Prologue
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La casa Potter permanecía en un completo silencio el único ruido eran los ronquido de Fleamont provenientes de la habitación principal y los murmullos por parte de James debido al sueño que estaba teniendo. Un sueño donde se convertía en un jugador profesional de Quidditch.
Todos dormían aparentemente.
Los hermanos Potter estaban en su cuarto, en la parte de arriba de la litera que tenían, James estaba dormido tranquilamente, abajo estaba Hazel quien dormía tranquilamente, o al menos eso parecía para sus familiares.
La tranquilidad se rompió cuando Hazel despertó gritando y sintiendo un ardor en su pecho y sobre todo sentía que no podía respirar bien dando grandes bocanadas para intentar hacer que el aire entrara a sus pulmones, las lágrimas recorrían las mejillas de la joven Potter debido a la frustración.
Fleamont entro corriendo a la habitación de sus hijos al igual que Euphemia tras escuchar los gritos de su hija, James ya estaba despierto intentando ayudar a su hermana quien se estaba arqueando por el dolor, agarrandose el pecho y gritando.
Euphemia llevó la mano a su boca en un intento de acallar el sollozo que deseaba brotar de su pecho, por el contrario las mejillas de James estaban empapadas por las lágrimas, nunca le gustó ver a su hermana llorar y menos si él no poder hacer nada para evitarlo.
La familia corrió al auto que tenían, Fleamont llevaba en brazos a su hija quien gritaba y se quejaba por el dolor, Euphemia sacó las chamarras del perchero junto a las llaves del auto, James les seguía de cerca intentando dar grandes pasos mientras quitaba con su manga las lágrimas de sus ojos evitando que las gafas cayeran.
— Dámela Fleamont — suplicó Euphemia.
Fleamont conducía rápidamente para llegar a San Mungo, a su lado James también estaba asustado por los gritos de su hermana.
— Mamá... — se quejó Hazel. — Ayúdame...
— Ya casi llegamos Hazel — Euphemia le acariciaba el cabello a su hija. — Resiste mi niña.
James se movió en su asiento mirando a su hermana permaneciendo con el cinturón colocado. — Haz, vas a estar bien, los doctores van a curarte.
Fleamont conducía lo más rápido que podía, incluso con el auto encantado intentaba llegar lo más rápido al hospital.
Una vez afuera del hospital, James salió rápido del automóvil para ayudar a su madre a bajar. La familia entró corriendo y las enfermeras se acercaron rápido para auxiliarlos.
Llevaron a Hazel a una habitación especial donde les pidieron amablemente a los padres que permanecieran afuera. Euphemia fue abrazada por Fleamont en un intento de consuelo, James se aferraba a su madre con miedo que algo malo le sucediera a su hermana.
Hazel Potter solo tenia siete años cuando su lucha por sobrevivir comenzó.
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