#O9

tw: saltos de escena que ocurren en el mismo momento, mismo tiempo.
además, los nombres con asterisco (*), no pertenecen a ningún idol ni persona famosa, sin meramente ficticios.

—Innie, ¿Tengo algo que hacer mañana? —sentado, revisando papeles, el CEO había citado a su secretario.

—Pues... —el joven ojeó y parecía tener un solo compromiso. —Tienes un almuerzo con tu hermano, antes de que se vaya en la tarde, y luego de eso no tienes nada, ¿Por qué?

—¿Puedes reservarme una mesa para dos en el restaurante más bonito que conozcas, por favor? En la noche —los ojos de JeongIn pasaron a los de ChangBin, con confusión, sin poder decir una palabra. MinHo levantó la vista, dejando los papeles y observando cómo los dos se observaban. —¿Puedes, o le digo a ChaeRyeong?

—No, yo lo haré, no te preocupes —reaccionó, haciendo el otro volviera a los papeles. —En un momento te enviaré los datos del lugar, hyung.

—Gracias, Innie. Ah, y toma —sacó su cartera, sacando su tarjeta negra y acercándosela. —Compra un ramo de flores, ehh, no, mejor dos girasoles, los más bonitos.

ChangBin se levantó, haciéndole ojos al menor de que se fuera. —Gracias, Innie.

El joven secretario simplemente hizo una reverencia, saliendo del lugar mientras cerraba las grandes puertas de la oficina de MinHo.

—Okay, sé que odias que te interrumpa mientras revisas papeles de la compañía, pero amerita, hyung, que tú y yo hablemos —se cruzó de brazos.

El mayor subió la mirada, notando la seriedad que había en el rostro de ChangBin, obedeciéndole, entonces dejó los papeles a un lado y le prestó atención.

Suspiró. —Adelante.

—MinHo, esto está mal —acercó la silla de su escritorio. —Muy mal.

—¿El qué? —se cruzó de brazos ahora él.

—¡Esto! Todavía preguntas —rodó los ojos. —JiSung y todo esto que está sucediendo con él, está mal. Yo creía que ibas a quedarte como su amigo y así evitar que, ya sabes, una cosa llegue a la otra y termines- terminemos tras las rejas. ¡Pero no! ¡Estás enamorado del oficial que lleva tu caso! —susurró eso último.

—No estoy enamorado de JiSung —habló serio. —Es parte de evitar que nos manden a la cárcel.

—No te excuses, hyung, estás perdido, colgado, por JiSung —dejó caer mejor su espalda en la silla. —Todas estas cosas; las flores, las citas, las salidas, yo te aseguro que ya folllaron-

—No, aún no —ladeó su cabeza. —Bien, puede que sí esté enamorado de él.

ChangBin palmeó su frente, dejando salir un largo suspiro. —Y es que seguro no te has dado cuenta que él también lo está de ti.

El mayor evadió la mirada de su guardaespaldas.

—No puede ser —frotó su entrecejo con dos dedos. —Esto va a salir mal, muy mal.

—Lo tengo bajo control, relájate.

—No puedo relajarme sabiendo que en cualquier momento JiSung puede darse cuenta de quién eres, de que eres a quien busca, el lider de una prestigiosa banda de tráfico de armas, uno de los más buscados en Corea, ¿Y qué va a pasar? Uno va a terminar en la cárcel o probablemente con la cabeza en una guillotina, y el otro con el corazón roto pero siendo reconocido por atrapar a uno de los más buscados en el país que resulta que era la persona que amaba. ¿Tú quieres eso? No, verdad.

—Estás exagerando-

—Estoy siendo realista, MinHo, por el amor de Dios —colocó las manos en su cara.

—Tenemos a HyunJin, sabes que él está de nuestro lado —colocó las manos en su escritorio.

—Lo sé, lo sé, pero no trabajan juntos, tú tienes eso en cuenta, que no siempre Hyun va a poder intervenir —asintió.

—Tienes razón, pero igual, ¿Sabes cuántos policías han llevado mi caso? —el otro asintió. —¿Y cuántos han podido atraparme? Dime tú, que me tienes aquí sentado frente a ti en la oficina de mi empresa. Ninguno, por lo visto.

—Y porque te cargas una suerte que es increíble también —suspiró.

—Tranquilizate, ChangBin, tengo todo bajo control —sonrió, buscando calmar a su mejor amigo. —Nada va a pasarnos.

—Tampoco dejaría que algo te pase —se levantó. —Me preocupo, MinHo, y me da miedo que tus sentimientos te cieguen y todo se vaya a la mierda.

El otro también se levantó. —No va a pasar, ChangBin, créeme, ¿Sí?

—De verdad espero que no —suspiró. —Dios, tú sigue con tus papeles, yo necesito un té calmante o algo.

—¿Me traes un Americano cuando vuelvas?

—Claro, como quieras —fue lo último que dijo para dejarlo solo en su oficina.

ChangBin tenía razón.

No podía dejar el amor lo cegara, lo volviera loco, definitivamente no era opción alguna.

Pero JiSung en realidad era la primera persona que había logrado sacar ese lado suyo, el de su mejor versión, el de entregarse con mente y corazón, sin temor a nada.

Jueves.

De verdad se esparaba cosas lindas y tiernas, para que MinHo se ganara su corazón (que ya estaba más que ganado), pero jamás creyó que algunas de ellas sobrepasaran su idea.

El lunes salieron a cenar. El mayor alquiló todo el gran restaurante junto a la playa solo para ellos dos; los chefs y camareros servían solo para ambos, cosa que impresionó totalmente al oficial.

Además, esa misma noche le llevó a la orilla del mar, solo para que JiSung pudiera observar las estrellas, y él (MinHo) al chico a su lado.

El martes le esperó para hasta que saliera de su trabajo, así llevarlo a casa y preparar la cena para los dos, algo especial y sencillo, como el menor había dicho que le gustaban las cosas.

Vieron una película, tomaron un poco de vino, y finalmente MinHo volvió a su hogar, cuando JiSung cayó dormido en su hombro.

Cuando la mañana del miércoles caía, y él creyó que ese día no harían nada, mientras desayunaba tocaron a su puerta y cuando la abrió, encontró un bonito ramo con tulipanes y girasoles, junto con una nota que decía: “No tengo ni idea del significado de estas flores, sólo sé que el amarillo es por la alegría, que es lo que tú me das, y el rosa me recuerda a tus mejillas cuando te doy cumplidos. —MinHo”.

Si le salió bien cursi como para no guardar la nota y poner las flores en agua.

Ahora, jueves.

Todo había estado muy calmado, muy tranquilo en el día. No hubo flores en su puerta, tampoco una notificación de algún mail que le recordara que hoy tendrían una cena en otro restaurante lujoso, por ahora.

Nada, lo único que había era un mensaje de buenos días con un “Espero tengas un excelente día”. Lo cual era casi normal entre ambos.

Y así estaba yendo, sentado en el escritorio de su oficina, con la mirada perdida y el lapicero chocando en su cabeza suavemente.

—¿Y a ese que le pasa? —susurró RyuJin a Felix, viendo a su jefe.

—Ha estado así desde que comenzó la semana —la miró. —¿Crees que debamos preocuparnos?

—Claro que no, déjenlo —SeungMin entró en su conversación. —Seguro está recordando cómo le dieron anoche.

—Anoche lo único que me dió fue insomnio —JiSung se levantó. —Y ustedes dos dejen de chismorrear, no se preocupen por mi, trabajen.

Pronto, varias voces, casi en manada se escuchaban desde la oficina, cada vez más cerca, cómo aproximándose.

Los cuatro fruncieron el ceño con confusión, entonces fue que un chico entró a la oficina, siendo perseguido por varios guardas de seguridad, y raramente, HyunJin, quien parecía haberlo tratado de detener.

El guarda trató de sacarlo, pero el muchacho forcejeaba. —¡Es importante, suéltenme! Debo... Hablar con ellos... —forcejeaba entre las últimas palabras. —Por favor.

—¿Qué sucede? —se acercaba el teniente.

—Este joven trataba de llegar hasta su oficina, diciendo haber sido parte de una banda de tráfico ilegal de armas.

JiSung se volteó a sus compañeros, quienes le asintieron. —Déjalo, WonHo.

El guarda de seguridad soltó al joven, HyunJin había desaparecido del lugar, con algo de prisa.

—¿Vas a entregarte?

El muchacho asintió, levantando su mano hasta la altura del pecho. —Le juro por mi vida, oficial, que es en voluntad propia, porque quiero que esto se acabe de una vez. Nadie está obligándome, yo quiero hacerlo.

—Bien —suspiró. —Nosotros nos encargamos, WonHo, gracias.

El musculoso asintió e hizo una reverencia para salir.

Finalmente tendrían más información, y qué mejor que un ex-integrante de una banda, o bueno, eso es lo que decía, realmente no podían tener una tomada de pelo ahora que habían avanzado tanto en la investigación.

El teniente se lo llevó a la sala de interrogatorios, donde entró con él, y los otros tres se quedaron del otro lado, para poder escuchar la conversación.

El oficial lo vió tomar asiento, y le acercó un vaso de agua, para poder tomas asiento él luego.

—¿Cuál es tu nombre?

—¿Voy a tener la seguridad de que nada va a sucederme?

—Todo lo que digas aquí adentro va a ser confidencial, por el bien de todos grabado y si colaboras con nosotros, mantendremos tu perfil bajo y seguro.

El joven asintió, bebiendo del agua que el oficial le había servido. —DoHyeon*, Kwak DoHyeon, hermano menor y único de Kwak DongYeon.

Los cuatro agentes en el lugar reaccionaron, corriendo a traer libretas y computadoras para poder escribir y anotar todo aquello que el joven dijera y pudiera contribuirles con la investigación.

—Yo pertenecía a la misma banda de mi hermano.

—DoHyeon-i... ¿Cuántos años tienes?

El joven tragó grueso, con algo de susto. —Diecinueve años, oficial.

—Muy bien, eh, ¿Por qué quisiste entregarte, chico?

—Porque quiero que atrapen a las personas que mataron a mi hermano —soltó con total seriedad.

La pista por la que tanto esperaron, había llegado, y con ello avanzaron demasiado en su caso.

Sunshine Roses fue denominado el lugar donde el CEO le pediría formalmente a teniente salir con él, o bien, lo escogió JeongIn, pero MinHo dió el visto bueno.

Finalmente le envió el correo de invitación al chico, donde especificaba la hora a la que debían encontrarse, una idea de qué debía ponerse (porque no usaría zapatos formales para meterse en la arena) y otras cosas.

Sonrió con ello, sintiendo felicidad dentro de él, puesto a que por fin comenzaría a salir con el chico que, sí, le gustaba. (Más que eso).

Luego de un rato revisando papeles, su teléfono vibró al lado de la pantalla del computador, reflejando el nombre de HyunJin en él, y como no era común, se extrañó.

—Es raro que me llames a esta hora —MinHo dejó los documentos, dándole un sorbo a su americano.

DoHyeon, el hermano de DongYeon está aquí, entregándose con JiSung.

MinHo por poco se atraganta con el sorbo que le había dado a su café, cuando escuchó aquello, ChangBin llegó a socorrerlo, dándole palmadas en la espalda.

Recordaba haber hablado con él por llamada, hace una semana.

Le pidió que por favor atrapara a la persona que mató a su hermano, y que se deshiciera de ella, en venganza por eso y por haber dejado a la banda de luto.

Claramente no podía hacer eso, puesto a que implicaría atrapar a otro líder de otra banda, lo cual haría un problema del tamaño de un hoyo negro, puesto a que desataría una batalla entre bandos que hasta el momento, tenían una buena armonía.

Dentro de lo que cabía, ciertamente.

Hyung-

—Aquí estoy, ehh, ¿Dónde está? ¿Qué dijo? —su preocupación comenzaba a crecer, y la curiosidad del guardaespaldas se reflejaba en su rostro.

Ahora mismo están en la sala de interrogatorios, recién entraron —suspiró. —Traté de detenerlos junto con WonHo, pero fue casi imposible.

—Dios...

... Vas a ocuparte de él, ¿No es así?

El joven frotó dos dedos en su entrecejo. —Por más que no quiero, tengo que hacerlo para que todo no se vaya a la mierda, HyunJin, para que tú sigas conservando tu trabajo y yo mi vida.

HyunJin no dijo nada más, simplemente calló. Él sabía que eso iba a llegar a pasar con cualquiera que se atreviera a hacer lo que DoHyeon estaba cumpliendo.

—Enviaré gente para que lo atrapen —cerró sus ojos. —Gracias, Hyun, me salvaste otra vez.

No hay de qué —sonrió, aunque sabía que no lo podía ver. —Cuídate, hyung.

Al finalizar la llamada, ya tenía a ChangBin encima suyo, haciéndole preguntas, nada raro realmente para ser un jueves por la tarde.

—Primero, quítate de encima —se hizo a un lado con la silla. —DoHyeon se entregó —ocultó su rostro entre las manos.

—¿El hermano de DongYeon? ¿Ese DoHyeon?

—Sí, supongo que se molestó porque le dije que no puedo atrapar a SeungCheol así como así, sin que explotara Seúl.

—¿Y qué piensas hacer?

No respondió, cuando quitó las manos de su rostro lo dijo todo, haciendo que ChangBin entendiera, suspirando con su típica reacción de decepción.

—Llama a Yuta, dile que lo esperen cuando salga de la estación y me llame cuando lo lleve donde siempre —se recostó en la silla. —¿Dónde dejé mis píldoras para el dolor de cabeza?

—En el cajón de abajo, el derecho —dijo marcando el número del muchacho que su jefe pidió.

—Tienes razón —sacó el frasco con pastillas. —¿Qué haría sin ti?

Con algo de temor, el chico salió de la sala de interrogatorios, con todas las miradas del lugar puestas sobre él.

Y entre tantas, la de HyunJin, que por alguna razón fue la que más le erizó la piel.

Oh, DoHyeon.

Seguido de él, el teniente Han salió, notando la escena, aclarando su garganta. —No hay nada interesante que ver, prosigan con su trabajo, oficiales —se dirigió a los de las placas. —Vamos, chico.

El chico obedeció. —No tiene que llevarme a casa, oficial.

—Por más que quisiera, no puedo, tengo cosas que terminar aquí de urgencia, meter datos a la plataforma que me diste —entraron al ascensor. —Y en horas laborales sin que esté el Capitán Bang, no puedo irme.

—Ya veo —suspiró.

—Pero, este es mi número —le entregó una tarjeta, como las que le dió a MinHo. —Si algo sucede, si te sientes inseguro, ya sabes, como que no estás solo, no dudes en llamarme y estaré ahí cuánto antes, ¿Bien?

—Descuida, hyung —tomó el cartón. —Gracias por esto.

El teniente solo sonrió. —Págamelo tratando de recordar el nombre de “El jefe” y estaremos a mano.

Saliendo del ascensor, el muchacho asintió, y sonrió, aún seguido de JiSung, quien solo podía llevarlo hasta la salida, y así fue.

—Vete directo a casa, y ten mucho cuidado, DoHyeon —palmeó su espalda. —De ahora en más eres un testigo, no un sospechoso, ¿Está bien?

Lo último que obtuvo ese chico, fue su última sonrisa, antes de verlo salir de la estación, caminando con relevante miedo.

Se sintió seguro hasta que uno de sus pies tocó el cemento de la cera fuera del lugar, creciendo el miedo de ser capturado las mismas personas de la banda.

Caminaba con el rostro abajo, se tomó muy a pecho lo de perfil bajo, y por eso no se dió cuenta de que la camioneta que lo venía siguiendo era manejada por TaeYong, y en el copiloto venía Ten, quienes fueron sus más cercanos amigos hasta cierto momento.

Sabían perfectamente que el hogar del menor estaba en la entrada de un callejón sin salida, que era donde Yuta y Johnny lo estaban esperando.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que Yuta saliera por delante de él, y le acorralara la entrada, y cuando trató de huir, Johnny lo tomara, haciendo que nuevamente el japonés colocara un pañuelo con un olor que lo dejó inconsciente, sin necesidad de pelear, así luego llevarlo a la camioneta, y por consiguiente, donde MinHo, “El jefe”.

Por otro lado, de vuelta en la oficina del Escuadrón Anti Tráfico Ilegal de Armas, los tres oficiales ya se encontraba metiendo todas aquellas cosas que el chico les había podido dar.

Al final no fueron  muchas, a como esperaban, puesto a que como dijo, él solo quería que atraparan a quien asesinó a su hermano, sin querer tener que meter a los demás de la banda en ello.

—Entonces dijo que tenía un llavero particular —SeungMin anotó aquello en la pizarra. —Bien, ¿Quién se ofrece a revisar todos los llaveros de la provincia? A ver quién tiene uno negro y con las iniciales SDD en él.

—Puede que no haya sido una pista como tal sobre la persona a la que buscamos, SeungMin, pero DoHyeon ya es una clave a este caso —recordó la chica.

—¡Ni siquiera sabe quién es la cabeza de todo! Puede que vaya Felix donde él y le ordene entregar tres rifles, ¡Y él va! Porque no conoce a su propio jefe —JiSung llegó al lado del muchacho, acariciando sus hombros en un intento de tranquilizarlo. —No me toques, necesito aire.

Sin decir una sola palabra, el oficial Kim salió de la oficina, subiendo a la azotea, así buscar un poco de paz y aire.

Los otros tres se miraron, sin poder decir una sola palabra.

—Seguron no le han dado —murmuró la peliazul.

—RyuJin... —el teniente me miró mal.

—¿Qué? Yo sólo digo —bufó.

—Todos estamos estresados por este caso porque pareciera que nos quedamos estancados, así que tenle paciencia —la chica asintió.

—¿Quieres que vaya por-?

—No, déjalo —negó, dirigiéndose a su silla y viendo su reloj. —En un rato bajará, ya se perdió la puesta del sol.

Nuevamente Felix se sentó, terminando de teclear en su teléfono algunos datos importantes.

—Han —llamó la chica. —¿DoHyeon no dijo que su hermano mencionó que el tipo siempre iba de traje? ¿Y que estaba siempre acompañado por su guardaespaldas?

—Si es así entonces debe tener algún puesto alto en alguna empresa o en algún negocio verdaderamente formal e importante —apuntó el pecoso.

—Malditas ratas que se hacen pasar por personas completamente normales —murmuró el chico. —Pero aquí hay tantos negocios que sería casi imposible ir investigando una por una.

—Pero sabemos que esta persona tiene contactos en Japón... —RyuJin elevó las cejas, los demás estaban a la espera de una explicación a lo que dijo. —Las armas que halló Sana la otra vez, eran traficadas de allá, podríamos reducir nuestra búsqueda a aquellas empresas que tienen contacto con ese país.

—Ella tiene razón —finalmente SeungMin volvió a la sala. JiSung le regaló una mirada de “Te lo dije”, a Felix. —Deja una lista mucho más corta, puesto a que es prácticamente difícil conseguir contactos con los japoneses últimamente, así que podríamos llevar la investigación por ahí, y luego ir sacando sospechosos.

—Bien, ya tenemos el trabajo de mañana —Han terminó de levantarse. —Felix, necesito que hagas una lista de las empresas que trabajan o tienen conexiones en Japón, no creo que sea tan larga.

—¿No creen que estamos sacando conclusiones muy rápido? —el australiano ladeó la cabeza. —Es decir, no sabemos si quiera si la información que nos estaba dando el chico era cierta. ¿Y si hacemos esto y tardamos días, y al final estábamos en la dirección contraria? Habrá sido tiempo perdido.

—Bueno, Felix tiene un buen punto ahí. ¿No sería eso lo que querría nuestro blanco? ¿Confundirnos o hacernos ir en lo contrario? —la chica suspiró.

—Pero esta es la única pista que tenemos por ahora, así que nos toca confiar.

—Confiar con los ojos cerrados —SeungMin chasqueó la lengua. —Eso no me gusta, pero también es cierto, es lo único que tenemos por ahora.

—Haz la lista, Felix —comenzó a recoger sus pertenencias. —Pero mañana, por ahora vayan a descansar, todos estamos con el estrés en las nubes.

—Unos más que otros... —la peliazul susurró, pero aún así le fue audible para SeungMin, quien solo le dió una mala mirada.

Uno por uno dejaron sus cubículos y se dirigieron hasta la salida, donde luego se dividieron; Felix a esperar que el Capitán Bang llegase por él, SeungMin caminando a esperar el bus, RyuJin hasta L&K Corporation, empresa donde trabajaba su novia, y Han a su auto, en dirección a su casa.

Al final de sus días lo más importante para ellos era descansar, puesto a que necesitaban las energías suficientes para poder atrapar a la cabeza de aquella banda de tráfico ilegal de armas.

Sin saber que esa podría ser la última vez que verían a DoHyeon, la pista por la que tanto tiempo esperaron.

¡felices cinco añitos, stay!  i'm foive 🖐🏼
no me pondré emocional, así que espero todos hayan pasado un lindo día y sigan disfrutando de su semana <3
se les quiere muchoooo <33

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top