Domingo de poesía


Siéntate, escúchame, déjale un espacio a la voz de mi pulso. 

Tengo una colección de años con la misma letra en diferentes lienzos, 

tengo perezas, fracasos y risas entre las costuras de un cuaderno, 

emociones y sentimientos que escalan sus rótulas azul celeste 

y otras tantas que olvidaron algunos oídos que por el camino se detuvieron. 

¡Bienvenidos! 

Sean participes de un silencio envejecido, 

de las letras que alzan su voz.

Aquellas palabras que aspiran ser escuchadas 

se deben a oídos sensibles que buscan voces en la poesía, tonos y melodías, 

una armonía audiovisual que ilustre el mensaje que mis hojas escondían. 

¡Bienvenidos! 

Para el frío te tengo un café sobre la armonía. 

Para la mañana: Las tardes y las noches,

y para un sábado de recuerdos: Un domingo de poesía.

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