~∆ Capitulo 22~∆
~ George Weasley~:
- Han pasado 6 meses desde que mi nov....Alice estaba en coma.
- Todos los días la visitaba, le hablaba y susurraba cosas, imaginando que me escuchaba.
- Yo sabía, muy en el fondo, que ella podía escucharme.
- Le llevaba todo tipo de cosas que le hubieran encantado (el doctor no lo permitió al inicio, pero Draco se encargó de eso)
- Flores y dulces.
- Aunque los dulces se los comía Ronald.
- Mi relación con los Malfoy nunca fue buena, pero mejoró un poco, al menos con Draco y Narcisa.
- Ella se hizo más cercana a su hermana Andrómeda.
Para nadie fue un secreto que Andrómeda había traicionado a los Black, sin embargo, Narcisa buscaba la manera de que ella se sintiera segura cuando su esposo estaba cerca.
- Por otro lado, Teddy venía una vez a la Semana.
Estudiaba sus primeros años en una escuela Muggle, mientras esperaba ansiosamente tener 11 años.
- El pequeño le contaba historia a su tía, y cómo se imaginaba en Hogwarts.
- El primer día, el pequeño estaba muy asustado, sobre todo al ver a la joven.
Pero luego sonrío... Y besó su mano.
- Alice recuperó su tonalidad de cabello, menos un mechón.
Le haría recordar su pasado.
Un pasado tormentoso.
- Todos nos turnabamos para cuidarla, pero era yo quien más tiempo se quedaba.
- Buenos noches Alice -digo tomando su mano. Esta noche se quedaría Andrómeda con ella
- Recupérate pronto... -le doy un beso en la frente.
- Sin embargo, susurro las palabras que pasaban por mi mente después de que ella las dijera, hace más de 6 meses.
- Yo también te quiero.
- La mano que tenía junto a ella me aprieta, y sonrío porque es la primera señal que hace. Estaba despertando - mi niña...
- Pero mi felicidad dura poco, pues los monitores hacen demasiado ruido. Su ritmo cardíaco aumentaba peligrosamente.
- No no...
- Salgo y grito para llamar a una enfermera.
- La tenían en una habitación apartada de todos, y me desespero porque nadie está cerca.
- El doctor entra a la habitación monitoreando el aparato. Era el único avance en todos estos meses.
- Pensaban que debían desconectarla hace dos meses, según porque era demasiado tiempo.
- Sin embargo, Lucius hizo un gran escándalo, logrando que la dejasen tranquila.
- La enfermera me pregunta lo ocurrido, mientras siento a Andrómeda a mi lado con la respiración agitada.
- Ella me apretó mi mano, y luego...
- Andrómeda me abraza cuando la enfermera socorre al médico.
- Todo estará bien hijo mío - susurró para ambos.
- Ambos nos vemos obligados a salir, había varias enfermeras y aparatos que no entrábamos juntos.
- Le dí una última mirada, tenía la esperanza de que aquellos ojos avellana me miren algún día.
- Sin embargo, el miedo se apodera de mí al ver cómo comienza a convulsionar.
...
- No sé cómo, pero me había quedado dormido.
- Sospecho que una enfermera me lanzó un hechizo, pues no paraba de dar vueltas ansioso y gritaba a la gente.
- Mi madre y Harry estaban aquí.
- Narcisa tenia el pequeño Teddy en brazos, y si ella estaba aquí, Draco también.
- ¿Estás más tranquilo muchacho?
-La voz de mi padre me asustó, y eso me dió una pista. Lo más seguro es que él dió la idea para calmarme.
- Lo estaré cuando ella esté bien.
- Los minutos pasan y se hacen muy pesados.
Los pies me duelen de tanto dar vueltas.
- Draco miraba su taza como si fuera la cosa más importante del mundo.
Sin embargo, lo hacía porque estaba ocultando su desesperación.
- La enfermera sale.
- ¿Cómo está mi hija? - preguntan Ted y Andrómeda al mismo tiempo.
- Todos nos ponemos de pie y nos acercamos a ella, ansiosos.
- Ella ha despertado.
- Suelto un suspiro aliviado. Pareciera que nunca había respirado, y lo hice cuando supe que estaba bien.
- ¿Podemos verla? -pregunta mi madre.
- Ella está estable, pero no puedo dejar que muchas personas entren.
- Yo quería verla, lo necesitaba.
- Pero yo no era nadie en ese lugar.
- Pienso que los primeros que deben ir son sus padres.
- Veo a ambos asentir, luego buscan la mirada de mi madre y ella también asiente.
- ¡Demonios! Pueden hablar... ¡ yo también quiero saber!
- Debieron notar mi incomodidad, porque todos me miraban, yo no entendía nada.
- Anda tú, querido -me dice Narcisa.
- ¿Yo? -pregunto perplejo- pero yo no...
- Ambos queremos que vallas- dijo Andrómeda al fin, su esposo asiente- y creo que todos pensamos lo mismo.
- Yo no me muevo, no sabía cómo reaccionar, ellos eran como sus padres, eran ellos a quien de seguro quería ver primero.
-Vale, o vas tú, o entra Draco -me dijo Ted en forma de amenaza.
- Draco disimuló una risa tomando un sorbo de su taza.
- Corro hacia dónde había señalado la enfermera para cambiarme la ropa nuevamente y poder entrar.
...
- Allí estaba ella.
- Pequeña e indefensa.
Nadie creería que se llevó a cabo un duelo con el mismísimo Grinderwald, de no ser porque el propio ministro lo había visto todo.
- Transformaciones y maldiciones, eso ocurrió en aquel duelo.
- ¡George! - sonrío con dificultad, sus ojos se ponen llorosos, obligándo a acercarme y quitar sus lágrimas de su bello rostro.
- Noto que uno de ellos se tornó blanco. Al igual que los de su padre.
- Sabía que estarías bien - aparto un mechón de pelo de su cara, justamente el platinado- me hiciste mucha falta.
- Lo sé, soy irremplazable - de repente, sus mejillas se tornan de un tono carmesí.
- ¿Escuchaste todo lo que te decía? -no se por qué, pero estaba nervioso.
- Desde el primer día.
- No tenía palabras en ese momento.
Había ensayado muchas veces lo que le diría pero... Me era imposible.
- Alice, yo... -no aguanto más y le robo un beso con sumo cuidado.
- Nuestros labios moviéndose al compás era todo lo que mi mundo necesitaba. Ella acaricia mi rostro con tanta suavidad, que me sentía vivo otra vez.
Siento algo en mi estómago que... De seguro son nervios.
- No sabía que necesitaba sus labios hasta que los volví a probar.
El sabor a fresa estaba en ellos.
Y aunque no me gustaba esa fruta, se sentía bien en sus labios.
- Me separo de ella un momento, mirándola a los ojos.
- Ambos sabíamos que nos necesitábamos el uno al otro.
- Ella era lo que Fred siempre quiso para mí, alguien realmente valiente para luchar, pero que me amara con todos mis defectos, y mi pasado tormentoso.
- Me sentía en la necesidad de volver a decir aquellas palabras, pero fue ella quién las dijo.
- Yo también te amo, George.
- Jamás olvidaría este momento.
- Sobre todo al escuchar unos pequeños pasitos.
- ¡Tita! - Gritó el pequeño Teddy.
- Mi pequeño monstruo - le sonríe.
- El niño camina a su lado, besa su mano como todo un caballero y le sonríe.
- Me gusta tu look.
- A mi no tanto...
- De seguro ya había notado su cambio físico.
- Una de las "consecuencias" que sufrió hace 6 meses fue eso.
- Sufría de heterocromía de iris.
Uno de sus ojos era avellana, mientras el otro era plateado.
- De repente, el niño cambia la tonalidad de su cabello.
- Su tono azul desaparece, dejando a su paso un tono castaño.
Un mechón blanco toma el camino, mientras unos de sus ojos se torna plateado.
- Listo - sonrío el niño- Ahora no estarás sola.
- Alice no sabía si llorar o reír.
- Ni siquiera yo sabía cómo reaccionar.
- No me gusta como te queda.
- Pues a mi sí - sonríe- te queda fabuloso tía Alice.
- Mejor...
- Una vez me dijiste que mamá solía imitarte cuando eran unas niñas - sonríe el pequeño- yo también quiero hacerlo.
Quiero que seas la misma de antes.
- Con suma delicadeza abraza a su sobrino, mientras el resto entra buscando preocupado al niño.
- ¡Teddy! - gritó Andrómeda.
- Mira abu... Alice y yo nos vemos fabulosos.
- Una lágrima recorre las mejillas de ambas.
- Mamá... Lo siento tanto...
- Todo estará bien hija mía - la señora se acerca a paso lento y besa su frente.
- ¿Qué pasó con él?
- Está muerto.
- ¿De forma definitiva?
- Yo asiento.
- Me alegra saber que mi sobrino estará bien - sonríe al ver al pequeño jugar con un auto de juguete.
- Todo gracias a ti.
- Después de todo ... Sí cumplí mi promesa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top