siete
—Jaehyun—Kun lo llama, está sosteniendo un bonche de hojas. Hoy la oficina se encuentra silenciosa, es extraño, pero no inusual. —Rastreé
cada tarjeta de crédito de los Alfas que han sido robados en los clubes nocturnos, incluyendo el club nudista, y las transacciones son extrañas. Hay evidencia de que los hombres ordenaron bebidas y después de eso sus cuentas bancarias están completamente vacías—Kun esparce los papeles sobre la mesa y señala uno de ellos. —Este es Oh Sehun, dueño de una reconocida editorial, ahora su empresa se ha declarado en bancarrota—Jaehyun parpadea en dirección a la fotografía del hombre quien tiene un ceño fruncido permanente. —Kim Jungwoo, pudo haber quedado en bancarrota, pero tenía dinero escondido en un paraíso fiscal de las Bahamas. Hwang Hyunjin, un famoso diseñador, incluso está a punto de convertirse en el hazmerreír de Manhattan. La prensa está viviendo de su fracaso. Xiao Dejun, llegó ayer para reportar que le vaciaron su cuenta. Obviamente después de pasar una noche en un lujoso club local.
—Supongo que nuestra vigilancia no ha hecho mucho—Jaehyun dice sin ningún humor. Casi todas las noches, Kun y él merodean por un club nocturno para encontrar a su sospechoso. No han obtenido alguna pista de cual es el paradero del criminal, asumen que han eliminado la evidencia de la memoria de todos los Alfas.
—Estamos haciendo lo mejor que podemos—Kun expresa su fracaso de manera diferente, hay esperanza en sus ojos. —Solo somos dos hombres, es imposible encontrar a alguien tan misterioso y astuto en esta gran ciudad.
Jaehyun silba.
—Así que no hay nada que podamos hacer—concluye, dejándose caer sobre su silla. La decepción pesa sobre sus hombros. —Quien sea que esté haciendo esto, sabe demasiado bien sobre hackear.
Kun asiente.
—Sus huellas están esencialmente ocultas y me llevan a un bucle cada vez que trato de decodificarlas. El propietario de la cuenta que recibe el dinero tiene habilidad e ingenio, es como si hubiera estado haciendo esto toda su vida—Kun frota su cara con su mano. —Si no encontramos rápido un nombre y un rostro, las mayores riquezas económicas de Nueva York se desplomarán.
Jaehyun gruñe, encorvándose y escuchando los pasos distantes de Kun. Casi inmediatamente, hay otro par de zapatos caminando dentro de su cubículo.
—Luces estresado, Alfa—por supuesto que es Donghyuck. El Beta aletea sus pestañas. —Hay
problemas, ¿Cierto?
Jaehyun solo suspira, sus ojos viajan desde la pila de hojas sobre su escritorio hasta la pantalla de su computadora que muestra la información del último Alfa. Es otro hombre rico, tiene alrededor de cincuenta años y es dueño de una popular cadena de talleres mecánicos que se distribuyen alrededor de la ciudad.
—No tienes idea.
—Aw—el tono de Donghyuck es lamentable. —¿Necesitas a alguien que te ayude a liberar el estrés?—le da una mirada insinuante. Jaehyun no tiene la fuerza para hacer otra cosa más que sacudir su cabeza. Donghyuck lo presiona una vez más, inclinándose sobre su escritorio con su labio inferior entre sus dientes. —Vamos, Jaehyun, no te arrepentirás.
—Oh, estoy seguro de que lo haré. Si Kun y yo no resolvemos este caso para septiembre, el jefe va a reclutar a un grupo de agentes—el jefe se enterará de su fracaso y no se molestará en darle el caso a otros oficiales, el hombre se irá directamente a la punta de la pirámide del FBI.
Es inquietante el que su jefe tenga tan poca fe en él, Jaehyun trata de no enfocarse en eso, pero el pensamiento de que le quiten el caso cuando apenas está empezando a ejercer su carrera es una pesadilla. Jaehyun no quiere tener ese tipo de reputación. Es un milagro que el jefe les haya permitido llegar hasta este punto en el caso después de la cantidad de veces que la prensa ha hablado sobre la situación. Los Alfas ansían que se haga justicia y están tratando de que los ciudadanos de Manhattan ayuden a atrapar al culpable.
Donghyuck gruñe con aburrimiento al ver el desinterés en Jaehyun y camina de regreso a su escritorio.
—Bueno, solo tienes que saber que mi oferta de darte una mano siempre estará disponible.
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La próxima vez que los dos se encuentran es una sorpresa para Doyoung. El Omega está paseando por las calles de Nueva York, su pistola y su taser están dentro de su bolsillo mientras el aire húmedo sopla su cabello. Es domingo, hay demasiados ciudadanos por las calles llenas de bares y clubes nocturnos. Doyoung viste un atuendo casual, unos ajustados vaqueros y una camisa que expone sus clavículas.
—¿Me estás siguiendo?—Doyoung pregunta e inclina su cabeza.
—¿Necesitas que te sigan?—Jaehyun levanta una de sus cejas. —Es demasiado tarde para estar afuera.
Doyoung sigue caminando, el zumbido bajo de los clubes y los murmullos de las personas hablando es audible. Es de madrugada y Doyoung acaba de terminar de trabajar.
—Tengo un empleo, Jaehyun. Pudiste haberme visto bailar esta noche.
—Estoy trabajando, Doyoung.
—Eso no te detuvo de besarme la última vez—Oh, Jaehyun hizo más que besarlo.
Jaehyun gruñe.
—De nuevo no me llamaste.
—Como la última vez, nunca dije que lo haría.
Jaehyun lo sigue, está usando su uniforme y tiene un sombrero en su cabeza.
—Pensé que te había convencido de que dejaras de actuar.
Doyoung ríe.
—No estoy actuando, Alfa.
—Girasol—Jaehyun le dice y se para delante de Doyoung. —Te dije como me sentía y aun así corriste lejos de mí. Permitiste que te probara y después me
dejaste morir de hambre—mira por encima del hombro de Doyoung antes de conectar su mirada con la del menor. —¿Por qué lo haces?
—Si tienes un problema con eso, entonces olvídame—Doyoung ignora cuán directo es Jaehyun. La determinación es evidente en sus facciones cinceladas.
Doyoung quiere sumergirse en la presencia de Jaehyun. Quiere tomar un baño de burbujas con la voz de Jaehyun y broncearse con sus halagos, pero es más fuerte que eso. Es independiente y es consciente de las consecuencias de ser un Omega sin lazo en el mundo, lucha contra eso cuando las puertas están cerradas. Y Jaehyun lo está disuadiendo de ese camino. El Alfa no sale de la mente de Doyoung, está atrapado y no tiene otra opción más que fantasear con el oficial.
—Doyoung, por favor—Jaehyun trata una vez más. —Ahora mismo estoy trabajando, pero llámame. Es todo lo que te pido.
Doyoung no está acostumbrado a esto. Su línea de trabajo consiste en bailar semidesnudo y pasar las noches con Alfas ricos solo para robarles a escondidas. Jaehyun es diferente, le está ofreciendo un sentido de vida del que no sabe nada. Le está
dando la oportunidad de sentir el sol sobre su piel pero él no quiere un bronceado, solo quiere estar solo. Esa es la razón por la que rápidamente se sube a un taxi y se va a casa, dejando a Jaehyun parado en la acera.
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—Te dije que dejaras de venir aquí—Doyoung le gruñe al Alfa que está parado afuera de su puerta.
—¿Y dejarte aquí solo? No puedo hacer eso, bebé—el Alfa se recarga en la pared, tiene una cerveza en su mano. —Sé que me extrañas, ¿Ya tuviste tu celo?
—Jódete, idiota—Doyoung se rehúsa a decir su nombre, odia más a ese Alfa que a cualquier otro Alfa en la ciudad. Eso es mucho que decir. —Si te veo aquí de nuevo, no dudaré en meterte una bala en la cabeza.
—¿Vas a matarme?—el Alfa dice con falsa timidez y da un paso hacia adelante. —Sé que esa pistola es
solo para dar un espectáculo. No te atreverías a hacerlo.
Pasa en un abrir y cerrar de ojos, Doyoung saca su arma y apunta entre los ojos del Alfa con su dedo sobre el gatillo.
—Da un paso más, jodidamente te reto a que lo hagas—observa esos conocidos ojos marrones.
—Hazlo—está claro que ese Alfa no está en sus cinco sentidos ya que sus palabras se arrastran, Doyoung sabe que no hay día en donde el hombre no esté ebrio o drogado. Casi es parte de su personalidad. —Sé un ángel y mátame.
El apodo provoca que Doyoung flaquee, en ese momento el Alfa le quita el arma de la mano. Doyoung se tambalea hacia atrás después de recibir un puñetazo en su abdomen.
—¿No pudiste hacerlo, ángel?—la rabia que desprende el Alfa es terrorífica. Doyoung teme lo peor, le teme a la muerte y la muerte está de pie delante de él con una sonrisa enfermiza. —Eres un cobarde—otro puñetazo cae sobre sus costillas, lanzándolo contra la pared. Por lo menos piensa que es solo una pared. Impacta contra la superficie, brincando cuando alguien lo sostiene.
Jaehyun tiene reflejos rápidos y es capaz de atrapar
suavemente al Omega cuando este es arrojado al piso. Siguió al pelirrojo casi inmediatamente porque aprendió en las dos primeras veces que, si quería a Doyoung tenía que ser persistente.
—¿Quién mierda eres?—el Alfa grita, fulminando con la mirada a Jaehyun quien está protegiendo a Doyoung.
—Señor, suelte esa botella y de media vuelta—Jaehyun exige con dureza, puede sentir como Doyoung tira de su camisa. —Señor, suelte esa botella-—estira su mano para sacar su pistola.
Un segundo después, un zumbido agudo hace eco
por todo el pasillo y el cuerpo del Alfa está convulsionando brutalmente al mismo tiempo que
cae al suelo de golpe. Sus extremidades se ponen
rígidas y sus ojos se expanden hasta que se cierran
con fuerza. Jaehyun se gira para ver a Doyoung con un taser en la mano. La cara del Omega no tiene emoción alguna y sus ojos azules están observando el cuerpo que está en el suelo.
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—Gracias, hombre—Jaehyun le dice a uno de sus colegas, viendo como otro oficial le pone las esposas al Alfa. Doyoung está sentado en el pavimento, está hecho un ovillo y sus ojos están vacíos.
Jaehyun ignora los balbuceos del drogado y se acerca a Doyoung.
—Vamos adentro.
Doyoung levanta la mirada, acurrucándose contra la
pared.
—No—luce conmocionado. —No me toques.
Jaehyun sabe que Doyoung está teniendo un conflicto interno, su rostro demuestra varias emociones y sus manos se cierran y se abren en sus costados.
—Está bien—Jaehyun mantiene la calma, señalando la puerta. —Aunque no deberías de quedarte acá afuera, estarás a salvo en tu hogar.
El arma de Doyoung pesa en uno de sus bolsillos, la
había recogido del piso en el momento que la patrulla había llegado.
Doyoung se ríe con sarcasmo.
—Una persona como yo no está a salvo en ningún
lugar—es la forma en que ve el mundo, basándose en su experiencia. Es un Omega sin lazo, creció en un orfanato y vio lo que verdaderamente era el mundo, un lugar despiadado.
Es natural el haberse relacionado con alguien tan disfuncional como su ex, alguien que lo necesitaba para obtener lo que quería. Su relación duró un año y se basaba en Doyoung haciendo todo lo que se le ordenaba ya que el hombre pagaba por una cosa, la
adicción de Doyoung. Las drogas fueron el primer amor del Omega. Era una dinámica desbalanceada y fue algo que lo guió al camino del crimen.
Si va a tomar ventaja de su género y su estatus, entonces va a luchar como el infierno. Su armadura es su personalidad falsa de Omega juguetón, su arma es su pistola, su taser y su gas pimienta y su motivación es mantenerse con vida.
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