Dark Realm
La oscuridad rodeaba a Prota, apenas podía ver unos metros por delante de sí misma. Una densa niebla dificultaba su avance por un camino adoquinado. La chica comenzaba a arrepentirse de su decisión, no tenía ni idea de dónde estaba.
Tras una larga caminata, la niebla se disipó y unas farolas ornamentadas situadas a la derecha del camino le permitieron conocer con mayor detalle el entorno. Acababa de salir de un bosque que continuaba a la izquierda del camino, mientras que a la derecha, veía un extenso lago oscuro, y en la otra orilla de este, un poblado grisáceo. Un poyete de piedra acompañaba a las farolas y separaba el camino del agua. No podía apreciar el horizonte, pero si veía como unas nubes grises cubrían por completo el cielo. Ya sabía dónde se encontraba.
Poca luz atravesaba la barrera que había en el cielo, la suficiente para poder distinguir siluetas, pero el calor de las estrellas no entraba. Prota estaba tiritando, asi que continuó acelerando la marcha hacia el poblado. "Allí preguntaré a algún villano si ha visto a algún tipo sospechoso, con pinta de secuestrador, pasar por allí", pensaba
A mitad de camino, pudo ver una criatura que se dirigía hacia ella. Era un fuego, pero no azul, y parecía no emitir luz. Desenvainó su espada y lo golpeó con fuerza. Normalmente un golpe bastaba para derribar uno de esos seres, pero este parecía resistir más de lo habitual, ya que se levantó para intentar quemar a la chica. Prota asistió un segundo golpe, acabando con la vida de su oponente.
- ¿Cómo es posible que un fuego no produzca luz?- Se preguntó a sí misma, mientras observaba el cuerpo del fuego oscuro.
Levantó la mirada del suelo y se sorprendió al ver como en el camino habían aparecido más seres como el que acababa de abatir. No dudó ni un segundo y comenzó a abrirse paso a la fuerza. Tras un par más de ellos derrotados, Prota continuó su camino a paso ligero. Entoces, comenzó a sentir unas fuertes pisadas cada vez más cercanas, pero no veía quién o qué las generaba. Corrió hacia el bosque nevado que tenía a la izquierda, abandonando el camino, en el que se sentía expuesta.
Escondida entre los esbeltos árboles observó cómo un monstruo de tonos oscuros y de gran tamaño avanzaba con enormes zancadas, aplastando los adoquines del suelo. La criatura tenía cuatro patas, las delanteras no tocaban el suelo y estaban menos desarrolladas, mientras que las traseras eran grandes y sostenían todo el cuerpo. Su cabeza, situada al frente, tenía una gran mandíbula con numerosos dientes y unos ojos blancos y pequeños situados a ambos lados. En el otro extremo del cuerpo, una cola le ayudaba a mantener el equilibrio.
Prota tragó saliva, mientras asomaba la cabeza tras un tronco. Cuando la criatura se movía, provocaba un estridente chirrido metálico. Uno de sus pisotones hizo temblar los árboles que acumulaba nieve en las ramas, ésta cayó sobre Prota, metiéndose por la parte trasera de la pechera y helando su espalda. La chica dio un brinco del susto.
- Ah ay ay, me cago en...-Exclamó, intentando retirarse la nieve del cuello y la espalda.
Cuando terminó de sacudirse, se percató de que la bestia le miraba fijamente.
Prota corría con dificultad a través del bosque, la nieve entorpecía sus pisadas y la criatura que la seguía no tardaría en alcanzarla. Las sombras de los árboles proyectaban rayas en la nieve lisa. No podía seguir huyendo eternamente. Cuando alcanzó un lugar más amplio y con menos nieve, dio media vuelta y golpeó con su espada la cabeza de la criatura, que se encontraba a escasos centímetros de morderla. La hoja rebotó y género un ruido metálico al chocar con la piel de la criatura, apenas haciendo marca. El monstruo dio media vuelta, dándole la espalda para golpearla con su cola. Prota no lo vio venir y recibió el golpe de lleno, chocando luego contra el frió tronco de un árbol. La chica no tuvo tiempo para recuperarse, y tuvo que levantarse dolorida para esquivar una embestida de la bestia, que chocó contra el árbol, tirando encima de ambos un cúmulo de nieve. Aprovechó el momento para dar dos cortes, más eficaces que el anterior, en una de las patas traseras de la criatura, donde vio unas letras inscritas.
- "T-Rec, hecho por las industrias Candy"- leyó en voz alta-. ¿Esto es una máquina?
El T-Rec giró la cabeza y lanzó una mordida a la guerrera, que esquivó a duras penas con un salto hacia atrás. Luego recordó que había traído consigo, atado a su cinturón, un arco plegable. Lo sacó y apuntó con él a uno de los ojos del dinosaurio metálico, fallando el tiro. La criatura embistió con la cabeza a Prota, arrastrándola por el congelado suelo. Se puso en pie, intentando mantener el equilibrio y no resbalar y apuntó de nuevo, esta vez acertando en el ojo de la criatura, la cual soltó un chillido.
El ruido era tal que llegó a oídos de Darkness, quién dio media vuelta.
- Parece ser que alguien viene a buscarte- Dijo con una voz grave, dirigiéndose a su rehén.
El T-Rec se abalanzó sobre Prota, intentando aplastarla y luego devorarla. Ella clavó la espada en el suelo y la usó como viga para sostener el cuerpo de la criatura, que intentaba aplastarla contra el suelo. Apoyó la espalda en el suelo y empujó con las piernas. El espacio se reducía cada vez más, entoces prota localizó una pequeña abertura en la parte inferior del cuello del monstruo. Apuntó con el arco, la flecha entró y la criatura se desplomó.
Darkness llegó al descampado donde la acción ocurría. Prota se arrastró por debajo de la máquina hasta que consiguió salir con su espada. Entoces divisó a su objetivo, lo que le había llevado hasta aquí. Comenzaron a caer del cielo unos copos pequeños.
- Buenas noches, me presento- Dijo con elegancia el secuestrador-. Mi nombre es D...
Prota lanzó dos flechazos hacia la entidad. El primero rebotó en la pechera negra de Darkness y el segundo iba directo a su hombro, pero éste la esquivó hábilmente y acabó dando a un árbol.
- ¿Pero a ti qué te pasa?- Dijo indignado-. ¡No me interrumpas mientras hablo!
- Me da igual, entrégueme a su majestad- Replicó la chica, tensando la cuerda del arco.
Darkness dio media vuelta y salió corriendo, con el Rey mantequilla a espaldas. Prota bajó el arco y le siguió con dificultad, ya que la luz apenas llegaba ya a esa parte del bosque.
Llegó a un descampado aún más grande que el anterior rodeado por una muralla de más de tres metros de altura. La estructura circular tenía aspecto de coliseo, que carecía de gradas, iluminado por unas antorchas en las esquinas. Parecía tener dos grandes entradas, una enfrente de la otra, y en una de las paredes había una serie de compuertas de barrotes de acero a cuyo interior la luz no llegaba a alumbrar. Además, había una estructura elevada un par de metros por encima del coliseo, incrustada en los muros metálicos que rodeaban el lugar. Era similar a un podio, con tres asientos, cada uno un poco más elevado que el anterior, siendo el más alto el asiento central. Del respaldo rocoso de ese asiento, salía una cabeza metálica cubierta de nieve, no parecía estar activa y sus rasgos, casi inexistentes, eran de todo menos humanos. Tenía dos grandes ojos apagados y, entre ellos, había un boquete por el que asomaba un mejunje de cables y tuberías, que parecían formar la nariz del rostro. Su mandíbula era grande y grotesca. Los otros dos asientos estaban vacíos.
En el centro de la arena, estaba Darkness. Prota corrió tras él, pero este escapó por la entrada opuesta. Cuando la chica llegaba a esa salida, todas las entradas y salidas se cerraron con grandes y pesadas compuertas. La chica inspeccionó el lugar con la mirada y camino hasta el centro. Entoces, la cabeza metálica del podio se activó, abrió los ojos y miró fijamente a Prota. Los otros dos asientos se ocuparon por otras criatura extrañas.
La cabeza soltó una risa, y con una mirada enfermiza, giró a ambos lados, comentando algo con las otras dos criaturas. Una de ellas parecía una especie de planta carnívora y la otra era un fuego oscuro.
La cabeza anunció algo que Prota no logró comprender y, a continuación, la puerta con barrotes de acero abrió.
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