Dolce Vita

Parte II

Al día siguiente...

Natsu estaba en su última visita del día. Se sentía muy nervioso, ya que esta noche debía regresar con aquel enfermo y su hija. El problema es que si Gajeel se enteraba sobre el asunto, su carrera corría peligro.

Natsu: Ya he terminado. Nos podemos retirar.

Gajeel: Bien.

El pelinegro se dirigió a la familia del enfermo, les dió unas instrucciones y procedieron a retirarse del hogar.

Gajeel: Que día más cansado.

Natsu: ¿De qué estas cansado? Tú no tienes que lidiar con la gente que pide que las golpeé en vez de recibir el tratamiento.

Gajeel: El castigo es importante. Es una muestra a Dios de arrepentimiento. Nunca vuelvas a quejarte de ello.

Natsu: Lo siento pero es algo cansado.

Gajeel: Es cierto pero es parte de tu trabajo.

El pelirosa iba a responderle pero para su suerte el pelinegro siguió hablando.

Gajeel: Bueno, te veré mañana temprano.

Natsu: ¿No haremos el reporte?

Gajeel: No puedo esta noche. La ciudad nos ha pédido reunirnos para elaborar un plan para mejorar la distribución de pacientes. Los casos siguen aumentando y no hay muchos de ustedes que se diga.

Natsu: Ya veo. Esta bien, haré el reporte yo solo y te lo entrego mañana.

Gajeel: Gracias. Nos vemos mañana.

Con ese sorpresivo golpe de suerte, el pelirosa se marchó rápidamente a su casa para finalizar el reporte y prepararse para visitar a los Heartfilia.
Sigilosamente, salió de Pavia a caballo, intendando pasar desapercibido de las personas que estaban en las calles a esa hora de la noche. Lo bueno, que sin su traje nadie lo reconocía como médico. Era un civil más.

Llego a Buschi sin ser reconocido ni asaltado, cosa que agradecía mucho. En ese momento se dió cuenta de lo mucho que le costaría hacer ese viaje todas las noches hasta que el enfermo se recuperara. Se estaba arrepintiendo de haber aceptado ayudarle. Miró hacia la morada de los Heartfilia con pesadez pero cuando se disponía a llamar a la puerta, esta se abrió.

Lucy: ¡Gracias al cielo esta aquí!

Ella ni siquiera le dió tiempo de hablar, lo tomó de la mano y lo arrastro cerca de la habitación donde se encontraba Jude.

Lucy: Mi papá ha tenido fiebre todo el día. Le he tenido que despojar sus ropas y colocar sábanas mojadas sobre él para enfriarlo un poco.

El pelirosa notó como la rubia estaba a punto de llorar por la frustración y le dió un poco de sentimiento al verla tán vulnerable.

Natsu: Lo voy a examinar en este momento.

Sin decirle más, él entró a la habitación de Jude. Lucy tenía razón, Jude ardía en fiebre y no respondía cuando le hablaba. Probablemente, sea lo que sea que tenga, ya le estaba afectando la cabeza. Rápidamente, sacó los implementos de su bolsa para comenzar a tratarlo apropiadamente. Pidió a la rubia que hirviera agua y colocó un par de hongos, los cuales según el Dr. Ventura ayudarían a bajar la fiebre. Solo esperaba que el erudito tuviera razón con respecto al tratamiento.

Natsu: Cada vez que presente fiebre le das este té, ¿entendido?

Lucy: Así lo haré.

Ella tomó las cosas que le estaba entregando y lo miró con agradecimiento.

Lucy: Muchas gracias por todo y siento que se tardara más de lo acordado.

Natsu: No hay problema. Su padre realmente esta mal, no puedo solo medio mirarlo e irme.

Lucy: Realmente se lo agradezco.

Inesperadamente, ella lo abrazó y él timidamente le correspondió. La calidez de la rubia, lo lleno de un sentimiento de pertenencia que desde hace mucho no sentía y cuando ella se separó para despedirse del todo él, anhelo volverlo a experimentar.

Un mes después...

Natsu a penas llegó a la residencia de aquel enfermo cuando lo vió tomar su último aliento. Todo pasó tán rápido que en realidad él no pudo hacer nada. Detestaba esa sensación de impotencia.

Gajeel: Hay que elevar una oración por el alma de este cristiano.

Mientrás su compañero abrazaba a la vuida y elevaba las correspondientes oraciones post-mortem, el pelirosa se encargó de preparar al difunto para que se lo llevaran a la fosa común. Desgraciadamente ese era el tercer paciente que moría en el día de parte de su zona y al parecer otros médicos reportaban peores cifras.

Era demasiado agotador para él y estaba llegando al punto en que no había día en su trabajo que no se deprimiera. Ambos retirarón de la casa en silencio, sin ánimos de discutir más sobre los pacientes. A ese punto era inútil querer tener la situación bajo control, ya solo les quedaba ir con la corriente y esperar que las cosas mejoraran algún día.

Llegada la noche, Natsu se preparó para dirigirse hacia su paciente particular y a pesar de lo pesado que podía resultar la travesía, a él no le importaba. Le encantaba llegar a la casa de los Heartfilia y no solo por que le alegraba ver a Jude ir mejorando día a día sino que también por la manera en que Lucy le hacía sentir. Ella era muy atenta y cálida, cosa que por alguna razón lo hacían sentirse muy cómodo. Haciendo que todo el esfuerzo, valiera la pena.

Como si la hubiera invocado, miró que ella lo esperaba en el umbral de la puerta de la casa. Ella movía su mano para llamar su atención y a pesar que estaba a una distancia considerable, él notó su dulce sonrisa. En ese momento, toda la carga emocional de su trabajo se desvaneció.

Lucy: ¡Me alegra mucho que llegara con bien, Dr. Dragneel!

La rubia le ayudó a sostener el bolso de hierbas medicinales que siempre cargaba mientrás él se bajaba de su caballo.

Natsu: Me alegra verte bien, Lucy. ¿Cómo han estado las cosas por aquí?

Lucy: ¡Muy bien!

Cuando el pelirosa bajó completamente del caballo, la rubia lo tomó del brazo.

Lucy: Le tengo una sorpresa.

Natsu: ¿Qué clase de sorpresa?

El pelirosa se puso nervioso de pensar que había preparado la rubia para él. Mil ideas vinieron a su cabeza y más cuando ella solo se límito a sonreír en respuesta a su pregunta.
Al entrar a la casa, Natsu notó la figura de Jude sentado en el comedor.

Lucy: ¡Mi papá salió de su habitación por primera vez en semanas!

El pelirosa sonrió emocionado por ver a su paciente mejorar pero por dentro se sintió un poco decepcionado por que él esperaba otra cosa. Aunque no sabía con precisión que era.

Natsu: ¡Esas si que son buenas noticias!

La rubia lo invitó a sentarse a la mesa para platicar mientrás ella servía algo para comer. El momento fue corto pero ameno. Jude y Natsu se retiraron a la habitación del primero para seguir con el tratamiento y fue ahí en donde el pelirosa se dió cuenta que muy pronto dejaría de realizar sus visitas a la casa de los Heartfilia. Pensamiento que lo llenó de una profunda tristeza.

Luego de dejar a Jude en su habitación descansando. El pelirosa estaba al umbral de la puerta hablando con la rubia. Si bien cuando acepto ayudar, él dijo que su visitas serían cortas, se dió cuenta que en la última semana se queda por lo menos hora y media más pláticando con Lucy.

Natsu: Al parecer el tratamiento esta dando el efecto que deseabamos.

Lucy: Todo gracias a sus cuidados.

Natsu: Yo no hice mayor cosa que seguir las sugerencias de un muy reconocido médico.

Lucy: Pero aún así... si no hubiese estado dispuesto a ayudar a mi padre, él jamás hubiera mejorado.

Natsu: Era lo correcto de hacer.

Él le sonrió y ella hizo lo mismo aunque tímidamente, ya que aún no superaba la manera en que quería conseguir el favor de parte del médico.

Lucy: Pero puso su trabajo en riesgo. No creo que me perdonaría si aquel servidor público se diera cuenta de que ha tratado a mi padre.

Natsu: No se dará cuenta a estas alturas. Ha pasado un mes y no hemos tenido problemas, ¿no es así?

Lucy: Cierto. Aún así me preocupa.

Natsu: Ya no será por mucho tiempo, como veo a tu padre, creo que mis visitas terminaran pronto.

La rubia no esperaba sentir ese dolor en su pecho cuando le dijo que pronto dejaría de visitarlos. Este mes a pesar de lo duro que ha sido para todos; y probablemente más para el pelirosa por que es el que viaja desde lejos para tratar a su padre, también había sido un mes donde ella se había dado cuenta de lo buena que era la vida a pesar de que todo alrededor parecía ir de mal en peor.

Lucy: Ya veo. Al parecer, podrá descansar apropiedamente muy pronto.

El pelirosa sintió una mezcla de sentimientos cuando ella dijo el comentario. Si, él quería por una noche dormir bien pero tampoco quería dejar de verla.

Natsu: Si.

Ambos se quedaron en silencio un breve momento y la jóven desvió su mirada de él, nerviosa por la tensión que se estaba formando entre ellos. El pelirosa sabía que debía decir algo más para calmar el momento.

Natsu: Aunque me gusta mucho venir aquí cada día.

La rubia lo miró de nuevo.

Lucy: ¿En serio?

Natsu: En serio.

Ante la respuesta, la jóven no pudo evitar sonreír complacida.

Lucy: Me alegra saber eso. A nosotros nos gusta tenerte en casa también... bueno a mí me agrada sus visitas y yo se que a mi padre también... ja ja ja. Eso es obvio, pues es su médico y...

Ella no pudo terminar la frase. Los labios del pelirosa se había posado sobre los de ella sin aviso y a pesar de estar sorprendida, lo aceptó gustosamente. Cuando se separaron, ambos sonreían.

Natsu: A mí me agrada mucho estar a tu lado. Eres lo mejor de mi día.

Lucy: Natsu...

Natsu: Lucy, quiero que seas parte de mis días. No me importa la distancia ni el tiempo que me tome venir hasta aquí, solo quiero saber que al final de todo el caos que vivo cada día, tú estarás aquí esperando por mí.

La rubia sintió cálidez en su corazón, por lo que abalanzó sobre le pelirosa y lo abrazo con todas sus fuerzas.

Lucy: Yo siempre esperaré por tí.

6 meses después...

Gajeel: Así que este es el adiós.

Natsu: No seas exagerado, Gajeel, solo me estoy moviendo hacia Buschi.

Gajeel: Aún no puedo creer que lograste ocultar tu travesía hacia ese lugar por tanto tiempo pero por lo visto no solo ayudaste a una persona sino que también encontraste lo que en estos tiempos esta díficil de hallar. Amor.

Natsu: Tienes razón y a pesar que perdí el contrato, no me arrepiento de mi decisión.

Gajeel: El contrato es lo de menos. No cuando tu felicidad esta de por medio. Además, creo que te irá mejor como médico independiente.

Natsu: Eso es lo que espero.

Gajeel: Yo creo en tí.

El pelinegro le ofreció su mano y el pelirosa se lo aceptó gustoso pero al estrechar sus manos, Gajeel haló al jóven para abrazarlo. Él realmente estaba feliz de que Natsu comenzara su nueva aventura en Buschi y más ahora que esperaba a su primer vástago. Tratando de ocultar sus lágrimas, despidió al jóven doctor.

Fin.

¡Muchas gracias por leer!

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