Consuelo
Espero que les guste~
Nota: No tengo mucho que decir al respecto acerca de esto más que...bueno, como siempre, me di el gusto y quería compartirlo con quien estuviera dispuesto a leerlo xD
Nota-2: No puedo negarles que adore a Dogman y Petey, tengo un gusto raro por ciertas pelis al decir verdad, pero bueno, me encariñe ^_^
Nota-3: Mucho más allá del humor y todo lo demás, hay mucho material de angustia y confort en esto para usar, y Tiktok solo termino por alimentar mis ganas de hacer algo con eso, así que aquí estamos
Nota-4: Usare los nombres originales en todo caso, como Petey y Li'l Petey, porque me gustan más :3
Nota-5: En todo caso, no creo que nadie lea esto realmente pero de cualquier manera, no tengo una explicación concreta para esto. Solo lo pensé y aquí esta, una idea de tantas que al final, logre poner en palabras
Nota-6: Si alguien realmente esta aquí y tiene una idea que no incluya nopor o algo así, pueden dejarlo en los comentarios ^_^
Petey estaba hundido en un profundo sueño, tranquilo y pacifico, sin sueños al decir verdad o al menos, nada demasiado claro como para ser importante pero de repente, todo su mundo se sacude de una manera tan brusca que siente que la conciencia vuelve con un sobresalto que logra que su pelaje se erice y abra los ojos de repente, haciendo una mueca, murmurando algo entre dientes.
-Rayos- puede ver por la pequeña ventana a lo alto de la pared que aun es oscuro, de madrugada, y se pasa una pata por el rostro con frustración ligera ante el cuerpo solido que puede sentir contra su espalda, medio aplastando su cola en el proceso.
Él es el tipo de gato que ama su burbuja de espacio personal, una zona a la que deja entrar libremente a su hijo porque este es cariñoso y adora los abrazos, pero tiene la mala suerte de conocer y vivir de momento con Dogman, quien tiene un cero y nulo respeto por ello. El perro con cuerpo humano es el tipo de ser que se acerca sin problema y se te lanza encima en un intento de demostrar afecto, llegando tan lejos como para babearte el rostro sin pena ni vergüenza, y también el que le gustaba invadir la cama ajena, a pesar de tener la suya propia.
Tener que convivir con Dogman significaba no tener mucho espacio propio, ni siquiera en la noche.
-Maldición- esta dispuesto a empujarlo y hacerlo caer al suelo, como a hecho varias veces en este punto de la convencía al decir verdad, pero cuando se media vuelta y lo ve con claridad gracias a su visión felina, con el cerebro mucho más despierto que hace unos cuantos segundos atrás, siente que algo no esta del todo bien. Usualmente, cuando Dogman se escabullía para invadir su cama, lo hacia de una manera descarada. Lo empujaba hasta dejarlo casi en el borde, se robaba toda la sabana por alguna razón que aun no entendía del todo y a veces, medio lo aplasta al decidir que su cuerpo peludo podría ser un mejor colchón, incluso tenía el descaro total de extenderse como estrella o usarlo como oso de peluche, apretándolo con mucha fuerza entre sueños. Rayos, hasta lo había pateado unas cuantas veces y una vez, lo había mordido. Dogman tenía mucha energía acumulada, incluso en la noche y al dormir, así que no era exactamente el durmiente más pacifico de todos.
Pero esta vez, esta extrañamente quieto.
No esta acaparando la sabana ni enredado en ella, sino que estaba oculto bajo esta, y en vez de estirarse hasta donde pudiera o apretarlo cual muñeco, esta acurrucado, con manos suaves que se aferran a su cola naranja y se acunan contra su pecho, sus piernas encogidas todo lo que puede. No es la pose más cómoda para dormir, su espalda esta encorvada y de seguro le dolerá en la mañana pero se ve pequeño. Ósea, Dogman tiene una contextura pequeña en comparación a los de su alrededor y tiene baja estatura, pero ahora, de alguna manera, logra lucir más pequeño de lo que ya es. Su expresión no es tranquila, de alguna manera luce tensa y llena de angustia, con las orejas bajas.
-Tu...- sus orejas se mueven, detectando un sonido que tarda unos vergonzosos segundos en identificar su origen. Es como una especie de gemido, bajo y algo agudo, algo que se repite una y otra vez, corto y luego largo pero suave de alguna manera. El gato se ve confundido pero luego, pasa a ser sorpresa y termina por algo lleno de cierto espanto cuando reconoce exactamente que significa. Es un llanto animal, lleno de tristeza y dolor, que vienen del mismo ser que esta allí. -¿Qué...?- a escuchado algo así antes, de un pequeño cachorro que llora por su mamá cuando esta se aleja demasiado o de un perro que fue atado en las afueras de una tienda porque esta no permite mascota pero esto suena diferente. Es pesado, triste, y logra hacer que se estremezca de alguna manera, sonando herido, casi como si estuviera en agonía. -Oye- es triste, duele escucharlo, y remueve algo en su interior que logra hacer que su pata se mueve, apoyándola muy suavemente contra la espalda ajena. Tiene intención de despertarlo, un poco más amable esta vez, porque ese sonido no le gusta nada y despierta algo en si que no tiene muy en claro como reaccionar pero retrocede con los ojos bien abiertos y con cierto espanto cuando su toque solo logra que ese sonido se haga más fuerte por unos segundos. Dogman se encoge, como si lo hubieran lastimado, y se mueve lo suficiente como para acurrucarse un poco más, apretándose contra el costado del gato, sus dedos agarrando un poco más fuerte la cola que sujetaba.
Petey se eriza, sabiendo que no puede escapar porque su cola aun esta atrapada y con los ojos bien abiertos, luciendo más como si estuviera viendo una bomba y no al perro con cuerpo de hombre que parece sufrir de una mala pesadilla o peor aun, de recuerdos que lo inunda en un mal momento y traen mucho más que solo tristeza. El gato no puede negar que siente un cierto pánico en esos momento, porque es un desastre emocionalmente hablando y esos es una cosa más para agregar a la lista de "razones para odiar a su triste intento de padre", y eso solo logra que se sienta muy fuera de lugar en esos instantes, incapaz de pensar en que se suponía que debía hacer o siquiera en cual podría ser el mejor curso de acción, nada se le viene a la mente.
Y todo lo anterior solo empero cuando Dogman se sacude bruscamente, con las orejas en alto y soltando un llanto más fuerte que antes, con el rostro arrugado por el dolor y la tristeza, y para el horror del gato, las lagrimas no tardan mucho en aparecer. Caen, dejando un camino húmedo que estropea el pelaje marrón claro y no se dienten, rayos, no hacen amague de que fueran a detenerse pronto.
-Ah, no puede ser- Petey no se considera un ser muy sentimental, fue malvado y estuvo tan solo que eso lo dejo estropeado en ese sentido y otros tantos, pero incluso entonces, siente que algo en su interior se rompe y sus ojos arden por lagrimas que se niega a derramar, sintiendo alguna especie de empatía por primera vez en mucho tiempo o algo así de cursi.
Fue un villano, pero no uno despiadado y sin corazón.
-Ya, ya- sus patas temblaron, sintiéndose tan fuera de lugar que eso lo llena de ansiedad y nervios, maldiciendo el momento en el que su hijo logro a ablandar su frío corazón y preguntándose en que momento ese chuco raro empezó a ganarse algo de su cariño. -Deja de llorar- tentativo y dudoso, termina por tocar la espalda ajena, pudiendo sentir los temblores y ganándose un gemido lastimero que termina por derrumbar algo que le permite moverse con más confianza. Es de contextura delgada y extremidades largas, ágil y flexible como el buen felino que es, así que no tiene mucho problema para moverse y acomodarse. Puede rodearlo con sus brazos, aprovechándose del pequeño tamaño ajeno para poder medio acurrucarse a su alrededor en un intento de que su calidez y presencia pudiera brindar alguna consuelo, apretando al otro contra su pecho. El instinto se activa sin su consentimiento y pronto, su pecho vibra, con un suave ronroneo empezando a sonar y no puede detenerlo a pesar de la punzada de vergüenza que lo invade, sintiendo las mejillas arder.
Dogman se retuerce, sus boca dejando escapar un lloriqueo como si lo estuviera lastimando físicamente pero parece relajarse rapidamente. El gato no tiene muy en claro si es el contacto con su pelaje o el agudo sentido del olfato del perro lo estaba ayudando incluso en su estado dormir, pero pronto, este se estaba acurrucando contra el pecho del felino con un ligero y suave suspiro.
-Ah, como te odio- Petey se siente un poco abrumado, tanto por el toque que él mismo empezó, como la vergüenza que arde en su pecho ante el ronroneo que en realidad no se detiene a pesar de que lo esta intentando, y la ligera sensación de incomodad ante su postura, porque su cola aun esta atrapada en ellos, aunque termina murmurando algo más entre dientes, frotando su mejilla contra la cabeza ajena, alborotando un poco ambos pelajes pero sintiendo que se relaja por alguna razón.
Al menos, el llanto se detuvo y el gato esta contento. No quiere volver a escuchar ese sonido en su vida, en especial si viene de Dogman.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top