Capitulo 12
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—No tan fuerte—ordenó una voz femenina, luego de recibir las fuertes y furiosas embestidas que recibía por parte de su amante.
—¡Silencio! Siempre te ha gustado así—le respondió frustrado, mas no freno los intensos movimientos de sus caderas. Estaba furioso, por haber visto a la mujer con la que soñó por tantos años, besado a otro, que obviamente no era el.
Shion continuó aguantando la furia del encuentro. No es que no estuviera acostumbrada a la forma en que el Otsutsuki se desempeñaba en la cama, pero sentía que esta vez algo era diferente, era como si estuviera molesto. Lo comprobó, apenas entró en la habitación y fue tomada sin palabras y sin previo jugueteo, como lo hacían en los encuentros anteriores.
Toneri, le dio la vuelta y la puso en cuatro, para proceder a tomarla del cabello. Necesitaba liberarse de ese sentimiento de pérdida, que se había instalado en su pecho. No recordó que había citado a Shion, pues no estaba de humor para eso, pero apenas la miró y se abalanzó sobre ella, imaginando que era a Hinata a quien castigaba por engañarlo con ese maldito.
La joven se tiró sobre la cama para calmar su agitación, luego de terminar con el sexo.
Toneri estaba de espaldas en la cama, con la mirada pérdida en el techo blanco, como si fuera algo muy interesante, lo que veía.
—¿Puedo saber que demonios te pasa?—lo conocía bien y tenía la suficiente confianza para preguntar.
—¿Que sabes sobre Tobirama Senju?—no respondió la pregunta y en su lugar, fue el quien preguntó, acerca de su rival.
—Mmm...—Shion lo pensó por unos momentos antes de responder—Que es un exitoso empresario, hermano menor de Hashirama Senju, soltero y además, considerado uno de los hombres mas calientes de la ciudad—concluyó enfureciendo mas al peli-plata.
—Eso también yo lo se, me refiero a algo más personal—soltó con molestia, ya que, lo dicho por ella, era lo que escuchaba en los pasillos de la academia.
—¿A que se debe el repentino interés por el Senju?—la curiosidad de la fémina se disparó y ahora quería saber mas.
—Mire a mi futura esposa besándose con el—apretó la mandíbula, por el odioso recuerdo—Ese tipo, se portaba como si ella le perteneciera—Shion no pudo evitar sorprenderse con la información ¿quien lo diría? La mustia con ese bombón. Vaya que tenía suerte.
—Eso no me lo esperaba... me dejas sorprendida—el varón se incorporó para recargar la espalda en el respaldo de la cama, siendo imitado por ella.
—Necesitó separarlo de ella, quiero saber todo de ese hombre, absolutamente todo—suspiro con pesadez antes de continuar—Debe tener algo, un punto débil que yo pueda aprovechar, para lograr apartarlo de mi Hinata... ella es solo mía y ese bastardo, no tiene derecho a manosearla—habló furioso.
—Eso se puede arreglar—aseguró Shion con una sonrisa maliciosa, puesto que no soportaba a la Hyuga—Tengo un amigo, que por dinero, es capaz de vender su alma al diablo, estoy segura que si le pagas bien, te conseguirá hasta la talla de ropa que usa Tobirama—el Otsutsuki finalmente se relajó y junto a la fémina sonrió por lo último que ella le dijo.
—¿Y cuando crees que lo puedas contactar?—pregunto acariciando los pechos de la chica.
—Hoy mismo, si así lo quieres—Shion soltó un gemido de placer por los movimientos de Toneri—Kakuzu, estará encantado de ayudarnos—aseguró y antes de poder continuar, el Otsutsuki ya se había colocado sobre ella, para otra ronda de sexo.
[...]
—¡Perdóname!—la ojiperla, lo miró aún con los ojos llenos de lágrimas, una vez que se adentraron en la habitación, que compartirían desde ese mismo día—Todo lo que has tenido que pasar, fue por mí, por forzarte a decirle sobre lo nuestro... quizás debi esperar mas tiempo—afirmó el albino, abrazando la cintura de la ojiluna.
—No es su culpa... esto es algo que ya se veía venir. Mi padre, siempre ha esperado que siga sus órdenes al pie de la letra y cuando me niego a darle gusto, así es como terminamos—ella trato de sonreír, aunque por dentro estaba llena de decepción y dolor, por la forma en que reacciono su progenitor...El ni siquiera, la creía capaz de despertar sentimientos románticos hacia un hombre, así de poca cosa la consideraba.
—Todo se arreglará entre ustedes, solo dale tiempo—sin dejar de abrazarla, le dio un beso en la coronilla. La amaba tanto, que no soportaba verla en ese estado tan vulnerable—Pero debes saber, que aunque te pida que regreses a su casa, no te lo pienso permitir... porque eres toda mía—al escucharlo hablarle así, se sintió más relajada y le sonrió con sinceridad.
Haciendo a un lado su timidez, lo encaró y poniéndose de puntitas, lo beso en los labios. Ese hombre frente a ella, llegó en el momento en que mas lo necesitaba, como si de un superhéroe se tratara. La forma en que la trataba, con tanta dulzura y delicadeza, lograron que dejara de lado, el dolor de lo que su padre le dijo. Estando con Tobirama, se olvidaba de todo y lo único en lo que podía pensar, era en hacerlo feliz.
—Lo amo—el Senju sonrió y la levantó para que lo rodeara de la cintura, con esas encantadoras piernas. Se apoderó de los labios femeninos, disfrutando de todo, el sin fin de sensaciones, que ella le hacía experimentar.
—¡Mi Hinata!—musitó sobre sus labios—Yo te amo mas, ni siquiera te imaginas cuanto—haciendo uso de todo su autocontrol, dejó de besarla y la coloco en el piso con cuidado, como si temiera dañarla. Tenía que mostrarle toda la casa, para que acomodara todas sus pertenencias, las cuales eran muy pocas, pero eso era lo de menos, ya que mas tarde se aseguraría de llevarla de compras por primera vez, como a su mujer, su futura esposa—Vamos, te mostraré todo y prepárate, porque esta noche, no dormiremos—la morena se sonrojó, de sobremanera. Aún después de haber compartido la cama con el, no dejaba de avergonzarse, cuando el le hablaba de esa manera.
El albino le mostró todas las habitaciones, luego continuó con los baños, armarios y terminó con la cocina. No es que Hinata, no conociera ya la propiedad, pero ahora el varón, se esmeró mas, dado que en cada lugar mostrando, recalcaba que esa era su casa y que ella podía hacer todos los cambios que deseara, sin necesidad de su aprobación.
—Te haré mía en cada rincón de la casa—le aseguro, mientras se acercaba a ella lentamente. Su intención era mostrarle todo su hogar, para después llevarla de compras, pero al verla sonriendo y agradeciendo cada vez que le decía que todo era de ella también, no se pudo contener por más tiempo. Ya mas tarde, se encargaría de llevarla a comprar todo lo que necesitaba, porque en ese momento, lo único que pretendía era no dejarla irse sin poseerla primero.
—¡Tobirama!—la ojiperla se sobresaltó, cuando el Senju la levantó para colocarla encima de la mesa alta, sin el menor esfuerzo. No espero mucho antes de despojarla de las bragas. Se había vuelto muy hábil en eso y antes que ella pudiera continuar con una protesta, se dedicó a degustarla, logrando excitantes gemidos por parte de la chica.
La Hyuga no podía creer, lo que ese hombre tan aparentemente serio, era capaz de hacerle cuando estaban a solas...Quienes lo mirarán, no podrían siquiera imaginar, a alguien tan correcto comportándose como un hambriento depredador, eso era gran parte del encanto masculino, que volvía loca, a la chica que gemía fuerte sobre la mesa de la cocina.
Los gemidos de la joven, lograron enloquecerlo y en respuesta aumentó los movimientos de su lengua. Ella que permaneció sentada con el, en medio de sus piernas, le acariciaba el cabello con suavidad y en ocasiones con desespero.
Era tan satisfactorio verla perdida en el placer y la lujuria. Parecía que no era la misma niña tímida e inocente que lo había hecho enloquecer por ella. Paro los movimientos bucales y dejó sus dedos, para ayudarla a deshacerse de todas las prendas, ya que le gustaba mucho verle esos hermosos senos, con pezones erectos por su trato.
Cuando por fin, la tuvo totalmente desnuda sobre la misma mesa, se quedó deslumbrado, con la sensual imagen que presentaba su mujer, era como ver una sirena. Una hermosa e hipnótica sirena, que logró atraerlo a ella, sin necesidad de utilizar su canto, para enamorarlo.
La desatendió por unos segundos, para también deshacerse de su ropa, pues ya no soportaba mas, quería hundirse dentro de ella y embestirla fuerte sobre esa mesa y así lo hizo.
Ambos gimieron cuando entró en ella de una sola estocada, para luego comenzar con las frenéticas embestidas. La hizo recostarse, para subir una de las piernas femeninas, sobre su hombro, logrando más profundidad y por ende más calor.
Los movimientos sincronizados eran tan fuertes que la mesa se movía y también crujía por el rudo trato que le estaban dando.
—Quiero verte tocándote los senos para mí—trato de sonar calmado, pero sin quererlo, el pedido se asemejó mas a un mandato.
Hinata, durante el acto sexual, se entregaba por completo y de ese modo, su pudor desaparecía, así que no tuvo ningún problema en obedecer la orden. Después de escuchar esa voz ronca por el deseo, no podía negarse, ya que eso la exito mas y sentía la necesidad de que algo le calmara, lo que estaba por llegar.
Verla tocándose para el, lo calentó mas de lo que ya estaba. Dejó caer las piernas de su mujer y la estiró para que quedara frente a frente con el. Quería degustar esos rosados pezones con su boca, antes de terminar.
—Ahh... Tob-Tobirama, yo ahh—ella estaba a punto de estallar y ya no podía pronunciar nada coherente. Se aferró con una mano a los fornidos brazos del Senju y con la otra acercó mas la cabeza hacia donde le mordía los senos, para calmar, lo que venía.
—Termina conmigo... lleguemos juntos—le pidió al soltar el pezon de su boca, para poder hablar y tal como lo ordenó, ambos terminaron juntos, logrando que ese momento fuera único para ellos. Esa fue la primera de muchas ocasiones en que experimentarían ese placer.
—¿Estás bien?—cuestiono el Senju, cuando la ayudó a bajar de la mesa. Todo lo que lograba bloquear su pudor, desapareció y de nuevo se sentía apenada, por estar en esas condiciones, sobre la mesa de la cocina.
—Si—respondió sonrojada, mientras Tobirama le acercaba la ropa, para que se vistiera al igual que lo hacía el.
—Debemos salir, necesito hacer unas compras y también pasaremos por casa de mi hermano ¿que te parece?—la chica asintió, sin preguntarle a donde irían de compras y el tampoco lo aclaro, porque sabía que si lo hacía, Hinata se iba a negar, pero una vez que llegarán al lugar, ya no podría hacer nada por evitar que le comprara todo, lo necesario.
...
Ambos salieron, tal y como lo había anunciado el albino. Llegaron al centro comercial y ella supuso que su prometido necesitaba algo de ropa, pero para su sorpresa, no se dirigieron a donde estaba la ropa ni artículos masculinos, sino a donde se hallaba, el departamento de damas.
Aunque la ojiperla se negó en repetidas ocasiones, nada pudo persuadir a Tobirama de comprarle todo lo que según el, necesitaría, como también, lo que no. La chica se sentía incómoda, con todo lo que el pago por ella. El albino, ni siquiera se inmutó, al escoger perfumes, costosos bolsos que para alguien como Hinata, que a pesar de no tener apuros monetarios, le parecían demasiado ostentosos, para su modo de vida y eso fue solo el principio, ya que sin que ella lo supiera, el abrió una línea bancaria para que pudiera acceder a una tarjeta y de ese modo, no se preocupará al tener que pagar por algo.
Para Tobirama, era lo menos que podía hacer, para compensar, lo que ella tuvo que pasar con su padre por su causa, eso era lo que pensaba, aún sintiéndose culpable por los acontecimientos en la mansión Hyuga.
...
—Estamos aquí—el Senju extendió la mano, para ayudarla a salir del coche, una vez que estacionaron en casa de Hashirama. Aunque no le dijo a Hinata el motivo de la visita, pues quería darle la sorpresa, todo era para planear la futura boda de ambos y para eso era que necesitaba, la ayuda de su atolondrado hermano.
La familia, se alegró mucho, cuando la pareja llegó a su hogar. Hinata veía enternecida a su prometido, sosteniendo a la bebé entre los fornidos brazos, mientras le hablaba. Era realmente encantador verlo de esa manera. Mito se percató de lo que veía Hinata desde donde estaban sentadas y sonrió.
—Será un excelente padre ¿no lo crees?—cuestiono logrando que la chica Hyuga parpadeara para romper el embobamiento que tenía con el albino.
—Creó que si—se limitó a responder, algo apenada.
—¿Han hablado de hijos una vez que se casen?—pregunto la pelirroja y la morena negó con la cabeza—¿Sabes? Tobirama es un buen hombre, aun con ese carácter agrio que aveces muestra, es una excelente persona...el merece ser feliz y se que contigo lo lograra—afirmó convencida de lo que dijo.
—Yo, deseó hacer que lo sea, quiero que siempre sonría tan relajado como lo hace ahora... yo haría cualquier cosa por el—aún con la pena, pudo confesar, lo que en realidad pensaba.
—Tus palabras me demuestran que no me equivoqué contigo... sin embargo, si deseas hacerlo el hombre mas feliz del mundo, embarázate—soltó de golpe, haciendo que la ojiluna, casi se atraganté con su propia saliva—Ser padre, ha sido el mayor deseo que ese gruñon a tenido, sólo basta ver la interacción que tiene con mis hijos y tú misma estás viendo como se porta con la niña.
Hinata guardó silencio y miró de nuevo a Tobirama. El todavía, sostenía a la bebé en brazos, ignorante a lo que Hashirama y los niños le decían. Tampoco era consiente de su escrutinio. Al parecer, Mito tenía razón, su prometido, añoraba ser padre. En ese momento, el se sintió observado y se giró para encontrarse con las hermosas perlas mirándolo con ternura. No se contuvo y le regaló una encantadora sonrisa, de esas que pocos habían tenido el privilegio de apreciar.
Algo en el interior de Hinata, se lleno de una inmensa alegría, con sólo pensar en tener dentro de ella, a un hijo de ese hombre. Regresándole la sonrisa, tomó una decisión, una que quizás, cambiaría sus vidas, pero que las cambiaria para bien.
Tobirama, por su parte, no supo que pensar de la forma en que Hinata lo veía, pero alcanzó a vislumbrar un atrayente brillo dentro de esas perlas. Dejó de verla cuando la pequeña se removió entre sus brazos. La miró por largos minutos, imaginando cuándo ellos tuvieran sus propios bebés, aún no hablaban de ese tema, pero quería creer, que también ella lo deseaba de la misma manera que el.
—¿Entonces ella ya vive contigo?—cuestiono Hashirama reacio a creerlo.
—Así es, Hiashi, no se tomó muy bien, que ella fuera mi prometida y tuvieron una fuerte discusión—respondió, asegurandose de no ser escuchados por las féminas.
—La echo de la casa?—pregunto escandalizado por el comportamiento del Hyuga.
—No se muy bien los detalles, pero según lo poco que me pudo informar Neji, fue ella quien decidió marcharse. Pensaba ir a un hotel y con suerte, su primo me llamó y fue así que llegue para ser yo con quien se fuera—le respondió recordando que desde ese día, ella amanecería junto a el, todas las mañanas—Necesito que me ayudes con los preparativos de la boda... quiero que sea lo antes posible, no me gustaría darle más motivos a Hiashi, para renegar de ella—concluyó el albino.
—Cuenta conmigo para todo—el castaño sonrió con picardía y el menor negó con las cabeza. Tenía que asegurarse de que su hermano mayor, no planeara un circo en lugar de una boda.
[...]
—¿Que te pasa?—le pregunto Sasuke a su novia, ya que la veía muy decaída desde que la fue a recoger a su casa y eso no era normal en ella.
—Se trata de Hinata—respondió triste, pues desde que su hermana mayor salió de la mansión, todo el ambiente se volvió mas pesado en torno a su padre.
—¿Que hay con ella?—la miró más decaída al mencionar a la mayor.
—Ella se fue de la casa—el Uchiha frunció el ceño—Le contó a nuestro padre que Tobirama le pidió casarse con el y tuvieron una gran discusión, que terminó con Hina, marchándose con su prometido—lo soltó todo sin reservas.
—¿Hiashi la corrió?—también el al igual que Hashirama, no pudo evitar hacer la misma pregunta.
—No, ella fue quien decidió irse, luego de las cosas que papá le dijo—la castaña comenzó a derramar lágrimas al recordar, la forma en que su padre se dirigió hacia su hermana, prácticamente tachándola de no ser capaz de lograr que alguien la amara, por lo que era.
—Cálmate, no llores... si quieres mañana te llevo a verla o la llamamos para ir por ella a la academia—la Hyuga sonrió y limpió sus lágrimas con ayuda del azabache. El solo tenia una debilidad y esa era ver llorando a su madre, o a la mujer frente a el.
—Por eso te amo—le dijo en el instante en que se acercó a besarlo—Llamaré también a Ino y a Tenten, para contarles todo—aseguró ya sonriendo, debido al apoyo incondicional que le brindaba ese apuesto hombre al que tanto amaba.
[...]
Hiashi no supo, sino hasta el día siguiente, que su hija se había marchado. Sintió un hueco en el pecho, que no había sentido desde la muerte de su esposa. Sabía que era todo su culpa, por hablarle de esa manera tan dura, pero no creía que ese hombre pudiera estar realmente enamorado de ella. Su hija era tan ingenua, por ese motivo todos podían aprovecharse de ella, de su buen corazón.
Lo único que quería era mantenerla a salvo, protegerla de todos los peligros y sin proponérselo, terminó alejándola de el y por ende, de las personas que la querían, como lo eran Hanabi y Neji.
Estaba tan decaído y apesadumbrado, que apenas fue conciete del momento en que su secretaria lo llamó, avisando que alguien quería verlo. Sin pensar demasiado, le pidió a la fémina que pasara a la persona que esperaba, mas no esperó que se tratara de ese joven.
—¿Que lo trae de nuevo por aquí Otsutsuki?—cuestiono sin ánimos y arrepintiéndose de no haber preguntado, quien lo buscaba.
—Solo vengo a informarle, que su hija se esta viendo con alguien, incluso me atrevo a decir que son mas que novios—soltó dolido y en busca de ayuda por parte de su futuro suegro. Aunque ya se había encargado de pagarle al amigo de Shion, por información, sobre el Senju, no estaba de mas acudir al Hyuga para ver si podía obtener algo mas.
—Ya me enteré y creerme, no hubo nada que pudiera hacer para cambiar la opinión de mi hija... Ellos se casarán en los próximos meses—confesó todo, pues ya no era ningún secreto. Toneri por su parte, palideció mas de lo que ya estaba. No lo podía creer. Hinata, su Hinata, casada con ese imbecil, eso no podía estar pasando, tenia que ser una cruel broma, ella no podía haber aceptado casarse con alguien que no fuera el.
—¿Y no piensa impedirlo? ¿Como puede quedarse de brazos cruzados?—el menor estaba furioso y la actitud calma del Hyuga, lo enfadaba más.
—Aunque pudiera, no haría nada, Hinata ya no es una niña y es ella quien debe tomar sus propias decisiones, sean para bien o para mal—añadió con tristeza en la voz.
—En esa caso, seré yo mismo quien se encargue del problema, ya que al parecer usted se dio por vencido, sin haber peleado—antes que el castaño pudiera responder, el Otsutsuki salió muy molesto, inclusive mas, de lo que ya estaba, pues ahora sabía que hasta pensaban casarse. Pero como que se llamaba Toneri Otsutsuki, esa boda no se llevaría a cabo, porque primero muerto, que dejarla con ese imbecil.
...
Hiashi tuvo una extraña sensación, en todo su cuerpo, casi como un escalofrío, cuando miró al Otsutsuki, a los ojos, para luego, escucharlo lanzar esa advertencia. Solo esperaba que ese muchacho no hiciera algo de que pudiera arrepentirse, porque si osaba dañar a su hija, sabría lo que es conocer un Hyuga endemoniado.
Sin querer urgar mas en su subconsciente, ordenó a su secretaria, no dejar que Toneri entrará de nuevo. Quizás no era un padre ejemplar, ni mucho menos amoroso, pero aunque no lo demostrará estaba dispuesto a dar la vida por sus hijas, incluso por Neji.
[...]
Hinata se sonrojó, al ver las piezas de lencería que Tobirama insistió en comprar para que usara esa noche y las que vendrían eventualmente.
Se veía en el espejo una y otra vez, queriendo tomar valor, para salir a enfrentar su amado, pero ¿como hacerlo? Si el diminuto vestido azul, transparente, no ocultaba casi nada. Los senos estaban cubiertos por un encaje transparente que combinaban con las diminutas bragas. Suspiro por enésima vez y se dispuso a salir.
Camino hacia donde el se encontraba, con la computadora en las piernas y apenas la vio, cerró de golpe el eléctrico, sin importarle lo que estaba haciendo antes. Por ahora, su prioridad era la diosa frente a el.
—¡Te miras preciosa!—la tomó de la mano y la sentó sobre sus piernas, disfrutando de su presencia y de todo, lo que ella le ofrecía. En ese momento, no cambiaría su vida por la de nadie, porque se sentía completamente feliz de tenerla con el y dedicaría su vida a demostrarle, cuanto la amaba.
Continuara.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top