29°

30 de marzo de 2021, 21:40.

Nicole.

La comida con mamá ha ido bien, bueno, hasta cierto punto, Leigh juega dentro con Michael que acababa de despertar y mientras tanto mamá dijo "Podremos aprovechar y charlar" claro, charlar, eso dijo antes de insinuar que necesito hacer dieta.

—¿Podríamos hablarlo luego Sandra?—Pregunté bebiendo de mi jugo.

Ni siquiera puedo beber vino como para que pueda olvidar que mamá no ha dejado de hablar sobre mi carrera como actriz, mis muslos anchos y mi trasero caído.

—Cariño, lo que vende eres tú y como te ves... —Dijo mientras Cassie asentía. —Mira a tu hermana. —Señaló a Cassie.

—¿Qué yo qué?—Preguntó mi hermana y aparté la mirada.

—Cassie ya no actúa por su sobrepeso, sabes bien que yo debí mantener mi figura luego de dos embarazos, te recomendaría cerrar la fábrica y...

Me levanté caminando hasta la ventana para abrirla y dejar pasar el aire, esta situación me está ahogando.

—¿Cerrar la fábrica?—Pregunté indignada. —Mamá, soy una persona, una mujer, no un objeto. —Me quejé. —La maternidad hace que el cuerpo cambie, pero constantemente es así y...

—Y tu bebé ya tiene cuatro meses, Nicole. Cariño, solamente lo digo, porque ya estás mayorcita, debes comenzar a vigilar tu figura antes de que te ocurra como a tu hermana. —Insistió mientras mi hermana jugueteaba con sus dedos sobre la mesa.

—Cassie está bien, si ella es feliz como se ve, pues no le veo el problema.

—Los problemas de salud existen y...

Giré los ojos.

—Sí, y si te preocupamos tanto, te comento que yo estoy bien de salud. Cassie no sé, pero de ser una persona con mala salud es sólo su obligación cuidarse, ya es adulta. —Insistí ante los malos y gordofóbicos comentarios de mi madre.—No entiendo tu preocupación, vivo bien y mi productora va poco a poco comenzando a surgir más y más, creo que si en algún punto necesito someterme a ejercicios o lo que sea por trabajar, lo haré, por ahora estoy...

—No, cariño. —Me detuvo anulando todo mi argumento completamente válido. No puede ser, cada día me parezco más a Leigh, siento que quiero discutir por todo, creó un momstruo.—Leigh. —Llamó mi madre a mi novia quien besaba el abdomen de mi pequeño que no dejaba de carcajear con gorgoritos suaves.—¿A ti te atraería una mujer que no tiene un estado físico en condiciones?—Preguntó mamá.

Leigh observó algo extrañada, noté por la forma de su mirar que se estaba  conteniendo las ganas de mandar a la mierda a mi madre.

—No lo sé, la primera mujer que me gusta es Nicole. —Dijo algo confusa.

—Pero la conociste viéndose delgada, claramente ésta Nicole no es la misma que tú...

—Mi novia es hermosa, es increíble y realmente yo no he notado cambio alguno, para mí sigue siendo igual de atractiva. —Me guiñó el ojo y yo sonreí levemente.

—Bien, no diré nada. —Murmuró mamá restandole importancia.

—Mejor asi, mamá. Mejor así.

                              (•••)

(+16)

—Leigh... —Gemí al sentir su mano acariciar dentro de mi ropa interior. —Basta, Leigh...

No quiero que se detenga, sin embargo insisto en que lo haga sabiendo que me muero de ganas de oírla preguntarme con aquella voz ronca si deseo esto tanto como ella.

—¿No quieres?—Preguntó besando mi cuello y frotando la palma de su mano contra mi sexo. —Yo diría que sí... Estás muy húmeda.

—Así me pones, Leigh... —Confesé acariciando su muslo suave, ella separó levemente las piernas permitiendo que llegue a su braga con encaje. —Dios... Estás muy húmeda...

Leigh subió sobre mi regazo sin permitirme acariciarla otro segundo. Gruñí contra su boca en cuanto sentí sus labios pegarse a los míos.

La deseo tanto.

                           (•••)

—¿Nicole?—Preguntó Leigh entrando al baño mientras yo me cubría rápidamente con la bata. —Cariño, te he visto mil veces y...

—Subí dos kilos. —Dije rápidamente y sentí vergüenza.

Nicole tomó mi ropa interior y camiseta desde el suelo para meterla en la cesta de ropa.

—No se nota. —Dijo ignorandome.

—Leigh, subí varios kilos y además mi abdomen está hinchado, no ha vuelto nada a su lugar.

Suspiró.

—Nicole, ¿qué más da?—Preguntó —Cariño, sabes que eres hermosa, la mujer más hermosa del universo, sólo... Relájate, los cuerpos funcionan diferentes y...

—Mamá recuperó su figura dos meses más tarde, las mujeres por lo general tardan hasta tres meses y yo llevo cinco, sólo sigo engordando, me ejercito y...

Leigh suspiró nuevamente y dejó el cesto sobre la cama.

—Haremos algo, mañana irás conmigo al gimnasio, haremos una rutina, ambas, y veremos que tal, ahora vístete.

Tomó el cesto sin darme tiempo a responder y se fue.

¿Y si mamá tiene razón?

                               (•••)

—Estira mejor tu espalda. —Me corrigió por cuarta vez en los últimos cinco minutos.

—Leigh, ya. Me cansé. —Dije molesta.

Llevaba dos horas tratando de acomodar mejor mi postura, siendo tosca y además no recordaba que yo no soy maestra de ésto como ella.

—Nicole, tú querías entrenar, llevas semanas quejándote de tu peso.

—Pues no sirvo para esto, así que déjalo así. —Me quejé nuevamente. —Y no soy tu jodida alumna, soy tu novia, soy la madre de tu hijo, al menos deberías ser más amable.

—Te estoy entrenando, no estamos jugando a las muñecas. —Insistió ella molesta.—¿Y sabes algo? Entiendo que te preocupe verte como antes, pero no por eso debes descuidarte, ¿o crees que no noto como no haz comido bien?

La miré molesta. Ella sabía.

—No sé de que hablas.

—Estás comportándote de la misma forma imbecil que tu madre. —Dijo con prepotencia y mordió su labio inferior arrepentida.

Tomé mis cosas sin contestar y salí de allí molesta. Llegué a la calle y crucé sintiendo la bocina de un auto espantarme.

—Señorita, pude atropellarla. —Se quejó un chico rubio.—¿Nicole, no?

Lo miré extrañada. No sé quien es.

—Eh, sí. ¿Tú?—Pregunté y él sonrió levemente. Encantador.

—Hugh Ramson, el taxista que la sacó de apuros en dos ocasiones.

Asentí recordando que él me llevó a la consulta aquella vez.

—Ya te recuerdo.  —Dije rápidamente. —Un gusto volver a verte, Hugh.

—Es igual. ¿Necesita ir a algún lado?—Preguntó y vi a Leigh salir tras de mí.

—¿Podemos hablar?—Preguntó y luego le dedicó una mirada a Hugh. —Hola. —Saludó.

—Me iré a casa. —Dije de forma cortante.

Leigh suspiró.

—Vamos. —Murmuró y negué.

—Cariño, quiero pensar. No quiero que discutamos más en el auto, no vale la pena, mejor lo hablamos en casa. —Besé su mejilla y ella asintió abriendo la puerta del taxi. Hugh se subió y yo también.

—Te amo. Lamento haber sido dura contigo. —Murmuró y yo suspiré.

—También te amo.

Nota de autor:

Que cosas verdad.

-Codex.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top