Envidia

Desde que Jessie había arreglado a Ricochet y creado un arma similar a la de Rico, el dúo robótico siempre practicaban en sus horas libres. La joven pelirroja varias veces creó excusas por su hermano. Todas funcionaron, Colt y Pam parecían no sospechar.

Admitía que extrañaba molestarlo. A veces deseaba contarle a su madre sobre el viejo robot que habían encontrado y puesto a funcionar con tal de que Carl pasara más tiempo con ella. Estaba envidiando las horas que pasaban juntos.
A la vez, su curiosidad crecía haciéndola inquieta al punto de llevarla a espiar al pequeño robot en una de sus prácticas.
Era sorprendente escuchar a Carl hablar seguido sin quejarse de cada mínimo movimiento que su compañero realizaba. Había armado una pequeña zona de entrenamiento con algunas tablas de madera, latas y carritos. Apoyaba al más alto en todo momento y admiraba como lograba derribar varios de los objetivos apuntando directamente o calculando según donde rebotara.

En lugar de concentrarse en ver los ataques de Ricochet, Jessie observaba las expresiones de su hermano adoptivo con una sonrisa traviesa. Miradas de cariño, amables y orgullosas eran dedicadas al más alto pero la que menos esperaba ver era una mirada de deseo por parte de Carl.

Había pasado bastante tiempo allí siendo entretenida por ese par. Si  ser vista volvió a casa siendo recibida por su hermano. Fue directo a su habitación sin más que hacer para soñar con todas las posibles maldades que podía hacerle.

Ya al día siguiente, despertó antes de que sonara su alarma. Hizo lo mismo que todas las mañanas, se la notaba emocionada. Emocionada y lista para hacer sufrir al más bajito de la familia con michas de sus preguntas curiosas luego de pasar casi semana y media sin su blanco de maldades.

Al entrar al living solo encuentra a Carl sentado en frente de la mesa armando poco a poco un castillo con cartas. Conociendo que era muy asustadizo, lentamente se acercó por la espalda mientras llenaba sus pulmones de aire preparándose para dar un fuerte grito que agitaría todos los sensores del robot.

La joven gritó con todas sus fuerzas pero el robot ni se movió. La miró cansado y ella notó el mueble enfrente de ellos en el que reflejaba a ambos de lo bien cuidado que estaba el vidrio de una de sus puertitas.

¿Buscabas asustarme? Lastima, no logras ni hacer bien tu único trabajo. – ante las palabras del robot, Jessie pateó disimuladamente una de las patas de la mesa causando que el castillo creado con las cartas se derrumbara.

Mi trabajo es más que solamente asustar, hermanito. – su sonrisa molestó a Carl pero no obtuvo gritos, solamente una corta queja del metálico, lo que le parecía raro – Y dime… ¿Qué hacías con  Ricochet ayer hasta tarde?

Carl dejó de apilar las cartas para mirar a la mecánica sorprendido, luego con odio y al final con preocupación.

Estábamos practicando. – contestó.

¿Practicando que?

Sus ataques. Esta algo oxidado pero ya esta progresando. A fines de esta semana seguro que participará en los eventos.

Al saber que Carl estaba intentando actuar normal esquivando el tema que la pelirroja quería sacar a la luz, fue más directa para redirigir la conversación. De alguna forma iba a tener una respuesta.

Sabes, deberías de aprovechar que este Rico esta soltero y llevarlo a conocer el pueblo. Por como lo mirabas aun no entiendo porque no lo invitas a salir. Sería una bonita primera cita ¿No crees? – sintió la mirada del otro brawler sobre ella, intentando armar alguna respuesta, tardo lo suficiente para darle sus dudas a la pelirroja.

El amor, Jessie, es para personas como tu. Es para aquellos que aceptan ser cegados por la luz de otros y buscan desesperadamente alcanzar a atraparla. – desliza su mano por la mesa tomando el as de corazones – El enamorado se abre al que desea esperando ser completado. Si “Dos almas se complementan” quiere decir que se perfeccionan, que se completan. Y no es algo que me haga falta ya que soy perfecto.

No podía creer lo que el robot estaba diciendo. De todas las respuestas era la que menos esperaba. En sus anteriores discusiones, Carl no se molestaba en dar una respuesta completa cuando se trataba de amor, siempre era evitado o daba una respuesta cortante mostrándose asqueado.

Que raro de ti, tomarte el tiempo para pensar sobre algo tan insignificante como lo es el amor. – la confianza de Carl fue fácilmente destruida por la insistencia de la mecánica – Comienzo a pensar que no te da asco. Lo que tienes es envidia, hermanito. – al notar que el robot se sobrecalienta se declara vencedora.

¡No estoy enamorado! ¡Deja de molestarme! – escuchar a Carl gritar era música para sus oídos aunque en realidad rompiera sus tímpanos. Aquella respuesta sonaba más a él.

¡Lo estas! ¡Carl esta enamorado! ¡Carl esta enamorado! ¡Carl esta enamorado! – cantó una y otra vez mientras abrazaba al robot y se balanceaba suavemente dando un pequeño baile.

La voz de Jessie se hace escuchar por toda la casa y no es ignorada por los otros dos pelirrojos que, igual de curiosos que la joven, fueron hacia el living.

¿Mi pequeño bebe esta enamorado? ¡Que alegría! – celebró la adulta juntando sus manos enternecida.

¡No me lo puedo creer! ¿Y quien es? – preguntó el sheriff sonriendo al más bajito de la familia.

Desde la parte del robot enano, veía al trio de pelirrojos preguntones más altos que él acorralarlo sin dejar de sonreír, contentos por la noticia. Miraba de uno a otros sin saber que hacer, por nada en el mundo les diría a uno de ellos que deseaba románticamente al robot rescatado, no entendía el sentimiento. Su madre y hermanos adoptivos seguían bombardeando con preguntas. De lo presionado que estaba, gritó lo primero que se le vino a la mente.

¡Jessie ama a Penny! – rápidamente se soltó del agarre de la pelirroja y corrió instintivamente a la puerta principal, saliendo de la casa  dejando a todos en un incómodo silencio. Jessie se sonrojó en cuestión de segundos.

¿¡Penny!? – gritó sorprendido el pelirrojo – ¡Pero si es una pirata presumida!

¡Colt, tu eres el triple de presumido de lo que ella es! ¡Ella por lo menos si piensa en mi!

¿¡Ah, si!? ¡Yo también pienso en otras personas aparte de mi!

¿En serio? ¿En quien?

En Shelly… es hermosa… casi igual de hermosa que yo – dijo con un tono de enamorado ganándose la miradas sorprendidas de ambas mujeres.

¡Ustedes dos me explican todo esto ahora! – tomó a ambos jóvenes del cuello de la ropa – ¿Cómo es eso de no contarle a su madre? ¡Ustedes me darán nietos! – dijo contenta calmando los nervios de sus hijos al haber pensado en la peor de las reacciones.

Heh, yo sí, Jessie no.

Otra discusión ruidosa se desató entre los hermanos pelirrojos. El pequeño robot escuchaba lo que sucedía desde fuera, apoyado en la puerta. Estaba a salvo. Suspiró y observó el corazón rojo en el centro de la carta que se había llevado con el inconscientemente con él. Aun era temprano, iría a ver como estaba Ricochet. Cualquier lugar era mejor que ese en esos momentos.

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