Final.

Cada gota de alcohol que habían ingerido durante la noche se evaporó de sus cuerpos. La noche que parecía prometedora y brillante, se transformó en un abismo que los succionaba y los enloquecía. Sus manos aún yacían entrelazadas mientras caminaban lado a lado, el silencio era tan asfixiante que se sentían morir con cada paso dado.

Cuando llegaron al departamento de Jimin ambos se miraron a los ojos, contemplaron el terror de sus pupilas y el temblor de sus manos. No había salida del laberinto en el que se habían perdido.

A la deriva.

“Tenemos que llamar a la policía.” Dijo Jimin, miraba a Jungkook tratando de encontrar sus ojos, no pudo. Su novio no le miraba, estaba perdido en algún punto dibujado en la pared. “Jungkook.” Le llamó y aún así no le prestó atención.

No fue hasta que Jimin trató de tomar su celular para hacer lo que había pedido que Jungkook salió de su trance. Fue con pasos rápidos hacia su novio y con fuerza desmedida le tomó de la muñeca para quitarle el celular.

“No lo vas a hacer.” Dijo en un tono alto. Hizo presión sobre la piel hasta marcarla, tenía las pupilas perdidas y la mirada tétrica. Jimin tuvo miedo. “No vas a llamar a nadie.”

“Jungkook…” Susurró, trató de zafarse del agarre pero no lo logró, solo sintió aún más presión en su muñeca. “Me estás lastimando.”

El más alto no hizo caso a las palabras de Jimin, siguió tomándolo por la fuerza mientras se encontraba con sus ojos una y otra vez, el rubio no reconocía a su novio. Estaba perdido en la marea de sentimientos que lo habían tumbado, tenía miedo, enojo e incertidumbre.

Jungkook estaba aterrado por lo que pudiera pasar, por lo que había hecho. Su vida había cambiado de ahora en adelante y le aterraba lo desconocido. Porque no sabía que sucedería mañana, no sabía que pasaría ahora y en el futuro. Todo era tan incierto.

Excepto, la calidez que sentía en sus manos ahora mismo. Todo había cambiado excepto la piel cálida de su novio. Cuando toda su vida se destruyó en tan solo segundos, el único que se mantuvo firme en su lugar fue Jimin.

El mundo estaba en llamas y él estaba a un empujón del infierno, pero Jimin permanecía frente a él. Con él. A su lado.

Suavizó el agarre en su muñeca y lo atrajo a su pecho, lo abrazó por su cintura y apoyó su mentón en su hombro. Cerró los ojos y soltó un suspiro, abrazando a Jimin se sentía en paz.

Aunque ese sentimiento no se compartía ahora mismo, Jimin no podía devolver el abrazo entero, su corazón estallaría por el miedo de la situación y no podía pensar bien.

“¿Qué pasa?” Levantó su rostro, frunció el ceño y llevó una de sus manos a la mejilla del rubio. Su novio era hermoso, le fascinaba cada vez que lo miraba y se sentía el hombre más afortunado del planeta al tenerlo a su lado. Quería besarlo y tocarlo todo el tiempo, hacerlo suyo cuantas veces quiera. Ahora mismo, quería besarlo y tranquilizar su agitada alma que había sido condenada a una eternidad en el infierno.

Con la intención de juntar sus labios Jungkook se acercó a su novio y le tomó del mentón, grande fue su sorpresa cuando Jimin se quitó del intento de beso.

“¿Qué pasa?” Frunció el ceño. “¿No quieres darme un beso?”

Claro que quería, al igual que Jungkook, Jimin siempre quería estar besando y tocando a su novio, ambos tenían esa obsesión asfixiante por el otro. Pero ahora estaba aterrado, no sabía que podía suceder en cualquier momento.

“Vamos, dame un beso.” Pidió con voz suave, ante la falta de atención y obediencia el enojo de Jungkook volvió a encenderse. “Dame un beso.” Ordenó, no fue escuchado. Recurriendo a la fuerza, tomó las mejillas de Jimin y estampó sus labios juntos. Lo beso con hambre y con desesperación, mordió sus labios y robó un poco de su sangre.

Se enfadó aún más por la falta de compromiso en el beso, parecía que besaba a un muerto. Cerca del rostro de Jimin le dijo. “¿Por qué no me quieres besar? ¿Ah? ¿Qué pasa?”

“Jungkook, basta.” Trató de soltarse, pero no pudo. No quería ver a los ojos a su novio, no sabía qué hacer.

“No, mi vida se vino abajo por tu culpa.” Dijo. “Mi vida se arruinó por ti. Mate por ti, Jimin, ¿ahora no quieres darme un puto y simple beso?”

“¿Me estás echando la culpa?” Frunció el ceño, retiró la mano de Jungkook de su rostro de un manotazo. Jugó a la víctima para así desaparecer del abismo que se lo estaba tragando hasta lo más profundo de lo desconocido. Porque todo había sido su culpa.

Mintió para que Rowoon se esfumara de su vida, logrando su cometido y condenando a Jungkook a años encerrado.

Jungkook había matado a alguien por su culpa y su mentira. Jungkook había arruinado su vida por él. Pero si lo admitía se volvería loco.

“Lo hago.” Dijo Jungkook. “Si nunca hubieras empezado este puto juego por tu puta inseguridad nada de esto pasaria.”

“No, no.” Negó con la cabeza. “Si tú hubieras empezado con la verdad nada hubiera pasado, si no te hubieras querido deshacer de mi nada de esto hubiera pasado.”

“¿¡Es en serio!?” Rió cansado, llevó sus manos a su cabello y lo peino hacia atrás. Estaba estresado, enojado, perdido y lo único que escuchaba eran los gritos de Jimin. “Si tú confiarás en mí, no te hubieras ido a abrir de piernas al primer cabrón que se te cruzó.”

“¿De qué mierda estás hablando?”

“Te cogiste a Rowoon porque creías que te dejaría, si confiaras en mí no lo hubieras hecho.”

“Y tu te cogiste a tu mejor amigo.” Apunto, había querido hacerlo desde que volvieron.

“Lo hice, ¿y sabes que?” Camino hacia él, se puso frente a Jimin y sonrió. “Lo disfruté mucho, porque él no está mal de la cabeza como tú.”

“¡Entonces porqué no te lo sigues cogiendo!” Le golpeó el pecho. “Vete con él, ruegale porque te la chupe y te salvé el culo de la mierda que hiciste.”

“¿Qué hice?” Tomo de las mejillas a Jimin. “Qué hicimos, Jimin. Tu y yo estamos en esto juntos.”

“Vete a la mierda.” Golpeó a Jungkook en la mejilla, quería que lo soltara y que lo dejara pensar en qué hacer. “Ve a rogarle a Seongmin.”

“Y dale con eso.” Rodó los ojos, tomando de la muñeca a Jimin para tenerlo frente a él. “Eres al único que amo, Jimin, eres mi vida entera y sin ti no soy nadie. Deja de comportarte como un estúpido bastardo insinuando que quiero a alguien más, eres tú y siempre serás tú.” En la confesión escuchada un millón de veces se derritió cual helado en verano.

No podía seguir perdiéndose en la culpa, no podía seguir asustado cuando tenía a un hombre que haría absolutamente todo por él. Hasta matar.

Después de pelear, de gritarse y golpearse, siempre terminaban de la misma forma. Abrazados repartiendo besos en sus rostros mientras acariciaban sus manos.

El futuro era incierto, pero ahora tomados de la mano tenían algo consistente. Su amor, aquel que les había arrebatado absolutamente todo, se mantenía como estandarte en una avalancha.

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Ambos se despertaron alrededor de las cuatro de la mañana, sus piernas aún estaban enredadas entre las sábanas y los besos sobre sus cuerpos seguían intactos.

“¿Qué haremos?” Susurró Jimin.

“Vámonos de aquí.” Dijo Jungkook. “Vámonos y… recemos porque jamás nos encuentren.”

“¿Y si lo hacen?”

“No pienses en eso.”

“Pero puede pasar, ¿qué haremos si eso sucede?”

“Hacer todo para permanecer juntos.” Dijo tomando las manos de su novio y entrelazandolas. “Estaremos bien si estamos juntos, ¿no?”

Jimin asintió, besó la mano de Jungkook y sonrió. “Estaremos bien si estamos bien juntos.”

En el infierno, en el exilio o en la cárcel, si estaban juntos ellos estarían bien.

Tomaron todo lo necesario para el viaje sin fin, se alistaron en tiempo récord y recorrieron las calles para dar con el auto de Jungkook, huirían a las cinco de la mañana, antes de que el sol salga y con este las pruebas de su crimen. En silencio y con el miedo bien escondido en sus poros arrancaron rebasando los límites permitidos, tenían que salir de la ciudad lo más antes posible.

Sin decirle a nadie un mísero adiós, sin avisar que desaparecerían de la vida de quienes alguna vez los conocieron. El corazón les pesaba por la incertidumbre del momento, pero cuando se miraban de reojo este se calmaba. Porque estarían bien.

El celular de Jimin comenzó a sonar, el rubio quiso contestar y una vez más fue interrumpido por su novio. Esta vez no solo le lastimó la muñeca, sino que le tiró el celular por la ventana hacia la carretera.

“¿¡Por qué hiciste eso!?” Reclamó, su madre le había llamado y quería tan solo decirle que todo estaba bien. Pero Jungkook no lo dejó ni hacer eso.

“¿A quien mierda crees que vas a contestar? ¿Qué parte de huir no entendiste?”

“Pudo haber sido mi mamá.”

“A mi no me importa, Jimin.” Dijo con los ojos fijos en la carretera. “Estamos en esto juntos, si tenemos que desaparecer lo haremos.”

“No me puedes prohibir desaparecer de mis padres.”

“Claro que puedo.” Dijo. “Estúpido bastardo, no me vas a dejar en esto solo.”

“¿¡Cómo me acabas de llamar!?” Reclamo, las emociones estaban a flor de piel y cualquier cosa los incendiaria como siempre pasaba. “¡Repítelo!”

“¡Estúpido bastardo, eso dije!”

Una cachetada fue plantada en la mejilla de Jungkook. “Detén el auto.”

“No molestes.”

“¡Detén el puto auto!” Volvió a abofetearlo, trató de tomar el volante y Jungkook cedió a su pedido.

El rubio bajó del auto lo más rápido que pudo, comenzó a caminar hacia la dirección contraria, Jungkook de frustración golpeó el volante y salió en busca de su novio. Corrió hacia él y lo tomó entre sus brazos, Jimin peleó para que lo soltara pero se rindió en el abrazo.

Jimin comenzó a llorar mientras abrazaba a Jungkook. Siempre terminando de esa forma, después de herirse volvían a los brazos del otro. Sería así para siempre.

“Tengo miedo.” Susurró el rubio. “Me aterra simplemente desaparecer.”

“Es por nuestro bien.”

“Lo sé.” Asintió.

Se abrazaron un par de minutos más, entrelazaron sus manos teniendo la intención de volver al auto para continuar su viaje, pero su atención fue robada por el sol que comenzaba a aparecer por el océano.

“Veamos el amanecer, ¿te parece?” Sugirió Jungkook.

Jimin solo asintió.

En silencio, escuchando solo las olas del mar golpeando la arena se sentaron lo más cerca que pudieron. El paisaje era una maravilla, solo eran los dos tomados de la mano sentados lado a lado mientras observaban como el sol saludaba para un nuevo día.

El silencio cómodo acercó sus cuerpo aún más, Jimin recostó su cabeza en el hombro de Jungkook, sus manos se entrelazaban mientras sonreían a las olas naranjas.

“Estaremos bien.” Susurró el rubio.

“Estaremos bien.” Repitió Jungkook.

Y lo estarían.

Si estaban juntos estarían bien, podrían pelear juntos, sangrar juntos y amarse juntos. Estando lado a lado era una buena forma de ir de la mano al infierno.

Porque se tenían a ellos, solo importaban ellos y nada más.

Aunque el futuro sea incierto y la ruta larga, su amor se mantendría igual en miles de kilómetros lejos, o separados por unas varas de metal.

El lazo de sus almas había ido aún más lejos, había sido más intenso que el mismo infierno. Eran uno solo.

Y siempre será así. Y estaba bien.














fin.




























y chiquissss :3 aquí llegamos al final de esta historia toda retorcida

gracias por su apoyo 💘 las amo un montón

nos vemos en futuras obras 💘💘💘

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