Capitulo 18
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
El tiempo continuó su curso y el Senju menor, se mantuvo enfrascado en los proyectos que le salían, al ir avanzando en su trabajo, lo cual le dejaba muy poco tiempo libre. No obstante, ni siquiera en medio de juntas o cenas importantes, podía dejar de pensarla. Hinata estaba tatuada en su corazón y en cada rincón de su ser. Ella era como un virus invasor, de esos que entran en el torrente sanguíneo para quedarse.
Durante el tiempo fuera de Konoha, no hablo mucho con su familia, aunque tenía muchas ganas de ver a sus sobrinos, continuaba molesto por las acciones Mito. Hashirama, lo llamó para saber sobre su estado y también se ofreció a buscar a alguien para limpiar su casa, pero prefirió declinar la oferta, debido al maletín que dejó, como también las cosas que le regaló a Hinata. No quería que nadie tocara nada, sin él, estar presente.
Los días se fueron convirtiendo en semanas, las cuales se hicieron mas difíciles de sobrellevar. Las dudas acerca de lo que dijeron los familiares de Hinata, lo invadieron y a eso, se unió la necesidad de verla. Llegó al punto de mandar al diablo todo y comenzó a dejar de lado la traision, dado que su único interés era tenerla junto a él, aunque no lo amara. Se conformaría con tenerla, si ella lo permitía.
¿Que tan bajo podía caer un hombre por el amor de una mujer? Se preguntó a sí mismo, luego de llegar a semejante conclusión. El problema para conseguir convencerla de regresar, era que no tenía idea de donde buscarla, pues ni siquiera su familia sabía nada de ella.
Mirándose en el sitio donde decidió huir, se sintió totalmente fuera de lugar, puesto que Hinata, ni siquiera se encontraba en Konoha y no había necesidad de permanecer lejos. Si quería encontrarla, debía regresar a donde vivieron, quizás así, podía obtener rastros de su paradero. Decidió tomo el celular y compro un boleto de avión, no se quedaría ni un día mas, en ese lugar. Arreglo su equipaje y llamó un taxi, para ir hacia al aeropuerto. Preferiría esperar allá y no en esa habitación, donde pasó noches enteras, recordando los felices momentos que pasó con la ojiluna.
Una sensación de inseguridad lo había invadido y su corazón latía rápido, ante la expectativa de llegar lo mas rápido posible. Ahora que lo había decidido, ya no podía esperar ni un día mas.
Habían pasado solo unos meses, desde que se encontró con los amigos y familiares de Hinata y aún podía sentir la añoranza, al saber que lo fue a buscar, luego se molestaba recordando lo que hizo Mito.
...
Horas mas tarde, finalmente llegó frente a su hogar. Esta vez no titubeo y armado de valor abrió la puerta. Todo estaba, igual que el día que salió, pensando en no regresar. Lentamente se dirigió al lugar donde lanzó el maletín y aún estaba donde lo dejó. De nuevo la imagen de Hinata llorando en el piso, lo estremeció y cerró los ojos con frustración, dado que se había propuesto, siempre hacerla reír y esa noche ocurrió todo lo contrario.
Sin perder el tiempo, mas de lo que ya lo había hecho, levantó todo y lo colocó en la mesa del comedor. Aun era temprano y envió un mensaje de texto a su hermano, informando lo que hizo. Estaba completamente seguro que Hashirama, no dudaría en ir a verlo y eso era precisamente lo que necesitaba, para pedirle ayuda.
De pronto recordó la tarjeta que le dio y se le ocurrió rastrear los últimos movimientos realizados con ella. Abrió la computadora para revisar las cuentas bancarias y rápidamente accedió a la cuenta vinculada con Hinata—¿Que?—se preguntó a si mismo cuando miró que la cuenta y la tarjeta permaneció inactiva. La última vez que ella la uso, fue en el aeropuerto y él, recordaba bien ese día. Eso quería decir que Hinata, no acepto nada de lo que dispuso para ella.
Miro en todas las direcciones y enfoco el bolso que ella usaba los últimos días, antes de separarse. Lo tomó para buscar dentro y pronto encontró la cartera con la chequera y la tarjeta. El malestar dentro de sí, se intensificó. La noche que la echo, ella partió sin absolutamente nada que él, le hubiera regalado, sólo se llevó lo que trajo cuando llegó a vivir en su casa y entre esas pertenencias, no incluyó su dinero.
¿Que fue lo que en realidad pasó? Se preguntó mientras pensaba en la situación económica de la ojiperla. Ella no contaba con nada ¿Entonces de que había estado viviendo? ¿Será que Toneri la proveyó de todo lo necesario? Y de ser así ¿porque su familia no estaba al tanto? Maldijo frustrado y aceptando que necesitaba ayuda para encontrar respuestas.
Al rededor de una hora después, los toques en la puerta le indicaron que Hashirama ya había llegado.
—¡Tobirama! ¿Te encuentras bien?—cuestiono el Senju mayor, pues se quedó sorprendido cuando leyó el texto, donde le explicaba sobre su regreso.
—Ni yo mismo lo se con certeza—respondió sin pensarlo.
—Es por ella ¿no es cierto?—Hashirama conocía mejor que nadie a su hermano y desde que terminó con Hinata, no volvió a ser el mismo de antes.
—Claro que es por ella, todo mi mundo gira al rededor de Hinata y sin tenerla conmigo, estoy como náufrago en el inmenso mar—no tenia caso ocultar lo que en realidad sentía ¿De que serviría engañar a todos? ¿Que sentido tiene? Cuándo muere por dentro sin tenerla, sin recibir sus sonrisas, su todo, porque lo cierto, era que él, amaba todo de Hinata.
—¿Y que piensas hacer al respecto?—el mayor lo miro fijamente esperando una respuesta.
—Quizás pienses que estoy loco, pero en realidad, no me avergüenza, porque lo único que quiero es que ella regrese, no me importa que me engañara con Toneri, ni todas las mentiras, yo la quiero mucho mas que eso—concluyó sin mostrar pena alguna.
—¡Entonces...! Vamos por ella—Hashirama sonrió, al ver que su hermano finalmente arrojaba su orgullo, para buscar su felicidad. Sabía que Hinata era incapaz de las cosas que la acusaron, de lo contrario, no lo animaría.
—¿Pero como? Si nadie sabe donde esta. Ya intenté rastrear sus movimientos por medio de la tarjeta bancaria que le di y comprobé que aquí la dejo... Hinata no se llevó nada de los regalos que le di, ni siquiera ropa, como tampoco carteras, chequeras o bolsos—aclaró desesperado, sintiendo que se ahogaba.
—¿Que tanto sabes sobre Toneri Otsutsuki? Me refiero a familia, amigos, lugar donde vive...—necesitaban saber, si Hinata estaba con el Otsutsuki, de esa manera podían pensar que pasos tomar para llegar hasta ella.
—¡La verdad...! No se nada de ese tipo, mi dolor y orgullo me impidieron buscar información sobre su persona, sabía que era mejor hombre que yo, puesto que Hinata lo prefirió a él—confesó arrojando lo poco que le quedaba de su herido orgullo. Temía que aún luego de encontrarla, ella le dejara claro, las muchas virtudes que poseía Toneri, mismas, de las cuales él carecía.
—No te preocupes, yo mismo me encargaré de investigarlo por medio de los datos que dejó cuando entró a trabajar en la academia—el castaño se despidió, asegurando que le daría información en cuanto la tuviera. Estaba dispuesto a mover todos sus contactos, hasta dar con la chica, eso era lo menos que podía hacer, luego de lo que hizo Mito.
[...]
Durante el transcurso de los meses, Naruto se caso con Shion. Los constantes reclamos de la chica, pidiéndole responsabilidad por quedarse con su virginidad, obligaron al rubio adelantar todos, aun en contra de su madre, quien no dejaba de argumentar, diciendo que ni siquiera con un embarazo de por medio, las cosas se tienen que apresurar de esa manera. No obstante, Naruto era demasiado bueno y despistado, como para darse cuenta, de las intenciones de su prometida.
Kushina trato de ser amable con su nuera, pero algo en ella, no le gustaba. En los primeros días, la pelirroja notó ciertas actitudes de la chica, que la hacían levantar la guardia. Minato le decía que sólo eran celos de ya no ser la única mujer en la vida de su hijo, pero ella aseguraba, que eso no tenía nada que ver, con lo que sentía por Shion.
La joven encontraba cualquier oportunidad para hablar mal de Hinata, con quienes los visitaban, cuando creía que ella no la estaba escuchando. Eso podía ser debido a los celos, los cuales hubiera podido entender. Lo que no le quedaba claro, era la constante insistencia de saber si ellos, o sus familiares y amigos, conocían el paradero de la Hyuga. Eso en si, era algo muy extraño ¿Porque quería saber acerca de Hinata? Tanto fue la insistencia, que incluso Minato comenzó a darse cuenta de lo que afirmaba su esposa.
No obstante, lo más desconcertante, fue escucharla hablando por teléfono, informando lo que lograba obtener acerca de la ojiperla y a esto, se sumaban las constantes salidas nocturnas, sin darle ni una sola explicación a Naruto.
Naruto le contó a Sasuke acerca de las disputas con su flamante esposa, incluso también le comentó todo a Hanabi. La Hyuga menor se tuvo que tragar lo que sabía, ya que Yahiko les pidió discreción. No debían ponerla sobre aviso y el rubio, al ser su esposo, podía comentarlo con ella interfiriendo en la investigación.
...
Muy a regañadientes, Mito, tuvo que retirar lo dicho en contra de Hinata. Había estado investigando y no encontró a nadie a excepción de Shion, que le confirmará la supuesta infidelidad. Shion era muy convincente, cuando se trataba de lanzar acusaciones en contra de la ojiluna, lo cual, unido a la desconfianza de Kushina, también la dejó desconcertada.
Hashirama, permaneció molesto con ella, por algún tiempo y a Tobirama, no lo había mirado, mas que en algunas salidas a cenar, para que este, mirara a sus niños. Temía haber arruinado la fraternal relación que mantenía con su cuñado, pues lo último que logró escuchar, fue que Tobirama, la buscaba para pedirle regresar con él. Solo esperaba no haberse equivocado al juzgarla, porque de ser así, no sería fácil la convivencia entre ambas, debido a lo que hizo en su contra, sin olvidar, la fuerte cachetada que le dio.
Sus dudas aumentaron, cuando se encontró con Madara por casualidad y el tema sobre el rompimiento de Tobirama salió a la luz. El Uchiha, aseguró que el compromiso entre Hinata y Toneri, nunca tuvo futuro, ya que la ojiperla, no conoció al prometido y se negó a someterse a un matrimonio arreglado. Debido a su negación y al ingreso en la academia, la relación entre padre e hija, se fue deteriorando, al grado de romperse por completo, cuándo la chica le contó sobre el compromiso con Tobirama. Madara era muy cercano con Hiashi y fue él mismo Hyuga, quien le contó todo, dejando en claro la autenticidad de lo dicho. No obstante, ella no dijo nada y se mantuvo al margen, pues Hiashi era el padre de Hinata y su historia no se podía tomar con seriedad, debido al parentesco.
[...]
Las amigas de Hinata, como Hanabi y Neji, se habían estado turnando, para visitarla, cuando Yahiko se los autorizaba. El pelirrojo, estaba al tanto de lo que podía hacer Toneri, sin embargo, no tenía pruebas para comprobarlo y si las tuviera, no era gran cosa, de lo que, le podían acusar, pues difamar a una persona, no es un delito que conlleve a pasar años en prisión. Lo único con lo que podía acusarlo, era con el intento de secuestró como las amenazas a la familia y amigos de la joven Hyuga, lo cual de ser procesado, sólo conllevaban a un máximo de cinco años en prisión. Era una burla, dada la magnitud de sus acciones, pero así eran las leyes y él, no tenía el poder de cambiarlas.
Lo único que podía hacer, era tratar de mantener segura a la chica.
—¿Que te sucede? Tienes una cara de pocos amigos—cuestionó Nagato, cuando entró en la oficina, trayendo con él, una carpeta con un posible caso en proceso.
—No encuentro nada en contra del Otsutsuki... ese maldito se ha sabido cubrir muy bien—soltó frustrado.
—Lo se, toda la evidencia en su contra, es circunstancial y cuando intente rastrear el celular de la Hyuga, lo encontramos en un basurero lejano a su domicilio, incluso me conecte con la compañía telefónica, para que me dijeran, desde que antena se conectó cuando se enviaron los mensajes y la locación era cerca de la antigua residencia, de la chica—añadió Nagato, quien se había estado esforzando, por enmendar el error que cometió en contra de la ojiperla—Pero no pienso rendirme hasta no encontrar algo para incriminarlo, aunque, como ya te dije, creo que la mejor manera es que ella regrese para que lo pillemos cuando intente algo en su contra— el Uzumaki, literalmente, sugirió ponerla como carnada, esa era la manera más eficaz.
—Ella esta embarazada y no quiero que corra peligro, en su estado, es vulnerable y ese demente podría burlar nuestra vigilancia... no me perdonaría si logra su cometido—la idea de su amigo era buena, de hecho, era lo que hacían para atrapar a muchos delincuentes, pero si por error la perdían, no podría con la culpa de haberle fallado, tanto a ella, como a la familia y amigas, incluso Konan, le tenía aprecio.
—Tiene a todos encariñados con ella en nuestra cuidad, ayer hable con Asuma y me contó lo mucho que Kurenai se ha encariñado con ella y como esperan la llegada del bebé... Todavía me culpo por la forma en que me porte con ella, cuando llego en busca de ayuda—el Uzumaki suspiro recordando ese día.
—¿Y que tienes allí?—Yahiko apuntó la carpeta, intencionalmente para cambiar de tema, pues Nagato, se quedó perdido en sus pensamientos.
—Oh, es una denuncia por la desaparición de un cirujano plástico... la secretaria, dijo que lleva meses de no presentarse en la clínica. Nadie pensó mal, ya que a menudo salía de vacaciones, sin decir nada, pero su mejor amigo, informó que su pasaporte y documentos importantes, permanecen en su domicilio—los dos continuaron conversando, hasta que Yahiko, atendió la llamada de Ino, informando que ya estaba en Ame.
[...]
—¡Hinata...! El horno ya sonó y tienes diez pedidos mas—le aviso Kurenai, a la Hyuga, la cual se movía con dificultad y lentitud dentro de la abarrotada pastelería en donde laboraba. Debido a su avanzado estado, Kurenai iba algunas horas durante el día, para ayudarla, ya que la demanda de los postres, era cada vez mayor.
—En seguida los haré—respondió con una amable sonrisa, sin importar la situación en la que estaba.
—Hina... el moreno atractivo, esta de nuevo en la misma mesa, estoy segura, que quiere que tu lo atiendas, sólo basta ver, como te come con la mirada, a pesar de traer a mi aijado ahí adentro—Ino le guiño un ojo, apuntando al susodicho que leía el periódico en las mesas frente a la ventana.
—¡Hino!—la reprendió negando con la cabeza por las ocurrencias y es que Ino, siempre estaba buscando emparejarla, con cualquier hombre "atractivo"—Sabes que no tengo tiempo para eso, mi horario es muy limitado, apenas si me da la oportunidad de dormir por unas pocas horas—pensó en como se reiría su padre, si supiera dónde terminó por no escucharlo. La rubia le ayudaba, mientras sacaba los roles de canela del gran horno, dándose prisa, para poner los demás pedidos y así lograr llegar a tiempo a la universidad. Esa noche le tocaba clase. Contra todos los pronósticos, ya solo le faltaban cuatro semanas para conseguir graduarse. Pero lo que la tenía preocupada, eran los altos costos de las consultas médicas y aun no terminaba de liquidar el total en el hospital, para poder ingresar, el día del parto.
Había sido realmente difícil, conseguir juntar el dinero para pagar por su carrera, pero fue lo primero que hizo, ya que una vez saldada, tenía el tiempo que quisiera para graduarse. Lo que ella no percibió, fue lo alto que seria la factura del hospital. Debido a eso, se mantuvo trabajando sin rendirse, ya que se negó a pedir ayuda. No estaba segura, si era por vergüenza, o por lo contrario, se trataba de soberbia, pues quería demostrarle a su padre, que ella podía con todo y que no necesitaba de él.
—Si aceptaras mi ayuda, no tendrías que trabajar, solo te podías dedicar a descansar—Ino la miro con ternura, su amiga había madurado mucho, desde que vivía en Ame. No obstante, no iban a dejarla sola, fue por eso, que en la última visita de Neji, se informó sobre el hospital y liquidó la deuda en su totalidad, sin que su prima lo supiera. Hinata debía entender, que si seguía sin descanso, se pondría en riesgo de enfermarse. Ellos ya habían planeado, todo para después del parto y aunque la tuvieran que amarrar, no la dejarían trabajar, los días de la cuarentena.
Ino se quedó junto a la ojiperla durante el fin de semana, aprovechando que Itachi, saldría de la cuidad por negocios, pues ni siquiera a ellos, les dijeron sobre el lugar donde se hallaba Hinata. Le ayudo en la pastelería, haciéndole la labor menos pesada y también la acompañó a elegir todo lo básico para el bebé. Sin embargo, le dolía mucho ver la tristeza en las orbes de su amiga y el motivo de esa tristeza, seguía siendo el padre del bebé, el hombre al que Hinata no dejaba de amar, Tobirama Senju. La Yamanaka, sólo esperaba, que pronto se olvidara de él y se diera la oportunidad con alguien que si valiera la pena.
El Domingo por la tarde Ino se despidió y la ojiperla, no pudo evitar, llorar de nueva cuenta. Últimamente, lo hacía mas a menudo y a veces, se odiaba a sí misma, por seguir recordándolo. Estaba segura que él ya ni la recordaba, seguramente debía de tener a alguien más y por mas que trataba de no pensar, le era imposible. Inevitablemente, se acariciaba el abultado vientre, recibiendo como respuesta, fuertes movimientos, provenientes desde adentro y esa hermosa sensación, lograba hacerle olvidar todo, para sonreír y añorar el futuro.
...
—Quiero uno de esos para llevar—Hinata casi salta del susto que se llevó, cuando escuchó una voz masculina tras ella—Discúlpeme ¿la asusté?—le preguntó el apuesto varón, con una sonrisa capaz de derretir a cualquiera que lo mirara.
—No, está bien—respondió tratando de ocultar su nerviosismo y es que, con un hombre como ese, no era para menos—Aquí tiene señor...—la ojiperla no supo cómo llamarlo, dado que ya se había aprendido el nombre de casi todos los clientes, y con él, apenas si cruzaron palabra, debido al nerviosismo que le ocasionaba cuando sus orbes se encontraban.
—Indra, para servirle—el moreno omitió mencionar su nombre completo, pues no le gustaba ser relacionado con su familia—Y debo decir, que desde que probé sus creaciones, estoy fascinado, al grado de venir casi a diario—la Hyuga se sonrojó y jugó con el delantal para no mostrarse tan perturbada. Culpaba a las hormonas del embarazo, por estarse sintiendo tan acalorada, con la presencia de Indra, aunque tampoco podía negar, el increíble atractivo físico que poseía el moreno.
—Gracias Indra-san, me da gusto saber que todo es de su agrado...—de nuevo se sintió tonta al no presentarse debidamente—M-mi nombre es, Hinata Hyuga—de nuevo tartamudeando, se dijo mentalmente.
—Lo se, se presentó conmigo, cuándo me tomo la orden, tiempo atrás—Indra sonrió al verla tan nerviosa. La pastelería estaba por cerrar, así que no había muchas personas dentro y las meseras, conversaban entre sí. Tenía muchas ganas de acercarse a la ojiperla, desde que la conoció, pero ella, siempre terminaba evitándolo, y si no fuera por lo mucho que se sonrojaba al verlo, hubiera pensado que no le caía bien y por ese motivo terminaba huyendo.
A menudo la observaba, con su familia y amigos, mientras se veía cada vez más tierna con el embarazo. Siempre escuchó que las mujeres cuando estaban embarazadas, lucían muy hermosas, lo cual, su madre, negaba rotundamente. Sin embargo, mirando la hipnotizante luz, que despiden esas hermosas perlas, comprobó que tenían razón. La chiquilla se veía adorable, aunque ya comenzaba a mostrar signos de cansancio.
La ojiperla tenía la intención de ir hacia la caja, para ingresar la tarjeta que le entregó Indra, como medio de pago, pero un mareo la hizo detenerse. El azabache de inmediato la sostuvo para que no cayera—¿Se encuentra bien? ¿Necesita un médico?—Indra se asustó, al verla tan pálida, la chica estuvo a punto de desmayarse y la condujo a una silla en la mesa donde estuvo sentado.
—E-estoy bien, es sólo un mareo—el Otsutsuki tomó una botella de agua y le dio a beber. En verdad, estaba asustado por el estado de la chica, seguramente eran consecuencias del embarazo.
—Yo no la veo bien, creo que debo llamar a Kurenai—la chica de inmediato trató de recomponerse, pero en realidad estaba agotada y tampoco ayudaba el hecho, de no haberse alimentó bien, durante el día. Seguramente a eso, se debió la baja de presión que mostraba.
—No, no es necesario, sólo debo descansar un poco—Moegi se acercó hasta la mesa donde permanecía Hinata.
—Hina ¿te sientes mal?—pregunto la chica también preocupada.
—Estuvo a punto de desmayarse y no quiere que la lleve al médico—respondió Indra.
—Estoy bien, no se preocupen por mí—intento ponerse de pie, pero el mareo regresó y de nuevo Indra la sostuvo.
—Yo mismo la llevaré al médico y tu, avísale a Kurenai—el Otsutsuki, no espero respuesta y aun con las protestas de la Hyuga, la tomó en brazos hasta llegar a su auto donde la colocó y le amarró el cinturón de seguridad—¿Que médico esta a cargo de tu embarazo?—cuestiono, cuando subió en el asiento del conductor.
—S-Sakura Haruno... ahhh—la ojiperla soltó un gemido de dolor.
—¡Cielos...!—soltó Indra sin saber que hacer, luego se recompuso y trató de tranquilizarse, para poder ayudarla—Espere un poco, llegaremos rápido—Hinata estaba asustada, aun no completaba el tiempo y no sabía porque se estaba sintiendo tan mal, pero los dolores ya estaban llegando, más seguidos e intensos. Se mordió el labio para no gritar, no obstante Indra pudo verla por el rabillo del ojo. Ella se veía muy descompuesta y las lágrimas empezara llegar. Sin pensarlo, levantó una de sus manos y tomó la pequeña mano de la Hyuga, tratando de darle consuelo.
Llegó a toda prisa y cargó con ella, mientras Hinata, se removía por por las contracciones—Un médico por favor—las enfermeras al verlo, se apresuraron a ir en su ayuda y en minutos, ya tenían a la ojiperla en una camilla.
—No se preocupe señor, esta a punto de dar a luz—aclaró el médico general, que se encargó de evaluarla.
—Pero aún, me faltan dos semanas—atino a decir la ojiperla, pues ya tenía casi todo planeado para esas fechas, incluso sus familiares y amigas, pensaban acompañarla ese día y ahora resulta que ya esta a punto de dar a luz, completamente sola. No podría pagar las facturas, ademas temía que algo le pasara a su bebé. De nuevo, lloro por sentirse completamente sola y con mucho miedo.
—Es primeriza y esas cosas suceden, no se preocupen, ya están llamando a Sakura, para que la atienda—el médico y las enfermeras, prepararon todo para cuando llegara la ginecóloga y el pediatra—La dejare un momento con su esposo—antes que ellos pudieran decirle que no eran pareja, el médico se fue, dejándolos a solas.
—Lo siento Indra-san...—la ojiperla estaba melancólica, adolorida y encima, apenada con el varón—Debe estarse arrepintiendo de haberse acercado a comprar los rollos de canela, precisamente hoy... Mire como termino por mi culpa—la chica no dejaba de llorar.
—Esta bien, no se ponga así—se acercó a ella y la tomo de las manos—estoy agradecido de formar parte de algo tan magnifico, como el nacimiento de un bebé—le regalo una sonrisa y le limpió las lágrimas con un pañuelo—¿Quiere que llamé a alguien?—su intención era preguntar, si quería que llamara al padre del niño, pero no se atrevió.
—No tengo a nadie y aunque llamará a mi familia, dudo que puedan venir en este momento—respondió triste.
—¡Hinata! Me avisaron que ya estas por dar a luz—Sakura entró sonriendo—¿Usted la trajo?— le preguntó a Indra y él asistió—Entonces debo pedirle que espere en la sala de espera—Indra y Sakura, ya se conocían al igual que la mayoría de los ciudadanos de Ame.
Indra miró a Hinata antes de marcharse—No se preocupe, todo saldrá bien y yo me quedaré hasta que nazca su bebé—las enfermeras que ayudarían a Sakura, entraron y el Otsutsuki salió, para dirigirse a la sala de espera, donde ya se hallaba una visible cantidad de personas. Estaba seguro que todos estaban ahí por la Hyuga.
—¿Donde esta? ¿Que fue lo que sucedió?—cuestionó Kurenai apenas lo miró llegar hasta donde estaban todos.
—Esta por tener al bebé—el grito de sorpresa, no se hizo esperar.
—No pensé que se adelantaría, debo llamar a Yahiko, para que avise a su familia—la curiosidad del Otsutsuki, aumento al escucharla mencionar a Yahiko, pues todos en la cuidad sabían que él, trabajaba en la policía ¿Acaso ella era una prófuga? ¿Entonces por eso estaba ocultándose en Ame?
—¿Donde esta el padre del bebé?—se animó a preguntar.
—Hinata evita hablar de él, al parecer no terminaron bien y segun lo que ella misma me dijo, él, ni siquiera sabe sobre el embarazo—Kurenai se disculpo, para llamar a Yahiko, dejando a Indra más confundido que antes.
...
—Tu puedes Hinata, una vez más—la ojiperla ya estaba agotada, pero no dejó de intentarlo. Lo único que hubiera querido en ese momento, era que las protectoras manos de Tobirama, la estuvieran sosteniendo, sin embargo, ahí estaba, sola y tratando con todas sus energías, lograr dar a luz. Se obligó a usar todas sus fuerzas y cuando creyó que se rendiría, el llanto de un bebé, lleno la habitación—Lo hiciste muy bien—Sakura sonrió y en cuanto terminaron de limpiar al recién nacido, les indicó que se lo mostrarán a la nueva madre.
—¡Itama...!—lo llamo cuando se lo entregaron. Dentro de su pecho, Hinata sintió una sensación, que nunca antes sintió. Eso fue lo mas grande que hubiera podido experimentar. La poderosa conexión con su hijo, la llenó de felicidad y muchas más lágrimas fueron derramadas, mientras lo besaba. Ahora era feliz, muy feliz.
—Es un bebé muy lindo—le dijo una de las enfermeras. El niño tenía el cabello plateado y aunque aun no abría los ojos, ella podía asegurar que eran rojizos al igual que el padre.
—Lamentó tener que quitártelo, pero deben darle un baño y el pediatra lo revisará, para asegurar que todo esta bien... pero no te preocupes, apenas terminen y te lo regresarán—aclaro Sakura, en cuanto Hinata terminó de amamantarlo. La Hyuga lo besó y se los entregó, ya sintiendo el vacío de no tenerlo con ella—Este medicamento, te hará dormir por unas horas, será bueno para que descanses, después de todo, el parto fue muy doloroso por lo grande de tu bebé—la Hyuga asintió, estando segura, que no despertaría hasta el día siguiente, pues ya era de noche.
Los compañeros y amigos de Hinata, fueron informados y aunque, no la pudieron ver a ella, si pudieron ver el bebé, por las ventanas, de los cuneros. Entre todos los recién nacidos, destacaba el que tenía cabello platinado. Nadie dijo nada, pero todos pensaron lo mismo... los rasgos del niño debían ser, los mismos del progenitor.
[...]
El Konoha, se llevaba a cabo el baile anual de beneficencia y la mayoría de las personas que asistían los años anterioriores, también lo hicieron en esa ocasión.
Hiashi, llegó con el chofer, pues desde la partida de Hinata, su hija menor, lo enfrentó con reclamos, por aliarse con Toneri, en contra de su hermana. Con el tiempo, logró explicarle, como fue que sucedió, sin embargo, la castaña se alejó de él, como lo hizo la primogénita. Neji por su parte se mostraba, igual, que siempre, aunque no le daba noticias sobre su prima. El patriarca, estaba seguro que ellos sabían, donde hallarla, pero no podía culparlos por no querer decírselo, él mismo se había ganado a pulso, la desconfianza de su familia. Hiashi quería encontrarla, quería pedirle una oportunidad, para comenzar de nuevo. Todo el tiempo que llevaba sin verla, lo había deteriorado mentalmente y la echaba mucho de menos.
La gran sorpresa de la noche, sin lugar a dudas, fue la presencia de los Otsutsukis. Un mes atrás, Kaguya y Ashura, llegaron a Konoha y expandieron sus negocios en esa ciudad. La dama optó por mudarse a Konoha, debido a la preocupación que le causó la salud mental de su sobrino. Toneri, estaba más extraño que antes y eso, unido a lo que Hiashi le contó, la puso en alerta.
Toneri entró del brazo de una hermosa y voluptuosa rubia de nombre Samui. Ella al igual que Shion, era de las muchas mujeres, que habían pasado por su cama. El Otsutsuki, la mandó llamar, para mostrarse con ella y de esa manera, despistar a los investigadores que no dejaban de fastidiarlo. Debía desviar un poco la atención, total, aún no podía dar con el paradero de su prometida y eso lo tenía furioso, no obstante, lo disimuló muy bien frente a su familia, quienes también lo estaban ahogando desde que llegaron a instalarse permanentemente en la ciudad, incluso tuvo que mudarse a la mansión que adquirieron.
...
Tobirama, fue otro que hizo acto de presencia. No es que quisiera hacerlo, pero Hashirama le sugirió ir, para buscar información acerca de Hinata. Desde que llegó, se sentó a observar a todas las personas. La mesa que ocupó con su hermano y cuñada, también fue compartida por Naruto, Shion, Kushina y Minato.
Sintió una punzada en el corazón, cuando miró llegar a los amigos de Hinata, como su familia, estando ausente sólo ella. Bajo la cabeza y cuando logró recomponerse, sus orbes se centraron en el bastardo que le robó el amor de Hinata. Apretó el vaso en su mano, esperando verla con él, pero cuando Toneri se adentró en el salón, se dio cuenta, que no era Hinata a quien llevaba del brazo. Hashirama lo miró igual de desconcertado ¿Entonces donde esta ella? Se preguntó internamente ¿Porque ese maldito esta con otra mujer? ¿Que no dijo amarla tanto?
Toneri se enfocó en él y no pudo evitar sonreír con sorna, al verlo solo. Si Hinata, no estaba con él, tampoco estaría con el Senju, por lo menos se sintió mejor, sabiendo que tampoco la tenía.
—Necesitó saber que diablos está sucediendo—soltó Tobirama, llamando la atención de todos.
Shion, no pudo evitar molestarse cuando miró a Toneri, con otra. Ellos habían continuado con sus encuentros sexuales y no le pareció la idea de ver a otra con él.
Las horas transcurrieron y dos hombres se encontraron por casualidad en el bar. Ambos se miraron desafiantes, aunque el mayor, se veía más hostil que el menor. Tanto uno como el otro, querían hablar sobre un tema... Hinata y su paradero.
—Con usted quería hablar Senju-san—Hiashi estaba dispuesto a dejar a un lado su orgullo, y le pediría información a ese engreído acerca de su hija.
—Que casualidad, también yo, quiero hablar con usted—a pesar de los conflictos entre la ojiperla y su padre, Tobirama, no podía faltarle al respeto a Hiashi, debido a eso, estaba dispuesto a bajar la guardia, debía saber de una vez por todas, que papel jugó ese hombre en el compromiso de Hinata y el Otsutsuki. Si alguien podía sacarlo de dudas, ese era el patriarca Hyuga.
—En ese caso, acompáñeme a un lugar más privado—ambos se apartaron de las miradas curiosas de las personas y una vez estuvieron a solas, Hiashi fue el primero en hablar—Estoy consiente, que usted y yo, no nos agradamos, sin embargo, en esta ocasión, haré a un lado todo, para pedirle que me diga ¿Que fue lo que pasó entre usted y mi hija?—a partir, de lo que le contará el Senju, podía saber por donde buscar, ya tenía en mente contratar a un investigador privado, para que encontrara a su hija.
—Le dire, lo que quiere saber, pero también usted, me dejará claro ¿Desde cuando Hinata se comprometió con Toneri Otsutsuki?—el Hyuga, se dio una idea de lo sucedido y pidió un trago, ya que la platica, llevaría mas tiempo de que pensó.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por las faltas de ortografía, luego las corregiré. 😊💕
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