cinco

Es junio y Manhattan está ardiendo bajo el sol. El aire húmedo cubre la ciudad y carga un olor a gas y granos de café. Doyoung pasa el día caminando alrededor de la ciudad, tomando el sol y atrayendo las miradas de los extraños. Es un poco después de las doce del día cuando entra a una pequeña clínica ubicada en una calle muy transitada.

Hay un aroma limpio que flota en el aire, el blanco de las paredes y del piso es cegador junto con las brillantes luces. Varias personas están sentadas en la sala de espera, hay una Omega con un pequeño infante en su regazo, la mujer tiene los ojos
cerrados y se balancea ligeramente con una expresión solemne. Hay dos Alfas, ambos están leyendo el periódico con un ceño fruncido.

—Hyejoo—Doyoung llama a la Beta elegantemente
vestida que está frente al escritorio. —¿Cómo estás?

—Doyoung—la mujer lo saluda con unos anteojos
recargados en la punta de su nariz. Sus labios rojos se estiran hasta formar una sonrisa amable. —Estoy bien, ¿y tú?

—Solo vengo a recoger mi paquete usual—sus palabras son vagas para evitar llamar la atención. Se inclina sobre el escritorio y con su cabeza señala hacia el pasillo. —¿Está el Dr. Ji?

Hyejoo se pone pálida, pasa saliva con nerviosismo y las comisuras de sus labios caen.

—Por supuesto, te está esperando—hay un misterioso miedo en sus ojos, Doyoung lo ignora y sale del vestíbulo.

Las luces rebotan en las paredes amarillas claras. Sus zapatos hacen eco en el piso linóleo mientras pasa por afuera de las puertas cerradas que tienen los nombres correspondientes de cada médico. Cuando llega a la última puerta, toca suavemente.

—Pase.

Doyoung camina dentro de la oficina, el Dr. Ji está sentado detrás de su escritorio con sus anteojos posados en la punta de su nariz. Sus ojos azules se suavizan cuando ve a Doyoung y se levanta para estrecharle la mano a modo de saludo.

—¿De nuevo regresas tan pronto?—el Dr. Ji tiene una voz profunda enlazada con un acento inglés. El hombre se sienta y se cruza de brazos.

—Esto se volverá demasiado sospechoso si sigues
viniendo seguido.

Doyoung no contesta. Él sabía los riesgos que estaba
tomando en el momento que le robó al primer Alfa y fue la ola de adrenalina y la satisfacción de finalmente hacer algo bueno por la sociedad lo que lo impulsó a seguir haciéndolo. Está ayudando a los olvidados, a los Omegas vulnerables de Manhattan.

Prefiere cargar con el peso de hacer cosas crueles para ayudar a los ciudadanos inocentes. Prefiere
ser el culpable de los inocentes que el inocente de los malvados.

El Dr. Ji suspira cuando Doyoung no responde. Se
levanta de nuevo y busca dentro de uno de los gabinetes inferiores, sus movimientos son indecisos.

—¿No estás asustado? Ha habido una gran cantidad de investigaciones por toda la ciudad. La policía ha estado vigilando los clubes nocturnos como halcones.

—Soy consciente de en lo que me estoy metiendo—Doyoung responde con tranquilidad. Sus hombros se mantienen relajados. —Si no lo hago yo, nadie más lo hará.

—Es peligroso, Doyoung—el Alfa le da lentamente la
bolsa de papel. Las botellitas de cristal resuenan en el momento que el pelirrojo las mete dentro de su chaqueta.

—Lo sé—el Omega tiene una expresión vacía en el
rostro. —Por eso lo estoy haciendo.

Doyoung camina hacia la puerta y toma la perilla.

—Solo te estoy ayudando en esto por lo que hiciste por mi hija. —el Dr. Ji confiesa, incluso si Doyoung ya sabía eso. —Gracias.

Doyoung apenas si asiente con reconocimiento.

—¿Ella aún tiene la pistola taser?

—Nunca sale sin ella. Está pensando en regresar a la escuela y en ser más cuidadosa con su dinero—el Dr. Ji dice. —Mantenerse alejada de los préstamos y todo eso.

—Justo como debería—el tono de Doyoung es cortante mientras sale del consultorio.

—Esto no es un club nocturno ordinario—Jaehyun dice inmediatamente, sus ojos se expanden de la impresión al ver al hombre escasamente vestido que está sobre el escenario.

—Estaba pensando, ¿dónde más le prometerían
sexo a un Alfa ebrio? Y la respuesta fue, un lugar
donde el tema principal es el sexo—Kun canturrea, guiándolos hacia la barra mientras la música resuena en los altavoces. —Bienvenido a uno de los
mejores clubes nudistas de la ciudad.

Jaehyun se sienta junto a Kun quien está ordenando un par de bebidas alcohólicas. El hombre en el escenario tiene el cabello negro y brillantina cubre la mayor parte de su torso, su parte baja está cubierta con unos ajustados shorts.

Jaehyun aclara su garganta, apartando su mirada hasta la muchedumbre. Por supuesto, está lleno de
Alfas y solo unos cuantos Betas están parados al fondo del lugar.

Jaehyun mira a la multitud de hombres que está gritando y silbando y le da un trago a su bebida de la cual no sabe el nombre. Sus ojos observan el club con detenimiento, buscando algo sospechoso.

—Sabes, creo que tienes razón—Jaehyun admite. —Un club nudista es el lugar perfecto para Alfas urgidos, de eso no hay duda.

—Es un casino de cuerpos para los más poderosos de la ciudad—Kun contesta, tarareando alrededor del borde de su vaso. —Aunque solo un hombre pasó la noche aquí antes de que le robaran. La mayoría de los Alfas reportaron haber conocido al sospechoso en bares.

—Bueno, es más oscuro y ruidoso en los bares, hay más probabilidades para distraerlos y drogarlos y al mismo tiempo mantenerte anónimo—la música
se detiene y se vuelve a reanudar, señalando que
saldrá un nuevo bailarín. Jaehyun no presta
atención. —Aquí ellos pueden rastrear la identidad del empleado, a menos que el culpable sea igualmente un cliente.

Kun corre una mano a través de su cabello corto y mira a través de las cortinas que guían a las habitaciones privadas.

—Sería arriesgado para el sospechoso encontrar una víctima aquí. Tal vez si esta persona está lo suficientemente desesperada, regresará a este lugar.

—Pensarías que en algún momento ellos aprendieron la lección—Jaehyun sacude su cabeza
cuando ve como un Alfa adinerado es jalado hasta una de las habitaciones privadas. —Que ahora todos se quedan en sus hogares. Pero no, prefieren ir detrás de un Omega y despertar con una cuenta bancaria vacía.

Echa un vistazo al escenario en donde las destellantes luces iluminan a un Omega diferente.
Jaehyun pierde el aliento. Ahí están esos mismos pómulos prominentes, labios rosados y profundos ojos azules que lo tienen cautivado. El Omega se frota contra el tubo, viste unos shorts de encaje y medias hasta las rodillas. Todo lo demás en la habitación queda silenciado, su atención está enfocada en el chico de piel lechosa que gira alrededor del brillante tubo plateado. Observa como un montón de billetes son arrojados al
escenario.

Una oleada de furia lo invade, su lobo interno aúlla con rabia cuando ve que el Omega es admirado por otros hombres. Su piel y sus curvas, ese mismo cuerpo con el que ha tenido más de un sueño húmedo. Ha pasado una semana, Jaehyun se había
olvidado del pelirrojo ya que asumió que el Omega no estaba interesado en él. Era difícil de creer ya que puede leer señales, y esa noche en el club nocturno el Omega había dejado en claro que lo deseaba con la misma intensidad.

La voz de Kun lo trae de vuelta a la realidad, desearía que la mirada del Omega se encontrara con la suya.

—Están acostumbrados a obtener lo que quieren. Van de vacaciones a Hawaii en estaciones diferentes y viven en lujosos departamentos y mansiones, estoy seguro de que piensan que la vida es demasiado buena como para que les pase algo malo—Kun dice. —No puedo culpar a la víctima, hombre.

—En otro caso estarías en lo correcto—Jaehyun hace una pausa y le hace una señal al mesero para que le prepare otra bebida, sus ojos siguen pegados en el Omega quien se está retirando del escenario mientras sus ganancias son barridas. —Pero todos los hombres a quienes les han robado son ricos, reconocidos y caminan con un palo metido en el culo. ¿Quién conoce sus vidas personales, aquellas que están escondidas del público? Nadie sabe lo que hacen con su dinero. No todo puede ser bueno.

—Por supuesto que no lo es—Kun asiente. —Pero eso solo es una hipótesis, asumiendo que están metidos en negocios sombríos.

Jaehyun se encoge de hombros.

—Supongo que tienes razón, todos los Alfas están bañados en dinero y hacen alarde de ello en cada oportunidad que tienen-

—¿Ese es...—la voz de Kun se desvanece mientras observa algo detrás de Jaehyun.

El Alfa de ojos verdes se da media vuelta y por poco se le cae su vaso de vidrio cuando ve a Johnny Suh caminando y siendo acompañado hasta las habitaciones privadas. Kun y él están pasmados, sus mandíbulas están en el piso y sus ojos están expandidos de la impresión.

—¿Qué demonios?—Kun susurra. —¿Él no tiene pareja?

—La tenía—Jaehyun lo corrige. —Ha estado con
cinco Omegas en el pasado, se ha enlazado con todos ellos, pero nunca se ha casado, así no hay necesidad de un divorcio.

—Se ha enlazado con diferentes Omegas y ha roto
el lazo cinco veces—Kun parpadea con incredulidad. —Santa mierda, escuché que era doloroso romper un lazo.

Jaehyun asiente, dándole un largo trago a su bebida.

—Lo es—entiende la impresión de Kun. La mayoría de las personas solo se enlazan una vez en la vida, otras dos pero cinco veces es demasiado. —Algunos terminan en el hospital—El desconsuelo afecta emocional, mental y físicamente a los compañeros. Ha escuchado historias de personas lastimándose a si mismos y a otros después de que se rompe el lazo.

—Cinco veces—Kun repite. —¿Qué pasó con
sus ex parejas?

Jaehyun está a punto de responder, pero inmediatamente se da cuenta que no tiene idea alguna.

—Supongo que Suh los mantiene callados, los silencia con dinero o algo parecido. Asumo que no quiere que el mundo se entere de esos secretos que compartes cuando estás en una relación.

Ambos Alfas se sientan frente a la barra toda la noche, bebiendo algo de alcohol y cuando dan la una de la mañana, no vuelven a ver a Suh y ni siquiera ubican a un posible sospechoso. Mientras Jaehyun va a su casa en un taxi, se arrepiente enormemente de haberse acobardado y de no haberle pedido un baile privado al Omega, pero en su defensa no quería ser rechazado una vez más.

Presiona su cabeza en el vidrio frío y revisa su celular. Lo ha estado revisando sin parar toda la
semana. Cada vez que la pantalla se enciende, se decepciona de no ver un número desconocido. En lo más profundo de la mente de Jaehyun se encuentra un curvilíneo Omega de ojos azules quien tiene un rostro tan fresco como siempre.

Otro reporte es llenado al día siguiente. A otro Alfa le han robado su fortuna y se percata de que ese es el cuarto reporte en el mes. A la semana siguiente, un hombre más entra a la estación. Jaehyun está cansado de ir a ruidosos clubes nocturnos a encontrar a un culpable sin rostro.

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