Capítulo I
Harry iba caminando hacia su casa, luego de asistir a clases, una cuadra antes de llegar vio a Des y a una mujer besándose, el rizado negó y corrió hasta su casa, al llegar vio a su madre llorando, él se acercó y la abrazó.
—Mamá ¿Estas bien?— Preguntó.
—Si, estoy bien.— Sollozó, acercó sus pequeñas manos hasta el rostro de su madre y limpió sus lágrimas.— Ve a ducharte, se nos hace tarde para ir a kárate.—
—Esta bien mamá, pero no llores.— Dejó un beso en la punta de la nariz de su madre. Ella sonrió y estuvo de acuerdo.
Luego de unos minutos se escucharon gritos en la planta de bajo, el pequeño bajo los escalones lentamente, llegó a la sala y logró visualizar a su padre intentando pegarle a su madre.
—¡No le pegues! — Gritó el pequeño con lágrimas en los ojos.
—Harry, espera afuera.— Sollozó Anne.
—¡Que esperes afuera!— Gritó Des, el rizado negó llorando.
—Harry, por favor, espera afuera.— Le dijo su madre, pero el pequeño solo negaba, no quería dejar a su madre sola con ese monstruo.— ¡No! No le hagas daño.— Des comenzó a caminar hacia Harry, él seguía en el mismo lugar con sus ojitos llenos de lágrimas. —Harry solo ve afuera, por favor.— El pequeño asintió después de negarse, pero antes de moverse, Des lo tomó del brazo y lo tiró hacia afuera.
—¡No! Papá, déjame con mamá ¡Papá!— Gritó llorando.
Des le cerró la puerta.
—¡Te odio, te odio!— Sollozaba el pequeño, dándole golpes a la puerta, se dejó caer al suelo, en ese mismo tiempo Eva llegó.
—¿Estas bien?— Preguntó Eva agachándose y quedando a la altura del niño.
—Mi papá está golpeando a mi mamá.— Abrazó a Eva llorando.
—Tranquilo, todo se arreglará.— Susurró acariciando los rizos de Harry.
—Mi padre engaña a mamá, lo vi hoy.— Eva suspiró.
—Tu padre tiene más poder.—El pequeño elevó su mirada hacia Eva.
—¿Qué quieres decir?—Preguntó.
—No podemos hacer nada, tu padre es mas poderoso que nosotros, nos puede hacer daño.—
Así despertó el miedo en Harry, las autoridades no hacían nada, nadie podía hacer nada, cuando lo denunciaron por primera vez casi mata a Anne a golpes, la policía no hizo nada.
—Vamos al kárate mi amor.— Negó.
—Quiero estar con mamá.—
—Mamá llegará después al kárate.— Suspiró y asintió.
Caminaron hacia el kárate, al llegar Harry comenzó a practicar, sacando todo su enojo con aquel saco de boxeo.
—Te odio, te odio...— Repitió una y mil veces.
—Harry vamos te enfrentarás a algunos chicos.— El pequeño estuvo de acuerdo.
Luego de preparase, comenzaron la pelea.
—¡Vamos cariño!— Se escuchó el grito de Anne desde los asientos del público.
Harry derrotó a todos los contrincantes, después de eso caminó hacia su madre y la abrazó.
—¿Estas bien?— Asintió.
—Si, no te preocupes.— Sonrió.
—Mamá ¿Por que tengo que aprender kárate?—
A la corta edad de siete años, Harry era tan inteligente, tal vez tantos problemas familiares lo habían hecho madurar a temprana edad.
—Porque tienes que saber defenderte, tu abuelo me enseñó kárate a tu edad.— El rizado hizo un puchero.— Quien sabe si algún día puedas ir a torneos de kárate.—
Acarició sus rizos, Harry sonrió y asintió.
—¡Si! Quiero irme a otro país a enfrentarme con otras personas.— La emoción brotaba, aunque luego recordó a su padre.— Pero papá quiere que sea abogado.— Anne rodó los ojos y negó.
—¿Pero a ti te gustaría ser doctor?— El pequeño asintió.—Mi sueño es verte con bata blanca y salvando vidas.— El rizado volvió a asentir y abrazó a su mamá.
—Te prometo que seré un doctor.— Anne asintió con ojos brillosos. —Seré el mejor doctor del país, tendré reconocimientos, títulos, viajaré en avión a muchos, muchos lugares.—
Se separó y vio a Anne llorando, frunció el ceño.
—¿Por qué lloras mamá?— Alzó sus bracitos.
Anne lo tomó en sus brazos.
—Por nada cariño.— Harry limpió las lágrimas de su madre.
—¿Segura? ¿No te duele nada? ¿Te sientes mal? Podemos ir a casa, así puedes descansar.— Negó.
—No amor, está todo bien.— El pequeño dejó un corto beso en la nariz de Anne, sonrió.
—Esta bien mamá, si te sientes mal dime.— Asintió.
—Esta bien, ahora ve a practicar.— Harry asintió, bajó de los brazos de Anne y corrió hacia el grupito de chicos.
Después de terminar la práctica, fueron a su casa, en el camino fueron hablando de la clase, al llegar a casa, el pequeño suspiró.
—Haremos la cena ¿Te parece?— Asintió.
Al entrar, Harry subió a su habitación a tomar un baño, mientras que Anne preparaba la cena.
El pequeño tomó un baño, después salió y se vistió, pero antes de salir de su habitación, unos gritos se escucharon.
Harry salió corriendo, al llegar a la cocina, como todas las noches... Su padre golpeando a su madre.
—¡Papá déjala!— Corrió y se colocó enfrente de Anne.
—Ve a tu habitación, Harry.— Le susurró su madre.
—¡Vete!— Le gritó Des.
El pequeño negó con sus ojitos llenos de lágrimas.
—¡No!— Gritó.
Des le dio un golpe al pequeño, el impacto hizo que golpeará con la refrigeradora.
—¡Déjalo!—
Anne se quería colocar de pie, pero su esposo la golpeó.
—Deja que Harry se vaya a su habitación, por favor.— Suplicó.
—Vete Harry.— El pequeño negó, su labio sangraba.
—Mi amor, ve a tu habitación por favor.— Vio los ojos de súplica, asintió llorando.
Corrió a su habitación, cerró la puerta con cerrojo, se hizo bolita en una esquina de su habitación, comenzó a llorar.
Después de tanto llorar se quedó dormido.
Se despertó debido al cambio que sintió del suelo a la cama, se alarmó.
—Shh, mi amor tranquilo.— Se escuchó la voz de Anne.
—Mamá ¿Estas bien?— Se despertó completamente.
Vio el rostro de Anne con hematomas, sus ojitos se llenaron de lágrimas, la abrazó.
—Estoy bien mi amor.— Acarició su espalda.
—Mamá, tengo miedo... Papá es malo, pero ¿Por que la policía no hace nada? Papá les paga, pero eso no es justo, deberían apoyar y meter en la cárcel a los que se lo merecen.— Anne suspiró.
—Duerme mi amor, no te preocupes por eso.— Negó.—Si, duerme, yo dormiré contigo.—
—Esta bien.— Susurró.
Ambos se quedaron dormidos abrazados, negándose a soltarse.
Así pasaron los años, todas las noches Des golpeaba a su madre, todas las noches Harry se encerraba en su habitación llorando y sintiéndose inútil por no saber defender a su madre.
Cuando Harry cumplió quince años, ya era experto en karate y eso alegraba mucho a Anne, también le alegraba mucho al chico, ya que al cumplir los quince años le perdió el miedo a Des, protegió a Anne y a Eva, bueno hasta que un día Des llegó ebrio.
—Mamá, has visto...— Se cortó al ver a Des tomando el cuello de Anne. —Suéltala.— Le exigió.
—Me aburrí de ustedes.— Dejó caer a Anne al suelo, Harry corrió y la abrazó.
—Nosotros también nos aburrimos de ti, pero ¿Sabes cuál es la diferencia? Mamá no tiene amantes como tu.— Su padre comenzó a reír.
—Por algo los cambié, pero no los dejaré ser felices, ustedes jamás podrán ser felices.— Sacó un arma, ahora Des estaba apuntando a Harry con una pistola, sonrió.
—No le hagas daño a Harry.— Des se echó a reír.
Harry dejó a su madre atrás, trató de quitarle el arma a su padre, pero eso solo lo volvió una pelea, ambos estaban forcejeando el arma, sin darse cuenta, jalaron el gatillo, un disparo se escuchó.
—¡Harry!— Gritó su madre.
El chico se separó un poco, sus manos tenían sangre, vio como Des sonrió levemente y cayó al suelo.
—Llama a una ambulancia.— Anne corrió hasta el teléfono, llamó rápido a una ambulancia. Des quedó tirado en el suelo, la bala le dio a él.
Des no levantó cargos, sus amantes lo cuidaron en el hospital, para las noticias fue un accidente con el arma, ya que se disparó sola.
Des pasó dos semanas en el hospital, Harry y Anne estaban en paz con eso, no tener que soportar malos tratos.
Ahora Harry se encontraba en el kárate, esas dos semanas no se preocupó por dejar sola a su madre, sabía que el idiota de su padre no saldría del hospital hasta ese día.
Pero su madre estaba en el trabajo, así que ahí había seguridad, ellos tenían órdenes de no dejar pasar a Des.
—¡Vamos!— Se escuchó la voz de su madre.
Harry derribó a su contrincante, todos aplaudieron, el chico corrió a su madre, la abrazó.
—Mamá ¿No tenías que ir al trabajo?— Anne sonrió.
—El trabajo puede esperar, tú eres más importante.—Se separó del abrazo.—Estás todo sudado, en la casa te vas a bañar.—
—Harry quería felicitarte, eres el mejor de la clase.— Llegó el sensei, los saludó amablemente.
—Gracias sensei.— Se despidió de ellos.
Anne y Harry caminaron hacia el auto, hasta que en el auto la mujer se debilitó.
—Mamá.—
Harry se alarmó, tomó a su madre, la dejo en el asiento del auto.
—Estoy bien, no te preocupes.—
—No mamá, he visto que cotidianamente estás muy débil, vamos al doctor por favor.—Anne negó y se colocó de pie, pero estaba muy débil que volvió a caer sentada.
—Estoy bien.—
—Mamá, hazme caso por favor.— Suspiró resignada y estuvo de acuerdo.
Harry ayudó a poner a Anne en asiento del copiloto, él subió al asiento del conductor, encendió el auto y de emergencia al hospital.
Agradeció que la policía no estuviera pidiendo papeles, porque sabía que iba a terminar en la cárcel si lo veían.
Luego de unos minutos llegaron al hospital y salió corriendo del auto para ayudar a su madre.
—Harry estás haciendo mucho drama.— Susurró bajando del auto, el rizado rodó los ojos.
—Me preocupas.— Sinceró, Anne sonrió.
Caminó junto a Harry hacía el interior del hospital.
Los doctores se llevaron a su madre, Harry se quedó en la sala de espera dando vueltas por todo ese lugar.
—Familia de Anne Cox.— Se escuchó la voz del doctor, Harry caminó hacia él.
—Soy su hijo.—El doctor asintió.
—Tu mamá tiene un tumor cerebral y si no lo sacamos se puede expandir, hay que operarla rápido.— El rizado asintió.
—Llamaré a Des para que autorice.—
Harry caminó hacia la recepción, pido el teléfono y marcó el número de su padre.
—Hola, estoy ocupado.— Se escuchó una risa de mujer, Harry rodó los ojos
—Me vale madres con quién esté.—Las risas cesaron.
—Harry.—Su tono cambio a nerviosismo.
—Ya dije, me vale con quién esté, solo necesito que venga rápido al hospital y es urgente así que ven rápido.—
Terminó la llamada y caminó otra vez hacia el doctor.
—¿Puedo ver a mi madre?— El doctor asintió y lo llevó a la habitación donde se encontraba Anne.
—¿Tu padre es Des Styles? ¿El mejor cirujano?—
—Era.—Aclaró, llegaron a la habitación de Anne, Harry caminó hacia ella.
—Te dejo solo, volveré cuando Des venga.— El rizado asintió.
—¿Por qué no me dijiste que estabas enferma?—Preguntó tomando la mano de Anne.
—No le tome mucha atención. Hey no llores, tú nunca has llorado.— Limpió las lágrimas que estaban en sus mejillas.
—Para todo hay una primera vez.— Sonrió débilmente.
—No llores por mí Harry.— Acarició su mejilla.
—¿Cómo no voy a llorar por ti? Si eres mi mamá, y te quiero.— Anne derramó una lágrima y sonrió.—Todo saldrá bien en la operación.—
—Si, todo saldrá bien, te veré crecer, te veré con tu diploma en manos y lo mejor, verte feliz salvando vidas.— Harry asintió y suspiró.
—Lo haré, cumpliré ese sueño.— Anne asintió abrazando a su hijo.
—También quiero verte feliz, enamorado de una persona que luche por ti, que te haga feliz, que te ame y quiero tener muchos nietos corriendo por la casa.— Harry sonrió.
—Verme feliz tal vez, pero verme enamorado y con hijos no, nunca me he enamorado, le di más importancia al kárate y a la escuela, también dudo de los nietos.— Anne sonrió.
—Hey, ya llegará alguien que te hagas perder la cabeza, que te haga feliz con una sonrisa, algún día te enamorarás. Si tienes hijos, cuídalos, cuida a tu familia, amala, por favor, no repitas los mismos pasos que yo, no dejes que alguien te haga daño.— El rizado asintió, se separaron del abrazo.—Ya sabes, los regalos... Ya te los dejé en el armario, cuando tengas hijos dáselo de mi parte, diles que en serio quise conocerlos...—
—Mamá vivirás por muchos años y verás a tus nietos...—
—Yo se que no cariño, espero encuentres a alguien que te ame demasiado, dale los anillos.— Sonrió asintiendo.
—Esta bien mamá, pero estarás conmigo, los conocerás y sabré si te cae bien o no.— Rieron.
—Sí es doctor o profesor está perfecto, pero lo importante es que te ame, si te ama y te trata bien, ten por seguro que me caerá bien.— Sonrió.
—Te amo mamá.—
—Ya también te amo mi amor.— Acarició su cabello.
Des llegó, Harry dejó un beso en la punta de la nariz de Anne.
—Ya pueden llevarla al quirófano.— Anunció el doctor.
Harry asintió con lágrimas en los ojos.
—No llores, estaré bien.—
Los enfermeros se llevaron a Anne al quirófano. Harry caminó hasta la sala de espera, aún nervioso por la operación de su madre, elevó su mirada y se encontró a Des.
—Estaré supervisando la operación.— El rizado asintió sin darle mayor importancia a Des.
—Solo hazlo bien.— Murmuró. —Solo promete que mi mamá estará bien.— Asintió.
Su padre caminó hacia el quirófano. Los minutos pasaron y Eva llegó al hospital.
—Cariño.— Llamó, Harry elevó su mirada, corrió hacia ella y la abrazo.—Todo saldrá bien, tu mamá es fuerte.—
—Eso espero.— Susurró separándose del abrazó, sus ojos estaban rojos.
—Harry ¿Estas llorando?— El rizado soltó una risita y asintió.— Nunca habías llorado, ni siquiera cuando te dejaron inconsciente en el kárate.—
—¿Tratas de darme ánimos? Lo has conseguido.— Eva sonrió y dejó un corto beso en la frente de su nieto.
—Al menos ya sonríes.—
—Ya se están tardando mucho ¿No crees?—
—Iré a preguntar como van, ahora vuelvo.— Estuvo de acuerdo, Eva desapareció de la vista del rizado.
Harry se sentó en las sillas y jugó con sus dedos, hasta que unos enfermeros salieron corriendo del quirófano, así mismo volvían a entrar más enfermeros.
El oji-verde se colocó de pie, caminó hacia la puerta del quirófano. El doctor salió del quirófano.
—Hice todo lo posible.—
—¿Qué significa?— El doctor suspiró.
—Tu madre no resistió y murió.— Harry negó repetidas veces.
—No, ella estaba bien cuando entró.— Se acercó hasta el doctor.
—No lo trataré contigo eres solo un niño, no entenderías nada de esto.— El doctor desapareció de la vista de Harry, Des se acercó a abrazar al oji-verde, pero el chico se separó de golpe.
—¡Tenías un solo puto trabajo! Por algo tienes un maldito título, ¡Te odio tanto!— Des suspiró caminó hacia la entrada del quirófano.
Harry se dejó caer en el suelo y comenzó a llorar, su abuela llegó corriendo y lo abrazó.
—Cálmate, todo estará bien.— Acarició la espalda del rizado.
—Mi mamá está muerta.—
—Harry, todos nos moriremos algún día.— El rizado se colocó de pie y suspiró.
—Llorar no me devolverá a mi mamá.— Susurró quitándose las lágrimas de sus ojitos.—Nos vemos en la casa.—
—¿A donde vas?— Preguntó.
—Quiero caminar y aclarar todo.— Estuvo de acuerdo.
Harry salió del hospital y caminó sin rumbo alguno.
Llegó la noche y Harry no llegaba a casa, eso ya le preocupaba a Eva, hasta que escuchó que la puerta se abrió.
—Harry ¿Dónde estabas?— Lo abrazó.
—Caminando.— Su mirada aún estaba perdida.
—Están velando a tu madre en la funeraria.—
—El idiota de Des haciéndose el dolido ¿No?— Eva suspiró y asintió.
—Es mejor que vayas, yo ya iba para allá ¿Vamos?— Asintió sin muchos ánimos.
Caminaron hacia la funeraria en silenció hasta que en la funeraria todos le dieron el pésame a Harry, el chico solo agradecía, su mirada estaba perdida.
Llegó el día del entierro, Eva estuvo al lado de Harry y nunca lo dejó solo, pasaron los días el rizado decidió dejar el kárate, dejar la escuela y quedarse solo en su habitación.
Paso un año de la muerte de su madre, Harry no había salido de su habitación, solo salía a comer y beber algo, después ya nadie lo veía.
Hasta que un día, su padre llegó a joderle la vida.
—¡Vamos! Tienes que salir y estudiar.—
—¡Vete a la mierda!— Le gritó.
—Me respetas, y sales ahora o rompo la puerta.—
Harry salió de la cama, abrió la puerta.
—Ve a gastar tu dinero en una de tus amantes, deja de joderme a mi.— Un golpe llegó a su mejilla.
—Te dije que fuéramos a la escuela y así va a ser, ahora ve a darte un baño, salimos en cinco minutos, ¡Ya!— Harry cerró la puerta de golpe, bufó.
—Eres un idiota.— Entró al cuarto de baño.
En algunos minutos estaba listo, bajó y sin esperar alguna indicación subió al auto de Des, se fue en el asiento del copiloto.
Su padre subió unos minutos después, encendió el auto y estuvieron de camino.
—¿Sabes que tengo que repetir años?— Bufó.
—Con dinero todo se puede.— El rizado rodó los ojos.
Llegaron y el director lo aceptó, ahora le faltaba un año para graduarse y él sin saber nada.
Y como era de esperarse Harry no colocó empeño en sus estudios, es más, vivía metiéndose en problemas; lo expulsaron de colegios al rededor de solo tres años, hasta que Des se rindió.
—No puedo creer que otra vez te metiste en problemas ¿Qué haré contigo?—
Y ahí estaba nuevamente la misma pregunta, el mismo regaño, sabia que algún día su padre se aburriría de él, pero jamás pensó que ese mismo día.
—Lo que hagas me da igual.—
¿Otra vez expulsado? Perdió la cuenta de cuantas veces lo han expulsado desde ese mal momento de su vida.
—¿Te da igual?— El rizado alzó los hombros sin mirar a su padre.— A ti todo te da igual.— Bufó y ahora llevó su mirada hacia su padre.
—La vida de mi madre no me dio igual, pero a ti si, en ese caso ¿De qué te quejas? Aceptaste el pago por negligencia médica, aquí el único inhumano eres tú, pero claro ¡Ahora me abandonas para meter a tu amante!— Un golpe a la mejilla de Harry llegó.
El rizado suspiró profundamente, controlo su respiración.
—No vuelvas a hablar así, tu madre murió en la cirugía, no pude hacer nada, tampoco los doctores.— El oji-verde negó.— ¿Por qué no lloras?— Cuestionó.
—Me cansé de llorar, llorar no me devolverá a mi madre.— Bufó y el auto se detuvo.— ¿Por qué en casa de la abuela?—
—Bájate del auto.— El rizado alzó los hombros y estuvo de acuerdo, haciendo lo que su padre le había ordenado.
—Vivirás con tu abuela, ya no sé qué más hacer contigo.—Tiró las maletas en los pies de Harry, él sonrió.
—¡Lo sabía! De todas formas ya me iba a salir de tu casa, ya tengo dieciocho, puedo ser feliz con mis reglas y no siguiendo las de alguien que nunca fue un padre para mi, ¡Solo me cuido por lástima! Buen adiós y olvídate que tienes un hijo, así como siempre se te olvidaba que tenías familia cuando estabas con tus amantes.—
Des gruñó, encendió el auto y partió a un lugar que Harry desconocía.
—¿Y Des?—Preguntó la anciana.
—Se largó de mi vista, por fin ¡Hace años hubiera deseado que pasara! Solo estar con mi mamá y vivir en paz, sin ese maldito borracho.— Alzó los hombros, Eva; la abuela de Harry, negó.
—¿Y tú? ¿Qué volviste a hacer?— La anciana lo tomó por la oreja, chilló del dolor.
—Solo porque tuve un problemita en el colegio.— La mujer lo soltó y suspiró.
—Es que... Por Dios tu no eras así.—Alzó los hombros.
—El anterior Harry murió al igual que mi mamá.— Eva negó.
—¿Qué haré contigo?—
—Puedes dejarme tirado por algún lado, igual que mi padre.—Tomó sus maletas, pero antes de dar un paso su abuela habló.
—No tengo corazón para dejarte, vamos entra, te daré asilo.— Rieron, entraron a la casa.
—¿Vives con alguien más?—
—Sí, pero ahora no se encuentra, se me olvidó comentarte eso.—
—¡Alquilaste mi parte!— Se quejó.
—Dormirás en mi cuarto como cuando eras niño.— El oji-verde asintió aún bufando.
—¿Tienes comida? Tengo hambre.—Llegaron a la habitación de Eva.
—Ordena tus pertenencias, mientras que yo preparo la comida.— Harry asintió, vio a Eva desaparecer de la habitación.
El rizado dejó todas sus pertenencias y luego de un ligero rato terminó de arreglarlas, decidió ir a la cocina.
—Abuela.— Llamó antes de aparecer por el portal de la cocina. La anciana llevó su mirada hacia Harry.
—Ya está la comida.— Tomó asiento en las sillas del comedor, Eva repitió la acción después de servir la comida en los platos.
—Gracias, a ti siempre te queda deliciosa la comida.—
—Lo dices porque me quieres.— Negó repetidas veces.
—Tú siempre cocinas delicias.—Susurró con la boca llena de alimentos.
—Es de mala educación hablar con la boca llena, termina y dime ¿Qué hiciste para que te expulsaran otra vez del colegio?— Suspiró profundamente.
—Me volví a pelear con un chico y gané que es lo más importante, pero el director dijo que ya me había dado muchas oportunidades así que solo llamó a Des y me expulsaron.— Le restó importancia.
—Tu madre nunca debió llevarte al karate.—Harry soltó una carcajada.
—Tal vez, pero ahora ¿Tienes más comida?—La anciana caminó hacia la cocina y sirvió otro poco de comida.— Gracias eres la mejor abuela del mundo ¿Sabías?—
—Lo dices cuándo te conviene.— Negó tomando el plato de comida.
—No, yo siempre te lo he dicho.— La anciana asintió.
Pasaron toda la tarde hablando sobre cosas innecesarias como necesarias.
A la mañana siguiente, el chico estaba profundamente dormido, eran las siete de la mañana.
—¡Arriba! Harry, irás a inscribirte al colegio-.— Eva abrió las cortinas de la habitación, el sol entraba por las ventanas, el chico cubrió su rostro.
—Abuela es muy temprano.— Reprochó.
—Vamos, arriba.— El rizado negó,
Eva salió de la habitación.
Harry se quitó las sábanas de su rostro, pero cuando menos se lo espero Eva le echó agua en el rostro.
—¡Abuela!— Gritó despertándose de golpe.
—Te dije que te levantarás, ve a inscribirte al colegio.— Harry hizo una rabieta y se levantó de la cama.
—¡Bien! Ya voy.— Eva salió de la habitación.
Harry se dispuso a cambiarse de ropa ya que la pijama estaba toda mojada, decidió darse un baño.
Luego de unos minutos salió vestido, portaba unos jeans negros, al igual que una camisa negra y unas zapatillas azul oscuro. Bajó hacia la cocina.
—Aquí está tu desayuno.— Le dijo Eva dejando una taza de café y un plato de hotcakes.
—Gracias.— Eva sonrió y acarició los rizos de Harry.
—Come porque te irás a inscribir en el colegio.— El chico negó varias veces.
La anciana frunció el ceño y tomó asiento a su lado.
—¿No? Claro que irás, yo pagaré el colegio.—
—No quiero decepcionarte.— Murmuró.
—Tú nunca me decepcionarás.— Posó su mano encima de la mano de su nieto.— Pero aún así irás a inscribirte así que ve.— Harry soltó la mano de su abuela. Ella le dio el dinero.
—Gracias.— Se colocó de pie.
Se despidió y salió de la casa, caminó hacia el colegio, aunque decidió irse a otro lugar.
Decidió entrar a una tienda de dulces, pero el dinero que le dio su abuela estaba exacto, hasta ella sabía que se lo podía gastar.
Así que lo siguiente era idear un plan para obtener los dulces. Decidió entrar al puesto, caminó por toda la tienda hasta que decidió tomar una bolsa y ocultarlo debajo de su ropa, caminó hacia la salida, pero el dueño de la tienda salió a detenerlo.
—Espere, usted no puede salir de aquí, primero tiene que devolver lo que se llevó.— El chico rodó los ojos.
Mierda...
—No me lleve nada.—
—Revísenlo.— Ordenó a los asistentes.
—Nadie me revisara, no me llevé nada y ya.— El dueño ignoró lo que dijo el chico.
Pero antes de hacer algún otro movimiento, una voz se escuchó.
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