47° (+)
Nicole.
Conduje por veinte minutos hasta llegar donde Jules, me quedé en el auto esperando una señal. Leigh va a enojarse cuando sepa que he venido hasta aquí con la lluvia que hay fuera. Leigh odia que conduzca con lluvia, me ha regañado muchas veces por ello.
Suspiré. Debo decirle.
Apagué el motor, abrí la puerta y salí del auto. Caminé hasta la entrada y noté que aún tenían las luces del salón encendidas. La ventaja del ex departamento de Jules y Leigh es que no es un departamento como tal, es una casa separada con forma de departamento y que pagaban como si fuese un departamento.
[PLAY: One —Ed Sheeran]
Toqué la puerta repetidas veces ignorando el hecho de que tenía un enorme timbre frente a mí. Lo presioné y tras la puerta apareció Jules mirándome extrañada.
—¿Nicole?
Su voz denotaba confusión. No la culpo, yo también me observaría así en su lugar.
—¿Está Leigh?—Pregunté y ella asintió lentamente. La puerta se abrió más y la castaña apareció tras su hermana.
—¿Nicole?—Preguntó algo dormida. —¿Estás bien? ¿Condujiste con lluvia y hasta aquí?—Se quejó y tomó mi mano jalándome dentro de la casa.—¿Por qué haz venido?
Jules le entregó una toalla con la que Leigh me envolvió y en ese momento en el que la vi noté que estaba temblando, no creí que llovería tanto fuera, estoy empapada.
—¿Estás bien?—Insistió ella. No supe que contestar. Estoy en blanco. —Oh, Dios. ¿Te estás muriendo?
—No, no me estoy muriendo. —Aclaré y vi como Jules nos observaba en silencio.
—Le haré café. —Murmuró Jules.
—Te de manzanilla, Jules. —Dijo Leigh y la pelinegra asintió antes de alejarse. —¿Todo bien?—Insistió y yo tomé sus mejillas antes de ponerme de puntillas y pegar mis labios a los suyos.
Leigh parecía reacia a corresponderme, sin embargo sentí sus manos tomar las mías para bajarlas hasta su cuello, una de sus manos tomó mi cintura y su lengua acarició la mía antes de succionar mi labio inferior de forma suave.
Cerré los ojos y decidí tomar el control de la situación jalando su cuello levemente y dando un leve tirón a su lengua entre mis labios antes de morder su labio inferior. Ella dejó ir un suspiro y la sentí sonreír. El aire comenzó a faltarme, y decidí que era momento de hablar, al fin siento que tengo una voz propia, no la de aquella Nicole que olvidó todo, de esta nueva Nicole que está dispuesta a seguir trabajando hasta conseguir a su versión antigua para mejorarla.
Mordí mi labio inferior y pegué mi frente a la suya. Su respiración era pesada, y estaba sonrojada. Es linda. Cerré los ojos nuevamente disfrutando está sensación de alboroto y calma.
—¿Y eso que fue?—Susurró contra mis labios.
—Que me gustas, y no quiero... —Me detuve y cerré los ojos nuevamente para tomar el valor suficiente. Tomé una respiración profunda y abrí los ojos encontrándome con sus ojos verde agua mezclándose con los míos verde azulado. —No te rindas conmigo, por favor. No ahora, no me dejes... Yo no quiero dejarte...
Ella se quedó en silencio.
—¿Incluso si dejaste de amarme antes?—Preguntó algo temerosa.
—No importa esa Nicole. —Dije rápidamente.—Lo que ella dijo ya no importa, te quiero, Leigh. Me gustas y no quiero dejarte ir nunca más, es horrible no tenerte en casa, es horrible ver películas sin ti, quiero tenerte allí conmigo, quiero que... Quiero enamorarme de ti y que tú te enamores de mí. —Susurré.
Jules apareció en la entrada del departamento y nos observó. Una sonrisa se formó en sus labios.
—Le debo diez dolares a mamá. —Murmuró.—No hagan ruido, me voy a dormir. El té está en la mesa.
Subió las escaleras y Leigh ni siquiera refutó, ya que tomé su rostro y la besé con torpeza. La castaña sonrió en medio del beso.
—Hay un problema. —Murmuró.
En mi mente pasaban mil imágenes de ella besando a la pelinegra del vídeo. Joder.
—¿A quién besaste?—Preguntó y negó.
—Que poca fe, Nicole Ryder.—Se quejó.—No, el problema es... Yo ya estoy enamorada de ti. —Aclaró.
Mi sonrisa comenzó a ensancharse mientras que ella comenzaba a reír de forma nerviosa. Uní mis labios con los suyos nuevamente y luego la abracé con fuerza escondiendo mi rostro en su cuello, cuando estoy con Leigh la confusión que siento todo el día en cosas mínimas, se esfuma, incluso si llego a olvidarme en que lugar se encuentra el baño, ella me hará sentir segura y sabré que a su lado estaré bien. Leigh es... Mi cable a tierra.
—¿Entonces me dejarías invitarte a salir?—Preguntó y negué.
—Yo te invito a ti, y... Te suplico que vuelvas a casa, cualquier duda que tenía... Se resolvió, sólo quiero tenerte cerca, eres mi lugar seguro, Leigh. —Dije con un nudo en la garganta. Al fin la tristeza me abandonó, esta vez es sólo emoción.
—¿Estás triste?—Preguntó y negué.—¿Segura?
—No me dejes más.—Supliqué.—Sé que puedo estar sin ti, soy capaz de mucho y lo tengo claro, tú me lo dejaste claro, pero... Te quiero a mi lado.
—No me iré otra vez, cariño.—Murmuró ella y sentí como besaba mi cabello repetidas veces.
Suspiré y sentí esas lágrimas caer con libertad. Estoy bien, estoy plena, quiero mantener este abrazo, quiero quedarme aquí.
Ella me observó fijamente.
—Es tarde. ¿Con quién están los niños?—Preguntó.
—Cassie se ha quedado en casa conmigo estos días, mañana se irá a un retiro espiritual.—Murmuré.—No quiero volver ahora.
Ella asintió.
—Estoy durmiendo en el sofá, mi habitación está ocupada con unas cajas de decoración que Jules debe llevar al departamento de su novia.—Se encogió de hombros. —Puedo compartir mi sofá contigo.
Sonreí.
—Se ve cómodo.
No miento, es largo y se ve bastante acolchado.
—Lo es, no dormía tan bien hace mucho.—Murmuró.—¿Quieres beber té?—Preguntó y negué antes de caminar hasta el sofá.—Debes cambiarte esa ropa, está mojada. Te daré una camisa mía.
—¿La verde a cuadros?—Pregunté y asintió.—Me encanta como te queda.
—A mi me gusta como te quedan a ti mis cosas.—Murmuró caminando hasta la que supongo es su habitación.
Volvió con eso y un short aparentemente de pijama. Me quité el jersey húmedo y ella observó mi abdomen.
—¿Qué sucede?—Pregunté y suspiró.
—Nada, nada.
—Anda, dime.—Murmuré.—Sólo dime.
—No te veía sin camiseta desde que Pickle nació.—Dijo con una sonrisa algo nostálgica.
—¿No teníamos sexo?—Pregunté e hizo una mueca.
—Muy de vez en cuando, con tu camiseta puesta, la luz apagada y... Casi no me dejabas acariciarte.—Murmuró y yo me puse la camisa.—Era por tu cesárea.
—Es un corte grande.—Murmuré.—Pero no es tan terrible, casi no se ve. Además, me mantengo bien para tener casi treinta y seis.—Me encogí de hombros.
—Claro que sí, siempre te repetí lo...—Me observó fijamente y su mirada recorrió mis muslos ahora desnudos.—Hermosa que eres.
Sonreí y subí sobre su regazo mientras dejaba la camisa abierta.
—Nicole, no...—Comenzó ella.
—Sh...—La hice callar.—Tú disfruta.
[•••]
Leigh.
(+18 contenido adulto)
Nicole comenzó a besar mi cuello con suavidad. Tomó mis manos y la puso en su cintura. Sentía mi entrepierna comenzar a molestarme, sin embargo no podía culparme, llevo meses sin haber visto un seno, parezco una adolescente hormonal, podría jurar que en vez de venirme, voy a irme... Pero a otro plano espiritual.
La rubia levantó mi camiseta dejándome en sujetador, sus senos quedaron al aire en cuanto dejó caer su sujetador. Los observé con la mirada más lujuriosa que he tenido en mi vida, su piel lechosa y la poca luz que podía entrar por la persiana gastada del salón.
—¿Lo haremos aquí?—Pregunté y ella asintió lamiendo con deseo aquella zona de mi cuello en donde mi pulso marcaba la forma acelerada en que me encontraba. —Dios, Nicole...
—Tócame.—Suplicó y llevé mis manos hasta sus senos redondos. Presioné suavemente sus pezones entre mi pulgar y mi índice, torturándola. —Me gusta...—Gimió con suavidad en mi oído y sentí la necesidad de arrancarme el pantalón y suplicar un poco de su tacto en mi sexo.—¿Puedo tocarte?—Preguntó y asentí mientras ella salía de mi regazo para recostarse en el sofá.
Jules va a matarme si se entera.
Dejé caer mi pantalón y me recosté a su lado en ropa interior. La rubia succionó la piel de mi abdomen mientras subía hasta mis senos hundiendo su rostro entre ambos y lamiendo sobre la tela del sujetador.
—Quitalo.—Ordenó y obedecí antes de que volviese a repetirlo. Sus dedos acariciaron la piel de mis costillas y sentí sus manos bajar para separar mis piernas y acomodarse entre ellas.—Dime que quieres...
—Te quiero dentro de mí.—Murmuré y ella sonrió contra la piel de mi cuello volviendo a lamer con suavidad. —Por favor...
—Tengo una mejor idea, ¿quieres?—Preguntó y asentí casi desesperada por lo mucho que me excitaba lo ronca de su voz.
Bajé mis bragas y ella hizo lo mismo antes de subir sobre mi regazo y pegar su sexo al mío tomándome por sorpresa. Giré mi rostro levemente esperando que Jules durmiera plácidamente.
—Mírame. —Ordenó la rubia y al girarme unió nuestros labios.
Comenzó a moverse lentamente logrando que su hinchado clitoris acariciara con suavidad el mío.
—Joder.—Gemí contra sus labios.—Nicole.
Ella mantuvo los movimientos lentos mientras nos besabamos. Su sexo acariciando el mío mientras ella subía y bajaba, necesitaba más. Necesito más.
Tomé su cintura recostándola sobre el sofá, subí sobre ella, casi de inmediato sus piernas me rodearon la cintura, comencé a frotarme contra ella escuchando sus gemidos y sintiendo sus manos acariciar mi espalda se forma suave. Mis movimientos pelvicos aumentaban de velocidad una vez tras otra hasta que la sentí clavar sus uñas en mi espalda.
El rostro de Nicole era un verdadero poema, sus labios hinchados, sus ojos llorosos y el rubor en sus mejillas, todo era absolutamente maravilloso.
Mis senos rozaban los suyos y ella me pegaba cada vez más a su cuerpo buscando ese orgasmo tan anhelado. Yo estoy cerca, lo puedo sentir.
Mantuve la forma del roce un par de segundos más, sintiendo mi cuerpo casi fundirse con el suyo mientras su sexo acariciaba el mío. Ambas llegamos casi al mismo tiempo.
Me dejé caer rendida sobre su cuerpo y la sentí acariciar mi espalda desnuda.
—Dios. —Suspiré y pude imaginar la sonrisa en su rostro.
—Creo que soy lesbiana.—Confesó.—Luego de ésto, los hombres ya no me gustan.
Sonreí.
—De nada, supongo.—Murmuré succionando la piel de su cuello con suavidad. Amo su aroma.—Debemos vestirnos, si Jules se entera de ésto no volverá a hablarme.
Sonrió.
—Sí.—Dijo cerrando la camisa y poniéndose aquél short nuevamente. Me vestí de forma rápida suplicando nuevamente que Jules no haya escuchado nada.
Moriría de vergüenza si ella se entera.
Joder.
Me recosté en el sofá y Nicole se acomodó contra mi pecho. Nos cubrí con una colcha que usaba para dormir.
—Fue muy lindo. Gracias.—Murmuró.
—A ti... Gracias por intentarlo.—Murmuré.
—Gracias por no rendirte conmigo.
—Jamás podría.—Murmuré y cerré los ojos antes de recibir besos en el mentón de parte de la rubia de cabello corto.
—Descansa.
—Tú también. —Murmuré.
Espero que ésto no sea un sueño, o atentaré contra mi vida y ya no es broma.
Nota de autor:
¡Hey!
-Codex.
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