Capitulo 11

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.


¡Toneri Otsutsuki! ¿En verdad eres tu?—el joven salió de su ensueño, cuando fue nombrado por una voz familiar.

—¿Shion?—la chica se acercó hasta quedar a muy poca distancia y sin inmutarse, le planto un beso en los labios. Fue algo rápido, como si hubiera sido en la mejilla. El peli-blanco, de inmediato trató de alejarse y giró su rostro, para ver si Hinata, lo había visto, pero para su tranquilidad, ella se entretenía comiendo todo lo que pidió.

—¿Que haces aquí?—cuestiono, extrañada de verlo precisamente, en la misma academia donde ella estudiaba.

—Ahora soy inspector gastronómico, como puedes ver—saco una identificación de sus bolsillos, para mostrarle a la fémina.

—Eso no te lo creo Toneri...De todas las profesiones en las que podrías ejercer, jamas te imagino en este ámbito, ademas a ti, hasta el agua se te quema—soltó con burla. Toneri no podía arriesgarse a que alguien escuchara y comenzaran a sospechar de el, así que la tomo del brazo con poca fuerza, para ir a un lugar mas tranquilo y de ese modo poder explicar su plan. Si alguien lo conocía era ella, no en vano, compartían la cama, cada vez que ella viajaba a donde el se hallaba.

—Debemos hablar—aseguró Toneri, cuando estuvieron a solas.

—Soy toda oídos querido—recalcó Shion.

—¡Bien...! ¿Recuerdas que te conte que pronto conocería a mi prometida?—ella afirmó, pues en verdad entre ellos dos, no había nada, mas que sexo ocasional—Mi prometida, estudia dentro de esta academia y ella no sabe quien soy yo...Ahora tengo que conquistarla, para que me acepte, pues mi futuro suegro, no piensa obligarla a nada—explicó lo mejor que pudo.

—¡Ya veo! ¿Y quien es ella?—pregunto con mucha curiosidad, ya que a decir verdad, ninguna de las chicas que asistían a la academia, era lo suficientemente hermosa, como para tener a Toneri haciendo rarezas.

—Se llama Hinata Hyuga—la fémina rodo los ojos, con todo el disgusto que le causó, escuchar el nombre de la mustia—Imagino que tu debes conocerla—añadió sintiéndose orgulloso de su "prometida"

—Por desgracia, si la conozco—soltó con sorna—Es una mosca muerta, que siempre obtiene la atención de los hombres, especialmente de Naruto, el único hombre al que he amado.

—¿Acaso ella y ese tal Naruto mantienen una relación?—pregunto apretando los puños. Solo con imaginarla, con otro hombre, le hervía la sangre.

—No, claro que no—aseguró convencida de sus palabras—Solo son amigos...De hecho, no se le conoce nadie como su pareja, pero todos la defienden y la quieren—añadió con voz melosa imitando a la ojiperla, lo que hizo que Toneri, frunciera el ceño.

—Por lo visto, mi futura esposa, no te agrada ¿o me equivocó?—pregunto con cautela, aunque aliviado por saber que Hinata no tenía relación sentimental con nadie, que se le conociera.

—No te equivocas, esa mujer me fastidia, con solo verla y lo siento, esto no es nada personal, simplemente no la soporto—afirmó la chica frente a el—Pero regresando a lo importante ¿como lograste entrar a trabajar aquí?

—Ya me conoces querida mía, dinero, buenos contactos y personas corruptas, dispuestas a realizar lo que sea, para obtener ganancias—afirmó sonriendo. Shion negó con la cabeza, pero también sonrió ante el comportamiento de Toneri. El siempre lograba salirse con la suya, ya fuera pagando, o bien manipulando a las personas correctas.

—Por lo visto, no cambias amorcito—el varón sonrió, sabiendo que Shion, lo entendería sin juzgarlo, porque también ella era igual, ese era el motivo, por que siempre se entendieron muy bien—Sera muy entretenido, verte como todo un recatado inspector, tratando de conquistar a una de las estudiantes, mas mojigatas de la academia—los dos sonrieron en complicidad y se despidieron, intercambiando direcciones en caso de llegar a necesitarse, por las noches.

...

Toneri subió al quinto piso, para llegar al lugar donde trabajaría. Se quedó mirando el sitio, sin tener una idea de a donde dirigirse, ya que en los documentos que tenía en las manos, no especificaba nada sobre dónde instalarse, por otro lado tampoco conocía a sus compañeros. Se dispuso a bajar de nuevo, tal vez con suerte, podía pedir ayuda a su prometida para que le mostrara todas las instalaciones, pero antes de lograr bajar, se encontró de frente con un hombre que tenía su mismo color de cabello.

—¿Puedo ayudarlo?—preguntó Tobirama con desconfianza, dado que no conocía al sujeto y el se hallaba en el área de los inspectores e instructores.

—Si, mi nombre es Toneri Otsutsuki y me enviaron para desempeñar el trabajo de inspección a los estudiantes que están por terminar—respondió con amabilidad—Aquí tiene mis documentos—el joven le entregó el folder al albino y este lo abrió para leerlos.

No tomó mucho tiempo en inspeccionar meticulosamente, la información plasmada en las hojas que mantenía en sus manos. Trato de no mostrarle desconfianza, pero el sujeto frente a el, no parecía tener suficiente edad, para ser un inspector, con tanta experiencia, como lo afirmaba su currículum. Aunque también se podía deber a que el joven era un genio y logró sobresalir con mucha rapidez. Ya mas confiado, se dispuso a saludar debidamente.

—Bienvenido Otsutsuki-san, mi nombre es Tobirama Senju y estoy aquí temporalmente, como representante de Mito, la dueña de la academia—ambos estrecharon las manos en un saludo—Venga conmigo, le mostraré su lugar de trabajo y pediré a uno de los senseis, que le muestren toda la academia—Toneri siguió al Senju hasta una habitación, donde se reunían los senseis y los inspectores encargados de las evaluaciones.

—Grasias Senju-san—agradeció Toneri, al tomar asiento frente a una computadora.

Iruka y Karin, entraron a la misma habitación, mientras los estudiantes se ocupaban del almuerzo.

—¡Iruka Karin! El es Toneri Otsutsuki, uno de los inspectores que evaluará a los estudiantes—los dos recién llegados, se presentaron también diciendo sus nombres completos—Uno de ustedes, muéstrenle toda la academia, para que se familiarice con todo—dicho esto, se despidió para irse a su oficina. Tenía muchas ganas de ver a su linda prometida, así que se dio prisa, esperando tener un momento a solas, con ella.

Apenas entró en la oficina y envió un mensaje de texto. Se quedó parado en la puerta, esperando por unos minutos, hasta que los suaves toques lo hicieron sonreír.

Hinata, inventó que debía ir al baño, para dirigirse a la oficina de su prometido. Toco la puerta y esta se abrió, para ser tomada por los fornidos brazos del Senju. Ahogando un grito por el susto, se dejó llevar por el.

—Tardaste mucho pequeña—el albino, la rodeó de la cintura, para acercarla más hacia el y poder besarla en los labios, como había estado deseando todo el día. Apenas podía creer, lo mucho que Hinata, lo había cambiado, tanto que dependía de ella, para estar alegre durante el transcurso del día.

—Yo, no quería que nadie me viera—musitó en los labios del Senju.

—¿Tu padre regresó ya?—ella negó con la cabeza y el, la sentó el el escritorio para tocarla por todos lados con mucha mas facilidad.

—Aquí no, por favor—suplico la ojiperla entre jadeos. Estaba segura que Tobirama, no se detendría hasta lograr darle un orgasmo y de ser así, cualquier persona que pasara frente a la puerta, sería capaz de escucharla—Ahh, Tobirama—ella lo alejó un poco al sentir la succión en su cuello. No estaba en sus planes explicar a nadie de donde salió esa marca, pues minutos atrás no la tenía y ahora podía estar segura, que mostraba mas de una.

—Tranquila, no te marque "por ahora"—le aseguro y de nuevo la acercó hacia el—¿Sabes? Esta noche internan a Mito en el hospital, al parecer ya es hora de que nazca mi sobrina—ella se sorprendió, dado que no había escuchado nada, sobre el tiempo en que la pelirroja, daría a luz. Mientras tanto Tobirama, sentía que su hermano era el hombre más afortunado del mundo por ser padre. Ese era uno de sus mayores deseos, llegar a ser padre y no con cualquier mujer, no, el quería ser padre de los hijos de Hinata. La sola imagen de su ojiperla embarazada, lo llenaba de ternura y su instinto protector salía a la luz. Estaba seguro que serían la familia más amorosa que pudiera imaginar.

—Estoy segura que todo saldrá bien—la ojiperla le sonrió tratando de apoyarlo.

—Lo único que lamentó, es que no te veré esta noche—la beso de nuevo—Debo, cuidar a mis sobrinos mientras sus padres permanecen en el hospital.

—Esta bien, no se preocupe...Es usted un buen tío, sus sobrinos lo quieren mucho y estoy segura que se divertirán los tres juntos—afirmó acariciando el perfecto rostro del Senju. Ponía especial atención a las marcas rojizas que tenía en las mejillas y la barbilla. Las orbes de Tobirama, no dejaban de verla de manera que lograban ponerla nerviosa. Apenas podía creer, que hubiera hecho el amor con el y vaya forma de hacerlo, pensó avergonzada, pero al mismo tiempo sonriendo...Sin mas, fue ella quien tomo la iniciativa y lo beso para despedirse, antes que alguien pudiera verla.

—Te esperó en mi casa después de salir—le pidió a la morena—Como no nos veremos hasta que Hashirama regrese ¡pues...!

—¡Pues! ¿Que?—pregunto con inocencia.

—¿De verdad quieres que te aclare lo que quiero?—cuestiono en forma de advertencia y ella soltó una melodiosa carcajada, antes de escabullirse de sus brazos. El Senju se lleno de felicidad al haberla escuchado reír de esa manera. Haría cualquier cosa por escucharla reír así mas seguido y se esforzaría en hacerlo.



[...]


Por azares y coincidencias, tanto Karin y Neji, como Hanabi y Sasuke, coincidieron en el mismo restaurante, donde pretendían cenar.

Karin y Neji, aun no hacían público su noviazgo, aunque la mayoría de quienes los conocían, ya lo sabían o se lo imaginaban. El Hyuga era consciente del enamoramiento que su novia tuvo en el pasado con el menor de los Uchihas, pero como el hombre, seguro de si mismo que siempre fue, no sintió celos, ni inseguridad, con la presencia del novio de su prima menor.

Para Hanabi, tampoco era un problema, dado que Sasuke, siempre se comportó a la altura de sus expectativas y luego de conocer a Karin, no pudo evitar, sentir simpatía por ella, tal y como le sucedió a Hinata.

—Debemos aprovechar esta coincidencia...Cenémoos juntos—sugirió Hanabi, después de saludar a su primo y a Karin.

—¿Te parece bien?—Neji, prefirió preguntarle a la pelirroja, antes de responder por ambos.

—Por mi esta bien—Sasuke y Hanabi avanzaron primero, seguidos de la otra pareja.

Unos minutos mas tarde, Neji y Sasuke, se tomaban el puente de la nariz, con frustración, ante la infinita conversación, que mantenían las dos féminas. Parecía que nunca se quedaban sin algo, de que hablar, hasta que finalmente tomaron el tena sobre la relación de Hinata y Tobirama. Fue entonces que la atención de los dos varones, se dirigió hacia la conversación.

—¿Tu lo sabías?—le preguntó Neji a Karin, pues no le había contado nada sobre el tema.

—Si, pero comprenderás que no me correspondía a mi, contarte nada. Eso hubiera sido como defraudar, la confianza de Hinata—el castaño no pudo reprochar nada. En parte, Karin tenía razón.

—¿Entonces resultaron verdad tus sospechas?—cuestiona Sasuke a Hanabi y ella asintió. Ellos ya habían hablado sobre la persona, que logró enamorar a la recatada Hyuga mayor—Valla, no quiero estar en sus zapatos, cuando se lo cuente a tu padre.

—Lo se, pobre Hina...Padre aveces resulta muy aterrador—repuso Hanabi y tres de ellos comenzaron a reír, solo Neji se puso tenso, al pensar en el momento en que su prima hablara con Hiashi. Lo mejor que podía hacer para tratar de ayudar, era hablar con ese hombre de una vez. De esa manera podía estar seguro a que atenerse, para defenderla.


[...]

Los días continuaron y Mito, dio a luz a una linda bebé, a quien nombraron Yuriko. Tanto el padre, como los hermanos mayores, estuvieron felices con la llegada de la nueva integrante. Todo salió bien y poco a poco los amigos se hicieron presentes para conocer a la niña y felicitar a los padres.

Tobirama finalmente pudo regresar a la oficina de su empresa, luego de ausentarse por unos días y lo primero que encontró al llegar, fue al primo de su prometida, con cara de pocos amigos.

—¡Senju-san! ¿Podría darme unos minutos para hablar?—pregunto Neji, al encararlo.

—Pase por aquí—Tobirama abrió la puerta, para que Neji entrará—Que no nos moleste nadie Konan—le dio la orden a su secretaria y cerró la puerta.

—Seré breve, solo quiero saber sus verdaderas intenciones con Hinata—el castaño se fue directamente al grano, como solía ser siempre.

—Comprendo sus dudas Hyuga-san, pero puede estar tranquilo, yo amo a Hinata y mi objetivo es lograr hacerla feliz, mientras ella me lo permita—aseguró sin dudarlo, logrando disipar las dudas de Neji—Lo único que me impide casarme con ella es que Hiashi-san aún no sabe nada, sobre lo nuestro.

—En ese caso, no me queda mas que creer en sus palabras y disculparme por mi intromisión, pero ella es muy importante, para mi y no tolero la simple idea de que alguien la haga sufrir. Hinata es demasiado buena, con todos y merece ser feliz.

—No se preocupe, es gratificante, saber que mi futura esposa, cuenta con personas como usted, para que la protejan—aseguró Tobirama y no mentía, pues en realidad, le dio gusto comprobar, lo mucho que el joven se preocupaba por ella, de esa forma, si el no podía protegerla, el joven Hyuga lo haría sin pensarlo.

Neji, le advirtió que no sería fácil la conversación con su tío, pero que tampoco sería algo imposible y el se ofreció para ayudarlos en todo lo que necesitarán.

Finalmente se despidieron con un apretón de manos y cada uno regresó a sus labores.

[...]

Toneri trató de conversar mas con Hinata pero no logró nada, mas que unos cuantos saludos. Ella no parecía interesada, en perder clases para aceptar una invitación a tomar algo y tampoco podía ser tan directo, o de lo contrario ella podía sospechar.

Frustrado, continuó realizando sus labores como integrante de la academia y terminó probando todo tipo de platillos. Algunos incluso, ni siquiera sabía que existían. Se guió a lo que los demás inspectores decían de cada estudiante, para dar una calificación, parecida y de ese modo, no perderse sin saber cómo evaluar.

Aunque no sabía mucho sobre sabores, tuvo que reconocer, lo buenos que eran algunos de los alumnos para preparar los diferentes platillos. El ejemplo más claro, era el de Hinata y sus compañeros, especialmente el joven regordete. Ese chico si que sabía como preparar los diferentes tipos de carnes.

—¿Te vas?—cuestionó Shion, cuando Toneri se disponía a salir en busca de su auto.

—Si, tengo algunos asuntos pendientes, que requieren mi pronta atención—el peli-plata, miró a todos lados antes de lanzar la propuesta—¿Que te parece si me visitas esta noche?—la chica sonrió.

—Me parece bien...ya sabes, nunca esta de mas recordar viejos tiempos—afirmó la chica, antes de despedirse. Toneri continuó caminando hasta que algo en el estacionamiento, lo hizo casi perder el equilibrio.

Ahí a lo lejos, entré los coches, pudo visualizar a su prometida, en brazos de Tobirama Senju. Ambos se besaban, como si no hubiera un mañana, ella incluso, lo rodeaba por la cintura con sus largas piernas, las cuales el mantenía sujetas, sin dejar de acariciarlas.

Hinata, su prometida, la mujer de la que permaneció enamorado durante tanto tiempo, ahora se dejaba manosear por un hombre que no era el. La ira lo perturbó, incluyendo el gran dolor y la decepción ¿como pudo ella involucrarse con ese tipo? ¿Como podía no darse cuenta que ellos no tenían nada en común? Entre mas los veía más crecía su enojo ¿podría olvidarse de ella y continuar? En ese momento, los escuchó hablar y se ocultó para no ser visto, o de lo contrario era capaz de asesinar a ese imbecil, por atreverse a tocar su futura esposa.

Los observó irse juntos, en el auto del Senju. Apretó los puños con furia, tratando de encontrar una solución, porque de una cosa podía estar seguro, no la dejaría libre para ser feliz con otro hombre. No sabía como, pero esa mujer sería su esposa, tarde o temprano, ya fuera por las buenas, o por las malas.


[...]

—¿Esta padre en su despacho?—pregunto Hinata a Neji y a Hanabi, una vez que llegó a su hogar después de terminar el día en la academia. Estaba segura que de ese día, no podía pasar, sin hablar con el patriarca, para contarle acerca de su relación con Tobirama. Había estado con su prometido, esa misma tarde y decidió omitir, que pensaba tener esa conversación, para no preocuparlo, pues el, al igual que ella, se veía inquieto. No quería esperar mas tiempo, porque sentía que lo defraudaba posponiendo el tema.

—Si, el llegó esta tarde—respondió Hanabi, enfocando sus orbes en el anillo que portaba su hermana, eso solo significaba que el momento de confesar su futura boda había llegado.

—¿Piensas contarle todo?—inquirió Neji, preocupado.

—Si—respondió llena de valor.

—Entonces deja que te acompañemos—le pidieron ambos, pero ella declinó y se dispuso a tocar la puerta, que la separaba de su progenitor.

...

Hiashi regresó de su viaje. Tenía algunos pendientes y documentos que requerían su firma. Llevaba al rededor de dos horas dentro del despacho, cuando escuchó sonar la puerta. Sin necesidad de preguntar, supo que era su hija mayor, quien tocaba.

—Adelante—ordenó el patriarca, sin separar sus orbes de los documentos que revisaba.

—Padre, necesitó hablar con usted—Hiashi la encaró y pudo comprobar el nerviosismo en su hija. Le hizo una seña con la cabeza para que continuara—Aunque ya tengo suficiente edad, quiero aclarar las cosas, antes que alguien mas lo diga por mí...E-estoy comprometida—el castaño, no pudo disimular su sorpresa, pero de inmediato regresó a su semblante imperturbable. Sonrió mentalmente, seguro que el joven Otsutsuki había logrado, enamorarla, en tan poco tiempo.

—No era tan difícil, después de todo—soltó casi en forma de burla por la terquedad que mostró la chica, tiempo atrás.

—Bueno el quería venir conmigo para pedir su aprobación, pero le pedí que me dejara hacerlo primero a mi—la ojiperla no podía identificar la tranquilidad del patriarca y no quizo desaprovechar la calma, para continuar—El me pidió casarse conmigo y yo acepté...lamento mucho no haberlo dicho antes, pero usted estaba de viaje y quería estar segura, de lo que ambos sentimos.

—Como tu misma lo dijiste, ya eres mayor de edad y me alegro que finalmente comiences a tomar las desiciones correctas...ahora dime ¿quien es el hombre que logró ganarse el corazón de mi hija mayor?—cuestiono, casi sonriendo por ya saber el nombre del susodicho.

—Tobirama Senju—Hiashi se puso de pie, sin ceremonias. Estaba seguro que había escuchado mal—Se que usted no tiene una buena impresión de el, pero de verdad, Tobirama es todo un caballero—aclaró la joven, con algo de miedo por la furiosa aura del padre.

—¿Te has vuelto loca?—le grito muy molesto—¿Como se te ocurre pensar en casarte con ese hombre? Ustedes dos no tienen nada en común—el Hyuga no podía creer que Hinata fuera tan ingenua, como para creer que ese tipo podía ser una buena opción.

—Quizás no tengamos nada en común, pero eso no cambia nuestros sentimientos—ella trataba de contener las lágrimas.

—¿Cuales sentimientos? Ustedes apenas y se conocen—replicó alzando la voz—No se porque, creí que habías empezado a tomar buenas decisiones, sigues equivocándote, a cada paso que das y la muestra más clara, es llevarme la contraria, asistiendo a esa "academia"—le hablo con despreció al mencionar la academia—Y no conforme con contradecirme, rechazas el matrimonio que te hubiera hecho feliz, por involucrarte con ese tipo, sin saber cuales son sus verdaderas intenciones.

—Ese matrimonio, no me hubiera hecho feliz a mi, sino a usted—respondió ofendida—Siempre me ha visto, como a una persona carente de cerebro, piensa que no soy capaz de tomar mis propias decisiones—la chica no pudo evitar entristecerse—Puedo pensar y siempre opté por seguir sus órdenes, pero es mi vida de la que se trata y eso incluye, al hombre que me ama...en esta ocasión, no daré marcha atrás—advirtió la ojiperla.

Hiashi sabía que ella tenía razón, pero estaba tan molesto y tan decepcionado, que en ese momento, todo lo que dijera, terminaría hiriéndola, sin embargo Hinata no pensaba quedarse callada, hasta terminar con la conversación, sin importar cuales fueran las consecuencias ¿como se había atrevido ese hombre a enamorar a su hija? ¿Que era lo que deseaba obtener de ella? Luego de ser plantado, en el altar por la actual esposa de Izuna Uchiha, ese hombre se volvió más arrogante de lo que ya era ¿acaso quería desquitar su frustración con Hinata? No estaba seguro, pero no podía ocultar lo molesto que estaba por la terquedad de su hija.

—Estoy sumamente decepcionado de ti Hinata, no creí que decidieras abandonar todo por un hombre que no sabes si te ama, nunca dejarás de ser ingenua creyendo en las palabras vacías que todos te dicen— Hiashi apretó los puños muy molesto.

—El me ama padre...¿porque es tan difícil de creer que alguien pueda quererme? ¿Acaso, no soy digna de poder despertar amor, sin motivos ocultos?—la ojiperla, no soporto más y derramó las lágrimas, frente a su padre, que la veía con desaprobación.

—¿Crees que te dejará continuar con todos tus planes? ¿Piensas que dejará que continúes con tu supuesto sueño de convertirte en chef?—ella se quedó pensando en lo que su padre le preguntó y de pronto recordó que no había tocado el tema con su prometido, pero estaba segura que el no se opondría a que ella terminara su carrera. Tobirama, sabía que era su sueño desde niña, pues ya antes habían hablado de ese tema.

—¿Como puedes cambiar a la persona con la que has estado comprometida desde niña, por alguien a quien apenas conoces?—pregunto sacándola de sus pensamientos y recordando la buena impresión que le dio Toneri Otsutsuki.

—¿Cual es la diferencia...? Yo no conozco a ese hombre y nunca pensé en casarme con el, ni con nadie mas, porque ya estoy comprometida—Hinata levantó la mano, mostrando el costoso anillo de diamantes, que simbolizaba la promesa de un matrimonio—Además Tobirama y yo, llevamos mucho tiempo de conocernos, el lleva meses en la academia, sustituyendo a Mito-san...desde entonces, pasamos a ser pareja y no estamos dispuestos a separarnos por nada ni por nadie.

—¿Es tu última palabra?— preguntó Hiashi recibiendo una afirmación por parte de su inocente hija—Entonces te deseo suerte, porque te aseguro que la vas a necesitar, el día en que te des cuenta, que un hombre como el, no es para ti—las palabras dichas por su padre, le dejaron claro, que ya no podía continuar viviendo bajo el mismo techo que el, asi que con todo el dolor en su pecho, salió del despacho, dispuesta a no regresar.

Apenas salió y se encontró con Neji y Hanabi. Ambos primos estuvieron escuchando los fuertes gritos del patriarca y en repetidas ocasiones, estuvieron tentados a intervenir.

—¿Estas bien?—Neji la tomó de los brazos, para que los mirara. La noto muy triste y alterada.

—Estoy bien, no se preocupen por mí...pero ahora debo irme—habló dejándolos sorprendidos.

—¿Que quieres decir con irte?—cuestiono Hanabi.

—Después de lo dicho ahí dentro, no puedo permanecer viviendo aquí—les dijo con melancolía—Me quedaré en un hotel, mientras consigo algo, aunque estoy segura que Ino, querrá llevarme con ella.

—Pero Hinata, no puedes simplemente irte—argumentó Neji—Hablare con mi tío, para que recapacite—el joven estaba por entrar al despacho, pero Hinata lo tomó del brazo, negando con tristeza.

—Por favor, no lo hagas Neji...de verdad agradezco que trates de ayudar, pero las cosas entre padre y yo, no podrán arreglarse fácilmente, no después de todo lo dicho—dando un beso a cada uno, se fue hacia su habitación, para empacar sus pertenencias.

...

Media hora mas tarde salió, con una mochila, donde empacó lo más necesario. Neji y Hanabi, no querían dejarla ir, pero no hubo forma de convencer a la ojiperla, para quedarse y tampoco quizo aceptar dinero ni, transporte. Ellos ya le habían ayudado mucho, como para seguirlos involucrando.

Los tres salieron hasta afuera mientras Hinata se limpiaba las lágrimas y antes de dirigirse a su auto, una mano la sostuvo del hombro y le quitó la mochila.

—¡Tobirama!—exclamo sin entender y su vista se fue hacia Neji. Los dos varones asintieron el uno al otro con la cabeza.

—Todo va estar bien...vamos—Hinata se dejó llevar por Tobirama y una vez dentro del auto, comenzó a llorar mirando el lugar, que fue su hogar. El Senju, avanzó un poco y estacionó en un lugar lejos de la mansión Hyuga. Sin decir ni una sola palabra, la tomó en brazos tratando de consolarla. Neji lo había llamado, para informarle sobre la situación, de Hinata y sin pensarlo dos veces, salió a toda prisa para estar ahí, cuando ella abandonara su casa. Le rompía el corazón, verla llorando y lo que era peor, fue saber que en parte, todo era culpa suya, por enamorarse de ella, colocándola en desventaja al enfrentar al patriarca Hyuga.

Poco a poco, los reconfortantes brazos masculinos, lograron darle paz y dejó de llorar.

...

Con su frágil prometida, hipando, se dirigieron hacia su casa, la cual desde ese día, también pertenecía a ella.

—Desde hoy, esta será tu casa...te prometí que no te dejaría sola ¿lo recuerdas?—ella asintió conmovida y no pudo mas, que suspirar, pensando ¿que sería de ella en adelante?

Continuara.

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