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Sábado por la madrugada. Jungkook tomó su teléfono, llaves y dinero como de costumbre. Hoy si podría salir y verse con la chica Min. Ya que sus padres habían salido a una cena de negocios. Prefirió fingir tener una fuerte gripe y no ir. Así consiguió tener la casa sola durante el día y la madrugada. Taehyung se había ido hace unas horas. Se duchó y salió después de un rato. 

Llego al parque con el corazón latiendo a mil. El no haberla visto ayer, se sintió como si no la hubiera visto en una semana. 

Con una sonrisa camino a su escondite, pero aquella hermosa sonrisa se borró al no verla ahí. Quizá había ido demasiado temprano. Tomó su teléfono y vio la hora. Estaba puntual, ella siempre estaba ahí desde antes. Entonces se preocupó. Ahora su corazón latió fuerte de preocupación. Miró a su alrededor, quizá alguien le había hecho algo. Su cabeza pensaba puras cosas negativas. No eso no le gustaba.

Sacudió su cabeza y quiso tranquilizarse, pero no podía. Se sentó bajo el árbol. Y cerró sus ojos, se tranquilizará y la esperaría. Quizá se le había hecho tarde. 

Su cabeza se balanceaba. Tenia mas de la hora esperándola. Moría de sueño y ella no estaba ahí. Se negaba a pensar que ella ya no llegaría. Se sintió estúpido cuando sus ojos se llenaron de lágrimas. Nunca había llorado por una chica. Respiro profundamente. Se puso de pie y miró al suelo, para revisar si algo se le había caído. Vio algo brillar entre el césped. Pensó en que sus llaves habían caído de su bolso. Se agacho para tomarlas, pero frunció el ceño al tomarlo y ver que no eran sus llaves. Era un lindo llavero, color rosado y con detalles lindos. Supo enseguida que era de ella. Pocas veces había visto que ella llevaba una pequeña mochila con ella. Sonrió mientras aun lo observaba, lo guardó en su chaqueta y camino a casa. 

Los días siguieron transcurriendo. Hasta que se cumplió la semana. Y ella nunca volvió a ir al parque. Todos los días Jungkook la esperaba, aun con la fé de que ella iría. Pero nunca fue así, pero tampoco se rindió. Hoy nuevamente lo intentaría.  

Salió de casa para ir a una tienda de conveniencia y comprar sus frituras favoritas. Pero al salir y echar un vistazo a la casa de sus vecinos. Paro en seco cualquier movimiento. Miro a Yoongi meter algunas cosas a la casa, sin cerrar la puerta. Volvió a salir, caminar al auto, donde también Jungkook posó su mirada. Miro a la chica Min salir de la parte trasera, cubría nuevamente su rostro. Jungkook deseo que ella volteara y lo viera. Pero no lo hizo, solo camino y entró a su casa. Yoongi entró tras de ella, miro a Jungkook, haciendo que su cuerpo se congelara. Le miró sin expresión alguna. Pensó en saludarlo, pero decidió no hacerlo, aparte de que estaba paralizado en su lugar. Yoongi le dio una mala cara y entro cerrando la puerta. 

En cuanto vio que entró, él también lo hizo. Corrió a subir las escaleras, ignorando el regaño de su madre. Se escabullo lado a la ventana. Toda la semana en la que no la vio, estaba cerrada. Vio como esta se abría y veía a Yoongi abrirla. No escuchaba lo que decía, pero podía ver sus labios moverse. Solo vio la orilla de la cama de Min, donde solo se veían sus pies colgando. Yoongi se paró frente a ella y pareció regañarla un poco, pero con calma, no como se escuchaba que lo hacía su madre. En un momento señalo la ventana, su ventana. Sintió su corazón latir y golpear su pecho, y si sabían que él la veía. Estaba que moriría de vergüenza. Volvió su mirada nuevamente al cuarto de Min. Ahora vio como Yoongi metía una especie de caja o cofre, la dejaba sobre la cama, volvía a decirle algo a Min y después salió. Pasaron unos segundos, cuando Min se levanto de su cama, tomaba la caja en sus manos, abría el armario, y la metía dentro de él. Para después cerrarlo con fuerza. Sin siquiera verla, supo que estaba llorando. Y su corazón se entristeció. Quería correr a abrazarla, se veía tan frágil y sola. 

Pero no lo hizo. 

Esperaría hasta la noche. Estaba seguro que ella si iría esta vez. 

Y aunque el tiempo paso tan lento, la noche llegó. Más bien, la madrugada. Eran las dos de la mañana, quería estar ahí antes que ella. Se sentó contra el árbol, durante la semana, siempre llevó con él, el llavero que encontró de Min. Le hacía sentir que ella estaba lado a el.

Se puso a pensar sobre todo lo que hizo intentando que ella apareciera. Un día puso música tan alto, aquella música que puso cuando la conoció. Pero ella nunca abrió su ventana. El siguiente día canto tan alto como pudo. Y tampoco. E incluso su desesperación por verla llegó a tal grado de lanzarle piedritas a la ventana. Sonrió como un tonto al recordar todo eso. 

Recargo su cabeza contra el tronco y cerró sus ojos. La idea de que estuviera enamorado llegó a su cabeza. Abrió sus ojos de golpe y negó. 

- No. 

Se negaba, ella no le gustaba, solo sentía curiosidad. ¿Porque? Porque nunca había tratado con una chica, nunca, y era la primera vez. Quizá era por eso. 

Pero pensó aun mas de eso, le gustaba verla sonreír, hacerla feliz como aquella vez con los dulces. Eso le hacia feliz a el también, o el echo de que ella lo viera a los ojos, le ponía tan nervioso, o el pensar que decir para no echarlo a perder. Eso no era normal. Y comenzó a preocuparse un poco. Todo lo que prometió no hacer en este lugar, lo estaba haciendo. 

No sabia cuanto llevaba esperando, pero era demasiado. Se negaba a aceptar que ella no volvería a ir. Miraba a su alrededor, buscando su sombra, o el ruido de sus pasos al caminar. Pero no escuchaba nada, ni veía nada. Suspiro dándose por vencido. Se puso de pie totalmente desanimado. Creyó que si iría esta vez. El pensar que ella ya no quería verlo, le preocupaba demasiado. 

- ¿Te has cansado de esperarme? -levantó la mirada enseguida- 

Se quedó callado, la tenia a solo unos pasos. No dijo nada, solo la miro de pies a cabeza, sin ser tan notorio. Ella estaba diferente, ¿tanto había cambiado en una semana? Estaba más delgada, se notaba en su rostro, sus ojos estaban aún más apagados y cansados, aparte de que tenía notorias ojeras bajo sus ojos. Pero aun así. El la vio como lo más hermoso del mundo, pero no pudo evitar obviamente preocuparse. Resistió las ganas de correr y abrazarla. Solo sonrió levemente. 

- Pensé que no vendrías. -dijo en tono bajo-

-camino a el- Lo considere, pero ya extrañaba venir y tomar aire. Lo necesitaba. -se sentó y Jungkook imito su acción- 

No podía dejar de verla. Ahora le importaba menos el verse como un acosador o raro. Estaba aún más dispuesto a arriesgarse y preguntarle todas sus dudas. No se quedaría callado. 

- ¿Donde estabas? No sabes cuanto te espere, llegue incluso a quedarme dormido toda la madrugada. Esperándote. -susurro al final- 

Se sorprendió por su atrevimiento, y ella también. Le miró y frunció un poco el ceño. 

- Te lo diría... Pero  no puedo. 

Ninguno de los dos rompió la conexión de sus miradas. Nunca se habían mirado por tanto tiempo. Ahí Jungkook se dio cuenta de algo al ver lo que sus ojos transmitían. Tristeza y dolor. 

Él lo sintió también. 

- ¿Algún día podrás decirme? -dijo aun sin dejar de mirarse-

- Quizá. -se encogió de hombros- 

La idea de besarla paso por su cabeza, miró sus labios, los cuales no había visto con detenimiento. Eran delicados, no grandes ni pequeños, tenían un lindo color natural. Trago duro al querer hacerlo.  

Ella sin siquiera darse cuenta de que Jungkook miraba sus labios, giró su cabeza, ahora él veía su perfil. 

No hizo lo que quería, pero dijo algo sin siquiera pensarlo dos veces. 

- Salgamos. -volvió a verlo confundida- Salgamos mañana. 


[...]




Aqui es cuando se viene lo chido :3 

esta historia no durara mucho:)

ig. jimhyomin


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