Pesadilla
Recuerdo perfectamente cuando corría por la calle y la noche se alzaba por toda la ciudad, mis pasos resonaban en el pavimento, yo solamente pensaba en salir corriendo para no terminar en las garras de mi perseguidor pero al final fue inevitable como se imaginarán.
Desperté en un lugar frío y oscuro sólo que no estaba sola, habían varias chicas más ahí llorando, no entendía muy bien por qué lloraban, tiempo después descubrí que todas ahí lloraban por una sola razón, el destino que nos esperaba era cruel.
—Eres nueva — murmuró alguien a mi lado, al principio me espanté puesto que su voz sonaba algo débil — ¿te secuestraron en la calle? — preguntó, por el tono de voz adiviné que era una chica
—Sí — dije asustada, no podía ver nada — ¿dónde estamos? ¿Qué nos harán? — me apresuré a preguntarle, los sollozos de las demás chicas se apagaron, al parecer querían saber también aquello
—Todas las nuevas callénse, sólo lograrán que las dejen sin comida — anunció la chica que me hablaba — vayan dándose cuenta que fueron secuestradas y serán vendidas al mejor postor, no intenten escapar que es imposible, ya lo intenté yo varias veces — hubo un silencio sepulcral
Era como si nos dijeran de una vez nuestra sentencia a muerte y quizá era así. Nadie volvió a decir algo, se escuchaban sollozos bajos y seguramente algunas temblaban como yo lo hacía, pasaron varias horas que sentí como si fueran días.
— ¿Cómo te llamas? — me preguntó de repente la chica mi lado, aquella pregunta me pareció muy trivial y aún ahora me sigue pareciendo así porque dejé de ser aquella chica
—Goeun, Kim Goeun — contesté esperando que ella me dijera su nombre el cual no supe porque la puerta se abrió
— ¡Muévanse todas! — ordenó la voz de un hombre, al principio todas nos quedamos quietas pero cuando él golpeó la puerta nos levantamos por miedo
Nos llevaron una por una a un cuarto diferente, no entendía muy bien a qué se debía aquello, cuando entré al cuarto una camilla estaba enfrente de mí, aún sin adivinarlo un hombre en bata blanca entró.
—No me pidas que te salve porque no lo haré — fue lo primero que me dijo, aunque saber que estaba ahí no me daba alguna esperanza de que me fuera a ayudar — será mejor que cooperes con esto, será más rápido — ¿qué se supone que debía hacer? no tenía oportunidad de salir corriendo puesto que alguien afuera me esperaba — quítate los pantalones, sólo revisaré si eres virgen
Como si fuera una mercancía me revisarían para saber si no estaba dañada, me molesté mucho así que mejor le contesté.
—Lo soy, no necesita revisarme — le dije pero él negó
—Me da igual lo que digas, debo hacer mi trabajo — como si eso fuera un trabajo
Con toda la vergüenza del mundo tuve que dejar que él me viera y revisara, sentía como me humillaban poco a poco, me sentía denigrada y con mucho miedo, mi destino era ser la puta de alguien.
Cuando terminaron de revisarnos nos pidieron que nos cambiaramos de ropas, teníamos que usar lencería negra, recuerdo que cuando usé aquello sentía mucha pena, esa es una ventaja que tengo ahora, casi no siento pena ya. Caminamos en hilera hasta llegar a un cuarto rojo, éramos alrededor de 10 chicas, antes éramos más, supongo que no pasaron la prueba, casi no recuerdo sus caras ahora pero todas tenían el miedo reflejado en sus rostros. No podía ver bien debido a que una luz tenue alumbraba pocamente el lugar, un hombre nos pasó unos antifaces y nos ordenó que nos lo pusiéramos, luego de eso sentí como la luz de la habitación cambiaba, moví mi cabeza intentando ver mejor con el antifaz puesto.
—Empecemos la subasta — anunció una voz en un altavoz, en ese momento tenía ganas de llorar, había descubierto por fin mi destino y sabía que no habría escapatoria
Una por una fue vendida, era asqueroso escuchar la manera en que nos vendían, ofrecían dinero como si fuéramos objetos, llegó mi turno y tuve mucho miedo, no quería saber quién me compraría, no quería ser vendida y punto.
—La siguiente joven ha sido nuestra mejor adquisición del día — dijo aquella voz que aún se aparece en mis pesadillas, me bufé de sus palabras, al parecer valía mucho para ellos — completamente virgen, tiene un buen cuerpo como pueden ver, cabello castaño, ojos cafés y una piel pálida, demasiado pálida y casi inexistente en estos días — quería llorar al escuchar eso de mí, yo era más que un maldito cuerpo — empezaremos la subasta con cien mil dólares — al menos sería costosa.
Varias voces comenzaron a subir el precio, pronto llegué hasta los quinientos mil dólares, estaba a punto de ser vendida por alguien de voz gruesa, seguramente un viejo asqueroso y ese hubiera sido mi destino de no ser porque alguien habló en el último momento.
—Un millón de dólares — ofreció alguien de repente, su voz sonaba juvenil y eso me pareció extraño
Todos se quedaron callados ante tal propuesta, nadie daría más de eso estaba segura hasta yo sentía que era demasiado.
—Vendida al joven por un millón de dólares en tres, dos — alcé la cabeza que tenía agachada como si pudiera ver algo, escuché el último golpe del martillo de madera — uno, vendida al joven número 34
Jamás olvidaría ese número en mi vida. Luego fui llevada hasta otro lugar donde me cambiaron con ropas extrañas que jamás había visto en mi vida más que en algún anime, me lo puse sin objeciones, sentía como mi voluntad se iba yendo de mis ojos. Me trasladaron varias veces ese día como paquete de mensajería y cuando al fin vi a mi comprador sentí que algo estaba mal, la persona enfrente de mí parecía un ángel, por un momento tuve esperanzas de que esto terminara bien.
—Hola — saludó al verme, se acercó a mí y pude ver bien sus rasgos, tenía la piel pálida y era delgado, usaba ropas que parecían caras, de su cuello colgaba una cámara, me tomó una foto sin pedir permiso y cuando la bajó sonrió — eres perfecta — tocó mi mejilla y por miedo lo alejé, sonrió ligeramente — eso no se hace Nana — fruncí el ceño al escuchar ese nombre
—Yo no me llamo Nana — le dije y él me tomó del mentón con fuerza, parecía un gesto simple pero realmente me dolía e intimidaba, sus ojos rasgados se clavaron en mí
—Pues ahora te llamarás así, no me interesa tu viejo nombre, ahora eres mía y harás lo que te diga — quería agacharme y doblarme debido a la dureza de sus palabras — de una vez te advierto que no me hagas enojar, pagué mucho por ti así que de ahora en adelante será mi muñeca
Mi destino pudo haber sido peor, hubiera podido terminar en la cama de algún viejo millonario pero no, terminé siendo la muñeca de alguien que estaba demente y con una grave obsesión con el control, él era Min Yoongi, el chico que me compró para vestirme y tomarme muchas fotos.
Me despierto agitada entre las sábanas, me tranquilizo al darme cuenta que estoy en mi cuarto. Aún es temprano por lo que él no ha regresado, debo levantarme y arreglarme para verle, necesito volverme una mejor muñeca para Yoongi porque ahora parte de su locura ha sido transmitida a mí e incluso podría decir que me he enamorado de un loco.
¡Hola chicas! pueden decirme que estoy loca :v: o no, espero les haya gustado, comenten por fis ;n; y voten :)
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