Infierno
Estaba tan extrañada y asustada, no encuentro las palabras para describir por lo que pasaba, simplemente sentía y... eso era todo. Los primeros días sólo eran una rutina que se iba formando sin embargo por dentro estaba reacia a todo ello, le seguía el juego a mi captor porque tenía miedo de lo que pudiera sucederme, Yoongi era alguien a quien temerle, eso lo había aprendido bien, no comprendía y sigo sin comprender su mente retorcida pero al menos comprendí que cualquier cosa que se le ocurriera hacerme sería horroroso a un nivel psicológico.
Lo había planeado muy bien al ver que todos los días pasaban igual, mis oídos se esforzaban por escuchar algún rastro de lo que sucedía en la casa para hacerme una idea de lo que me esperaba afuera. Ese día estaba muy nerviosa, sabía que él entraría en cualquier momento así que esperé en otro lugar diferente al que me había ordenado estar, me paré a lado de la puerta así que cuando la puerta se abrió pude darle mi mejor golpe.
Él no lo esperaba, había jugado mi papel muy bien y por eso cayó en mi trampa sin dificultad. Como le di en el estómago se tiró al suelo, con el único soporte de sus rodillas se mantuvo arrodillado, no quise quedarme a ver más y salí de ahí corriendo sin embargo olvidé como era esa casa por fuera. Recorrí un pasillo que no parecía tener salida, ¿por qué no me di cuenta de eso cuando llegué? había estado tan entretenida viendo las fotos de la pared que no me fijé en eso, ahora sentía que esas fotos en grupo de los siete chicos me perseguían por la casa mientras corría con toda mi fuerza.
Una puerta negra llamó mi atención y como estaba al final del pasillo fui hacia ella. Yo creía que sólo existía un infierno pero no, existe uno para cada persona, lo supe cuando entré y el cuarto apenas era alumbrado por unas velas, en la pared una chica desnuda yacía colgada, ambas nos vimos y sentí que el tiempo se detuvo porque en ella me vi reflejada, estaba en la misma situación que yo.
— ¡Ayúdame! — imploró la chica con lágrimas en los ojos, di un paso hacia ella pero en eso una mano me detuvo
—Pero qué tenemos aquí — una voz ronca y diferente me asustó, me giré hacia atrás mirando la mano que sujetaba mi hombro y luego seguí el camino hasta ver a la persona que me hablaba — al parecer se ha escapado el juguete de Suga
Un chico de piel más oscura a la de Yoongi, labios gruesos y el cabello rubio rapado a ambos lados me miraba con cierto brillo en los ojos.
—Eres muy bonita — comentó, me removí bajo su agarre y él sonrió — ¿qué debería hacer contigo? Quizá quieres cambiar de lugar con ella — señaló con la mirada a la chica que estaba colgando en la pared, negué con la cabeza, tenía pánico puesto que por lo que había en el cuarto sabía que las preferencias de esa persona eran diferentes a las de Yoongi, seguramente jugar a las muñecas no era lo suyo
—No creo que se pueda, Namjoon — fijé mi mirada hacia la puerta, ahí estaba él con una sonrisa arrogante, sentí un gran alivio
Estaba feliz de que él llegara.
—Deja que la castigue, así se dará cuenta de lo afortunada que ha sido de que tú la compraras — dijo ese chico aún con su mano sobre mí, Yoongi se acercó y quitó su mano de mi hombro en un manotazo
—No me gustan tus castigos — le dijo sonriendo de lado ya que se metió entre los dos, me miró a mí, luego me castigaría, estaba segura de eso, luego alzó la mirada hacia la chica que permanecía en silencio, arrugó la nariz con lo que supuse era asco — deberías cuidar más a tu juguete— jaló mi mano y me sacó de ahí
—Lo que digas titiritero— susurró él cuando pasamos a su lado
Su mano me apretaba con cierta fuerza, me iba jalando apresuradamente, algo me decía que mi castigo no sería nada bueno. Me metió al cuarto en un empujón y luego cerró la puerta, no quise verlo porque temblaba, mi cuerpo presentía lo que me sucedería.
—Creo que no he sido lo suficientemente severo contigo — se acercó a mí para tomar mi mentón, alzó mi rostro para que le viera, estaba enojado — te diré algo Nana, me molesta que me desobedezcan
La puerta se abrió de repente así que mi mirada buscó ver quien había entrado, los mismos dos chicos que me recibieron cuando recién llegué entraron, no recordaba muy bien sus rostros pero supe que eran ellos.
—Digamos que jugaremos más contigo — terminó de decir Yoongi
Con un solo movimiento jaló los listones que tenían a mi cabello amarrado en dos coletas, detrás de mí sentí que alguien más desabotonaba el vestido blanco que llevaba pero mi mirada estaba fija en los ojos de él que brillaban, sus pupilas se dilataban dejándome saber el placer que experimentaba. Mi cuerpo se tensaba, un estremecimiento recorrió mi cuerpo, quería salir huyendo de ahí, temblaba y pronto las lágrimas comenzaron a rodar. Las manos detrás de mí eran hábiles porque pronto estuve en ropa interior enfrente de tres pares de ojos, creí que la hora de ser ultrajada por ellos estaba cerca pero sólo habían miradas clavadas en mi cuerpo con excitación.
—Es hermosa — se acercó el otro chico, su nombre era Taehyung, posó la yema de sus dedos en mi mejilla que estaba húmeda por mis lágrimas, siguió el camino de mi llanto bajando hasta mi cuello lentamente hasta tocar mi pecho derecho que sólo tenía un sujetador de encaje — demasiado — terminó de decir, mordió su labio y alejó su mano
Detrás de mí el otro chico jugaba con mi cabello y delineaba mi espalda con movimientos circulares. Me sentía presa entre tres maniáticos que sólo jugaban con mi mente, ¿qué esperaban? ¿Volverme loca para que fuera parte de su juego?
Yoongi me observaba mis reacciones, yo temblaba, no gritaba ni hacía ningún ruido y él lamía su labio, al parecer verme rodeada le gustaba. Dirigió su mano hacia mi muslo derecho y jugó con el borde de la calceta blanca que andaba, sentirse tocada por tres hombres al mismo tiempo como si fuera un maniquí me volvía loca por dentro, miedo, desesperación, confusión y muy dentro, hasta el fondo...excitación.
Me estaban volviendo loca lenta y asfixiantemente o tal vez desde el momento en que opté por no gritar me volví parte de su juego porque perdí mi voz y me volví Nana.
Cuando mis nervios no pudieron más por el terror que sentía al tener a los tres tocando mi cuerpo al mismo tiempo, mis piernas cedieron cayendo de rodillas al suelo, sólo así dejaron de torturarme. Podría parecer un castigo muy sencillo pero por dentro me retorcía, jugaban con mi mente y posiblemente eso era peor que cualquier castigo físico.
—Nana, ¿quieres más té? — veo los lindos ojos de Taehyung y sonrío
—Claro Tae — le contesto y él me muestra su sonrisa cuadrada, sirve más té en mi taza de porcelana, hoy tengo que jugar con Tae a lo que él quiera, la puerta se abre y entra Jin con una gran sonrisa
—Te he traído algo nuevo — alza una bolsa rosada — creo que te gustará — sin esperar alguna respuesta mía saca el contenido de la bolsa, un precioso kimono rosa capta mi atención — ya sabes que prefiero la ropa oriental — sonrío feliz, me gusta cuando puedo ponerme ropa diferente a los vestidos clásicos que Yoongi le gusta que use
—Es hermoso — contesto logrando que él parezca complacido
—Es mi tiempo con Nana, Jin — dice Tae con cierto celo, lo observo y ladeo mi cabeza
—Tranquilo Tae, hay que jugar los tres juntos — parece gustarle mi idea porque rápidamente le sirve té a Jin
El cuadro casi perfecto está ante mí, sólo falta Yoongi para que sea perfecto pero él prefiere dejarme a solas con ellos, puede volverse posesivo a veces. Las cosas son diferentes, lo sé, sin embargo la sonrisa que les doy es genuina porque mi infierno se ha vuelto mi cielo.
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