Feliz día
Otro día, otra mañana sin Ricochet. Comenzaba a enojarse de no tenerlo a su lado.
Durante la comida, que no comió por obvias razones, tenía la mirada de los tres pelirrojos y la pirata sobre él. Era incomodo.
– ¿Qué tanto miran? ¿No puedo no comer en paz? –
– No, no puedes. – comentó burlona Penny sonriendo por la expresión de odio ganada del robot más bajito que ella.
– Sigues evitándonos, hijito, deberíamos de hablar entre nosotros para conocernos más- – Pam fue interrumpida.
– ¡Es hora de que hables! ¿Quién te gusta? – preguntó infantilmente Colt y al rato recibió una patada en la rodilla por parte de la pequeña pelirroja – ¡Auch! ¿¡Por qué!? ¡Justo en mi pierna buena! –
– Ese tipo de preguntas no se hacen, Colt. – dijo Jessie manteniendo la calma.
– ¡Pero tu las haces! – gritó adolorido el pelirrojo.
– ¿Puedo no responder? – Carl mira indiferente a su madre.
– Si, puedes. – dejó que no respondiera por más que su curiosidad le dijera lo contrario – Ahora que lo recuerdo, hoy tenemos visitas. Deberían de estar por llegar ya. – apresurada tomó los platos vacíos para ponerlos a lavar.
– No me interesa. – se levantó y caminó hacia la puerta delantera de la casa – Si me necesitan para algo importante estaré en los eventos. –
Al abrir la puerta para irse, Carl queda mirando atónito a los tres brawlers que estaban a punto de entrar: Rico, Piper y Ricochet. Su cuerpo no reaccionó al ver al robot que tanto buscaba con la parejita.
– Hola, Carl. – saludaron ambos robots al mismo tiempo.
– ¡Hola, Carl! – dijo energéticamente la mujer rubia – ¡Feliz cumpleaños! – entró a la casa de la mecánica y dio uno de sus abrazos que no fueron correspondidos.
– ¿¡Mi que!? –
– Espero que no te moleste que haya invitado a todo el pueblo. – escuchó a Colt a sus espaldas.
Todos los brawlers iba a estar allí. Invadirían su no tan preciado hogar. Todos. Tanto los que soportaba como los que odiaba llegarían en cualquier momento. Que la pareja fuera la primera en aparecer junto a Ricochet fue una sorpresa aliviadora pero desagradable.
Sin poder soportar más los nervios y vergüenza de la situación se apagó en los brazos de la princesa.
Al cabo de unas horas, su sistema fue encendido forzadamente. Sus ojos se prendieron y lo primero que vio fue a la joven pelirroja. Aun iniciándose, estaba demasiado lento como para saber que estaba en su dormitorio acostado en su cama.
– Al fin despiertas, cuñado. – la voz de la pirata sonó en algún lado de la habitación.
– Por favor, no me llames así. – dijo en voz baja.
– ¿Qué es esto? ¿”Romeo y Julieta”? – Carl abrió por completo los ojos. Penny estaba en su biblioteca – ¿”El arte de amar”? – rio la pirata – ¿”El lenguaje de la seduc-”? – confundida dejó se leer el titulo y observó la tapa del libro.
– ¡Aléjate de ahí! – empujó a Penny lejos de la biblioteca y sacó los tres libros mencionados – ¿Qué hacen estos aquí? Romeo y Julieta si lo tenía pero estos dos no. – miró el lugar de donde los sacó, estaban mal ubicados.
– Es regalo de mamá y mío. – dijo orgullosa Jessie – Pensábamos que no estaría mal que los leyeras para que comprendieras más lo que te esta sucediendo. – explicó.
– Lo acepto pero me ofende ya que no tengo exactamente las mismas funciones que ustedes, humanos. – miró asqueado a la pelirroja mientras abrazaba los libros como si eso los ocultara de todos.
– Yo te regalo mi presencia. – sonrió la pirata – Ya que despertó podemos ir con los demás. –
– Si, deberíamos de ir. Mamá debe de estar preocupada por ti Carl. Vamos. –
Avergonzado y temiendo de que alguien más encontrara los libros los escondió en su habitación y siguió a las chicas. Lo bueno es que volvería a ver a Ricochet.
Al salir al patio, una bella melodía lenta tocada por un instrumento de cuerda los recibió.
En una de las muchas mesas que había se encontraba Poco junto a Colt que abrazaba a Shelly, a su otro lado, estaban los legendarios, que Carl envidiaba, calmados por la música.
Nita junto a Bo esperaban en sus asientos. La pequeña jugaba con su oso bruscamente mientras Brock la miraba sentándose al lado del nativo.
El viejo minero conversaba tranquilamente con Barley hasta que el trio mítico se acercó a ellos. Dynamike, como por instinto, huyó de Mortis abandonando al otro lanzador.
Aun faltaba gente por llegar. Rápidamente, Carl pasó por todas las mesas saludando a todos los presentes mostrando los modales que su madre adoptiva le había enseñado. Fue emocionada a la mesa de su interés, en esta estaban Rico, Piper y Ricochet.
– ¿Carl, ya te encuentras mejor? – preguntó preocupada la rubia mientras vio al más joven sentarse en la silla disponible entre ella y Ricochet.
– Mucho mejor. – sonrió ocultando que quería que todos se fueran – Solo unos pequeños fallos que ya han arreglado. –
– Me alegro… te estábamos esperando. –
– Aunque ese lugar era para Darryl. – habló Rico.
– Ahora no lo es. – contestó Ricochet.
– ¿Cómo te sientes ahora que has cumplido los dieciocho, cariño? – preguntó la rubia.
– Bueno… al principio no le di importancia ya que soy un robot pero aquí las normas me afectan. ¿Qué decir…? – pensó un momento – Al fin voy a poder entrar a edificios en los que no podía, no necesitaré de un mayor que me autorice para ciertas cosas, Pam no va a tratarme como a un niño ¡Y voy a poder dejar esta casa! – gritó emocionado.
– ¿Cómo exactamente? – Pam se acercó a la mesa con una bandera – No tienes a donde ir, no tienes monedas, te avergüenzas si te ven en alguna tienda comprando tus libros – dejó la bandeja con el vaso, plato y cubiertos frente a Piper, la única que comería – Y no, siempre serás mi hijito. – besó la mejilla de su hijo adoptivo haciendo que Piper y Rico rieran. Carl se quejó y Pam le dio otro beso en la frente antes de irse.
Cuando todos los invitados llegaron, Pam, Jessie, Penny y Colt llevaron las distintas bandejas con comida a cada mesa. Todos charlaban.
Carl se sintió aliviado pero traicionado cuando supo que Ricochet estuvo el día anterior junto a la pareja en las batalla pero a la larga no le dio importancia.
Pasaron las horas y ya había anochecido, cuando las conversaciones iban apagándose, unos parlantes de materiales reciclados fueron encendidos y música comenzó a sonar.
El robot cumpleañero solamente conocía la música del mariachi pero al escuchar esa le recordó al famoso vals que una vez Dynamike bailó con su madre. No era exactamente lo mismo pero tenía un ritmo lento y romántico.
Muchos se levantaron de sus asientos y en parejas se fueron al centro del patio a bailar. Rico se paró e invitó a la rubia a bailar, esta con una sonrisa aceptó y juntos fueron a unirse a las demás parejas.
Incomodo al quedar solo con Ricochet haciendo nada, Carl miró al restó que seguían sentados. Observó como Brock le insistía a Bo en bailar, luego de tantos intentos el rey de la fiesta iba emocionado a la pista de baile tomando de la mano al avergonzado arquero hasta que llegaron con Nita y Leon. Terminaron haciendo una competencia de baile.
Todos estaban divirtiéndose. Incluso Jessie bailaba con Penny por más que su cara fuera un tomate de lo roja que estaba. Debía de atreverse como lo valiente que era su hermana con la pirata.
– ¿Vas a bailar conmigo o prefieres mirar? – el robot más alto lo miró.
– Lo que el cumpleañero desee. – se levantó de su asiento y, como observó de Rico, le ofreció su mano al minero quien aceptó con una sonrisa creída.
Llegaron junto a los demás sin saber como eran los pasos de baile. Tomaron un corto tiempo en analizar las posiciones y movimientos de la parejita que Carl tanto envidiaba.
Entrelazaron una de sus manos, la que quedaba libre de Ricochet fue colocada a centímetros arriba de la cintura del más bajo. Carl apoyó su mano en el pecho del otro robot sin dejar de mirarlo.
Los pasos eran simples y eran acompañados de unos balanceos. Hubiera sido fácil de no ser porque Ricochet era mucho más alto que el pequeño robot que tan solo medía metro y sesenta.
La formalidad del asunto y lo ridículo que estaba siendo el baile le causaba gracia al de dos ojos que hacía lo que podía por soportar y no reír.
Pero al final, su risa terminó estallando junto al repentino cambio de la música relajada a una con rimas, pegadiza y con una voz que cantaba la canción de forma para nada melódica. Carl odiaba esa música pero por el tornado de emociones causado por el romantico y ridiculo baile lo pusieron de un buen humor.
– ¿¡Colt, ahora que pusiste!? – gritó Jessie al verlo con el control del reproductor de música.
– ¡Esta la pedí yo, baby! – Penny cansada de lo formal comenzó a bailar a su estilo alborotado y desincronizada con la canción.
– ¿No podías elegir algo más y no Reggaetón? – miró a su por ahora pareja bailar.
– ¿¡Wey, que pedo con esta madre!? – Poco soltó al legendario antropomórfico con el que estaba bailando – ¡Yo me largo! – volvió a su masa ofendido siendo perseguido por Crow y Shelly.
La música siguió sonando, varios brawlers se quedaron bailando. El nativo logró escaparse del de lentes oscuros que siguió bailando junto a la niña-oso y el camaleón.
No faltaba mucho y luego de algunas canciones más todos comenzaron a retirarse.
Carl se despidió de Piper, Rico y Ricochet alegre. Como tonto enamorado se quedó observando a Ricochet irse mientras su madre hablaba con los últimos invitados que quedaban.
– ¡Papá! ¡Papá! – Nita molestó a Bo interrumpiendo la conversación que tenía con Pam y Brock. A su lado, Leon le ayudaba a llamar la atención del mayor – ¡Quiero quedarme con Jessie y Penny! ¡Leon se quedará! –
– La ultima vez que te quedaste aquí casi le arrancas el brazo a Carl por jugar violenta. – habló Bo – No. –
– ¡Vamos, Bo! ¡No seas mala onda! – Brock se acercó a los dos jóvenes y chocó su puño con el de Leon – Por esos fabulosos pasos de baile te ganaste mis respetos. – le habló al camaleón – Tu también estuviste genial, Nita. ¡Mereces quedarte! – la joven gritó celebrando y sacudió al de verde emocionada.
– He dicho que no. –
– Bo, por favor, piénsalo un poco… vamos a estar solos. – un pequeño baile de cejas fue suficiente para enfadar al aquero – Ey, no seas tan amargado- – Bo lo ignora y sale de la casa no sin antes despedirse de la joven que cuidaba – ¡Espérame! ¡No te enojes conmigo por esto! ¡Lo siento! –
Pam cerró la puerta riendo al escuchar aun a Brock disculpándose al nativo que hacía como que no existía.
El grupo de jóvenes miraron al cumpleañero y se decidieron por invitarlo. Mandaron a Jessie para que hablara por todos.
– ¿Carl, te gustaría ser parte de la pijamada? – fue directa.
– … Si. – respondió perdido en sus pensamientos cursis sin prestarle atención.
La pelirroja lo tomó de la muñeca llevándolo con los demás. Se arrepentiría de haber aceptado si supiera de que se había tratado la pregunta.
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