Capítulo I: La Masacre al Clan Uchiha.

DeclaimerLos personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Hinata sentía paz al respirar el aroma de las flores cada que daba un paso más por el campo lleno de rosas y tulipanes que se extendía a su alrededor. Se sentía feliz de poder tocar los suaves pétalos y no tener que pensar en nada que no sea el hermoso paisaje que la rodeaba, con el sol del atardecer acariciando su rostro y provocando un ligero rubor en sus mejillas.

A lo lejos, sentada entres las flores, le fue posible distinguir a su madre, por lo que, corrió emocionada a su encuentro. Su madre la esperaba con los brazos extendidos, así que sin pensarlo se lanzó a ella para abrazarla tanto como sus fuerzas se lo permitían.

Lloró al sentir a su madre nuevamente, recordaba que su madre había muerto poco después de su cumpleaños número tres, así que la única conclusión a la que habia llegado es que ella también estaba muerta. 

—¿Cómo estás, Hinata?— su madre acariciaba su cabello, con tanta delicadeza en sus movimientos que es como si estuviera cuidando de una muñeca de porcelana.

—Estoy feliz de estar contigo— Hinata sonrió, si morir significaba estar con su madre, lo aceptaría.

—¿Qué tal te trata tu padre?— los ojos de la mujer se abrieron, y Hinata se sonrojó al ver su propio reflejo en ellos. Tenían un bonito toque de color lila entre todo lo blanco que predominaba.

Hinata se separó de su madre al notar sus propias lágrimas —Él es... Siempre parece molesto conmigo— murmuró sintiendo como la tristeza apretaba su corazón.

—¿De verdad?— su madre le acarició las mejillas, preocupada por su reacción.

La Hyuga menor se mordió el labio inferior —Bueno, estaba satisfecho cuando logré despertar el Byakugan— trató de defender a su padre con el único buen recuerdo que tenía, no quería preocupar demasiado a su madre.

—¿Quieres quedarte con él?— la mayor tomó su mano, acariciando su suave piel en un intento por transmitirle algo de paz.

—Mi padre me da miedo— Hinata se apartó de su madre, dándose la vuelta para jugar un poco con las flores, evitando a toda cosa el contacto visual y físico. Se negaba a que su madre descubra la verdad.

Ella no era feliz con su padre.

—¿Quieres huir conmigo?— le preguntó su madre, con una sonrisa que era consciente que Hinata no veía.

Hinata se quejó cuando se pinchó la mano con la espina de una rosa, quiso mirar a su madre de nuevo para buscar ayuda, pero no encontró rastro de ella.

—¿Madre?— 

La ojiperla se asustó cuando no miró a su madre por ningún lado, el campo de rosas y tulipanes ahora se había transformado en uno repleto de dedaleras y lirios del valle. Sabía que esas eran flores venenosas, por lo que debía tener cuidado de no tocarlas demasiado. Se levantó con mucho cuidado de no permitir que alguna flor toque su herida, que seguía sangrando demasiado para ser sólo provocada por una espina.

Hinata trató de caminar dando un paso corto, pero se terminó tropezando con algunas enredaderas. Antes de caer hacia las flores, sus ojos se abrieron involuntariamente. Se despertó sobresaltada, con el corazón latiendo rápidamente.

El sueño con su madre era el único recuerdo que tenía de la noche de su secuestro.

Con un pequeño salto, Hinata bajó de la cama para poder salir de su habitación. Siempre que tenía una pesadilla terminaba buscando a Obito, quién para su buena suerte había decidido tener la habitación continua a la suya. 

Abrió la puerta de la habitación con mucho cuidado, con todo el silencio que le era posible manejar. Le sorprendió ver a Obito despierto, recostado sobre la cama y con su atención puesta completamente en un pequeño libro. El título que apenas y alcanzó a leer con la luz de la vela fue "Fuinjutsu".

—Aprende a tocar la puerta antes de entrar, ¿No te he enseñado modales?— Obito suspiró al ver el pequeño cuerpo de Hinata asomándose por la puerta, era tan mala para pasar desapercibida que daba pena. 

—N-no quería des-despertarte— Hinata bajó la mirada, los ojos oscuros de su hermano siempre eran intimidantes. 

—No necesito dormir, eso ya lo sabes— Obito regresó su vista al libro, esperando que Hinata capte la indirecta y regrese a su habitación.

—¿Puedo...?, ¿Puedo dormir con mi hermano mayor?— Hinata sonrió tímidamente, jugando con sus dedos con tal de no enfrentar cara a cara al Uchiha.

—No— Obito se dejó caer el libro en la cara, no quería ver los brillantes ojos de Hinata. 

Ella era muy manipuladora.

—Pero, hermano... Quiero dormir contigo— insistió Hinata, dejando que unas pequeñas lágrimas rodeen sus ojos, sabía que Obito nunca podría resistirse al llanto.

Obito en varias ocasiones se preguntaba como es que podía ceder tan fácil ante esa niña. Hinata sólo tenía siete años, pero no podía ser tan indiferente con ella como le gustaría. 

—Sólo esta vez— Obito suspiró nuevamente, detestaba esa situación.

Hinata sonrió, sabía que su respuesta era una mentira, eso mismo le había dicho la noche anterior. 

Sin perder el tiempo, la Hyuga cerró la puerta para poder correr hacia su único objetivo, la cama de Obito. Aunque el Uchiha sabía que batallaba para subir a la cama, no se ofrecía a ayudarla, por lo que Hinata tenía que esforzarse un poco más para poder recostarse a su lado, cubriéndose con la misma manta que usaba Obito como recompensa a su objetivo cumplido.

—¿Puedo abrazarte, Obito-niisan?— Hinata le tocó el costado suavemente para llamar su atención.

—Estás siendo demasiado codiciosa hoy, ¿Te he malcriado tanto?— Obito se quitó el libro de la cara y lo dejó sobre el buró a lado de su cama, no le sorprendió ver el adorable mohín en la pequeña niña.

—Por favor, quiero abrazarte— Hinata apretó la ropa de Obito, impidiendo que él se dé la vuelta para darle la espalda.

—Haz lo que quieras— soltó de mal humor.

Hinata sonrió una vez más, abrazando a Obito y frotando su rostro contra él. Obito terminó acariciando un poco su cabello, cediendo ante el cariño que sentía por ella. Hinata era una niña muy dulce que lo idolatraba demasiado. 

—Te amo, hermano mayor— Hinata se abrazó a él con más fuerza, sintiendo paz al escuchar los suaves latidos de su hermano.

Obito sabía bien que Hinata ahora lo veía como su única familia, por lo que sus sentimientos no tenían un tinte romántico hacia su persona. Ella lo amaba por ser su hermano, porque aunque al principio trató de ser un padre para ella, Hinata terminó viéndolo como a un hermano. Uno por el que estaba dispuesta a hacer todo, incluso a dar la vida.

—¿Estás bien conmigo?— Obito estudió cada uno de sus pequeños movimientos, deseaba saber si ella estaba de acuerdo en vivir con él, dejando atrás a su padre.

—No quiero que me separen de mi hermano mayor, quiero estar contigo siempre— Hinata sollozó sólo de pensar en que la puedan alejar de Obito, su padre ahora era un recuerdo lejano y su tío y su primo se volvían en personas que dejaban de tener importancia.

Obito sonrió al escuchar su respuesta, Hinata Hyuga existía solamente para él.

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—Buen día— Itachi levantó su mano a manera de saludo cuando entró a la florería Yamanaka, el olor de todas las flores no tardó en inundar su nariz.

—¿Lo mismo de siempre, Itachi?— Inoichi se acercó a Itachi con algunos claveles en sus manos, dando además una sonrisa amable.

—Sí, gracias— Itachi aceptó los claveles, mismos que siempre terminaba regalando a su madre. 

—No te siguieron— Shikaku observó por las ventanas que no hubiera alguien en la calle, y al comprobarlo, volteó el cartel que colgaba en la puerta de cristal para indicar que el local ahora estaba cerrado.

—No lo hicieron— Itachi desactivó su Sharingan, comenzando a caminar detrás de Inoichi, siendo seguido rápidamente por Shikaku.

—¿Qué tal está la situación ahora?— Inoichi se sentó sobre uno de los sofá que había dentro de la pequeña sala privada a la que guió a sus compañeros.

Shikaku lo imitó, tomando asiento en otro sofá. Itachi por el contrario, no se sentó hasta que Inoichi le indicó que podía hacerlo también.

—Después del asesinato de la heredera Hyuga, Danzo no ha parado de insinuar que el responsable es uno de nosotros. Aunque el propio Hiashi descarte la idea— Itachi suspiró pesadamente, entrelazando sus manos y viendo el punto fijo en donde sus pies se tocaban uno con otro. Todos temían a los Uchiha, y creían que sólo uno de ellos sería capaz de derrotar al lider de los Hyuga.

—Culpar a un Uchiha de la muerte de Hinata Hyuga me parece una estupidez, no hay forma de demostrar eso— Inoichi resistió el impulso que tenía de rodar los ojos, acusar a alguien sin pruebas le parecía una injusticia. Hiashi ni siquiera sospechaba de los Uchiha, ¿Por qué Danzo insistía tanto en ese tema?

—Hiashi dijo que fue un hombre de nuestra aldea quien la asesinó, debido a su banda, pero aunque buscó en cada registro de Konoha no encontró al hombre que los atacó— Shikaku recordaba que Hiashi había incluso obligado al Hokage y a Danzo a mostrar los registros de integrantes de Anbu y Raíz con la amenaza de retirar al Clan Hyuga de Konoha. Tal vez Danzo se había sentido ofendido y por eso buscaba otro culpable.

—Han pasado tres años y no tenemos respuesta a ese incidente... No creo que un Uchiha esté involucrado— Inoichi se sentía un poco culpable e incluso triste por la muerte de esa niña, ya que ahora debería tener la edad de su propia hija. Le parecía tan difícil que Hiashi hubiera perdido a su familia y que inmediatamente haya sido obligado a casarse de nuevo y tener otro hijo para darle un heredero a los Hyuga. 

—Quizá Danzo insinúa eso porque no hay persona más apta para vencer en combate a Hiashi que un Uchiha— Shikaku se encendió un cigarrillo, esa razón era tan vaga que le daría vergüenza que alguien lo crea, pero Danzo estaba siendo demasiado persistente para desprestigiar al Clan Uchiha. 

—El consejo cree en todo lo que salga de boca de Danzo— Itachi apretó sus manos, no había rastro alguno de una emoción en su tono, pero Inoichi podía imaginar lo frustrado que debía sentirse.

—Por eso Danzo suele tratar de excluirme de las reuniones, soy el único que no está de acuerdo con él— Shikaku rió y se llevó nuevamente su cigarro a la boca, sin importar que Inoichi lo vea mal por funar en un espacio cerrado y tan reducido.

—Necesito su ayuda— Itachi les miró, suprimiendo la urgencia que sentía burbujeando en su garganta —Shisui y yo tenemos un plan, pero quiero que me ayuden a que el Hokage lo autorice— continuó, porque aunque confiaba plenamente en Hiruzen, sabía que Danzo lo descartaría en cuanto lo escuche. 

—¿De qué se trata?— Shikaku pareció un poco más interesado en la conversación, cosa que no pasó desapercibida por el Uchiha.

—Shisui tiene un genjutsu, Kotoamatsukami— comenzó Itachi, mordiendo levemente su labio inferior —Con el puede atrapar a cualquier persona y programarle una idea, la persona jamás se podría percatar de que está siendo controlado— estaba seguro de que era el plan definitivo, Shisui estaba dispuesto a poner a la aldea por encima del Clan, y lo admiraba por ello.

Los ojos de Inoichi se abrieron en total sorpresa, le fue imposible no temblar ligeramente, pues consideraba que una habilidad de esa clase era demasiado peligrosa. 

—Si eso cayera en manos equivocadas...— Inoichi se mordió un poco el dedo pulgar de su mano derecha, entendía porque Danzo les temía tanto a los Uchiha, pero consideraba que había cierta envidia detrás de todo su odio.

—Lo usará en mi padre para detener el golpe de estado, pero quisiera saber si existe una manera de usarlo en todo mi Clan y no solamente en mi padre— Itachi analizó cuidadosamente las reacciones de sus compañeros, le quedaba claro que tenían miedo a los ojos de Shisui, y seguramente podrían estar deseando ni ser ellos su víctima.

—Siendo sinceros, un genjutsu de esa clase no me inspira confianza— Shikaku apagó su cigarrillo en el cenicero que estaba en la mesita a lado del sofá, no tardando mucho en sacar la cajetilla que guardaba en el bolsillo de su gabardina para sacar otro nuevo.

—Tiene un punto débil, Shisui no puede usarlo deliberadamente. Sólo es posible utilizarlo cada diez años— Itachi ignoró lo molesto que le resultaba el humo del cigarro, si algo no lograba entender es porque a varios ninjas les parecía tan placentero.

—Shisui está dispuesto a gastar esa gran oportunidad para detener a los Uchiha— Inoichi sintió su cuello más tenso que antes, le hacía sentirse culpable saber que dos niños estaban llevando una carga tan grande.

—Confiaré en Shisui, estoy seguro de que el Hokage nos escuchará— Shikaku respiró profundamente, no tenía porque dudar en esos muchachos q esas alturas del juego.

Itachi pareció animarse al escucharlo, no había sido mala idea buscar ganarse a uno de los miembros del consejo.

—Creo que podríamos usar un arma para amplificar el alcance de Shisui, podríamos tenerlo listo para la ceremonia del Hanami— Inoichi se cruzó de brazos, imaginándose que podría adaptar una de sus armas a las capacidades de Shisui. Tendría que ser muy cuidadoso para no levantar las sospechas de alguien más, pero confiaba plenamente en la discreción de Shikaku para ayudarlo.

—Todos los Uchiha se reúnen en ese festival, sería la oportunidad perfecta— Shikaku estuvo de acuerdo, la fecha fácilmente podría pasar desapercibida, pues los Uchiha solían tener su propia reunión para ver las flores de cerezo cerca del bosque en qué vivían.

Itachi asintió —Es en una semana, le informaré a Shisui para que se prepare—

—¡Es la voz de Itachi-kun!— Inoichi se sorprendió cuando miró a Ino abrir la puerta de la habitación y correr hacia Itachi —¡Vamos a jugar juntos!— 

—No creo que...—

—Ve con ella, Itachi— Shikaku le sonrió, Itachi sólo tenía trece años, debía tener la oportunidad de comportarse como alguien de su edad.

Ino tomó la mano de Itachi para llevárselo con ella, en vista de que el chico seguía sin moverse —¿Me darás esas flores?— 

—Sí— Itachi siguió a Ino en silencio, la niña sonreía mucho gracias a su respuesta. 

Inoichi suspiró al ver las mejillas rojas de su hija, ella parecía tener una gran admiración por Itachi Uchiha.

E Itachi era lo suficientemente amable como para no romper su ilusión.

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Hinata continuaba leyendo los libros que Obito le regalaba siempre, todos en su mayoría hablaban sobre medicina, pero también había algunos pergaminos sobre las habilidades y técnicas secretas del Byakugan que su hermano había escrito personalmente, además de los últimos libros que le había obsequiado, que trataban de sellos que ella a sus cortos siete años no lograba comprender.

Aunque era más de media noche, Hinata seguía despierta y leyendo con la luz de la lámpara que estaba sobre la mesa a su lado, no tenía el foco de la sala encendido porque no quería que ningún vecino se percate de que seguía despierta. Hinata se acomodó mejor en el sofá en que estaba sentada y comió otra de las galletas que se había preparado esa noche.

Estudiar sobre el corazón y sellos no estaba siendo tan sencillo como creyó que sería cuando Obito se lo pidió. 

La puerta de la entrada se abrió, y después de que Hinata comprobara con el Byakugan que sólo se trataba de Obito quitándose las sandalias, decidió esperarlo en su lugar. Le gustaría correr para abrazarlo, pues lo había extrañado después de una semana de ausencia, pero a Obito no le gustaba que sea tan afectuosa, así que reprimió sus impulsos.

—¿Cómo va tu entrenamiento?— Obito acarició la cabeza de Hinata cuando llegó a la sala, le sorprendió verla estudiando cuando debería estar durmiendo.

Eso demostraba que ella realmente estaba esforzándose.

—¡Los libros son muy interesantes!— Hinata se emocionó al ver que Obito se sentaba a su lado, sabía que ganaba el interés de su hermano cada que tenía buenos avances —Gracias a ellos ahora sé que canales de chakra rodean ciertos órganos— 

—Eso suena prometedor— reconoció Obito dándole un ligero toque a su nariz.

Hinata asintió sonriendo —Mi Byakugan puede ser más letal ahora, además de bloquear puntos de chakra, puedo dañar directamente los órganos de un enemigo— le dijo Hinata con le emoción que recorría su cuerpo cada que llamaba la atención de Obito, había aprendido mucho sobre el cuerpo humano, así que sabía exactamente que órgano debía dañar para derrotar de forma efectiva a sus oponentes. 

Obito suspiró y se quitó la máscara que lo cubría, dudaba mucho que Hinata entendiera que estaba hablando de asesinar a un persona. A su pequeña flor aún le faltaba aprender demasiado, seguía siendo muy noble y sentimental.

—¿Qué has aprendido sobre los sellos?— Obito cambió de tema, para gran desilusión de la Hyuga, que deseaba continuar hablando de sus mayores progresos.

—Es un tema complicado, más cuando no se tiene mucha información— Hinata bajó la mirada, sintiéndose decepcionada de sí misma al ni tener los resultados que esperaba. 

Obito observó la sala con más atención, Hinata tenía las paredes llenas de dibujos y recortes sobre el cuerpo humano, ella había estado aprendiendo mucho sobre el funcionamiento de cada órgano y también de todo el sistema de chakra, pero sus avances en cuanto a sellos seguian siendo lentos. 

—¿Me amas, Hinata?— Obito dirigió sus oscuros ojos hacia los profundos ojos blancos de ella.

—¡Por supuesto!, ¡Amo a mi hermano mayor!— Hinata le tomó la mano, alarmada al creer que Obito dudaba de sus sentimientos.

—Entonces, házme un favor— le pidió sonriendo, una sonrisa que Hinata deseaba cuidar por siempre.

—El que sea— Hinata apretó con más fuerza la mano de Obito, decidida a hacer cualquier cosa que él le indique.

—Quiero que me observes bien con tu Byakugan— Obito volvió a sonreír al notar el rostro confundido de Hinata, seguramente ella es lo último que esperaba escuchar.

Hinata soltó la mano de Obito para realizar las posiciones de mano que le ayudaban a activar su Byakugan. Con cuidado iba recorriendo cada canal de chakra y punto que podía observar, pensando que quizá su hermano se sentía mal y por eso le pedía ese favor. Tal vez alguien lo lastimó.

La niña se detuvo cuando llegó a su corazón, notando algo extraño que rodeada aquel órgano tan importante para la vida de su hermano.

—Dime que ves— Obito acarició el cabello de Hinata al verla temblando, le agradaba su suave cabello, ella siempre le pedía que se lo corte a la altura de los hombros para que no le estorbe en sus entrenamientos.

—Hermano... Tu corazón... Hay un sello conectado a venas muy importantes, justo en el sitio que está tu corazón— Hinata estaba muy asustada por lo que veía, le parecía muy cruel que el corazón de Obito esté sellado, en su mente se firmaban varias preguntas para las que no tenía respuesta. El propósito, el autor, la función de ese sello. Cada idea le parecía más aterradora que la anterior.

—Esta es la razón de que estés conmigo— Obito alejó sus manos del rostro de ella, apretando con tanta fuerza su propia ropa hasta el punto de poner sus nudillos blancos. Le enfadaba bastante comprobar que sus sospechas eran ciertas —Necesito que aprendas a quitarme este sello— 

—¿Quién lo hizo?— Hinata seguía viendo el sello, tocarlo significaba dañar las venas que llevaban sangre a su corazón y también los canales de chakra que lo rodeaban. 

—Mi maestro— Obito se sentía especialmente irritado, porque sabía que aunque Madara ya no estaba con vida, su voluntad existía en Zetsu, quien ahora lo estaba controlando.

Por eso Obito mantenía a Hinata como un secreto, porque no quería que Zetsu pusiera sus manos sobre su única forma de ser libre.

En ocasiones se preguntaba si realmente deseaba seguir a Madara porque creía en su plan, o se trataba de ese sello.

—¿Te duele?— Hinata comenzó a llorar sin ser por completo consciente de ello, Obito se sorprendió al notarlo, por lo que llevó sus manos de nuevo a su rostro, quitándose los guantes para limpiar sus ojos húmedos.

—No, pero es peor. Quiero quitarlo para que Madara no me controle— Obito estaba muy frustrado con la situación, ahora que sabía que el sello era real, ni siquiera podía tratar de quitárselo por su cuenta, sus movimientos se volvían torpes cuando pensaba en hacerlo. 

Madara controlaba incluso su voluntad para quitar el sello.

—Lo haré, Obtio-niisan. Encontraré la forma de quitarte ese sello— Hinata desactivó su Byakugan, abrazándose a Obito y tratando de escuchar los latidos del corazón de su hermano.

—Confío en que lo harás— Obito acarició su espalda, estaba satisfecho al ver la gran determinación de Hinata.

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Inoichi se cruzó de brazos, golpeando en ocasiones el suelo, se sentía irritado de que Shikaku siempre esté fumando en su sala, pero admitía sólo para sí mismo, que desearía estar haciendo lo mismo para disipar su estrés.

—¿Qué fue lo que sucedió?, No me creo para nada que Shisui se haya suicidado cuando teníamos un gran plan en mente— Inoichi decidió hablar para volver al punto de su reunión, sabía que el plan había sido aprobado por el Hokage e incluso el consejo.

—Fui yo quien escribió su carta— respondió Itachi sin más, estaba demasiado cansado incluso para esconder sus emociones.

La persona q quien consideraba un hermano mayor, su brújula de la moral, había muerto frente a sus ojos.

—¿Por qué lo hiciste?— Shikaku entrecerró los ojos, Itachi se miraba demasiado afectado como para ser el responsable de la muerte de Shisui. 

—Shisui se suicidó porque Danzo lo atacó y robó uno de sus ojos, Shisui temía que mi padre adelante el golpe de estado— Itachi pareció hundirse más en su propio sitio, debía hacer un esfuerzo sobrehumano para no soltarse a llorar por la perdida de su mejor amigo.

—Ese maldito hijo de perra— Inoichi se levantó furioso, Shisui sólo tenía diecisiete años, estaba aprendiendo a vivir sólo para terminar siendo traicionado por su propia aldea 

—Su odio por los Uchiha está siendo demasiado extremo— Shikaku miró hacia el rincón opuesto a Itachi, no queriendo admitir que la situación se le estaba saliendo de las manos.

—Robarle un ojo a Shisui— Inoichi sintió asco ante esa idea, el recuerdo de la muerte de Hinata le golpeó con fuerza, por lo que no pudo evitar compararlos. Ellos dos habían sufrido por la única razón de tener "ojos bendecidos". 

—¿Quién tiene el otro ojo de Shisui?— Shikaku regresó su vista a Itachi después de contener el gran enojo que sentía por Danzo.

—¡Shikaku!— Inoichi miró con enfado a su amigo, esa le había parecido una pregunta muy insensible de su parte, pues resumía a Shisui a sólo un par de ojos. Dejaba de verlo como humano.

—¿Tú lo tienes?— le preguntó Shikaku a Itachi, quién asintió sin decir una palabra —Tenemos una posibilidad de usar el genjutsu de Shisui—

—Creo que primero deberíamos de informarle al Hokage, lo que Danzo hizo es traición a nuestra aldea— Inoichi se acercó más a Shikaku, tomándolo de la ropa en un arrebato de molestia y desacuerdo por sus palabras.

—Siendo sinceros, ahora que Danzo sabe de los ojos de Shisui y tiene uno en su poder, puede controlar al tercero— Shikaku le resaltó lo que más estaba temiendo en ese momento, algo con lo que Shisui estaba de acuerdo, Danzo podía estar controlando al Hokage justo en ese instante.

—Pero...— Inoichi bajo la mirada, tratando de encontrar algo que decir cuando Shikaku lo obligó a soltar su gabardina.

—Debemos jugar muy bien nuestras cartas, adelantemos el plan para antes del Hanami— Shikaku se frotó la frente, queriendo sonar tan convincente como pretendía, pues estaba seguro de que Danzo estaría muy alerta a cualquier movimiento de los Uchiha, especialmente de Itachi. 

Itachi permaneció en silencio, la conversación de Shikaku e Inoichi parecía solamente una música de fondo en su cabeza. No quiere decirles sobre el plan que había estado pensando, porque sabía perfectamente que no lo aprobarían. 

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Itachi estaba batallando para poder regularizar su respiración, por lo que terminó apoyando sus manos y sus rodillas sobre el suelo al ser incapaz de levantarse. Se limpió la sangre que bajaba por su boca, observando al mismo tiempo como Madara le pisaba la mano izquierda.

—Si querías enfrentarme, debiste traer a Shisui contigo. Tendrías una mejor oportunidad— Obito rió cínicamente, le gustaba ver el temor que Itachi se esforzaba tanto por ocultarle. Había algo extrañamente divertido en la forma en que Itachi le miraba. 

—Shisui ya no existe, lo eliminé para obtener mis nuevos ojos— Itachi se negaba a demostrar ante ese hombre que se sentía intimidado al no poder derrotarlo, el hombre de la máscara que tanto temor le había causado a Shisui y a él en el pasado había regresado. 

—Y aún con ellos, todavía no eres rival para mi— Obito continuaba observando y analizando hasta el mínimo movimiento de su adversario. Itachi aún era un niño que todavía ni cumplía catorce, le faltaba poder desarrollar su potencial. Aunque no dudaba en que se pueda convertir en un problema a futuro.

—¿Quién eres?— Itachi se apartó de él cuando el hombre por fin dejó libre su mano.

—Uchiha Madara— Obito sintió su estómago revolverse al usar aquel nombre, no le gustaba usarlo cuando sabía que lo estaba controlando.

—¿Y qué haces aquí?— Itachi se sentó de mejor manera sobre el suelo, estaba molesto por lo agitado que se encontraba.

—Quiero vengarme de ustedes, por haberme dado la espalda hace años— Obito no mentía en esa parte, miró a Itachi, dudando que él esté enterado de lo que su padre le había hecho en el pasado.

—Yo puedo ayudarte— Itachi se fijó en el pequeño orificio de la máscara, brillaba de un rojo intenso, mostrando un Sharingan que había avanzado.

—¿Y por qué lo harías?— Obito posó su mano derecha sobre su cadera, no estando convencido en lo que escuchaba. Itachi mentía desde que había dicho que asesinó a Shisui, no lo consideraba capaz de hacerlo.

—Porque quiero pedirte a cambio que dejes con vida a Sasuke Uchiha— Itachi se mostró inflexible, aún cuando claramente estaba en desventaja con Madara. De alguna manera, Sasuke podía sacar lo mejor de él.

—Tu pequeño hermano menor— Obito suspiró, tampoco le interesaba asesinar a Sasuke —Si acepto, ¿Qué harás después?— 

—Quiero unirme a ti— Itachi miraba en Madara una nueva amenaza, una a la que prefería seguir, para poder aprender a detener.

—¿Por qué debería aceptar?, Eres inferior a mi, no encuentro un beneficio al tenerte conmigo— soltó Obito con evidente burla, solamente quería provocarlo, aunque para su mala suerte, Itachi no parecía ni siquiera ofendido por la verdad.

—No me has matado, así que dime lo que quieres de mi— Itachi continuó tratando de descifrar un poco a Madara, y al ver el ligero movimiento de sus hombros, entendió que había dado en el blanco.

Obito sonrió ante lo perceptivo que podía llegar a ser Itachi.

—Tú eres mi descendiente... Tu corazón es compatible con el mío— Obito se agachó a la altura del menor para acariciar el cabello de Itachi, quien retrocedió un poco —Eso el lo que necesito de ti— 

Obito se consideraba a sí mismo como alguien demasiado calculador, sabía bien que si Hinata y él no lograban encontrar la respuesta para borrar el sello, su plan b tenía que ser someterse a cirugía. Su liberación del sello podía conseguirse con un trasplante de corazón.

Y que mejor que el corazón de su medio hermano.

Madara lo había escogido por una razón en particular, era uno de sus descendientes. Fugaku Uchiha había embarazado a su madre antes de que su Clan le pidiera casarse con Mikoto Uchiha. Su madre había muerto en el parto, abandonada por el hombre que amaba y debiendo dejar a su hijo con su madre. Obito odiaba esa historia, odiaba a Fugaku y a sus medios hermanos por tener la vida con la que él soñaba cuando era un niño. 

Fugaku a pesar de saber de su existencia, jamás había volteado a verlo.

Itachi bajó la mirada, tenía el conocimiento de que Madara en el pasado fue el líder del Clan Uchiha, pero hasta ahora, no le había interesado investigar si era su antepasado o no. 

—De acuerdo, aceptaré darte mi corazón. Pero no será pronto— Itachi volvió a verlo, ya había decidido que su futuro sería morir a manos de su hermano menor, así que le daba igual si Madara robaba su corazón después de eso.

Obito rió ligeramente —No te preocupes, aún falta tiempo para eso— el Uchiha ya tenía previsto que Hinata aún tenía mucho camino por recorrer para prepararse. Ya llegaría el momento de retirar el sello de su corazón.

—Mientras tanto, no puedes acercarte a Sasuke ni a Konoha— le amenazó Itachi haciendo notar de nuevo su Mangekyo Sharingan.

—Acepto no tocar a Sasuke, pero Konoha es un tema que seguiremos negociando— Obito sonrió debajo de su máscara, faltaban sólo unos años para que Hinata siguiera la siguiente fase de su plan, por lo que Konoha jamás estaría a salvo de sus planes. 

—De acuerdo— a Itachi le bastaba con que su hermano menor esté a salvo, Konoha podía pasar a segundo plano por el momento.

Para sorpresa de Itachi, Madara le extendió la mano para ayudarlo a levantarse, y por más extraño que parecía, terminó aceptando su apoyo. 

La ligera corriente que los recorrió al tocarse no pasó desapercibida por ninguno de los dos. 

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Ino estaba caminando por los pasillos del hospital, pues esa mañana cuando escuchó la razón por la que se marchaba, decidió seguirlo. No entendía porqué su padre y el padre de Shikamaru se habían ofrecido a cuidar de Sasuke, siendo que Sasuke tenía sus propios padres, incluso contaba con Itachi. 

Aunque la verdad es que no le molestaba visitar a Sasuke, le había preparado unas bonitas flores para que su estancia en el hospital sea menos difícil.

La pequeña Yamanaka dejó de caminar y se detuvo justo antes de dar vuelta en una esquina, al final del pasillo que llevaba a la habitación de Sasuke. Podía escuchar la voz de su padre y de Shikaku, y la verdad es que le provocaba vergüenza interrumpir su conversación.

—Itachi asesinó a todo su Clan por la noche— Shikaku dejó de hablar por un segundo que pareció eterno, los ojos de Ino se abrieron por completo al mismo tiempo que las flores caían de sus manos —Al único que dejó con vida es a Sasuke— 

—Debimos darnos cuenta de lo que planeaba hacer— Inoichi estaba triste por lo que le esperaba a Sasuke al despertar, también por el futuro de Itachi, ambos tendrían una vida difícil.

—No creo que fuera posible detenerlo, ya lo había decidido— Shikaku se negaba a aceptar que también se sentía culpable de no haber podido ayudar a Itachi. 

Ino corrió en dirección contraria a la habitación de Sasuke, no podía creer que alguien tan amable como Itachi sea en realidad un asesino.

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Notas de la autora:

• Puede contener errores ortográficos.

• Para darse un poco la idea de los personajes, Itachi tenía 13, Hinata, Sasuke e Ino 7, Shisui 17 y Obito 18.

• Heeeey díganme que sí los sorprendí ahora que Obito, Itachi y Sasuke son hermanos 👀

• Obito es muy manipulador con Hinata jaja y eso se seguirá viendo, le esperan cosas para verla crecer 🤧 aunque aún así, ella cree que está mejor que con su padre, porque también Hiashi es bien quien sabe cómo 

• Y me gustó escribir otra perspectiva de la masacre, incluyendo a Shikaku e Inoichi, porque se nos mostró que Shikaku también era parte del consejo cuando querían nombrar al Hokage la ocasión en qué Tsunade estaba en coma. Shikaku ahí no quería a Danzo jaja por eso acá los escribí de esta forma, Shikaku no quiere a Danzo porque sabe de lo que es capaz. Y sí dejo en duda que Danzo controló a Hiruzen para aceptar la masacre es porque creo que es más aceptable pensar que estaba en genjutsu a qué en realidad no hizo algo por solucionar las cosas 🤧

• Y bueno, ahora sabemos la razón de que Obito mantenga a Hinata e Itachi a su lado, ahora imaginan la reacción de Itachi al descubrir que si fue un Uchiha el responsable de "la muerte" de Hinata? 🧐

Dejen sus votos y comentarios 💜 

Nos leemos en la próxima actualización 👀 ❣️ 

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