Una vez más

Se dirigió a la mina ignorando a todos los brawlers que se cruzaba. No estaban con él las ganas de socializar en ese momento. Las palabras de Jessie no lo dejaban en paz, era una tortura ya que siempre había estado seguro de cada movimiento que hacia y en esta situación era lo contrario.

Comenzaba a odia al amor. No, no solo al amor, también otras formas de afecto que era capaz de sentir por otras personas o robot. Era raro verlo de forma cariñosa, hasta él mismo se sentía extraño.
Todo lo que pensaba era por culpa de su hermana y la carta de corazones que aun tenía en mano. Quería despedazarla pero terminó llevándola con él al rehusarse en tener incompletas sus cartas.

Hablando de amor, la parejita que tanto odiaba estaba allí. Rico y Piper, el robot robusto con la princesa francotiradora. No había hablado con ninguno de ellos hace tiempo y menos aun con el robot desde que supo que la linda rubia era su pareja. En aquel momento lo tomó como una traición por los confusos sentimientos que había tenido por Rico.

Y ahora, la historia se estaba repitiendo con Ricochet sin poder detenerlo.

Cuando vio a la pareja acercándose pensó en huir pero antes de que pudiera hacer algo ya estaban frente a él.

¡Hola, Carl! – la rubia se separó del robot solo para agacharse a la altura del más bajito y besarlo en la mejilla como saludo para luego abrazarlo por un corto tiempo. Carl detestaba la cercanía – ¿Cómo te sientes? ¿Te encuentras bien? – su tono dulce y preocupado pone a Carl confundido.

¿Por qué la pregunta? Estoy bien. – cruzó sus brazos sin doblar la carta mirando molesto a la rubia.

Últimamente no te hemos visto en las batallas. – habló Rico – Pensábamos que algo malo te había pasado. Solo veíamos a tus hermanos y madre salir de tu hogar.

Bien, ya saben que no me pasó nada malo. Ahora, si me lo permiten, tengo que irme. – intentó irse pero apenas dio unos pasos fue tirado del brazo hacia la pareja – ¡Suéltame! – forcejeó para liberarse del agarre del robot pero ya lo habían soltado apenas lo pidió.

Carl, tranquilízate. Solo queremos hablar contigo. – Piper subió su tono de voz mostrando su molestia por la actitud del más joven.

Escucharé lo que tengan que decir pero rápido que tengo algo más importante que hacer. – espero a que hablaran solo por respeto a la rubia que siempre lograba destruirlo en los eventos y por los buenos momentos que había pasado con el otro robot.

Solo queremos saber si tendrás tiempo para pasar un rato con nosotros. Participar en los eventos, pasear, tomar té… – Rico intentó convencer a Carl pero solo logra hacerlo reír.

¡Nosotros ni podemos tomar té! – contuvo su risa para poder hablar – Buen intento pero no me interesa perder mi tiempo con ustedes. Lo siento, quizás para la próxima.

Pero-

Tengo que irme ¡Adiós! – no dejó hablar al robot y a pasos rápidos se alejó de ellos yendo hacia la mina.

Agh, es tan distante, arrogante y engreído. – dijo molesta la rubia cuando el pequeño robot ya no estaba ahí – No puedes estar pensando en volver a intentar convencerlo. No va a cambiar de opinión, ya sabes como es.

Piper, es mi amigo. No dejaré que se aislé por completo de los demás solo por su actitud. – ganó la mirada molesta de su pareja.

Esta bien. – mantuvo la calma – Te ayudaré hasta donde pueda, cariño. Aunque a veces me dan ganas de golpearlo. – suspiró como si descargara toda su negatividad en ese suspiro y volvió a rodear el brazo del robot con los suyos así seguían con su caminata abrazados.

Mientras, el pequeño robot ya había llegado a la mina. Despegó su mirada pensativa de la carta del corazón y observó el lugar encontrándose a Dynamike junto a Ricochet jugando a, truco con unas cartas que Carl reconoció como suyas. Por alguna razón estaba decepcionado al ver que su amigo no estuviera intentando matar al viejo y molesto minero pero logro verle el lado bueno. Ya tenía un equipo para aquellos eventos de tres contra tres.

Gané otra vez. – mencionó el robot de un ojo indiferentemente.

¡No puede ser! – rió el minero por lo fácil que le ganaron, toma las cartas y vuelve a mezclarlas – Ya van seis veces seguidas ¡Si que aprendes rápido, muchacho!

¿No hay otro modo de juego?

Si que los hay. Aunque hay un problemita, los juegos que recuerdo tenían más jugadores.

¿De nuevo tomaste mis cartas sin permiso? – habló el pequeño robot de repente sobresaltando al mayor.

¡Carl, justo a tiempo! – soltó una pequeña risa nerviosa deja do la baraja de cartas ya mezcladas sobre la caja de madera que usaban de mesa – ¿Te gustaría jugar? – esperó que el menor aceptara y no le arrebatara las cartas.

Aunque estaba ligeramente molesto por su otro mazo de cartas tomadas sin permiso, miró al otro robot que tomaba casi la mitad de cartas realizando el “corte” esperando a jugar. Era su momento de mostrar lo bueno que podía ser con lo que fuese que le pusieran en frente.

Van a perder. –se acercó a la mesa. Dynamike repartía las cartas cuando Carl sintió la mirada del de un ojo sobre él. Apenas su mirada se encontró con la del otro volteó avergonzado. Tomó las cartas, no era lo mejor que le había pero ya estaba planeando su jugada. El viejo había cambiado de juego. En sus manos, de las siete cartas que tenía ya había formado un grupo de tres. Iba a ganar esa partida.

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