Capítulo II
—No creo que él se lo haya robado.— El rizado llevó su mirada hacia enfrente, había una persona con tez blanca, cabello castaño y ojos azules, muy guapo para ser sinceros.
—Profesor Tomlinson, él es un ladrón.— El joven de ojos azules negó.
—Creo que hay una explicación lógica ¿No es así?—
Lo ignoró completamente, el chico suspiró.
—Déjelo ir, no sabe que quiere hacer con su vida.—
—¿Perdone?—
—Nos vemos.— Le dijo el chico al dueño de la tienda, ignorando a Harry.
Salió del lugar, el chico frunció el ceño.
—Puedes irte, pero no puedes volver a esta tienda.— El oji-verde asintió rodando los ojos.
Salió atrás del chico.
—¿Quién se cree que es para decir eso?— Aquella persona detuvo su paso.
—¿Es cierto?— Se dio la vuelta, quedando frente a frente.
—No.—
—¿No lo robó?— Señaló el abdomen de Harry, en donde sí, ahí estaban los dulces.
—No, no lo robé.— Contestó de mala gana.—Pero responda mi pregunta.—
El oji-azul caminó hacia Harry y levantó la camisa encontrándose con los dulces.
—¡Oiga!—El oji-verde le dio un golpe en la mejilla y el chico castaño retrocedió.
—Pero, ¿Qué te pasa?—
—No puedes tocarme.— El chico asintió aún sobando su mejilla, asintió.
—Esta bien, pero auch.—
—Ahora responda mi pregunta.—
—Oh claro, yo ahora respondo.— Se notó el leve sarcasmo.
—Pero...— Interrumpió a Harry.
—Nos vemos.— Comenzó a caminar.
Harry frunció el ceño, era la primera persona que lo había tratado de la misma manera que él trataba, eso no lo iba a permitir.
Caminó atrás del chico, aún diciéndole que respondiera su pregunta.
—¿Usted no tiene que ir a estudiar?— Por fin detuvo su paso y lo volteo a ver.
—¡Sí! Pero responda.— Negó.
—En otra oportunidad hablaremos, ahora vaya a su colegio.—
Sin decir más, se fue, dejando a Harry bufando en medio de la calle.
Negó y corrió hacia el colegio donde tenía que haber llegado hace horas... Al llegar dio todos sus documentos, el director aceptó la solicitud, Harry salió del colegio y caminó por una calle silenciosa, hasta que con su mirada logró captar a tres chicos golpeando a un cuarto chico.
El rizado no sabía si seguir su camino o ayudar, pero luego decidió ayudar al chico.
—No ya déjenme, no tengo dinero.—Rogó el chico de ojos color café.
—Dijo que ya lo dejaran ¿No escucharon?— Los chicos detuvieron sus golpes.
—¿A ti qué te importa?—Harry sonrió.
—¿Y a ti que te importa lo que a mí me importa?— Los chicos rieron y se dejaron ir hacia Harry, él los derribo uno por uno, hasta que se rindieron.
—Ya, está bien, para.— Harry sonrió y se quitó los rizos de su rostro, luego caminó hacia el anterior chico que estaban golpeando.
—¿Estás bien?— El chico con tez morena asintió y se colocó de pie.
—Gracias, no te hubieras preocupado.— El rizado negó.
—No me preocupo por ti ahora, pero si por la policía así que corre.— Las sirenas de los policías se escuchaban más cerca.
Harry y el chico de ojos color café corrían lejos de la policía, luego de un ligero rato corriendo la policía se rindió, así Harry y el chico dejaron de correr.
—¿Primera vez escapando de la policía?— Preguntó el chico.
—Si yo te contará.— Rieron. —Por cierto ¿Cómo te llamas?—
—Zayn ¿Y tú?—
—Harry ¿Tienes que ir a un lugar ahora?— Zayn negó.
—¿Por qué?—
—Hay una fiesta cerca ¿Vamos?— El chico alzó los hombros y estuvo de acuerdo.
Caminaron hasta llegar al lugar de una fiesta, clandestina, pero fiesta. Disfrutaron de la fiesta con alcohol y drogas en sus organismos.
Harry solo inhaló unas cuantas veces, pero eso bastó para estar feliz, Zayn no consumió ningún tipo de bebidas o polvos.
Luego de un ligero rato bailando, cómo en todas fiestas hay algo que lo arruina y en este caso era La Policía.
—Quédense donde están.— Habló uno de los uniformados.
—Vámonos por la puerta de atrás.— Susurró Harry, Zayn asintió y así escaparon de la policía.
—Oye mira, el chico con el que bailabas.— Señaló al chico que antes estaba en la pista de baile.
—Y mira, también el chico con el que bailaste te esta llamando.— Harry señaló a otro chico de tez blanca, cabello castaño y ojos color miel.
—Creo que tú te vas con él y yo con él.— Zayn asintió y corrió hacia donde estaba el chico de ojos color miel, mientras que Harry corrió hacia donde estaba el chico con el que antes bailo.
—¿Te llevo?— Pregunto el chico.
—Eso no se pregunta.— El chico le dio el casco, lo tomó y subió a la motocicleta.
El chico lo llevó hasta la casa de su abuela, se bajó de la moto y se despidió. Pero antes de entrar su abuela llegó a la puerta principal, le pidió a todos los santos que su abuela no notará la droga que llevaba en su cuerpo.
—Harry ¿Dónde te metiste todo el maldito día? Son las siete de la noche y te fuiste a las ocho de la mañana.— El "amigo" con el que iba Harry encendió su motocicleta y se fue, el rizado caminó hacia su abuela.
—Hola ya regresé, estaba difícil encontrar el colegio ¿Sabías?— Eva rodó los ojos, pero antes de entrar otra persona los detuvo.
—Eva.— Dijo una voz ya conocida por Harry, él se quedó de espaldas mientras su abuela iba a saludar al chico.
—¿Cómo estás Louis?—Eva abrazó al castaño. Luego de unos minutos se separaron.
—Muy bien ¿Y tú?—
—Bien, un poco cansada pero bien, te quería presentar a mi nieto.— El rizado seguía de espaldas y solo escuchaba la conversación.
Cuando su abuela lo mencionó comenzó a caminar lentamente hacia el interior de la vivienda.
—Harry ven aquí.— Negó.— Que vengas te he dicho.— El oji-verde suspiró y llevó su mirada hacia Eva.
—¿Ya?— Preguntó de mala gana, Eva rodó los ojos.
—Ya, te quería presentar a Louis, él es el inquilino.— Harry frunció sus labios ¿El destino era una mierda? Sí, era una mierda.
—Ya nos conocíamos.— El rizado se tensó y caminó hasta quedar atrás de su abuela.
—No, yo no lo conocía.— Bien, era humillante, pero lo tenía que hacer, comenzó a hacer señas para que Louis se callara. El oji-azul sonrió
—Nos conocimos hoy, en la tienda de dulces.—
—Repito, no lo conozco.— Louis alzó las cejas.
—Lo recuerdo perfectamente, tú robaste los dulces de la tienda.— Harry negó y siguió haciendo señas para que se callara.
—Louis, es imposible, Harry no es un ladrón.— El rizado posó sus manos en el rostro frustrado.
—Que tu nieto te lo diga Eva.— La anciana llevó su mirada hacia Harry, el chico bajó su mirada para que su abuela no notara sus ojos rojos.
—Harry lo que dice Louis ¿Es cierto?— El rizado negó.
Se imaginó a Louis sonriendo victorioso por ganar ese tema, bufó.
—Ya está bien, si los robé.— Eva soltó un suspiró.
—Luego hablaremos tú y yo.— Harry asintió sin elevar su mirada.
—Esta bien, abuela.—
—Me iré a dormir, por favor, no vuelvas a hacerlo.— Asintió.
Eva se fue, Harry elevó un poco su mirada.
—¡Usted me las va a pagar!— Louis rodó los ojos.
—Ay si, que miedo ¿Contrato guardaespaldas por si acaso?—
Harry llevó su mirada hacia Louis, lo fulminó con la mirada, pero el mayor frunció el ceño.
—¿Me mierdas te metiste al cuerpo?— Tomó la mandíbula del menor, aunque Harry se intentara zafar del agarre, no lo lograba.
—¡Déjeme!— Llevó su mano al hombro de Louis, tratando de empujar el agarre.
—No sabes ni siquiera que quieres.— Inspeccionó lo ojos de Harry, estaban rojos.
—No me metí nada.—
—Lo llevaré al hospital y que le hagan una prueba.— Negó rápidamente.
—¡Usted no es nadie para meterse en mi vida! Y suélteme, me duele.—
—Si quieres hacerte mierda hazlo, pero no dañes a tu abuela, ella sufre al verte en este estado, piénsalo bien antes de hacerlo.— Soltó el agarre.
Comenzó a caminar hacia el interior de la casa, Harry lo siguió.
—No le diga a mi abuela.—
—No le diré, no por ti, si no por ella, no merece sufrir por una persona que no sabe que mierdas hace en este mundo.— Harry iba a decir algo, pero tenía razón...
Louis desapareció de su vista, dejando a Harry en el pasillo aún con sus pensamientos lastimándolo.
—Tiene razón... No se que quiero con mi vida.— Negó.
Caminó hacia la sala, se dejó caer al sofá, el sueño lo fue venciendo y se quedó profundamente dormido.
A la mañana siguiente, alguien llegó a despertarlo.
—¿Qué?— Preguntó de mala gana.
—Arriba, tome un baño y échese esto en los ojos, ahora.— Le quitó la sábana a Harry.
—Oh vamos... Usted no es nadie en mi vida.—
—Y agradezco eso.—
Harry se quedó en silencio, asimilando las palabras de Louis ¿Agradece no ser alguien en mi vida? O, si es un idiota.
—Déjelo y váyase.—
—Le digo que vaya ahora.— Dejó un frasco pequeño en la mesita de noche, luego caminó hacia la cocina.
Harry suspiró, se colocó de pie y caminó hacia el servicio del pasillo, tomó un baño, se vistió con la misma ropa del día anterior, luego caminó nuevamente a la sala, en donde Louis ya estaba saliendo.
—¿A dónde va?—
—¿Le tengo que dar explicaciones? Por que a dónde se, usted dijo que yo no soy nadie en su vida.—
—Perdón, tiene razón.— Susurró.
Louis salió, Harry suspiró profundamente.
—Es tan lindo... Pero es tan diferente a mi, es la segunda persona que se preocupa por mi actualmente... ¡No! Es solo lástima que siente por mí.— Suspiró.
Al terminar de arreglarse, fue a la cocina, en donde el café ya estaba preparado, tomó una taza, al terminar la lavó y la dejó en su lugar, corrió a su habitación, pero no estaba su abuela, frunció el ceño y por el pasillo la vio salir de la casa, la siguió.
—¿Qué haces aquí?— Preguntó Harry tomando asiento a su lado.
—Quiero hablar contigo Harry, quiero que seas alguien en la vida antes que yo muera, ya no me queda mucho tiempo.—
—Te queda mucho tiempo, eres fuerte, te queda mucho tiempo y a mí me queda mucho tiempo para ser alguien en la vida.— Rieron.
—Harry, te pagaré el colegio para que seas alguien en la vida, quiero verte graduado y con tu diploma en manos así como te quería ver tu madre.— El rizado suspiró.
—Mi madre siempre soñó con verme con una bata blanca y salvando vidas.— Sonrió melancólicamente. — Hasta que esas mismas personas que dicen salvar las vidas te la quitan.— Suspiró.
—Ese es mi sueño también, verte salvando vidas y demostrar que no todos los doctores quitan vidas.— Sonrió.
—Si trataste de convencerme para estudiar, lo haz hecho, me convenciste.—
—Ahora ve al colegio.— Se colocó de pie, ayudó a su abuela a colocarse de pie.
—Pero ¿Mi desayuno?— La anciana comenzó a reír y le dio dinero.
—Cómprate algo de comida por el camino, pero te la compras y no la robas ¿Sí?— El rizado rodó los ojos.
Dejó un beso en la mejilla de su abuela, caminó hacia el colegio hasta que llegó y fue recibió por el director del colegio, hasta que llamaron a el maestro de biología, quien era el auxiliar del salón.
—¿Puede llamar al profesor Tomlinson?— Harry frunció el ceño, no se recordaba de haber escuchado ese apellido.
La secretaria del director asintió.
—Según veo en tu informe que has sido expulsado de tus anteriores colegios.— Comenzó el director.
—Sí, he sido expulsado...—
Antes de decir una palabra más, una persona llamó a la puerta, el director gritó que pasará.
—¿Me mandaba a llamar?— Harry llevó su mirada hacia atrás, encontrándose con el inquilino de la casa.
—Si, el es Harry, es su nuevo alumno.— Asintió.—Harry puedes irte junto al profesor, él te llevará a tu nuevo salón.—
Así mismo salieron de la oficina para dirigirse a su nuevo salón.
—¿En serio?— Le preguntó el rizado.
—Los temas de disconformidad de la casa se quedan allá, aquí agarre los problemas del estudio.— Se quedó en silencio.
En todo el resto del camino hacia el salón ninguno de los dos habló, llegaron al salón y Louis le dio una señal donde estaba el escritorio libre, éste asintió y se sentó en ese lugar.
—Hoy tenemos un alumno nuevo ¿Puedes presentarte?— El rizado asintió y suspiró.
—Harry Styles.— Asintió.
El rizado llevó su mirada hacia su lado y ahí está Zayn ¿Si era el? La clase inició y como siempre las clases eran aburridas.
—Harry ¿Cómo te la pasaste ayer?— Pregunto el morocho.
—¿Zayn?— El mismo asintió.— Me llevó a la casa de mi abuela ¿Y tú cómo te la pasaste ayer?— Pregunto.
—Bien.—
Después sacaron plática, hablando cosas innecesarias hasta que...
—Joven Malik y Styles ¿Esta interesante su plática?— Preguntó Louis, que estaba explicando la importancia de un sistema.
—Sí ¿Se quiere unir a la plática?— Louis no logró evitar sonreír, el chico de rizos sonrió también.
Louis regresó a su expresión seria.
—Pongan atención a la clase.— Los dos rodaron los ojos y asintieron.
Las clases pasaron lo más lentas posible y eso desesperaba a Harry, hasta que por fin la campana sonó y ya era hora de salida, el rizado guardó todas sus cosas lo más rápido posible.
—Pueden irse.— Todos asintieron y rápidamente salieron del salón.
—¿Puedo hablar con usted?— Harry llegó al escritorio.
—También quiero hablar con usted.— Asintió.
—Si ¿Qué es?— Preguntó.
—¿Puede poner atención a mis clases?—
—Esta bien, ¿Ya puedo decir mis quejas?—
—Si son de la clase si.—
—No, es del tema de ayer.— Louis terminó de guardar todas sus cosas.
—Entonces hablamos en casa de eso.— Asintió.
Caminó hasta la salida del colegio, era el primer día y ya se había aburrido. Hasta que por la calle vio a un niño pequeño junto a su madre, los dos iban riendo, la mente de Harry se llenó de recuerdos.
Luego de que los recuerdos le pasarán por su mente, decidió ir a un lugar, caminó hacia la tienda de dulces a devolver el dinero de los dulces robados del día anterior.
Caminó hasta que llegó, el dueño de la tienda frunció el ceño cuando lo vio.
—Solo vengo a disculparme, y a dejar esto.— Dejó el dinero en el mostrador, pero el dueño de la tienda negó.
—Ya está pagado.— El rizado frunció el ceño.—El profesor Tomlinson lo pago, regresó después de un rato, debes pagárselo a él.—
—Esta bien, gracias.— El dueño asintió. Harry salió de la tienda, caminó hasta llegar a la casa de su abuela.
Tiró la mochila por la habitación y caminó hacia el jardín trasero donde su abuela había alquilado su parte. Llegó y tocó la puerta, espero un buen rato hasta que por fin le abrió la puerta.
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