Capitulo 22
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Ino veía una y otra vez el objeto de plástico. Tenía un total de cuatro en diferentes marcas. Debía asegurarse, no podía saber él, primero que ella ¿Como no iba ser capaz de reconocer su propio cuerpo?
—¡Y bien...! ¿Cual fue el resultado?—cuestionó Itachi, con una arrogante sonrisa, de quien sabe absolutamente todo.
Ino había ido al baño y regresó a recostarse de nuevo con su novio, mientras esperaban. Ambos permanecían desnudos—Las cuatro dieron el mismo resultado—el azabache se cercioró por él mismo, luego beso a la rubia.
—Me siento muy feliz y desde ahora te aseguro, que lucharé, para que, ni a ti, ni a nuestro futuro bebé, les falte nada—le dio otro casto beso en la coronilla.
—¿Como pudiste saberlo primero que yo?—la Yamanaka, apenas tenía dos días de retraso y su novio, le había insistido en comprar unas pruebas caseras, antes de su retraso. Definitivamente, Itachi era un genio y lo mejor de todo... ese genio, era suyo.
—Pequeños cambios en tu hermosa anatomía... por ejemplo aquí—Ino gimió cuándo el azabache le mordió el pezon con delicadeza—está mucho mas sensible—aunque la rubia lo creyó, lo cierto era que tres semanas atrás, el condon se rompió. Estuvo pensado toda la noche en lo que podía hacer y tenía dos alternativas... una era, decirle a Ino lo sucedido y traer la píldora del día después, o dejar las cosas, tal y como estaban, esperando a que el tiempo le dijera, si su semilla germinó dentro de su mujer. Optó por la segunda opción. Si ella no estaba embarazada, todo seguiría igual, hasta que se casaran, como ya lo tenía planeado. Con los días, la sensación de querer ser padre lo fue superando y se dedicó a observar el más mínimo cambio en ella.
—¡Dime Uchiha! ¿Alguna vez podré ganarte en algo?—Itachi sonrió. Siempre era lo mismo, desde una simple salida al cine donde Ino, aseguraba cuál de los sujetos era el asesino de la película y el azabache, negaba apuntando a otro, hasta en el asunto de Hinata. Ella y Hanabi, pensaban que habían engañado a los hermanos, sin embargo, no pudieron estar más equivocadas, ya que a las pocas visitas hechas al lugar donde se escondía la ojiperla, ellos lo supieron y optaron por guardar silencio.
—Me ganas en muchas cosas, pero no las notas—suspiro acariciando el aún plano vientre de la Yamanaka—Tu serás la primera en sentirlo aquí adentro y sera tu cuerpo el que le de toda la seguridad a nuestro bebé... en eso serás la triunfadora.
—¡Itachi...!—las lágrimas mancharon sus mejillas, pues al escuchar a su novio, se lleno de ternura y no pudo evitar llorar.
—No llores... mejor vamos a tomar una ducha, para ir a darles la noticia a mis padres—la joven abrió mucho los ojos y la inseguridad la atacó ¿Y si no se sentían contentos? ¿Y si no aceptaban a su bebé por no haberse casado primero?
—¿Crees que sea buena idea? Quizás deberíamos esperar unos días, o también podrías decírselos tu solo, después de todo, es mejor entre la familia—el Uchiha captó la inseguridad en ella y le pareció divertido. Ella siempre se mostraba segura de sí misma y ahora, parecía una niña que había hecho una travesura. Itachi aprovechó la confusión y abrió una cajita morada, donde se hallaba un bonito anillo de compromiso. El moreno lo había comprado desde lo sucedido y aunque ella no estuviera embarazada, de todos modos le pediría ser su esposa.
—¿Te quieres casar conmigo? Y no es solo por nuestro bebé, que te lo estoy pidiendo—aclaró, dado que ya había anticipado lo que ella diría. La joven con más lágrimas asintió feliz—Ahora si debes venir conmigo... mis padres estarán felices, especialmente mamá—sin poder discutir, Ino se dejó llevar por su flamante prometido. Amaba a Itachi, como nunca creyó amar y estaba muy feliz.
—Mi padre estará feliz también... ya no estaré sola—se limpió las lágrimas y miró el dedo con el anillo que el moreno le acababa de colocar—¡Te amo Itachi!
—Yo también te amo y fuiste lo mejor que le pudo ocurrir a mi vida—tal como sugirió el varón, ambos entraron al baño para ducharse juntos, aunque no desaprovecharon la oportunidad de volver a hacer el amor. Mas tarde responderían a todas las preguntas, de los Uchihas, como de los amigos y del padre de Ino. Primero darían a conocer el compromiso, para continuar con lo del embarazo.
[...]
Indra llegó a la pastelería, como lo hacía a diario. Desde su mesa, miró como Hinata cargaba con Itama y se puso de pie, para ir por él. No tenía caso que lo trajera ahí, si él, moría por cargarlo.
—Se lo agradezco—la Hyuga sonrió entregándole el bebé.
—¿Tu estás bien? Te noto alterada y algo distraída—el Otsutsuki, sabía que la actitud de Hinata, se debía al sujeto albino... al padre de Itama.
—Esta mañana estuvo aquí, Tobirama—desvió la mirada, ya que sintió sus mejillas calentarse, al recordar el abrazo que le dio—y quedé de hablar con él, cuando la pastelería cierre... gracias a un descuido de mi parte, terminó enterándose que tengo un bebé y pronto dedujo que era suyo—le informó lo sucedido.
—¿Como podía dudarlo? Itama es idéntico a él—repuso el varón.
—Él, no logró verlo y aún así se auto nombró, su padre...—aclaró con melancolía, omitiendo lo que dijo acerca de no importarle quien fuera el progenitor del niño.
Indra sintió un vuelco en su corazón. Era de esperarse, él mismo ya lo había anticipado... nadie en su sanó juicio, era capaz de abandonar a una buena mujer como lo era Hinata y encima de todo, estaba el bebé. Apenas ese tipo conociera a Itama, quedaría aun más prendado y le resultaría imposible, separarse de ellos.
—Si hay algo en lo que pueda ayudarte, no dudes en hacérmelo saber—la morena le regaló una sincera sonrisa y asintió. Indra se dirigió a su mesa, mientras ella terminaba con el ajetreado día de trabajo y un rato después, los dos se fueron al apartamento de Hinata. Ahí era donde recibiría a Tobirama y aunque decía que no le importaba, quería que todo estuviera en orden
Indra se sentó en el sofá para darle de comer a Itama. El niño apenas comenzaba a sostener la mamila por él mismo, gracias al Otsutsuki, quien realmente disfrutaba instruirlo a pesar de su corta edad. Indra se había encargado de enseñarle y sólo cuando estaba con él, lo hacía, puesto que Hinata y los otros no esperaban a que el pequeño lo hiciera y se la daban ellos mismos.
Poco a poco, Hinata se olvidó de todo, para ir a mirar los adorables avances de su bebé. Se tapó la boca, al mismo tiempo que los ojos se le llenaron de lágrimas. Las pequeñas manos rodeando el biberón, fue lo mas tierno que hubiera mirado. No es que pudiera sostenerlo, pues Indra, era quien lo hacía, pero Itama lo rodeaba, como si lo hiciera por el mismo.
—¿Desde cuando lo hace?—le pregunto al varón, limpiándose las mejillas por las lágrimas de alegría que derramo.
—Apenas unos días—le sonrió al responder—lo note ansioso y tenía mucha energía en sus manos, así que lo ayudé a colocarlas en su biberón y parece que le gustó—ambos sonrieron al ver las rojizas orbes de Itama, mirándoles mientras continuaba comiendo.
—Él me...—los leves golpes en la puerta, le impidieron a la ojiperla, continuar con la conversación. Estaba tan feliz, mirado al bebé, que por momentos, se olvidó de lo que tenía que enfrentar esa noche, mas bien... de la persona que tenía que enfrentar.
Con las manos temblorosas, abrió la puerta, encontrándose frente a frente con el imponente Senju. No traía la misma ropa que vestía en la mañana. Seguramente había ido a donde se hospedaba para darse un baño.
—¿Puedo pasar?—la pregunta, la saco de sus pensamientos y en ese momento, recordó que Indra todavía estaba ahí.
—¡Adelante...!—la ojiperla se hizo a un lado, para que el Senju, pudiera entrar. El apartamento, no era grande, así que, apenas Tobirama entró, su atención fue atraída por el mismo tipo que miró con Hinata. Su alegre semblante se transformó en uno de entera molestia, aunque no era sólo molestia... estaba totalmente celoso y aunque trató de disimularlo, le fue casi imposible.
Indra, al notar la hostilidad del recién llegado, se puso de pie y lo ignoró, colocándose a Itama en su hombro, para que eructara. La fiera mirada rojiza, se desvaneció, apenas captaron la pequeña anatomía del bebé. Cabello como el suyo al igual que la piel. Indra fue testigo, de como una fiera fue domesticada en cuestión de segundos.
—¡Buenas noches!—saludó el Otsutsuki para romper el mutismo que se formó. Luego el fuerte eructo de Itama, resonó dentro del apartamento. El moreno sonrió y le limpió las comisuras de la boca con las mantas infantiles que le entregó Hinata.
—Tobirama Senju, para servirle—muy a regañadientes, tuvo que responder al saludo, sin embargo, lo único que deseaba era que le diera al niño y se fuera dejándolos a solas.
—Indra Otsutsuki—se presentó Indra con orgullo y ninguno de los dos hizo el intento de estirar la mano para saludarse, sino que permanecieron encarándose, como si se desafiaran con la pura mirada. Tobirama fue el primero en desviar las orbes, en busca de Hinata ¿Como que Otsutsuki? Se cuestionó mentalmente ¿Acaso ese sujeto engreído estaba relacionado con Toneri? Y de ser así ¿Que hacia ella con él?
—¡Hinata! Los dejaré a solas—Indra camino hacia la ojiperla y le entregó el niño. Fue claro que el Senju, estaba sorprendido con su identidad y no podía culparlo, sin embargo, disfrutó mucho saber que quería preguntar y no se atrevía—Te veré mañana, pero si me necesitas, sólo llámame y de inmediato estaré aquí—repuso, sin molestarse en volver a encarar al albino arrogante, el cual apretó los puños, controlándose mentalmente, para no sacarlo de ahí, con sus propias manos. Lo único que lo detenía era ese pequeño humano y el agradecimiento, hacia la hermosa mujer que ahora sostenía a ese bebé... su bebé, el de ambos.
—Gracias por todo Indra y vaya con cuidado, esta lloviendo mucho y puede ser peligroso—lo acompaño hasta la puerta sin poder evitar sentirse preocupada por su seguridad. Indra tomó el paraguas que dejó al entrar. Viviendo en un lugar donde llovía casi a diario, la mayoría de las personas cargaba siempre con su paraguas.
Finalmente cerró la puerta y se giró con Itama en brazos, para encarar al hombre que la perturbaba constantemente con sólo pensar en él. Tobirama, dejó a un lado su hostilidad, para enfocar directamente a su hijo. Nada, absolutamente nada, lo hubiera preparado para el gran impacto que tuvo dentro de su ser. Ese niño era totalmente perfecto, de hecho, era el bebé más adorable que hubiera visto en toda su vida. Inevitablemente, sus orbes se aguaron sin que pudiera evitarlo. Ser padre, era su mas grande deseo y ahora de pronto, se entera que ya lo es.
—Antes que comencemos hablar... ¿Me permitirías cargarlo?—el pedido lleno de súplica, anudado a las lágrimas derramadas, le hicieron a la ojiperla, imposible, negarse. A paso lento llegó hacia él y se lo entregó. Itama, miró al hombre que lo sostenía y lo ignoró, cómo hacía con todos—¡Gracias Hinata! Gracias por esta gran bendición... creó que no me alcanzará la vida para agradecerte—con suma delicadeza acuno al infante contra su pecho y cerro los ojos por unos segundos. Luego acercó sus labios para darle un beso. Itama, parecía cómodo con todo lo que sucedía y no mostró querer liberarse de su progenitor.
Hinata, también lloraba en silencio, sin lograr dirigir su atención a otro lugar que no fuera, la esena tan tierna entre padre e hijo. Si la adversidad, no hubiera llegado a sus vidas, ese conmovedor cuadro, se vería a diario, puesto que los tres formarían una familia. Por desgracia, nada resultó como ella había planeado y está, era la primera vez que ellos dos se veían. De pronto los hipidos del menor sacaron a ambos de sus pensamientos.
—Permítame cambiarle el pañal, debe estar mojado y por eso le dio hipo—el Senju se lo regresó, sin embargo la siguió para ver lo que haría. Embelesado veía la interacción de Hinata con su hijo. Ella se mostraba como toda una experta y ese niño, no lo había dejado de ver, desde que se lo regresó a la madre. Fascinado, sonrió y el corazón le dio un agradable vuelco, cuando Itama, le regresó una mueca de sonrisa, bastante similar a las que él mismo hacía. La más sorprendida, sin duda alguna, fue la ojiperla. Su hijo, apenas se reía con ella y de buenas a primeras, le sonríe a Tobirama, como si se conocieran desde tiempo atrás.
—Aunque es muy tarde, quisiera que me contaras todo... ¿Cuando supiste sobre él? ¿Como fue tu embarazo? ¿Que se te antojaba? ¿Como fue el parto y la fecha de este? Todo Hinata, por favor, dime todo lo que tuvieron que pasar, durante los meses, en que te abandone y me porte como un...—no había palabras para describirse a sí mismo, sin embargo, apelaba a los buenos sentimientos de Hinata, para que le contara todo. Quería de alguna manera, sentirse aún mas idiota de lo que ya se sentía, al escuchar el relato que seguramente, sería muy triste, sobre lo vivido durante su ausencia.
—Me enteré del embarazo, el día que lo llame en repetidas ocasiones, las mismas que no me respondió. Debía decirle acerca de Toneri y también sobre el bebé... aunque tenía miedo por el acoso de ese hombre, me sentía feliz y creí que también usted lo estaría, sin embargo, no me permitió hablar y terminé el la calle—la culpabilidad del Senju calaba hasta los huesos—Toneri me estaba esperando y quiso llevarme con él, amenazándome con dañar a las personas que quiero. Durante el forcejeo perdí mi celular. Luego de pasar la noche en un hotel, decidí que debía contarle sobre el bebé y también debía dar parta las autoridades, pero todo empeoró... su cuñada terminó goleándome y la autoridades, me amenazaron con arrestarme por agresión a Toneri—continuó narrando como el Otsutsuki, la esperaba afuera de la jefatura y de no ser por Yahiko, no sabía que hubiera hecho—¡Nunca me sentí mas sola durante toda mi vida!—Tobirama sostenía al bebé entre sus brazos y sintió que no tenía derecho a mirarlo después de lo que hizo con Hinata.
—Perdóname Hinata, todo fue culpa mía, tu no tenías porqué pasar por todo esto y mi deber era protegerte de cualquiera que intentara dañarte—tocó con suavidad los suaves cabellos del niño y sonrió con tristeza—El castigo por abandonarte, será siempre la culpa de no haber podido mirar tu embarazo y no haber estado presente el dia que diste a luz... deseaba tanto ser padre y cuando por fin mi deseo se hizo realidad, eché todo a perder—ella estaba sentada frente a él y se obligó a desviar la mirada. En las orbes rojizas, había tanto dolor, tanta culpa y arrepentimiento, que parecía doler—Por favor, no te detengas... continua—le pidió y ella lo hizo.
—Mis antojos siempre fueron los mismos, casi no sentía deseos por alimentos raros—le contó cómo fueron los meses durante el embarazo y la fecha en que ingresó en el hospital—Indra, fue quien me llevó y se quedó conmigo hasta que la ginecóloga llegó—de nuevo la punzada de celos atravesaba su alma. Ese sujeto, estuvo con ella durante los momentos mas importantes de su vida, los mismos que debían ser suyos. Se lo merecía, se merecía todo lo que estaba escuchando. No obstante, debía saber quien exactamente, era ese hombre.
—¿Ese Otsutsuki está emparentado con Toneri?—no pudo evitar preguntar con la voz cargada de desagrado.
—Así es, Indra, es tío de Toneri—la conmoción del Senju fue evidente—sin embargo, él no mantiene contacto con su familia, ni siquiera con su madre... ellos no saben donde vive. Neji se entendió muy bien con él y le garantizó que nadie diría nada, aunque no tiene ningún inconveniente a que lo sepan—de nuevo esa horrible sensación, unida a los celos, incluso Neji, quien en el pasado le confió el bienestar de su prima, era cercano con ese tipo.
—Me alegro que hayas encontrado personas que te tratarán bien y te quieran—le dolió como echar sal en una herida abierta decir lo que dijo, pero no podía ser de otra manera, puesto que ese hombre le ayudó en los momentos en que más lo necesitaba. Hinata se sorprendió por su comportamiento. Ella esperaba que se pusiera celoso, quizás un poco escéptico, sin embargo, no sucedió y no sabía si eso, le alegraba, o por el contrario, le daba tristeza. Atribuyó sus sentimientos encontrados a las muchas emociones vividas en tan poco tiempo.
—Itama se durmió ¿quiere acostarlo en su cuna?—cuestionó desviando la atención a algo más, que no fuera la facilidad con que Tobirama, aceptó la presencia de Indra en su vida.
—Si no te molesta, me gustaría tenerlo conmigo por mas tiempo—ella asintió y desvió la vista hacia un lado porque no podía soportar la intensidad con que la veía—¡Hinata...!—la llamó obteniendo de nuevo su atención para lo que pensaba decir—¿Dejarás que lo reconozca legalmente como mi hijo?—la Hyuga sabía que este momento llegaría, no en balde, optó por hablar con él, sobre su hijo. Era algo muy difícil, debido a todo el dolor que aún sentía, no obstante, Itama merecía tener a su padre, ella no sería capaz de privarlos a ambos de convivir como padre e hijo. La relación de pareja, no parecía tener remedio, pero independientemente de eso, ellos llevaban la misma sangre.
—Desde el día que lo busque para decirle sobre mi embarazo, fue mi intención, sin importar que lo nuestro haya terminado, Itama no tiene porque pagar por los errores que ambos cometimos—la aceptación de Hinata, le dio alegría y al mismo tiempo, un gran desazón en su alma. Ella no se vislumbraba con él, formando una familia y retomando su relación. Después de escucharla hablando del Otsutsuki anudado a las fotografías y la familiaridad con la que ese sujeto sostenía a su hijo, lo mas seguro, era que ella se sintiera interesada en algo más que una simple amistad, como claramente eran las intenciones de Indra. Aunque le doliera reconocerlo, ese hombre se veía muy interesado en ella.
—Gracias, me esforzaré por hacerlo bien, te aseguro que no te defraudaré—se puso de pie al igual que ella. Con gran avidez, sostenía a Itama en un solo brazo. El niño se veía más pequeño siendo sostenido por él.
—Lo se... se que será un excelente padre, sobre eso, no tengo ninguna duda—ella no mentía y a eso se debía lo fácil que le resultó acceder a su pedido. Tobirama amaría a su hijo, al igual que lo amaba ella.
—Daría mi vida, por no solo ser un buen padre, sino también un excelente novio, prometido y esposo contigo—con la mano libre, colocó un mechón de cabello atrás de su oreja. Ella cerró los ojos derramando lágrimas y retrocedió unos pasos. Su contacto la hacía temblar y lo que declaró le causó una inmensa melancolía de lo que pudieron haber vivido juntos.
—No estamos aquí para hablar sobre el pasado—repuso muy sonrojada y nerviosa.
—Lo se, discúlpame, pero así, es como me siento desde que te perdí—previendo que se molestaría más, continuó con lo referente al bebé—¿Y cuando crees que lo pueda reconocer?
—Todo depende de que día usted debe regresar—respondió con seguridad, pues ella podía ausentarse cualquier día en la pastelería, para realizar el trámite.
—No tengo ninguna intención de regresar, al menos no, por el momento—se tuvo que morder la lengua para no preguntar sobre la relación entre el Otsutsuki y ella, no era el momento para hacerlo, puesto que no quería importunarla y terminará negándose a que reconociera legalmente a su hijo. Ya habría mas tiempo para hacerlo.
—En ese caso, podemos hacerlo mañana mismo... si usted está de acuerdo—la sorpresa de saber que no pensaba irse, quedó reflejada en su rostro y debido a eso, respondió lo primero que se le vino a la mente.
—Por supuesto, tú sólo dime a que hora y yo pasare a recogerlos... Te prometo que no te importunaré—agregó antes que pudiera rechazarlo.
—Esta bien... venga aquí a las diez de la mañana, a esa hora no hay muchas personas en la corte—el Senju asintió y aunque ya habían terminado la conversación acerca del niño, se negaba a irse. Quería permanecer el mayor tiempo posible con ella. Observó el lugar donde vivían y a pesar de ser pequeño, estaba en perfecto orden. De nuevo la culpa lo invadió al recordar como pensó que era una interesada. Después de ver el humilde sitio, donde vivían ella y su hijo, quedaba claro para cualquiera, que ella no tenía ningún interés en el dinero.
—Esta bien, los dejaré descansar, solo permíteme acostar a mi hijo en su cuna—ella le indicó que lo hiciera y el Senju con mucho cuidado lo hizo. La ojiluna, permaneció mirando todo en silencio, estaba muy conmovida y al mismo tiempo, se sentía feliz por su hijo.
—¡Buenas noches! Que descanse—antes que el albino pudiera decir otra cosa, ella cerró la puerta. Se sostuvo el pecho para tratar de aminorar los frenéticos latidos de su corazón. Esa había sido una noche llena de emociones, ya podía imaginar lo que dirían sus amigas incluyendo a Hanabi
[...]
Hiashi se hallaba en su despacho revisando algunos informes. Había cenado solo y de vez en cuando, veía la fotografía de su primogénita y suspiraba con tristeza, llevaba mucho tiempo sin verla y su ansiedad aumentaba con la falta de noticias por parte de Tobirama. En ese momento y como si lo llamara con el pensamiento, entró la llamada del Senju.
—¿Que noticias me tiene Senju-san?—aunque trató de preguntar, lo más tranquilo posible, no lo logró.
—Disculpe por no llamarlo antes, pero apenas hoy, pude tener una conversación con ella.
—¿Y logró que lo aceptara? ¿Cree que quiera verme?—se atrevió a preguntar, porque noto muy animado al Senju y supuso que ya habían logrado reconciliarse.
—No me perdono y dudó que lo haga fácilmente, ademas hay alguien con ella, que ha sido su apoyo durante todo este tiempo—Hiashi frunció el ceño, en espera de la información—¿Conoce usted a Indra Otsutsuki?
—Si... es el hijo mayor de Kaguya y hermano de Ashura ¿los recuerda? Son los familiares de Toneri ¿pero que hay con él? ¿Porque me pregunta si lo conozco?
—Porque es precisamente él, quien se ha vuelto muy cercano a Hinata, incluso mas de lo que me hubiera gustado apreciar—continuó con el relato de Indra, hasta que finalmente, llegó la hora de revelar la existencia de su hijo—¡Hiashi-san! Hay algo mas que debe saber, pero no se como pueda tomarlo—el Hyuga lo incito para que hablara rápido—Hinata dio a luz a un hijo mío... ella estaba embarazada, cuando nos separamos y yo nunca lo supe, porque me fui huyendo—aún le costaba trabajo relatar su despreciable actitud.
—¿Que esta diciendo?—el Hyuga se puso de pie en segundos, como si tratara de calmarse a sí mismo—¿Como que tiene un hijo y nosotros no lo sabíamos?—Tobirama le envió unas fotografías que logró sacar mientras Itama estaba con él. Aprovechando que le envío al padre de Hinata, también se las mando a Hashirama, aunque no logró nada con ella, sentía una gran felicidad y orgullo por ese pequeño ser, ya hasta había colocado su imagen en la pantalla de su celular.
—Gracias por todo Senju-san—la llamada finalizó, ya que Hiashi quería apreciar bien las fotografías de su nieto. Se llevó la mano al corazón y sus ojos brillaron, sin embargo, se contuvo para no llorar, no era tiempo de lágrimas, era el momento de viajar hasta ella, para pedir perdón y pedir que lo dejara conocer a su nieto. Continuó mirando las fotografías y ya no pudo retener las lágrimas, pero al mismo tiempo, sonrió y negó con la cabeza... ese pequeño era idéntico al Senju, los genes Hyuga, no se mostraron y eso le causó gracia, ya que hasta hace poco, no soportaba a Tobirama.
Sin esperar por mas tiempo, se puso en contacto con Yahiko. Debía preguntar, si era seguro ir a ver a Hinata, antes de precipitarse, no obstante, preparó una pequeña maleta para estar listo.
[...]
—¿Que...?—Mito y los niños voltearon al escuchar a Hashirama. El castaño se veía muy sorprendido cuando veía su teléfono, que momentos atrás, sonó anunciado mensaje.
—¿Que sucede?—le preguntó la esposa pues el Senju tenía el ceño fruncido, como si tratara de entender algo.
Sin decir palabras, le mostró las fotografías que Tobirama le había enviado con el mensaje adjunto... Itama Hyuga, mi hijo. Mito se llevó la mano a la boca debido a la impresión. Ahora entendía la sorpresa de Hashirama.
Apenas le regresó el celular al castaño y este le llamó a su hermano menor. El día anterior, habló con él y no le dijo nada y ahora resultaba que hasta tenía un sobrino.
—Cuéntame todo y no te guardes nada—exigió cuándo Tobirama respondió la llamada.
Mito escuchó las risas y la voz al otro lado del teléfono. Su cuñado se oía feliz y los recuerdos vinieron a ella. Seguramente eso era lo que Hinata quería decirle a Tobi, cuando lo fue a buscar a la oficina, aquella mañana donde ella se encargó de humillarla. Las imágenes del bebé, no dejaron lugar a dudas, era todo un Senju y era realmente adorable. Después de todo, la ojiperla, siguió su consejo y se embarazo. Hinata hizo todo bien para hacer feliz a Tobi y terminó siendo tratada como una cualquiera. Seguramente, no tendría la oportunidad de pedir disculpas ¿Como podría dejar que se le acercara? Luego de la forma en que la trató, era seguro que no la dejaría ni acercarse al bebé.
—¿Como está ella?—le pregunto a Hashirama, luego que concluyó la llamada.
—Dolida, sin embargo, aceptó que mi hermano, reconozca al niño legalmente... fue lo único que le permitió, ya que fue clara al decir que no lo quiere cerca de ella y sus encuentros, serán únicamente por Itama—la pelirroja, agachó la cabeza y no dijo nada, no obstante, Hashirama debía de dejar todo claro, puesto que lo dicho por su hermano era muy delicado—¡Escucha Mito...! No debes decirle a nadie sobre el niño, ni tampoco sobre Hinata, tenemos la certeza de que Shion es cómplice de Toneri y si ese demente, llega a descubrir donde está ella, es capaz de ir a llevársela.
—¿Entonces a eso se debía el gran interés de esa mujer por obtener información sobre Hinata?—lo dijo para ella misma, más que a su esposo—Ese era el motivo, por cuál Kushina no se sintió cómoda con ella... nunca se equivocó su instinto, no le falló en ningún momento... Shion, no era de fiar—el castaño asintió, también atando cabos. Lo sentía mucho por ellos, pues se mantenían engañados y no podían decirles nada, debido al caso que investigaban las autoridades.
—Te lo pido por favor Mito, mantén está información solo para nosotros—le pidió de nueva cuenta.
—Entiendo que no me tengas confianza después de mi comportamiento, pero te doy mi palabra, que no diré nada... ya bastante daño le hice a Hinata, como para continuar—Hashirama le beso la frente y suspiro más tranquilo.
[...]
Indra salió de una junta con unos nuevos inversionistas que le propusieron prometedores proyectos. Eran las 9:30, cuando salió del restaurante y en lugar de ir a su oficina, se fue en busca de Hinata. No había podido dormir tranquilo, pensando en que la dejó sola con el padre de Itama. Quizás ellos se reconciliaron y ella se iría con él. De ser así, no podía impedirlo, pero necesitaba sacarse esa duda y no lo haría por teléfono, lo haría en persona.
Antes de poder entrar en la pastelería, la diviso por las ventanas de vidrio y en ese momento, su corazón se estrujó, comprobando que no vestía el uniforme ¿Acaso pensaba irse sin despedirse de él? Dejando esos pensamientos, optó por entrar para enfrentar la verdad, cualquiera que esta fuera.
—¡Indra-san!—lo nombró sonriendo y a la vez, sorprendida de verlo ahí a esa hora.
—Salí de una junta y quise pasar a verlos, pero veo que van de salida—le ayudó con el bebé y abrió la puerta para que salieran.
—Será sólo por un par de horas, o quizás un poco menos... El padre de Itama, lo va reconocer legalmente y pasará por nosotros en unos minutos—el varón trataba de conservar la compostura, pero le estaba costando mucho hacerlo.
—¿Arreglaste las cosas con él? ¿Se reconciliaron?—pregunto sin importarle verse interesado, si de todos modos se marcharía, no la dejaría irse sin antes confesarle lo que sentía por ella—Se que no tengo derecho a cuestionarte nada y que tal vez no vuelva a tener la oportunidad de hacer esto—sin que ella pudiera predecirlo, con el brazo libre la rodeó de la cintura y le robó un beso. La Hyuga, abrió mucho los ojos debido a la sorpresa, pero poco, a poco, fue respondiendo al improvisado beso, olvidando que estaban en un lugar público y que cualquiera, podía verlos.
La joven recobró la cordura y se alejó aún sorprendida—N-no nos reconciliamos esto es sólo por Itama y...—ella no terminó lo que pensaba decir, gracias a la furiosa voz de Tobirama.
—Creó que puedo sostener a mi hijo, para que ustedes puedan continuar con sus muestras de amor—les dijo sin mostrar expresiones, aunque su voz sonó furiosa y llena de despreció—¿Me permite?—extendió los brazos para cargar al niño y el Otsutsuki, se lo entregó sintiéndose sumamente culpable, por poner a Hinata en esa situación. La chica quería llorar, se le veía en su semblante.
—Esta equivocado, nosotros...—de nuevo fue interrumpida por el Senju.
—Tranquila... no tienes nada que explicarme, como bien dijiste, esto es solo por Itama—la noche anterior, había ido a una tienda para comprar artículos para bebés, tales como, carriola, asiento para el auto, sonajas y todo cuanto le sugirieron en la tienda. Quería que ellos estuvieran cómodos y que Hinata viera que era capaz de cuidar de su hijo, en otras palabras, quería sorprenderla y el sorprendido resultó ser él. Se vio obligado a encadenar la vestía que despertó dentro de su ser. No iba a hacer un escándalo, esta vez estaba Itama y ellos dos ya no eran pareja, así que no tenía ningún derecho a cuestionar nada—te estaré esperando con Itama, mientras te despides—ella quería explicarle, sin embargo, Tobirama, se mostró, tan indiferente y frío, que hasta le dolió.
—Siento mucho haberte puesto en esta situación—Indra realmente se sintió culpable, ya que esa no era su intención.
—No se preocupe, no me forzó a nada... ahora debo irme, hasta luego—aún con la tristeza dentro de su ser, intentó sonreírle antes de caminar en dirección al auto del Senju.
Continuara.
Gracias por tenerme paciencia y por seguir dándome apoyo. Me disculpo por los errores de ortografía, que pueda tener, en cuanto los vea, los corregiré 💕😊
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