2.- De Omegas de la noche y pasteles.
[...] Huellas de misterio,
encuéntralas y sígueme,
no puedo ser manejado por mi sombra,
que se esconde detrás de tu luz [...]
Hoseok miró boquiabierto la casa frente a él.
Si bien su casa en el pueblo no era pequeña, diríase que bastante grande con seis habitaciones además de los dos baños, cocina y sala, la casa que veía frente a él era por mucho más grande y moderna, no estaba hecha de madera ni forrada con tapiz, sino que estaba hecha del más elegante material, bloques de hormigón sin ninguna imperfección en el blanco de las paredes y ventanales de vidrio tan transparentes que Hoseok estaba seguro que una ave chocaría contra ellas. El podría perfectamente chocar contra uno de esos ventanales de lo transparentes que eran. Además el jardín que lo rodeaba era el lugar más bello y bien ornamentado de los que había visto jamás, habían desde fuentes de pájaros hasta estatuas de lobos o de hombres alados, todas las casas en ese condominio eran tan modernas que Hoseok se sintió en otro lugar. No podía decir con certeza que le gustase tanto, todo olía demasiado a desinfectante y el aroma a rosas era demasiado intenso, lo que más le llamó la atención fue el hecho de que alrededor de la casa había un camino para ir a un pequeño parque, según le dijo Seokjin cuando lo encontró viendo y oliendo alrededor del antejardín cuando aparcaron frente a la casa y con un sistema de reconocimiento de huellas dactilares abrió la puerta. Hoseok casi se desmaya cuando ésta se corrió dentro de la pared, sin ninguna necesidad de coger el picaporte, sólo poniendo el dedo en ella.
- ¿Qué...?
- Es una puerta corredera -respondió Seokjin, ante el aturdimiento de Hoseok, quien insistió en llevar su maleta y ahora la arrastraba.
- P-pero tiene un picaporte... y sólo usaste tu dedo -exclamó desconcertado. Seokjin rió.
- Los diseñadores de las casas son algo especiales por aquí.
Hoseok sonrió. Cuando ambos entraron la puerta se cerró detrás de ellos, provocando otro mini paro cardiaco a Hoseok, quien siguió a Seokjin hacia un amplio salón con tres sillones cafés, una mesa de centro con flores y adornos de lobos, cuadros de paisajes, una chimenea llena de cuadros familiares y un ventanal del porte de la pared tapado por unas cortinas color beige. Dentro de la casa todo era más cálido, los matices de colores como el otoño y un gran televisor en la pared contraria a la chimenea. Hoseok dejo sus maletas en una esquina mientras Seokjin dejaba una caja bastante grande encima de uno de los muebles, lo habían ido a recoger y según le dijo era una hamaca para el bebé de sus tíos.
Seokjin suspiró, pasándose las manos por los pantalones de tela. Hoseok pensaba que se vestía demasiado formal como para ser conductor, él siempre había visto a los conductores de los buses lo más cómodos posible. Supuso que la clase social de sus tíos era realmente muy diferente, en realidad nunca le importó preguntar, por eso todo estaba empezando a parecer demasiado irreal. ¿De verdad sus tíos eran tan ricos? Debió de adivinarlo cuando todas las casas empezaban a cambiar al entrar a la parte sur de la ciudad, dejando de ser pequeñas y simples.
- El señor Yoongi debe estar llegando como a las cinco -informó Seokjin, tocando una pantalla holográfica que estaba en la pared. Hoseok pensaba que eso era magia o algo por el estilo, quería preguntar como lo hacía, pero no quería parecer un tonto así que se quedo callado mientras veía como Seokjin pasaba el dedo al horario en la pantalla y editaba algunas cosas-, así que te mostraré las habitaciones y te llevaré a la que hemos preparado para ti para que descanses.
Hoseok asintió, y estaba mirando las fotos familiares esperando a que Seokjin terminara cuando sintió un olor tan dulce como la miel, que despertó todos sus sentidos. Los ojos se le pusieron amarillos de la emoción mientras dirigía su mirada a la persona que bajaba las escaleras en un costado de la sala, era rubio, de tez clara, ojos pequeños y labios gruesos, con extremidades menudas y facciones finas.
- ¡Jiminnie, te dije que me avisaras cuando bajaras! -exclamó Seokjin preocupado, mientras literalmente corría hacia el Omega, con una gran panza abultada, bajando las escaleras a pasos lentos y una sonrisa encantadora.
Hoseok adora a los padres Omegas, más aun cuando están esperando un cachorro.
- Yah, que no soy un inútil por tener esta panza -se quejó Jimin, arrugando el entrecejo mientras era ayudado por Seokjin a bajar los últimos escalones-, puedo bajar las escaleras yo solito. Cuando tuve a Joonie, tú apenas tenías nueve años y, ¿Cómo crees que me las arreglé?
A pesar de que dijo eso, Hoseok podía ver que se apoyaba bastante en SeokJin, quien era realmente cuidadoso en ayudarlo a bajar. El aroma a miel lo llamaba con tanta intensidad que no pudo evitar acercarse sonriente y un poco tímido ante la gran sonrisa que esbozaba Jimin cuando lo miró.
- ¡Tú debes de ser Hoseokie! -exclamó Jimin, poniendo ambas manos en los hombros de Hoseok y abrazándolo con cuidado de no apretar su abultado abdomen. Hoseok amaba a los Omegas en cinta porque, aunque hubieran excepciones, se volvían tan cariñosos y desprendían unos aromas tan dulces que era una delicia cuidar de ellos-. Yoongi habla mucho de ti, esperábamos tanto volver a verte.
Hoseok lo miró ladeando la cabeza, extrañado.
- ¿Mi tío Yoongi habla mucho de mí?
- ¡Claro! -exclamó Jimin, tomando su hombro y guiándolo hacia uno de los sillones mientras Seokjin tomaba su otra mano ayudándolo a caminar. Jimin era un poco más bajo que él y bastante delgado, hasta parecía de su edad-. Tu hermana Yuna nos envía muchos vídeos de ti, el último que nos envió fue de tu cumpleaños, ¿Te gusto el celular que te regalamos?
Esto era demasiado raro. Jimin lo hacía sentir como en casa, pero a la vez no lo conocía. Hoseok se estaba empezando a sentir un poco intimidado.
- ¿Celular? -preguntó dudoso. En su cumpleaños no había recibido ningún celular, de hecho, Hoseok jamás había ocupado uno. Siempre que llamaba a casa era de una cabina telefónica.
- ¿No lo recibiste? -dijo Jimin, notándose decepcionado-. Tal vez se perdió en el envío, qué extraño.
Hoseok decidió no preguntar mucho, estaba demasiado embelesado con el aroma mezclado de la esencia de Jimin, del cachorro en su vientre y de la de su tío Yoongi. Era una mezcla de aromas dulces y fuertes. Hoseok siempre había sido extrovertido, pero esta vez se sentía demasiado tímido. Esa definitivamente no era su zona.
- Marie no está en casa, Jinnie -dijo Jimin hacia el conductor-, ¿Puedes ayudar en la cocina por hoy?
Hoseok supuso que hablaban de la cocinera.
- ¿Qué le pasó?
- Rich, su hijo menor, se puso enfermo, así que le dije que fuera a casa a cuidarlo.
Seokjin asintió, con un << no hay problema, ¿Te gustaría comer carne de cerdo o de ternera, Hoseok? >> y Hoseok respondió que era mejor a Jimin eligiera, o su cachorro en su vientre.
- Mi cachorro y yo ya somos demasiado consentidos, Hoseokie, así que te toca elegir con confianza. Puedes pedir las dos, incluso -Hoseok lo miró sorprendido, negando con la cabeza.
- Con cerdo está bien... creo -espeto dudoso.
- Entonces cerdo será -sonrió Seokjin, mirándolo con complicidad-. Créeme, mi cerdo asado es el mejor del mundo. No querrás comer otro cerdo asado que no sea el mío, matarás por mi cerdo asado, en serio, hasta soñarás por las noches con ello. Una vez mi primo Jun casi se atraganta mordiendo su almohada pensando en mi cerdo asado, con eso te digo todo.
Tanto Jimin como Hoseok rieron ante la seriedad cómica de Seokjin.
- ¿Cómo estuvo tu viaje? Queríamos que te vinieras en avión, pero Yuna es bastante terca con respecto al dinero -dijo Jimin, cuando ambos se sentaron en el sillón y Seokjin dijo que iría por fruta y jugo para dejarles por mientras que hacía la comida.
- Oh, estoy bien con los buses, jamás me he subido a un avión -se encogió de hombros con simpleza, mientras veía como Jimin se acariciaba la panza inconscientemente-. ¿Cómo se va a llamar su cachorro?
Jimin miró su panza, esta vez haciendo pequeños círculos alrededor de esta.
- Oh, son gemelas, ambas omegas, se llamarán Mina y Minnie.
- ¿Ya sabe sus identidades? -dijo Hoseok, asombrado.
- Claro, incluso antes de los 2 meses puedo saberlo -afirmó Jimin, diciendo un << gracias >> a Seokjin cuando este apareció con frutas picadas y jugos dejándolos en la mesa de centro frente a ellos. Hoseok también le agradeció, esas naranjas con miel lo estaban llamando desde que las olió-. Prueba, Hoseokie, no seas tímido -rió Jimin cuando vio a Hoseok dudar.
- Gracias -dijo, comiendo con un palillo que había a un costado-. Oh, usted dijo que querían volver a verme, ¿Ya nos habíamos visto antes?
- Puede que no lo recuerdes, pero Yoongi, Namjoonie y yo íbamos a visitarlos todos los fines de semana antes de que tus padres...-se detuvo, mirando sus manos con cierta melancolía-... bueno, antes de que ellos fallecieran.
Hoseok nunca hablaba de sus padres, así que se tensó. Yuna no permitía que hablaran de sus muertes, ni nada parecido, siempre hablaban de ellos como si estuvieran vivos. Como si estuvieran de viaje y no muertos, << papá se va a enojar cuando vea eso >>, << a mamá le va a molestar que te comportes así >>, << si sigues con eso, nuestros padres definitivamente te echarán de casa >>, etc. Para Hoseok, Yuna era más su madre y su padre que cualquiera de sus hermanas.
- Oh, entiendo, ¿Namjoon está...?
- Está por llegar de la universidad -respondió Jimin, sacando también con palillos algunas frutillas con crema-, debe estar llegando en diez minutos.
De repente, ambos escucharon a la puerta corredera abrirse con un pitido igual que hizo cuando Hoseok entró.
- O creo que antes -añadió Jimin con diversión, mientras ambos veían a un Alfa de tez canela, alto y de cabello color morado, entrar al salón y sacarse un casco oscuro, dejando ver sus ojos amarillos mientras tiraba su mochila de una patada cerca de la escalera. Tenía pendientes en las orejas y un tatuaje resaliendo de su cuello, vistiendo completamente de negro excepto su chaqueta café de cuero.
- Papá, ¿Hoseok ya llegó? -exclamó apenas entró, oliendo hacia todas partes hasta que vio a ambos sentados en el sillón, deteniéndose sonriendo estrechamente-, ¡Oh, aquí estás!, ¡Que gusto tenerte en casa por fin!
Hoseok le devolvió el abrazo que en ese momento Namjoon le estaba dando cuando avanzo a zancadas hacia él. Se notaba a kilómetros que era un Alfa fuerte y muy agradable, con sus hombros anchos, su postura erguida y dominante. Olía a un poco de cítrico, como el limón y un poco de almizcle si se ponía a olfatearlo con detenimiento.
- Es un gusto que nos veamos para mí también -sonrió Hoseok cuando ambos se separaron y Namjoon se sentó al lado de Jimin, saludándolo con un beso en la frente.
- ¿Cómo va todo en tu vida? -preguntó Namjoon, emocionado-. Cuéntanos, ¿Qué haces? Hace mucho tiempo que no nos vemos, ¿Aun te gusta hacer máquinas del tiempo? Recuerdo que solías enterrar en el jardín muchas cajas de galletas con nuestros dibujos.
Hoseok se sintió un poco incómodo. Ellos lo recibían tan bien, amigables rememorando recuerdos, mientras que él no se acordaba absolutamente nada de ellos ni de lo que decían.
- Creo que deje ese pasatiempo hace mucho -rió suave Hoseok, contagiando a ambos-, bueno, como me han invitado a vivir con ustedes un tiempo, mis hermanas pensaron que era mejor para mí que siguiera mis estudios aquí, en Gwangju no hay de esos centros de estudios superiores así que...
- ¿Qué quieres estudiar? -preguntó Jimin, ante el silencio de Namjoon. Hoseok empezaba a sentirse demasiado observado.
- Quiero ser profesor, o cuidador... me gustan mucho enseñar o ayudar a las personas -contestó con sinceridad. Él podía hacer tantas cosas que no sabía cuál le hacía más feliz-. No lo sé. Creo que tendré que ver eso luego de que el tío Yoongi me diga eso tan importante que decía en la carta...
Jimin asintió, mientras Namjoon daba un manotazo a su pierna sonriente.
- Yo te ayudaré. En mi universidad hay muchas especialidades en las que puedes ingresar, no te preocupes por eso.
Hoseok le agradeció, y siguieron conversando sobre la vida que llevaba en Gwangju hasta la que ellos llevaban en Seúl. Seokjin había terminado de cocinar, poniendo los cubiertos en la mesa y dejando todo tan ordenado y bonito que Hoseok pensó que alguien le había ayudado. Cuando se sentaron en la mesa, dejando un plato vacío en la cabecera de la mesa, Hoseok preguntó si Seokjin comería con ellos, porque le habían dicho que ese era para Yoongi que no tardaba en llegar.
- No, los empleados comen en la cocina -contestó Namjoon, mientras engullía un trozo grande de carne.
- Pero... pero ustedes son muy cercanos -inquirió Hoseok, extrañado-. No creo que deba comer solo si hay una mesa tan grande.
Hoseok miró la que usaban. En esa mesa cabía el doble de sus hermanas.
- En realidad es más una formalidad, los otros empleados podrían sentirse diferentes y muy mal si hacemos que Seokjin coma con nosotros -contestó Jimin en un mohín-, aun si es cercano.
Hoseok lo miró incrédulo.
- ¿Hay más empleados?
- ¿Cómo crees que la casa está tan limpia? -rió Jimin-. Los tres somos pésimos para la limpieza, pero como tú venías a casa hoy queríamos darte una bienvenida más cálida, solo entre nosotros.
- Gracias por eso, es muy considerado.
Siguieron hablando de lo delicioso que le había salido el cerdo asado a Seokjin. No mentía, era el mejor cerdo que había probado en su vida. En ese momento se preguntó si Seokjin sería omega, pero su aura emanaba más a la de un Alfa con sus hombros anchos y su altura igual a la de Namjoon. Justo en ese momento, donde Seokjin había aparecido con jugo de naranja para servir, el pitido de la puerta corredera volvió a sonar, dando a entender que era Yoongi quien había llegado. Hoseok apenas lo había visto en fotos, porque en persona no recordaba como era.
Si bien Yoongi tenía su misma altura y era más bajo que su hijo, emanaba un aura de dominancia que le llego como una ráfaga fuerte de aroma envolviéndolo todo; sus ojos eran filosos, calculadores y tenía facciones fuertes e inexpresivas. Jimin se dio la vuelta mirando por sobre el hombro y Hoseok vio como arrugaba la frente de forma adorable. Namjoon seguía comiendo mientras trataba de decir << Hola papá >> sin atorarse.
- Llegas tarde, Yoonie.
- No es mi culpa que Ruth no sepa hacer su trabajo -resopló Yoongi, sacándose la corbata y dejándola en uno de los sillones cuando se dirigió a Hoseok, con una gran y cálida sonrisa-. Por fin llegaste, de verdad estábamos esperándote. Perdón por no ir a recogerte yo, el trabajo me tiene muy ocupado.
Yoongi fue hasta él mientras Hoseok se levantaba y era envuelto por un gran abrazo. ¿Cómo es que eran tan amables con él? Hace años que no se veían. Hoseok de verdad se sentía como en casa, como si esa fuera su manada.
- ¡Estás tan grande, muchacho! Aun recuerdo como corrías con Joon de aquí para allá ensuciándote de barro, ¿Te acuerdas, Joon?
- Claro, tengo una hermosa cicatriz de esos momentos -rió Namjoon, señalando su codo desnudo y una cicatriz pequeña más cerca del antebrazo.
- Eran unos hermosos tiempos, sí, siempre fuiste un Alfa tan activo, no como ahora, flojo -bromeó Yoongi, desordenando el cabello de Namjoon, ganándose un gruñido de él mientras sonreía hacia Hoseok-. Vamos a comer, vamos a comer, me estoy muriendo de hambre, podría comer un venado entero -repitió emocionado y cantarín. Parecía un niño, y es que parecía igual de joven que Jimin, con esa tez pálida y perfectamente afeitada. Debería tener como unos treinta y tantos, era mucho más joven que sus padres.
- Jinnie hizo cerdo asado para Hoseokie -informó Jimin, mientras Yoongi se sentaba en la cabecera de la silla y Hoseok volvía a tomar asiento terminando de comer el cerdo asado, las papas y la ensalada que había en el centro de la mesa junto a otras cosas igual de apetecibles. Seokjin salió de la cocina con un plato para él y se retiró cuando Yoongi le preguntó que tal le había ido con el recado que le había encargado, respondiendo que había salido todo en orden. Yoongi se dirigió a él y empezó a preguntarle como estaban sus hermanas, como estuvo el viaje y casi lo mismo que Jimin, quien a veces respondía por él, lo que era bastante gracioso-. En fin, Joonie va a guiar a Hoseok esta semana, de seguro se inscribirá a la misma universidad que él, es muy buena -añadió Jimin.
- Oh, ¿En serio? -dijo Yoongi, mostrándose serio de repente-. Pero aún no he conversado sobre la carta que dejaron sus padres con él.
Hoseok lo miro confundido, mientras Jimin suspiraba y Namjoon seguía comiendo como si hubiera estado una semana sin probar bocado.
- Ya hablamos de eso, al final es su decisión.
- Pero es demasiado buena como para desperdiciarla.
- No es tu decisión, Yoongi -replicó Jimin, casi con frialdad. Hoseok se tensó al ver como Jimin lo miraba con preocupación y un ademán de sonrisa-. Hoseok-ssi, sea lo que sea que diga Yoongi, al final es tu decisión.
- Lo siento, no sé de lo que hablan -dijo Hoseok, riendo incómodo.
- Pronto lo sabrás, no te preocupes -esbozo Yoongi, con una sonrisa de total seguridad.
Pero Hoseok sólo pensaba en la mirada preocupada que Jimin le había dado.
[...]
No había tardado tanto en saberlo.
Después de que almorzaran entre algunas risas, anécdotas de años pasados y temas futuros, Seokjin llevó las maletas de Hoseok -aunque este se había negado- hacia la habitación que sería para él.
Era tan grande como el salón de su casa. ¡Era demasiado! Hasta tenía su propio baño, con una tina ovalada enorme y un ventanal que dejaba ver los árboles y rosales del jardín. Tenía una cama de dos plazas, una televisión que abarcaba la mitad de la pared y un armario tan grande como su habitación antigua.
- ¿De verdad este lugar es mi habitación? -preguntó Hoseok, anonado.
- Toda para ti, señor Hoseok -bromeó Namjoon, entrando detrás de ellos. Yoongi dijo que lo esperaría en su despacho, otra cosa increíble para él, ¿Cómo había un despacho en su propia casa?Jimin se había quedado en el salón leyendo un libro, porque era demasiado arduo para él subir las escaleras y luego bajar.
- No me digas señor, me haces sentir viejo, se siente feo -rió Hoseok.
- ¿Cómo crees que me siento yo cuando este niño me dice tío abuelo Seokjin solo para molestarme? -rió Seokjin, dándole un manotazo al hombro de Namjoon quien le sacó la lengua burlón.
- Es porque eres un tío abuelo con esos chistes que le dices a Marie para hacerla reír, Alfa viejo.
- Oh, eres un Alfa -afirmó Hoseok en voz alta hacia Seokjin.
- ¿Creías que era un Omega con esos hombros? -dijo Namjoon divertido, agarrando a Seokjin de los hombros y zarandeándolo con total confianza.
- Suéltame, bobo -refunfuño Seokjin, sacándose las manos de Namjoon de encima-. Y sí, soy un Alfa. Muy guapo, por si no lo habías notado -añadió mirándolo con picardía.
Hoseok sonrió, entre risas viendo como Seokjin y Namjoon hablaban y hablaban con tanta confianza que parecían hermanos mientras él desempacaba su ropa.
Cuando terminó, se dirigió con ellos al despacho de Yoongi, pero lo dejaron solo cuando entró y se encontró con él sentado en una silla giratoria detrás de un gran escritorio. Yoongi se levantó y caminó hasta el sillón que había a un costado, invitando a que Hoseok se sentara a su lado. En sus manos, traía una hoja.
- Esta es la carta que dejaron tus padres, Hoseok -informó Yoongi, luego de que Hoseok se sentara expectante. Tomo la hoja entre sus manos y antes de leerla, volvió a mirar a Yoongi-: Se supone que esta carta te la entregarían cuando cumplieras los veinte, pero vivías lejos y nos la dieron a nosotros, que somos los principales encargados de la empresa. Hablamos con Yuna sobre eso, pero ella dijo que aun no estabas listo para esto.
- ¿Mi hermana sabía de esta carta? -preguntó Hoseok, sorprendido. Yuna no le había comentado nada.
- Claro -dijo Yoongi, descolocado porque él no supiera-. De hecho, tu hermana sería la directora de la compañía si hubiera aceptado vivir aquí en Seúl, pero como le gustaba más ser profesora, no aceptó.
- No sabía de eso -murmuró Hoseok.
- Por supuesto que no, sabía que no estabas preparado. Ella siempre ha querido lo mejor para ti, supongo que por eso te mando.
Yoongi sonrió cariñosamente. Hoseok leyó la carta.
En ese instante supo porqué su hermana le había mantenido tan al margen de todo. Prácticamente, ahí decía que la parte de la empresa de su padre era de él, y que si no se hacía cargo de ella, se la quitarían.
O sea, que querían que Hoseok trabajara allí como hijo del antiguo director.
Hoseok pensó que si él lo hubiera sabido antes, definitivamente no hubiera dejado que sus hermanas lo subieran a ese estúpido bus.
[...]
Hoseok pasó un día pensando sobre aquella carta.
Su padre quería que él siguiera sus pasos en la compañía, que se hiciera cargo de todo, que fuera un Alfa como él. El problema es que Hoseok no era un Alfa como él, no tenía intenciones de dirigir una compañía ni nada por el estilo, de hecho, ni siquiera se imaginaba detrás de un escritorio dándole ordenes a la gente o algo por el estilo. También, Hoseok apenas había cursado la escuela, no tenía estudios superiores por lo que le llevaría más años encargarse del sector de su padre. Yoongi le había dicho que la empresa por completo le pertenecía antes como descendiente varón, pero cuando murió su padre fue dividida por los tres hermanos de él. Hoseok era muy pequeño si quiera para pensar en eso.
Y ahora que pensaba en eso, le daba pavor. Hoseok sentía que no servía para eso.
Así que al segundo día se negó. Yoongi trato de aconsejarlo, decirle que experimentara con él un día, que fueran a la compañía y que viera como era todo. Esa parte le pertenecía por derecho, sería tonto perderla así como así. Hoseok se preguntó si alguna de sus hermanas además de Yuna sabía sobre eso, así que llamo a casa. Le contestó Suni, diciendo que Yuna aun no había llegado del trabajo. Hoseok habló con ella sobre la carta y Suni le dijo que no tenía idea y que cuando Yuna llegara le llamaría.
Hoseok esperó la llamada de Yuna, buscando algo qué hacer por toda esa casa tan perfecta. Namjoon tenía clases esa mañana, Yoongi había ido a trabajar y Jimin, justo cuando él bajo al salón, le preguntó si quería ver una película con él. Hoseok ni siquiera lo pensó dos veces.
Era una de lobos Zombies, bastante aterradora para ellos dos, por lo que la cambiaron a otra más futurista, pero Jimin quería comer pastel de frambuesas, así que Seokjin junto a Marie, quien por cierto era una Omega de unos cuarenta y tantos muy amigable, habían ido a comprar ingredientes para hacerla.
Hoseok estaba bastante sumergido en la película cuando olió algo extraño.
Su lobo despertó, haciendo que sus ojos brillaran en dos llamas amarillas mientras olía alrededor. Era un aroma suave, casi oculto por el aroma de Yoongi en Jimin. Hoseok vio que el Omega se había quedado dormido en el sillón, por lo que fue a buscar una manta a su habitación y se la puso encima, abriendo el ventanal para salir hacia el jardín posterior.
El aroma se había cada vez más fuerte si Hoseok caminaba entre los arboles con sus hojas amarillas por el otoño.
Era algo que lo llamaba, como cuerdas tirando de él incapaz de dejarle respirar si no se acercaba más y más.
Hoseok caminó entre los arbustos, viendo como el viento hacia que las hojas de otoño cayeran como un velo de hojas matizadas frente a él, el camino de tierra repleto de ellas.
Se detuvo sólo cuando vio una verja con puas delimitando la mitad del pequeño bosque. Supuso que más allá debería estar el parque, así que trato de buscar la entrada y seguir el aroma que se difuminaba y volvía aparecer con el viento y las hojas.
Miró por encima de su cabeza, y un aroma le llegó a la nariz como una fuerte ráfaga, provocando que dijera un nombre en voz alta. Estaba seguro que era él.
- ¿Taehyung?
[...]
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