Pieza combinada
DOMINÓ
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel MCUoso
Pareja: Winterfalcon, Walker x Bucky un rato.
Derechos: a comer taquitos sin diarrea.
Advertencias: wueno, habrá escenas algunas desagradables, algo de angst y pos mucho drama porque así va la cosa, para más placer. John Walker es malo, no se hagan ideas que no son. Una historia de encargo.
Gracias por leerme.
*****
Pieza combinada.
La llama de la libertad
Se ha convertido en soledad
Y los agobios que me daba el convivir
Se han transformado en un silencio de aburrir
Es la conclusión
Que no se está mejor
Ya te necesito alrededor
Club de los humildes, Mecano.
Delacroix, Louisiana.
Fue como si una neblina densa se hubiera retirado de pronto en su mente, un velo que se corría revelando una espantosa verdad que siempre había estado ahí, pero que por alguna razón no fue obvia sino hasta ese instante. James pudo recordarlo todo, imágenes pasando frente a él igual que una película corriendo deprisa hasta quedar en su última memoria consciente. Despertó con un grito, levantándose de golpe al no reconocer de buenas a primeras en dónde estaba, reconociendo luego que era su antigua habitación en casa de los Wilson, paseando de un lado a otro con la respiración agitada al ir repasando todos esos amargos recuerdos, sintiendo que le faltaba la respiración. La puerta se abrió con Sam entrando con manos en alto.
—¡¿Quién carajos te crees que eres?!
No era lo primero que hubiera deseado expresar, ni siquiera sabía qué deseaba decir. Sus ojos ardieron, sus puños se apretaron con fuerza.
—James, tranquilo —Sam cerró la puerta— Escúchame, escúchame bien.
—¡No!
—Yo sé que todo esto debe ser confuso, por favor...
—¡No! —James estalló con lágrimas en los ojos— ¡Yo... mira lo que he hecho! ¡No puedo dejar de ser un maldito monstruo ni por una sola vez en mi vida! ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ?!
—Hey, mírame, James mírame.
—¿Para qué? ¿Qué no deberías estar con tu esposa?
—¡No estoy casado! —replicó Wilson, pasando una mano por su cabeza— James, sé que no merezco tu confianza en estos momentos, pero por favor, mírame. Por favor.
Lo hizo, reclamándole en su mirada lo sucedido aquella noche, lo que le había pasado con Walker después. Sus hombros temblaron a su llanto, Sam se acercó sujetándolo por los codos.
—Mírame, no dejes de mirarme. Ahora respira conmigo, James, vamos, uno... dos... vamos, James, cariño, por favor... eso... uno...
Ni siquiera se había dado cuenta que estaba hiperventilando, las manos de Sam le apretaron, trayéndolo de vuelta, negando aprisa.
—No pienses en eso ahora, solo escucha mi voz y respira hondo.
—Yo...
—Vamos, uno, dos, tres. ¿Puedes decirme que ves alrededor?
Se le hizo algo estúpida la petición, mirando alrededor con el ceño fruncido, todavía respirando algo agitado.
—P-Póster de...
—¿Sí? Tú puedes, James.
—Es un póster de la nebulosa del caballo, hay un florero sin flores...
—Vamos, sigue.
—Una playera de los Dodgers en un perchero, esa es de AJ.
Fue nombrando varios objetos de la habitación, lentamente su cabeza como su respiración dejaron de parecer un huracán sin control, sintiéndose más concentrado o al menos lo suficiente para soltarse de un manotazo, limpiando su rostro con enfado, empujando al otro solo por hacerlo, para separarse. Sam respiró aliviado, sin dejar de observarlo.
—Quiero que me escuches y no digas nada hasta que yo termine ¿de acuerdo?
—¿Por qué tendría que hacerlo?
—Porque juro por Dios que si no te quedas quieto le voy a pedir a Yelena que te vuelva a dormir hasta que me escuches —cuando Sam vio que no respondió, continuó— James, lo primero que necesito decirte es esto: tú no tienes la culpa de lo que pasó. Te engañaron, te manipularon con el Teseracto desde que caíste en sus garras ¿de acuerdo? Si hay alguien a quien culpar es a mí, porque te lancé a esos lobos y es algo que siempre me pesará.
Acercándose otro poco, Sam buscó su mirada, suavizando su voz.
—¿Quieres golpearme? Adelante, si eso te hace sentir mejor no me voy a defender, sé que lo merezco. Solo déjame decirte que lo siento mucho, perdóname por la estupidez cometida, yo no pensé... ese fue el problema en realidad, que no pensé y solo metí la pata hasta el fondo. James, Darlene dijo eso porque la encontré buscando protección de un novio abusivo y acosador. La había estado rastreando pese a la orden de restricción de la policía con la promesa de matarla, ella salió de la casa y se encontró conmigo, me pidió que fingiera de momento que éramos pareja porque el tipo ya estaba ahí. La traje esperando que aquel idiota se alejara lo suficiente para luego llevarla a la estación de policía. Demonios... ese ramo de flores, de verdad que era para ti, ya lo traía en manos cuando nos topamos, se lo di cuando vi al hombre a lo lejos. Fue una situación insólita que no supe manejar, no quería decirle nada a Sarah para no asustarla, sabes cómo se pone luego de lo que sucedió. Quería explicar, pero era cuestión de vida o muerte el ponerla a salvo y... no supe hacer las cosas, perdóname, James.
Este frunció su ceño, alejándose otro poco. —¿Lo dices en serio?
—No voy a jugar con esto, cielo, ni de broma. Darlene si fue mi novia, hace muchísimo, antes de que yo entrara al ejército. Solo quedamos como buenos amigos y no supe más de ella, hasta ese momento. Tengo una enorme deuda contigo que voy a pagar, pero necesito que entiendas esto como también aceptar que lo sucedido después no fue tu culpa.
Bucky jaló aire, dándole la espalda caminando hacia la ventana por donde miró a lo lejos los pantanos que lo escucharan llorar aquella noche antes de huir. Sam lo siguió, quedando a su lado.
—En cuanto ella estuvo con la policía, regresé a toda prisa queriendo explicar, ya no estabas. Sarah y los chicos te buscamos por todos lados los días siguientes. Yo moría de angustia por ti, porque sabía que habías huido debido a lo de Darlene. Debí hablarte rápido, escribir algo, no ser tan estúpido, lo sé, lo sé bien. Jamás dejé de buscarte, le pedí a Torres que me ayudara hasta que Yelena apareció diciéndome que te había visto del otro lado del mundo junto a Walker.
—No... no pronuncies su nombre, no ahora, por favor.
Se quedaron callados, el sargento percibiendo en Wilson una clara rabia contenida que fue como un consuelo temporal a su propio sentir. Sucio, burlado, un idiota que cayó demasiado rápido en quien le prometió llevarse su dolor, una mentira que le estaba costando todo. James jadeó apenas, esas memorias iban a perseguirlo como el resto, una pesadilla más a sumarse. Desvió su mirada de los pantanos al suelo, tenía ganas de golpear algo, de evaporarse de nuevo.
—James, no ha cambiado lo que siento por ti.
—¿Lástima?
—Claro que no, pedazo de idiota —Sam respiró hondo— Tú me preguntaste si alguien me interesaba, me parece haberte dejado claro quién me gusta.
—¿A pesar de que...?
—Oh, eso se lo voy a hacer pagar, como que me llamo Samuel Thomas Wilson. Pero en nada afectará esto de mi corazón.
—Es bueno que Steve ya no esté, así no lo avergonzaría tanto —James notó un silencio raro en Sam, girándose para verlo— ¿Qué sucede?
—Luego de que desapareciste, una chica me llamó. Era la enfermera que cuidaba de Steve... sí, me enteré de la verdad. Como sea. Nos dijo que había notado un auto extraño cerca de la casa y que un par de hombres en traje tocaron preguntando por una dirección. Fui con Steve, me dijo algo.
—¿Qué?
—Que lamentaba mucho el haberte dejado, no poder cumplir su promesa de devolverte tu vida. Steve me confesó que por eso me dejó el escudo a mí y no a ti, porque ya no te quería ver peleando más, que ya habías tenido suficiente, no era justo para ti semejante responsabilidad. Y bueno, también me dijo otra cosa más —Sam se talló su nuca— Él se había convertido en el Capitán América, sí porque anhelaba hacer algo bueno, detener a los malos y eso, pero que también porque deseaba un mundo donde Peggy y él pudieran vivir sin miedo, libres. "Supongo que tú deseas lo mismo con James, así que no seas una gallina porque te estoy dando permiso para estar con mi único hermano y amigo." Así fue su amenaza.
—Steve... pero...
—Creo que necesitas ver algo.
Dejaron la habitación para ir a la recámara de Sam donde estaba su computadora que usaba para comunicarse con Torres. Le mostró una pequeña cámara que conectó mientras le explicaba.
—La enfermera la puso para tener evidencias si algo llegaba a suceder.
Bucky contuvo el aliento, la grabación mostraba la recámara de Steve, ya de noche porque todas las luces estaban apagadas. Una figura se coló, sigilosa cual serpiente, aproximándose al rubio quien no tenía idea de lo que iba a pasar. Ese hombre tomó una almohada que puso sobre el rostro de Rogers, haciendo presión lo suficiente de modo que cortó su respiración. No hubo lucha, solo una mano de Steve tirando del pasamontañas antes de quedarse inmóvil. James dio un par de pasos hacia atrás.
John Walker sonrió, dejando la almohada en su lugar, volviéndose a colocar el pasamontañas, dejando la casa con el mismo silencio con el que entró.
—No, no... ¿qué he hecho?
Sam fue a su lado de inmediato, sujetando su rostro. —James, James, tranquilo, esta gente es de lo más perversa, tú no hiciste nada malo.
—Sí lo hice —el sargento sintió que todo se movía— Él fue conmigo... yo... ¿cómo pude caer tan bajo?
Un par de brazos lo sujetaron, dejando que llorara otro poco, escuchando siempre la voz de Sam consolándolo pese a que sentía que no merecía ningún consuelo. Se había revolcado con el asesino de su mejor amigo, había ayudado a Leviatán a que tuviera el poder que ahora ostentaba de la misma forma en que lo había hecho con HYDRA. No se sintió digno de nada, ni siquiera de ese cariño que aparentemente Wilson quería darle de todas formas.
—Cúlpame a mí, James, porque fue mi error el que causó todo.
Se aferró a él, escondiendo su rostro en el cuello de Sam hasta que pasó su llanto, demasiado herido, con ganas de cobrárselas todas y esconderse para siempre del mundo al mismo tiempo. Esas manos cariñosas que habían estado haciendo círculos en su espalda lo separaron, una picando su mentón.
—No, no vas a ir directo sobre ellos porque eso lo esperan. Y definitivamente no te vas a acercar a ese bastardo más. Me tienes a mí para eso, te lo debo en tal caso. Ni tampoco te vas a esconder, sé que no puedes confiar en mí, te demostraré que arreglaré todo por ti, solo... quédate a mi lado.
—¿Dijiste algo del Teseracto?
—Uf, es otro lío, el doctor Strange nos contó que no es de este universo y que eso no era nada bueno.
—¿Ya terminaron de sacar sus mocos par de tórtolos? —Yelena apareció, reclinándose sobre el marco de la puerta de brazos cruzados— Hey, soldat, ¿todo bien en tu cabeza?
—Yelena.
—Le pregunté a él no a ti, Wilson.
—Estoy bien, Yelena. ¿Te has quedado para ayudar?
—No pueden hacerlo sin mí. ¿Podemos planear la venganza sangrienta mientras cenamos?
Era probable que Sam no estuviera tan consciente del infierno desatado en el interior de Bucky como lo hizo Yelena al tratar de mantenerlo sereno con algo tan mundano como era cenar un plato típico, unas cervezas y las quejas de la rusa sobre el mal sabor de las bebidas americanas. Normalidad. Ese bote salvavidas para no ir directo al pozo de los remordimientos y las pesadillas que estaba esperando para tragárselo completo apenas resbalara en él. Una mano de Sam buscó la suya, entrelazando sus dedos, acariciando su dorso con un pulgar, no la rechazó, todavía con la vergüenza de lo que había hecho y que ellos dos lo supieran.
Yelena explicó de la visita a Strange como la situación actual con Leviatán. El golpe dado en Oslo les había dado la ventaja para apoderarse de sistemas informáticos esenciales, secuestrándolos a cambio de ciertos favores o de entregar armas. Las células terroristas protegidas gracias a las misiones que hubiera tenido con John Walker se levantaban al unísono por todo el planeta, dividiendo las fuerzas de los gobiernos por contener esas revueltas.
—Desafortunadamente no hay Vengadores para ponerle orden, tenemos un Hulk que prefiere el yoga a meterse en más líos, Barton ya no sirve más y ese dios rubio está perdido en quién sabe dónde, su gente por supuesto que ni en sueños moverá un dedo por nosotros.
—¿Qué hay del doctor Strange? —preguntó James, todavía peleando con sus temblores sujetándose de la mano de Sam— ¿Del mocoso de Queens?
—No creo que sea algo que el hechicero quiera arreglar —comentó Wilson apretando sus labios— No es de su liga, como dicen por ahí. Y el mocoso andaba de vacaciones o algo así, otro que tampoco quiere nada ya.
—Americanos, apenas se les cae el manicure y se van de exilio.
—Hey.
—Sabes que tengo razón, Wilson.
—¿Estamos solos? —el sargento miró a los otros dos, tratando de recordar— ¿El coronel? ¿Esa mujer que vino del espacio?
—El coronel está retirado desde la muerte de Tony, James, la mujer es Carol Danvers y al igual que Thor, está viajando por el espacio.
—Estamos jodidos y solos —Yelena alzó su botella de cerveza para brindar.
—No del todo.
Los tres se levantaron cual rayo al escuchar la voz de Wong en la puerta, el hechicero entrando con una sonrisa cordial y una pequeña reverencia.
—No quise asustarlos, esperaba el momento adecuado para entrar.
—Vaya momento —bufó la rusa— Casi me mata del susto.
—No están solos, Strange me ha enviado para apoyarlos.
—¿No pudo mandar como una docena más de ustedes?
—Yelena.
—¿Qué, Wilson?
—Represento a la docena —sonrió Wong, sacando de su chaleco un pequeño frasco que tendió a James— Esto es para ti, te ayudará.
—¿Qué es? —el sargento lo tomó, extrañado.
—La influencia del Teseracto deja una dolorosa repercusión en la mente que trastorna. Si ahora te sientes inseguro de ti mismo no es porque algo esté mal funcionando por decirlo de una manera, es como la "resaca" de esa magia.
—Gracias, señor Wong.
—Wong, nada más. Entonces, ¿cómo iba el plan?
La idea era paralizar a Leviatán, frenar las células terroristas era cosa de nada para hechiceros bien entrenados del Kamar-Taj que iban a ayudarlos. El golpe duro a las cabecillas de Leviatán sería el reto, Wong estaría con ellos para tomar control del Teseracto y enfrentarse a quien lo usara, Madame Hydra. Entre los tres atraparían al resto de los ayudantes, incluyendo a John Walker. Se prepararon apenas terminaron de ponerse de cuerdo, con el hechicero enviando mensajes a sus pares. Wilson se acercó a James, hablando aparte con él.
—Déjame a Walker, tú no te metas.
—Quiero hacerlo.
—Sí, cielo, lo entiendo perfectamente, pero eso también lo va a estar esperando. ¿Recuerdas lo que hiciste con Zemo?
—¿No caer en su juego?
—Exacto, esperaba que lo asesinaras y lo entregaste a las Dora Milaje. Ese bastardo querrá manipularte de nuevo, hacerte daño una vez más. No pienso permitirlo, yo lo enfrentaré.
—Pero...
—James, confía en mí. No tengo el suero, pero sí bastante ingenio y por si fuera poco, este escudo.
—Tampoco quiero que te lastime.
Sam sonrió, atrayéndolo de golpe para besarlo para sorpresa de James, despejando esa duda sobre si aún tendría acaso ganas de tocarlo.
—Vamos a arreglar las cosas, esta vez de manera correcta. Pero primero vamos a cortarla la cabeza a Leviatán.
—Está bien, Capitán América.
—Falcon. Volví al anterior nombre.
—Tienes el escudo.
—Falcon de todas maneras.
—De acuerdo.
—Te ves lindo cuando aceptas las cosas.
—Ustedes —Yelena los llamó, ya en su traje— Dejen sus cursilerías para luego, debemos irnos, traeré el jet.
—¿Jet? ¿De dónde sacaste tú un jet?
—Hombres.
La noche los vio partir de Louisiana rumbo a Italia donde James sabía que estaban los cuarteles generales de Leviatán. Ayudados por la magia de Wong, serían invisibles hasta irrumpir en las instalaciones. Era un mediodía cuando encontraron esa campiña donde se alzaba un castillo de fachada que ocultaba debajo todo un complejo bien protegido. Yelena puso el jet en modo automático, para lanzarse con ellos hacia el campo donde cayeron con suavidad por el escudo mágico, avanzando bien ocultos hacia el catillo en la colina sin encontrar resistencia de momento, sabían que lo difícil sería cuando pisaran dentro. Su sorpresa fue mayúscula al encontrar un lugar vacío, aparentemente nadie estaba vigilando.
—Es una trampa —susurró Yelena, sacando sus bastones— De las buenas.
Apenas si encontraron guardias que caminaban por los pasillos charlando en italiano entre ellos, los pasaron de largo para ir a la parte inferior, donde las puertas dejaron de ser antiguas de madera para transformarse en pesadas compuertas de acero inoxidable con un teclado para abrirlas. Yelena se lució, rompiendo el sistema y abriéndoles paso hasta encontrar ese elevador que los llevaría a los niveles inferiores, donde se encontraban todos o eso esperaron. Se dividieron, tal como habían acordado en el viaje, Yelena y James por los costados, con Sam al centro.
El suave siseo de las puertas antecedió su entrada a esos niveles, caminando sigilosos con armas listas cada uno tomando el pasillo correspondiente. Hubo más soldados, pocos para ser ya los cuarteles, como si los hubieran llamado para algo más. James frunció su ceño, tomando el camino hacia lo que parecían ser laboratorios, deteniéndose al encontrar unas salas con monitores que mostraban su información. Sintió un tirón en su estómago, reviviendo esos momentos en HYDRA cuando lo estudiaban como si fuera algo no vivo, un objeto que abrir, experimentar. Vio pantallas con imágenes del Teseracto, la rabia en su interior volviendo, esa impotencia de haberse sabido de vuelta el arma viviente de gente malvada.
Murmullos llamaron su atención, dejando esas salas para ir a donde estaban unos científicos hablando de algo que miraban, anotando en sus tabletas y dejando ese enorme ventanal entre sonrisas. El sargento frunció su ceño, caminando despacio para ver lo que tenían ahí contenido. Wong les había advertido que era posible ver cosas inexplicables, pues el poder de aquel Teseracto era diferente al que conocieran, había sido contaminado por magia oscura. Bucky se quedó muy quieto al ver en aquella celda de contención a una pequeña niña de cabellos blancos y una bata de hospital arrinconada en una esquina, abrazando sus piernas delgadas, sollozando al mirar alrededor.
Buscó alrededor, encontrando una pantalla con la información sobre la niña, era una fortuna que supiera hablar varios idiomas, aquel estaba en ruso. La pequeña provenía de un laboratorio que perteneciera a HYDRA, ahora controlado por Leviatán. Habían utilizado el Teseracto para abrir una suerte de portal, trayendo consigo a esa "criatura" pues según las lecturas y análisis que ya le habían practicado, no era humana, sino una proyección del cubo con un poder que deseaban explotar. James miró a la celda, acercándose, la niña levantó su rostro como si pudiera verlo con todo y el escudo mágico. Sus ojos de un azul extraño llenos de lágrimas, un puchero sincero con sus pies tallándose entre sí.
Era una idiotez.
No estaba pensando bien.
A costa de revelar su posición, usó su brazo metálico para romper el vidrio de la celda. Las alarmas sonaron de inmediato mientras el sargento estampaba su puño contra el ventanal que cedió luego de varios intentos. Soldados aparecieron, gritando órdenes, sus armas apuntando hacia la pequeña al creer que ella era quien había creado aquel hueco. James bufó, disparando contra ellos, heridas que los inutilizaran pero sin matarlos. Entró a la celda con la pequeña abriendo sus ojos de par en par, pegándose por completo a la esquina temblando más.
—No tengas miedo, no te haré daño. Mi nombre es James y voy a sacarte de aquí.
La niña respingó cuando la sujetó con su brazo izquierdo, rodeando su cuello del que se sujetó, encogiéndose cuando se activaron los sistemas internos para evitar que escaparan. Dio gracias a la poderosa magia de Wong que resistió el duro embate de una lluvia de balazos, campos eléctricos y otras cuantas trampas más que les cayeron, con más soldados llegando, mismos que abatió para abrirse paso con el cuartel siendo alertado. Esperó que Yelena y Sam hubieran hecho algo, ya no tenían más tiempo. Bucky corrió con la pequeña en sus brazos rumbo al elevador, sin encontrar a la joven ni tampoco a Wilson por ningún lado. Los llantos de la niña lo obligaron a subir, ahí abajo eran presa fácil.
Habían alcanzado un comedor enorme cuando US Agent apareció por la otra puerta, olfateando. James se quedó congelado, un nudo en el estómago, deteniéndose en el acto.
—¿Así es como me pagas todo lo que hice por ti, James? Todo mi cariño, toda mi preocupación y dedicación a tu persona para que en un abrir y cerrar de ojos me traiciones.
Bucky miró a la pequeña y a Walker, se alejó unos pasos, lo suficiente para dejar a la niña debajo de la larga mesa del comedor, indicándole con un gesto de su mano que no saliera de ahí, manteniéndose callada. Se alejó de ella, tocando la pulsera que les diera Wong donde residía su hechizo, quitando el escudo mágico que lo hacía invisible, de frente al otro.
—Ah, con que ahí estás.
—Walker.
—¿Ahora me llamas así? Cuando antes gritabas con bastante placer mi nombre, James.
—Eso fue... ya no más de eso.
—Vaya, no me cabe duda de que eres sin duda alguna una perfecta ramera, solo basta que alguien más te hable lindo para que le abras las piernas.
El sargento gruñó. —Aquí tú eres el malnacido que va a perder.
—¿Por qué no lo comprobamos? Si tienes razón, definitivamente ganarás.
Ambos se lanzaron contra su rival al mismo tiempo, un choque de un puño metálico contra un escudo de Vibranium. No fue como en esa ocasión donde estuvo conteniéndose, esta vez James no se restringió para atacar a Walker, destruyendo sillas o parte de las columnas antiguas con sus golpes, esquivando el escudo de la misma forma que el rubio esquivó ese puño lleno de toda la rabia acumulada por su persona. La niña siguió escondida, gimiendo apenas al ver esos dos súper soldados enfrentarse tan violentamente, abriendo sus ojos cuando Bucky cayó no muy lejos, usando ambas manos para no terminar degollado por el escudo de Walker, quien sonrió mirándolo con malicia.
—Si tan solo hubieras no te hubieras llenado la cabeza de mierda, por algo todos te abandonan.
—¡Mentiras!
—¡Hey, tú idiota! —Sam apareció rompiendo un muro sin más— Yo soy tu rival si es que tienes los cojones para enfrentarme, cobarde.
—No fueron rivales para mí antes, no lo son ahora.
—Permíteme contrariarte.
La pelea escaló, John Walker tenía más fuerza que antes, tanto James como Sam lo esperaban si las palabras de Strange y Yelena habían tenido algo de verdad, solo que ellos también se habían preparado para ello, coordinándose para que sus habilidades mellaran la enorme confianza que el rubio se tenía. Bucky miró la mesa que siempre estuvo protegiendo, notando a la pequeña aún observándolo con lágrimas en los ojos al verlo sangrar. Un cuarto invitado apareció por uno de los balcones superiores, riendo lo suficientemente alto para que los otros tres lo escucharan.
—Ah, pero ¿qué tenemos aquí? Dos intentos de héroe.
—¡Tú! —Wilson siseó— ¡Tengo una cuenta pendiente contigo!
Madame Hydra sonrió, alzando un brazo para mostrar el Teseracto, riendo un poco más al activarlo.
—Adelante, si te atreves.
—¡Sam, no!
El sargento tiró de las alas mecánicas, impidiendo a Wilson el que volara hacia la condesa, siendo él quien recibiera aquel golpe de energía, estampado contra la mesa que al fin cedió. La niña gritó, asustando a todos al dejarse ver, antes de que todo alrededor se volviera blanco, no por el poder del Teseracto que controlaba Madame Hydra, fue algo más que los envolvió como un capullo protector y al mismo tiempo, una suerte de portal que los llevó lejos del estallido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top