, esto es lo que te quería mostrar -dijo Hoseok visiblemente emocionado. Taehyung adoraba esas dos hendiduras a cada lado de su boca, como dos piquetes, mientras caminaba hacia una sábana grande que cubría algo parecido a un mueble alargado. Al quitar la sábana, Taehyung miró aquello asombrado y anonado, porque recordaba haber visto algo parecido en su vida, pero no sabía de dónde-. Según mis tíos, venía con la casa cuando la compraron, esta vieja y necesita ser afinada, pero es preciosa, mira el tallado... -explicó Hoseok, pasando los dedos por el mueble y sonriendo casi con adoración-. Estoy seguro que este piano fue hecho a mano. Es un trabajo excelente, debieron usar madera exótica para el exterior. Estoy seguro que fue creado a comienzo de la década del nuevo siglo veinte o finales del diecinueve, tal vez...

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó Taehyung, sin quitar la vista de encima a las teclas desgastadas, incluso faltaban algunas en los costados y su color se tornaba café claro. Pero tal como decía Hoseok, el tallado era precioso.

- Tiene 85 teclas -explicó, sobándose el mentón con aire pensativo-. Las modernas usualmente las hacen con 88 teclas, después del nuevo siglo veinte. Antes de eso, 85 teclas era lo usual, pero hubieron algunos fabricantes de pianos, por ejemplo Steinway e hijos, que la hacían con 88 teclas. A ésta le faltan dos, pero técnicamente son 88.

Taehyung asintió, acercándose a saltos cortos hacia el piano y pasando su mano por las teclas que aún mantenían algo de polvo, aunque estaba bastante limpio para lo antiguo que se veía.

- Así que tocas el piano... -insinuó Taehyung, dándole una mirada de reojo. Hoseok asintió, encogiéndose de hombros con algo de vergüenza.

- No como un profesional, pero sé leer partituras y algunas canciones...

Al mencionar aquello, Hoseok buscó la banqueta del piano debajo de éste, tirándola hacia fuera y sentándose en una esquina, dejando un espacio reducido para Taehyung, quien dudó un poco en sentarse, pero terminó haciéndolo con timidez.

Sintiéndose súbitamente relajado al estar tan cerca del Alfa, se abrazó así mismo todo lo que pudo viendo como el contrario se inclinaba un poco hacia delante y empezaba a tocar las teclas distraídamente.

Taehyung podía sentir el retumbar de las notas en su pecho, como si su cuerpo fuera un templo vacío donde todo era música.

Al principio los dedos de Hoseok se paseaban por el piano como quien tanta un terreno, con delicadeza y soltura, hasta que la melodía comenzó a tomar forma y rapidez, haciendo que Taehyung lo mirara maravillado, la manera en la que se movían sus dedos como si estuviera haciendo algún tipo de magia.

Ni siquiera sintió el paso del tiempo, tan concentrado en admirar a Hoseok, quien tenía los ojos semicerrados y se inclinaba hacia el piano escuchando su propia melodía, la cual cambiaba y cambiaba en un repertorio infinito.

Era como si todo su cuerpo estuviera recordando las canciones que yacían en lo profundo de su mente. 

Y de repente, una luz en su memoria que lo iluminó todo en el interior de Taehyung. Sus manos temblaron, sus ojos lagrimeaban y su corazón se apretujo como si alguien lo estuviera apretando entre los dedos.

- ¡Yo conozco esta canción! -exclamó Taehyung estupefacto, parándose bruscamente de la banqueta-. Yo la conoz...co...

Se quedó callado.

Una lágrima cayó de su mejilla.

Hoseok dejó de tocar de tal forma que hasta el silencio era violento, mirando con preocupación a Taehyung.

Lo agarro tan de sorpresa que cuando quiso preguntar qué pasaba, el Omega se había vuelto a sentar y las lágrimas caían de sus ojos sin pestañear.

- Hoseokie, c-creo que... ya sé porqué no te conté de mis padres.

Su voz temblaba y era bajita como un arrullo. Hoseok trago saliva y sin pensarlo dos veces abrazo al Omega, pasando su nariz por entre su cabello y sobando su espalda cariñosamente.

- Lo siento, no sabía que... ibas a recordar algo que te haría daño -susurró Hoseok en su oído mientras que con su otra mano acariciaba su cabello. No esperaba que iría a reaccionar de esa forma, estaba tan concentrado tocando que... no lo esperaba.

Taehyung negó con la cabeza, cerrando los ojos mientras apoyaba la frente en el hombro de Hoseok y agarraba la camiseta del Alfa como si en cualquier momento fuera a desmayarse.

- Sabes, yo perdí a mis padres en un accidente de nieve -musito Hoseok, sin dejar de abrazarlo con fuerza-. No me gusta decirlo, porque fueron momentos que... son difíciles de superar, pero es lo que dicen... por eso, tal vez... tal vez pueda entender lo que sientes. No estás solo, Taehyungie.

- En realidad no sé que me pasa, todo es tan borroso que yo... sólo puedo sentir... en un lugar tan oscuro como mi memoria que esa canción que estabas tocando es dolorosa para mí.

[...]

ME LLEVA LA CHINGADA MADRE

Este capítulo seguía (Y VAYA QUE SEGUÍA, HABÍA UNA PARTE QUE AMÉ ESCRIBIR WN, DONDE TAEHYUNG Y HOSEOK UFFFFF K RIKO TODO), pero se me borró y esto es lo único que pude recuperar...

Sufran conmigo.

KSJLAKSDJAKLSDJASD

ojalá me acuerde de cómo lo escribí, no será de la misma forma but espero que les guste <3 

Gracias por leer (recuperé parte de mi calva XD hoy es viernes LKSDJLAKSD)

<2 lxs amo <3

PD: habrá parte 3, y wey desde aquí ya va a haber desmadre, porque va a aparecer un personaje importante, ¿Adivinan quién? Quien adivine le dedico el capítulo <3.

Lxs veo en el próximo~

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