Cuando el amor se vuelve obsesión.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo sólo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Sinopsis:
¿Existe la manera de traer a la vida a alguien que la perdió?
Esa es la pregunta que atormenta a Neji todas las noches, quien ha perdido a su prima, que resulta ser la persona de la que está enamorado.
Pareja: Nejihina.
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Capítulo único:
Después de la muerte de su hermana, nada en su familia volvió a ser lo mismo. Su padre se transformó en un hombre al que sólo le importaba conseguir alguien de buena familia con el cual desposarla. Hinata no se sentía con la "valentía" de quitarse la vida, como Hanabi escribió en su carta de despedida, su hermana tenía mucha vida por delante, no comprendía porque tomar esa decisión. ¿Por qué su padre no le permitió vivir a su manera?, Entendía un poco el motivo, pero la muerte no era una opción, Hinata pensaba que sería mejor huir de casa. Sin importar todas las heridas que se llevara en el proceso, ella se aferraría a la vida, deseaba vivir para cumplir su deseo de unirse en matrimonio a la persona que amaba.
Hiashi Hyūga planeaba desposarla con el hijo de un militar, su nombre era Naruto Uzumaki. La ojiperla admitía que en el pasado mantenía en secreto un inocente amor hacia ese rubio, pero las cosas habían cambiado con los años, ella ya no amaba a Naruto. Ahora a sus veinticinco años podía ver todo desde otra perspectiva, y por fin aceptó algo que siempre negaba, por tratarse de ser una aberración, como su padre lo llamó.
A la mujer que en ese momento se convertía en la persona más valiente de la mansión, no le importaba lo que su padre pudiera decir sobre la persona que era dueña de su corazón. Con tal de ser feliz a su lado, Hinata, en esa noche de invierno, cargaba una pequeña mochila y saltaba a los guardias para llegar al establo, lugar donde guardaban los caballos de su familia. Naruto le había ayudado a distraer a parte de los guardias, con tal de que le fuera posible salir de la mansión que representaba una prisión para su amada. Si, estaba enamorado de Hinata, sin embargo, prefería saber que sería feliz con otro, a tenerla con una sonrisa forzada a su lado.
La ayuda de Naruto no le aseguró que otros empleados de su padre no se percataran de su ausencia, pronto en el reino se encendieron las alarmas, todos los que apreciaban a su padre se unían en la búsqueda de la heredera Hyūga, y aunque Naruto intentó desviarlos, Hiashi no fue tan tonto como para creerle.
El caballo y las ropas de Hinata se confundían con la oscuridad de la noche, y los primeros copos de nieve no le impidieron a su caballo seguir galopando. Las antorchas de sus perseguidores se veían aún muy alejadas, lo que la hizo sonreír al imaginar que podría escapar, sólo necesitaba cruzar el viejo puente para entrar a la ciudad vecina, Konoha, donde su amado ya la esperaba para esconderla en casa de un amigo, y escapar en el transcurso de la semana.
Sus sueños se esfumaron antes de cruzar el puente, su caballo se desestabilizó al momento en que la madera donde iniciaba el puente se rompiera bajo su peso. Hinata abrió sus ojos con sorpresa, no podía ser cierto, su amado y ella habían calculado antes del escape, el caballo podría pasar con ella montándolo. De esa manera no dejaría al caballo como evidencia de que estuvo ahí.
El caballo se irguió sobre sus patas traseras, y aunque Hinata quiso tranquilizarlo, no consiguió hacerlo a tiempo. Ambos cayeron al barranco, el caballo en el río, y la mujer en el suelo, a unos metros. Su sangre cubrió la nieve de un rojo carmesí, se arrastró con sus últimas fuerzas, dejando un rastro de dolor en la nieve.
—Neji-niisan— se desplomó sin haber avanzado medio metro, su cuerpo sin vida fue cubierto por la nieve que continuó cayendo durante la mayor parte de la noche.
Su padre no encontraría rastro de su hija.
Neji, a la mañana siguiente, localizaría el cuerpo de su amada, llorando por no haberla rescatado antes. Porque al no encontrarla con vida, debió afrontar que su cuerpo no estaba intacto.
Una imponente construcción se alzaba majestuosa sobre una de las colinas de la ciudad de Konoha, en el año de mil ochocientos ochenta, su estilo era el del clásico castillo medieval, de altas torres que parecían intentar tocar el cielo. Aquella enorme fortaleza, ya no se encontraba en las mismas condiciones que en sus inicios, las paredes demacradas estaban tan agrietadas y despintadas que daban la impresión de ser de color negro. Lo único que servía para diferenciar el castillo de la noche, eran sus pocas antorchas o lámparas encendidas.
Dentro del castillo, no existía ningún empleado, solamente un doctor que ocupaba días enteros para sus experimentos, mismo al que nadie en la ciudad había visto. Los habitantes de la ciudad no se preocupaban por ese detalle, el doctor no le hacía daño a los demás, tampoco se involucraba en asuntos ajenos. Al contrario, cierta ocasión le donó al hospital una vacuna para combatir la enfermedad que los atormentaba. Se decían muchas cosas de él, pero nada que fuera malo, otros justificaban su ausencia relatando que el doctor no podía ver la luz del sol, o su piel sufría consecuencias.
Aunque no todo era bello en la ciudad como las historias de aquel doctor que les ayudaba, lo que realmente atormentaba a la población eran los ataques de cierto asesino, que de unos meses a la fecha se había ganado la fama de ser el asesino de mujeres jóvenes. Sus víctimas tenían algunas cosas en común, todas tenían la misma edad, (veinticinco años), un tono de piel pálido y complexiones similares. Los nombres de las víctimas que se habían confirmado eran dos, Ino Yamanaka y Tenten. A las tres mujeres les hacían falta algunas partes de su cuerpo al momento de ser encontradas, desde una mano hasta una pierna completa, los órganos internos también desaparecieron. Asimismo se reportaban algunos avistamientos en el cementerio, de un hombre que removía las lapidas, sin embargo, nada estaba comprobado.
Los encargados de la seguridad de la ciudad tenían puesto un toque de queda a las siete de la noche, era necesario también dejar lámparas de petróleo fuera y dentro de la casa, de esa manera el asesino no podría moverse en la oscuridad como acostumbraba. Otra orden que todos seguían estrictamente, era la de proteger a las mujeres y niños, además de no dejar solas por mucho tiempo a las mujeres que rondaban por los veinticinco años de edad.
Los rumores llegaban hasta al único habitante del castillo, al que en realidad no le interesaba lo que pudiera suceder con otros, al menos no cuando estaba tan cerca de cumplir su objetivo. En esa noche de gran tormenta, por fin le sería posible revivir a un ser humano. Ya había estado experimentado con animales más pequeños, inclusive con algunos cuerpos del cementerio, era hora de seguir al último paso, buscar revivir a su amada.
Para conseguirlo fue necesario preservar el cuerpo de su prima durante años, lo que fue posible gracias a todas las herramientas que desarrolló para cuidar de su cuerpo inerte. Después pasó las últimas semanas uniendo a la persona original, algunas extremidades que le hacían falta, cada hora faltaba menos para llevar a cabo su plan. En esa noche en que una tormenta eléctrica azotaba la ciudad, iluminando con sus fuertes rayos por segundos la mayor parte del castillo.
Sin la ayuda de un asistente, Neji Hyūga colocaba varillas, (que se conectaban a directamente a una pila que se encargó de alimentar con energía eléctrica por años), a distintas partes del nuevo cuerpo de Hinata Hyūga. Su prima sufrió de varias contracciones, sus ojos se abrían pero temblaban demasiado, justo como le sucedía a otros cadáveres con los que intentó. Con su linda Hinata fue diferente, sus manos se movían de a poco al igual que su mandíbula se tensaba.
Pasaron largos minutos hasta que la mujer pareció tener algo de conciencia, trataba de hablar con monosílabos que iban mejorando hasta convertirse en palabras cortas, Neji le fue desconectando las varillas al escucharla quejarse de las descargas, debió esperar un tiempo más a que pasaran la electricidad en su cuerpo para poder abrazarla. Todo su esfuerzo valía la pena si cumplía con su sueño de tener nuevamente a la mujer que amaba entre sus brazos.
—Neji-niisan— su voz fue tan baja que a Neji le causaba temor que la frágil mujer perdiera la consciencia otra vez, su corazón terminaría yéndose con ella si volvía a morir, porque un mundo sin Hinata era como estar muerto en vida.
—Ya estoy con usted, Hinata-sama. Jamás la dejaré sola de nuevo— acariciaba su cabello, mismo que era tan suave como recordaba, porque se había encargado de cepillarlo en los últimos días, cuando la preparaba para traerla de regreso.
—Había mucha luz, era un sueño extraño— murmuró contra el torso de su primo, que se negaba a soltarla y deshacer ese perfecto abrazo. No recordaba nada de lo que hizo el día anterior, de un momento a otro todo fue oscuridad, después demasiada luz junto con el divino canto de distintas aves, y al final sus ojos lograron ver de nuevo el mundo, de nuevo a su querido Neji.
—Sólo fue eso, un sueño— los sonidos de los truenos hicieron brincar del susto a su prima, y la luz de los rayos iluminaron el laboratorio de Neji, dejando ver las costuras en el cuerpo de Hinata. La mujer no se percató de ese detalle, estaba más distraída aferrándose a la seguridad que le brindaba Neji, cerrando sus ojos y entregándose por completo al amor que él le profesaba.
—Te amo, Neji-niisan— decirlo en voz alta le hacía sentir cosquillas cerca del estómago, estaba perdidamente enamorada del genio de los Hyūga, a pesar de que tenía a casi todos sus familiares y conocidos en contra.
—También te amo— en ese instante comprendió que su esfuerzo de años fue bien recompensado, al final su prima estaba de regreso a donde pertenecía, a su lado.
Neji tomó ambos lados del rostro de la ojiperla, inclinándose ligeramente hacia ella para poder rozar sus labios con suavidad. La azabache aceptó emocionada su beso, lo llevaba esperando tanto tiempo, desde que su primo confesó sus sentimientos y ella correspondió, cuando comenzaban a planear su manera de huir. Sus ojos se cerraron por instinto, permitiéndole a su cuerpo dejarse llevar por las emociones que le provocaba Neji con su dulce tacto. El castaño por poco siente que su corazón sale de su pecho, las corrientes que lo recorrían debían ser surrealistas, ¿Cómo un beso podía regalarle tanta felicidad?
Los labios de Neji eran fríos y un poco ásperos, sus manos ya no eran tan suaves como recordaba, probablemente su primo había pasado horas realizando trabajos para poder escapar juntos. Al finalizar su unión, Hinata debió sostenerse de Neji para no desmayarse.
—Neji-ni...
—Sólo Neji, ahora podemos estar juntos— le robó un beso que tenía por objetivo interrumpir lo que ella quería decir —Ser una pareja como siempre soñamos— hizo uso de argumentos lindos para distraerla, no podía explicarle lo que en realidad sucedía, y se aprovecharía de la inocencia de su amada para seguirla teniendo ajena al destino que casi se vuelve permanente.
—¿Cómo es posible?— deseaba recordar más de lo último que había hecho, pero lo único que llegaba a su memoria era que estaba empacando para escapar y que Naruto la ayudaba a salir del hogar que su padre convirtió en prisión.
—¿No lo recuerdas?— eso debía ser el cielo permitiéndole estar con Hinata de nuevo, si ella no recordaba nada, sería más fácil engañarla. Se sentía mal por mentirle, pero eso era mejor a que esté enterada de la verdad. No podría decirle que ella había muerto, y que él pasó décadas estudiando y realizando experimentos para traerla nuevamente a sus brazos.
—Yo... Estaba escapando y después...
—Tuviste un accidente, desde entonces estabas en coma— la interrumpió, Hinata permaneció en silencio algunos minutos. Probablemente era por ese motivo que recordaba extraños sueños muy iluminados, sin embargo, no existía algún rastro de Neji en ellos.
—¿En coma?, ¿Cuánto tiempo?— no podía creerlo, ella en coma, no lograba asimilar esa idea. Debía tratarse de un mal sueño, una mala broma de su amado.
—Cinco años— al no verlo dudar en ninguna de sus palabras hasta el momento, Hinata decidió creer ciegamente en su querido Neji.
—Neji— sollozó al verse con la luz de un rayo que iluminó la gran ventana del laboratorio —¿Por qué tengo tantas cicatrices?— comenzó a llorar sin poder controlarse, su cuerpo tenía grandes y feas cicatrices, una por arriba de su rodilla derecha, otra en su muñeca izquierda. Continuó tocándose hasta llegar a la cicatriz en su cuello. Ahora no sería bonita a la vista de Neji, él la dejaría.
—Es debido a su accidente, pero no tiene que preocuparse de nada. Yo la amo incluso más que aquel día en que me permitió besarla por primera vez— y para enfatizar más su confesión, Neji robó un nuevo beso ante la triste y perdida mirada de su más grande amor. Y también obsesión.
—Te amo, Neji. No recuerdo haber amado a alguien de esta manera— se sintió en las nubes con los tiernos besos de él, si fuera posible, estaría toda la vida junto a la persona que hacía vibrar cada parte de su ser.
Se dejó guiar por las manos de Neji, por sus caricias y sus maravillosas palabras. La tormenta ya no le importó, solamente se trataba de la unión entre sus cuerpos, por fin tenían toda la noche para amarse como se les impidió hace años.
—Señor Kakashi— un joven de recién cumplidos veinte años, con ojos y cabello tan oscuros que se confundían con la fría noche, era la persona que hablaba en ese instante —Mire señor Kakashi, sus muñecas se mueven mucho— agitó los brazos de aquel cadáver que alguien devolvió pero no se molestó en enterrar nuevamente.
—Suelta eso Obito, no tienes guantes— Kakashi resopló al sentir las grandes gotas de lluvia en su rostro, eso sólo significaba que no podría encender alguno de sus puros. El hombre de pie a lado del joven, fácilmente doblaba su edad, siendo Kakashi ya un adulto de cuarenta años.
—¿Ya tiene un sospechoso?— Obito soltó el cadáver para caminar en dirección a Kakashi, quien en ese momento era su superior. Mientras el peliplata se desenvolvía como un gran detective que resolvía hasta el caso más difícil, el Uchiha era solamente un novato que buscaba aprender todo lo posible de su mentor.
—¿Qué me dices del doctor del castillo?— evadió su pregunta con otra, mientras ambos seguían caminando en busca de salir del cementerio. El lodo se embarró en la mayor parte de sus botas, otra señal de que no era buena idea continuar en ese lugar.
—La gente realmente no dice nada de utilidad, y no existe ningún empleado al que le pueda preguntar un poco sobre el aspecto de ese sujeto— Kakashi depositó algunas palmadas en la espalda de su pupilo, conocía bien lo mucho que Obito se esforzaba por ese caso —No tengo nada que funcione...
—Lo entiendo, no te preocupes. Ya encontraremos lo que buscamos— Obito asintió más animado, causando una sonrisa en Kakashi, que lo veía como lo haría a un hijo —Esta noche invito la cena— abrazó los hombros del chico unos segundos antes de empujarlo, Obito hizo lo mismo, provocando una caída a su superior.
—El lodo le queda bien, señor Kakashi— el Uchiha comenzó a correr en dirección contraria para evitar la furia que cubría los ojos del detective.
—Sí, eso, empieza a correr...— al final terminó riendo, Obito siempre conseguía contagiarlo con ese sentimiento de felicidad.
Hinata observaba su reflejo en la fuente que se levantaba sobre el centro del jardín del castillo, detestaba esa horrible cicatriz en su cuello, también las otras que cruzaban por su rostro. Se trataba del resultado de su escape, y no se arrepentía de hacerlo, porque ahora estaba a lado de la persona que amaba, pero tenía miedo de asustar a Neji con su nuevo aspecto. Movió el agua de la fuente con su mano, lo que causó que muchos renacuajos salieran de su escondite para buscar otro, Hinata retiró su mano con temor. Tal vez estaba demasiado distraída que no se percató de que el agua estaba limpia, aunque llena de renacuajos.
Realmente se sentía muy sola, su prometido estaba trabajando en un experimento que les traería el dinero suficiente para escapar una vez más de su padre, que según dijo Neji, podría intentar separarlos en cualquier momento. Por ese motivo ella no podía salir del castillo, lo que le traía más aquel sentimiento de soledad y melancolía. Creía que Neji tenía vergüenza de ella y de mostrarla a otros.
—Hinata-sama, ¿Qué sucede?— la apariencia de su amado delataba lo cansado que se encontraba, y a pesar de que intentaba sonreír para animarlo, eso no funcionaba. Su sonrisa no salía bien, ni era sincera.
—Neji, deseo ir al pueblo— los ojos temblorosos de ella hicieron al castaño ablandar su semblante, necesitaba negarse de manera rotunda a esa propuesta, pero ante Hinata siempre terminaba cediendo. El amor volvía débiles a las personas, de eso estaba seguro.
—No creo que sea buena idea— insistió él, siendo consciente que ella no desistiría y que no podría negarse si nuevamente se lo pedía. Hinata Hyūga era su talón de Aquiles, a ella le daría todo lo que fuera posible, si había encontrado la forma de darle vida, nada sería imposible.
—Por favor, Neji— aprovechó que su prometido se acercaba a ella para tomar su rostro y depositar lindos besos que tenían como propósito convencerlo.
—De acuerdo, Hinata-sama. Solamente promete que volverá pronto— ella asintió contenta, dejando de lado las preocupaciones sobre su aspecto para correr al castillo y buscar un vestido bonito que llevar puesto a su visita.
El pueblo era grande, aunque no demasiado, tenía puestos llenos de frutas y otros de abarrotes, la mayoría adornado con mantas de colores y vendedores que buscaban llamar la atención de las personas que caminaban. Cuando ella pasaba guardaban silencio, los adultos la miraban con pena, queriendo saber porque motivo una chica tan joven tenía esas horribles cicatrices, pensaban que debían rescatarla de alguien. Los niños eran totalmente diferentes, corrían asustados por su aspecto, y murmuraban palabras en su contra. Hinata entonces creyó que era verdad lo que su querido Neji dijo, no era una buena idea salir al pueblo. Con algunas bolsas de manzanas y peras, la ojiperla estaba preparada para huir del lugar en busca de la protección y seguridad que le brindaba el castillo.
Al terminar de pagar sus compras, Hinata continuó su camino, empero, rápidamente fue detenida por unos niños que se reunían a su alrededor. Los adultos que seguían atendiendo sus puestos, no se atrevían a interferir al ver piedras en las manos de esos pequeños monstruos. El brillo en los ojos de Hinata delató su temor, ¿Sería atacada nuevamente?, ¿Era todo una trampa de su padre para alejarla de Neji?
—¡Es un monstruo!— cerró los ojos y cubrió su cabeza con sus manos, dejando caer sus bolsas de frutas. El contenido se esparció por el suelo, mientras ella esperaba un golpe que nunca llegó.
—Es suficiente, largo de aquí niños— un joven había detenido la piedra a unos centímetros de que tocara a la Hyūga —No hagan que me olvidé que soy mayor, no me obliguen a enseñarles a base de golpes cómo se debe respetar a una mujer— les mostró la placa que lo identificaba como un miembro de la ley, misma que Kakashi Hatake por fin le había obsequiado.
—¡Corre!
—¡Es un oficial!
—¿Y ustedes qué hacen sólo observando?, Son unos idiotas— se dirigió a las personas que no hicieron algo por ayudar a la joven mujer, ellos no tuvieron otra opción que bajar la cabeza en señal de vergüenza.
—Lo sentimos— Obito rodó los ojos, decían eso pero no se acercaban ni siquiera a levantar las bolsas de aquella mujer.
—Señorita, ¿Se encuentra bien?— Hinata salió de su trance al ver que le hablaba a ella, de inmediato se hincó junto a él para recoger la fruta que cayó de sus bolsas.
—Sí, gracias— la ojiperla se ruborizó cuando sus manos se encontraron para recoger la misma manzana, él sonrió alegre, ella apartó su mano y desvió la mirada.
—¿La están molestando?, Si gusta puedo acompañarla a realizar sus compras, y a cargar sus bolsas también— se ofreció cuando terminaban de recoger todas las manzanas y peras, Obito la ayudó a levantarse y a sacudir un poco la tela de su impecable vestido negro. Por la calidad de la tela, imaginaba que se trataba de una mujer de buena posición, la pregunta que rondaba su cabeza era una sola, ¿Quién la atacó para dejarle esas marcas?, ¿Habría sido el asesino que Kakashi buscaba?
—Pe-pero... No quiero causarle problemas— y tampoco quería que Neji lo viera, su prometido le pidió estrictamente no entablar amistad con las personas del pueblo, según su amado, la gente no era muy buena.
—No debe preocuparse, tengo tiempo de sobra— no era del todo cierto, sin embargo, existía la posibilidad de que Kakashi no se molestara con él por llegar tarde. Siempre lo hacía, y ahora parecía que se acostumbraba más a ese hecho que consideraba un mal hábito en Obito.
—Bueno, en realidad yo quisiera regresar a casa— admitió después de unos segundos de silencio, ella ya no soportaba estar en un lugar donde las miradas y susurros eran dirigidos a ella. Era consciente de que su aspecto cambió mucho a comparación de como era antes del accidente, no había necesidad de que se lo recuerden.
—¡Oh!, Por supuesto— le quitó las bolsas, esperando que eso funcionara para que no rechace su oferta de llevarla. Prefería llegar tarde a tener la duda de si ella fue con bien a su hogar —La llevaré, déjeme decirle que será escoltada por Obito Uchiha, primer oficial del detective Kakashi Hatake— alardeó un poco con la intención de impresionarla, lo cual funcionó muy bien, la linda mujer se mostraba genuinamente sorprendida.
—Muchas gracias, es el primero en este pueblo en ser amable conmigo— un precioso rubor adornó las mejillas de Hinata, le agradaba poder hablar con alguien más que su amado Neji y el reflejo de sí misma en la fuente o el espejo.
—Espero también poder ser su primer amigo— las intenciones del Uchiha poco a poco salían a relucir, para él fue inevitable no fijarse en los lindos ojos de la mujer o en su llamativo tono de cabello. Parecía de su edad, así que no tendría nada de malo si coqueteaba un poco como le enseñó su mentor Kakashi.
—Eso me haría muy feliz— aceptó ella con una sonrisa, se encontraba de mejor humor ahora que encontraba una buena persona que no la miraba con pena o repulsión.
—Gracias por aceptarme, señorita— realizó una reverencia casi teatral y muy exagerada, haciendo reír a Hinata por su actitud —¿Dónde vive?— la invitó a indicarle el camino con una señal de mano, la mujer comenzó a caminar luego de tomar la tela de su vestido e inclinarse ligeramente.
—En el castillo— respondió a su pregunta al tiempo que iniciaban su camino de regreso.
—¿¡Qué!?, ¿¡De verdad!?— Obito se detuvo abruptamente al escucharla, ellos no habían avanzado muchos pasos. No podía ser cierto, el cielo le estaba enviando a la persona que le ayudaría a encontrar lo que Kakashi Hatake estaba buscando desde hace tiempo, información sobre el castillo y su habitante desconocido. ¡Su mentor estaría muy feliz!
—¡Claro!, ¿Por qué le sorprende?— Hinata parecía desconcertada, aunque las expresiones en el rostro de su nuevo amigo le resultaban adorables.
—Pensé que en el castillo sólo vivía un hombre. En realidad desde hace tiempo mi superior ha querido entrevistar al doctor del castillo— intentó ser sutil, pero creía que estaba siendo demasiado directo. Probablemente era lo mejor, sólo esperaba no asustar a la mujer Hyūga.
—¿Por qué?
—Es por los asesinatos de algunas mujeres— Obito tocó suavemente para invitarla a seguir caminando, lejos de las miradas de los habitantes del pueblo que buscaban algún chisme. Si el rumor se extendía, Kakashi estaría molesto con él, era inclusive capaz de quitarle su placa.
—Oh por Dios, eso es terrible— la ojiperla llevó sus manos a la altura de su pecho, era terrible enterarse de que existía un asesino en el pueblo. Le causaba un gran temor por la seguridad de su prometido y ella misma —¿Neji se ha negado a colaborar con ustedes?
—Es el único del pueblo que no ha hecho una declaración al respecto— fingió sentirse muy triste por ese hecho, exagerando un poco con tal declaración. Su actuación funcionó satisfactoriamente, la mujer a su lado estaba cayendo en su trampa.
—Hablaré con él, te prometo que Neji entenderá su error— el Uchiha asintió con un mejor ánimo, haciendo sonreír de nuevo a Hinata.
—¿Y usted está dispuesta a hacer una declaración?— decidió probar suerte, no perdía nada con intentar, creía que había ganado la confianza de su nueva amiga.
—Por supuesto, haré todo lo necesario— festejó internamente al comprobar que no se equivocaba, en tan sólo unos minutos consiguió la confianza de su nueva amiga, así como ella se robó su corazón.
—Acompáñeme, se lo suplico— tomó su mano derecha y la invitó a seguirlo, la azabache no se reusaba a su contacto, tampoco a caminar a su lado.
—Está bien, iré contigo, Obito— accedió con una sonrisa, él le parecía un chico amable y digno de poder llamarlo amigo. Neji mentía al decir que no existían buenas personas en el pueblo, Obito Uchiha era la prueba de que había bondad en algunos de los habitantes.
—¿Me dirá su nombre?— el Uchiha no soltaba su mano, en parte para demostrar que era su protegida, y también porque le gustaba estar de esa manera con la ojiperla. El ligero sonrojo de sus mejillas lo delataba.
—Oh, sí. Discúlpame, Obito— apartó un poco la mirada girando su rostro, no quería que la viera porque eso aumentaría la vergüenza que sentía. ¡Qué grosería de su parte!, No mencionó como se llamaba a pesar de que su amigo si lo hizo —Mi nombre es Hinata Hyūga— se presentó al fin.
—Un placer conocerla, Hinata Hyūga— de nuevo la sonrisa alegre se formó en sus labios.
—El placer es mío, Obito Uchiha— se contagió de su felicidad, fue inevitable no hacerlo. Su amigo le ayudó a olvidar el mal rato que le hicieron pasar en su visita al pueblo.
La central de oficiales se encontraba relativamente tranquila, tanto que Kakashi se desesperaba al no obtener nuevas pistas. Pero ya llegaría el día en que su enemigo cometería un error, y él estaría ahí, esperando para atraparlo.
La pequeña construcción que cumplía la función de servir como central de oficiales, era de dos pisos, sus paredes grises contrastaban contra el sol que iluminaba los rincones de la ciudad. En los ladrillos desgastados, podía apreciarse como poco a poco la pintura se desprendía de su lugar. Seguro tuvo tiempos mejores, pero por más que Kakashi y Obito habían pedido que se atendiera la infraestructura del lugar, fueron ignorados completamente por el presidente de su comunidad.
—¡Señor Kakashi!— el grito de su pupilo le hizo abrir los ojos, su momento de aparente paz había desaparecido —Adivine lo que conseguí— el Uchiha mostró orgulloso a la mujer que lo acompañaba, misma que tímidamente saludó con un gesto de mano —¿No soy su mejor oficial?
—Llegas tarde— le recordó con un tono de fastidio. Al ver a la mujer que acompañaba a Obito, se acomodó mejor en su asiento. Ella era la mujer más linda que hubiera conocido, y sus ojos... —¿Por qué traerla te convierte en mi mejor oficial?— indagó curioso.
—Ella es Hianta Hyūga, vive en el castillo y nos puede ayudar a conseguir una declaración del doctor— le respondió rápidamente, sus palabras fueron tan seguidas que a Kakashi le fue un poco difícil comprender. Una sonrisa grande se firmó debajo de su máscara, ¡Lo consiguió!, ¡Obito Uchiha consiguió su posible pista!
—Que encantador, Obito— lo felicitó verdaderamente feliz, el pelinegro se sonrojó ligeramente. Se sentía bien ser de utilidad —Tal parece que si eres mi mejor oficial— continuó con su elogio.
—Se lo dije, señorita Hinata. En este lugar soy de los mejores— aprovechó el momento para intentar seguir presumiendo de sus habilidades, eso con la intención de llamar su atención —¿No quiere sentir los duros que son mis músculos?, No tenga pena— levantó su brazo izquierdo delante de ella, la ojiperla no sabía si tocarlo o no, pero al ver que no jugaba se atrevió a hacerlo. En ese instante, su rostro se volvió más rojo que el color de las manzanas que compró.
—Eso no es lo único que está duro— Kakashi decidió burlarse un poco de su pupilo con una broma en doble sentido, la mujer terminó alejando su mano del brazo de Obito, completamente avergonzada con esa situación.
—¡Por el amor de Dios!— exclamó en una mezcla de enojo y espanto —Señor Kakashi, ¡Es un pervertido!— lo acusó al tiempo que lo señalaba con su dedo índice
—No me refería a mí, hablaba de ti— se excusó rápidamente, de inmediato se levantó de su asiento tomando uno de los libros más cercanos para intentar golpear a Obito. Ahora por culpa de su pupilo, quedaba como un hombre pervertido a la vista de la mujer que admitía, le atraía —Deja de comportarte como un adolescente enamorado y permite que entreviste a la linda señorita— le pidió en busca de salvar un poco su dignidad.
—Ya sé porque me ataca, me quiere dejar mal— cruzó los brazos mostrándose ofendido ante su mentor —¿También le gusta la señorita Hinata?
—Suficiente Obito, le provocarás un desmayo— el Uchiha giró en dirección a la ojiperla, que efectivamente, parecía poder colapsar en cualquier segundo. Algunos minutos más y tal vez le saldría humo por las orejas, justo como un tren.
—Sé que soy muy atractivo, pero no debería ponerse tan nerviosa, señorita Hinata— le dió ligeras palmadas a su brazo, Hinata saltó en su lugar al sentir el contacto de Obito. Seguro a su prometido no le daría gracia saber que tenía pretendientes, pero saberlo lograba provocar un extraño sentimiento en ella. Eso quería decir que seguía siendo linda, no sólo en su interior, también su aspecto físico no sufrió grandes daños por culpa de aquellas cicatrices.
—Obito— lo reprendió Kakashi.
—Está bien— el Uchiha se resignó a seguir su intento de conseguir la atención de la linda mujer.
—Su nombre me parece conocido, pero no de este pueblo. ¿Dónde vivía antes?— como todo un profesional, Kakashi retomó su compostura para iniciar un pequeño interrogatorio de rutina. Conocía el nombre de la familia Hyūga de años, por eso le daba curiosidad que ella dijera ser parte de esas personas.
—Londres— le respondió con amabilidad.
—Oh, nuestra ciudad vecina, ¿Con quién vive en el castillo?— eso confirmaba sus sospechas sobre que elle era parte de la familia, lo que no entendía es porque los mencionaba, si él tenía entendido que los Hyūga murieron hace mucho tiempo.
—Con mi prometido, Neji Hyūga— la decepción fue palpable tanto en Kakashi como en Obito, empero, fue el primero de ellos en componerse con mayor velocidad para continuar con el interrogatorio.
—Obito, pide que me busquen ese nombre. Llama a los oficiales de Inglaterra de inmediato, busca en nuestros archivos compartidos, lo que sea más rápido— se dirigió a su protegido con impaciencia, el Uchiha hizo un saludo al estilo militar.
—¡A la orden!
—¿Cuánto tiempo lleva aquí?, ¿Sus heridas son producto de un accidente?— Kakashi esperó algunos minutos luego de que Obito desapareció de su vista para hacerle esas preguntas, temía que el Uchiha pudiera intervenir por querer proteger a la joven mujer.
—Lo son, hace un tiempo tuve un accidente al caer del caballo— confesó sinceramente, recordaba que iba escapando de casa montada en su caballo, y después todo era muy borroso y confuso. Probablemente cayó de él cuando abandonaba Londres, y su primo la encontró y rescató. Esa era la única explicación posible.
—¿Al caer del caballo?— su tono contenía cierto toque de ironía, algo de lo que Hinata no se percató.
—Sí... Fue muy fuerte, sinceramente no deseo recordarlo— y aunque quisiera, no le era posible hacerlo. Tal vez esos eran recuerdos tan traumáticos que su cerebro prefirió bloquearlos.
—Regresé, señor Kakashi. Encontré la información que solicitó más rápido de lo que creí que sería— Obito volvió a la oficina muy animado, con diversas carpetas en sus manos que entregó al detective. Era como si el mundo decidiera conspirar a su favor, encontraba un testigo y la información que le solicitaban en un abrir y cerrar de ojos.
—Sí, demasiado rápido...— se lamentó Kakashi, los más jóvenes siguieron sin entender el sentido de sus palabras.
—Aquí tiene— le dió entrega de la última carpeta, esta fue en la que Kakashi se tardó más tiempo en leer.
—Señorita, ¿Cuándo murió su padre?— Obito se sorprendió al escuchar esa pregunta de parte de Kakashi, fue tan directo con ella, es como si hablara del clima en lugar de un asunto grave.
—¿Qué?, ¿Mi pa-padre murió?— la noticia afectó notablemente a la ojiperla, si bien su padre y ella tenían diferencias, no quería decir que lo odiaba. Lo amaba, era su padre y a pesar de los malos ratos, también vivieron buenas anécdotas que podría recordar.
—Lo siento, ¿No lo sabía?— se disculpó falsamente, quería ver si de verdad ella no sabía nada o sólo era una cómplice de quién siempre fue su primer sospechoso.
—Y-yo no...— Obito se acercó a la mujer para consolarla, ella no se apartó al sentirse tan vulnerable.
—Señorita, en este documento dice que Hinata Hyūga murió, y eso sucedió hace más de cincuenta años— los ojos de ella se abrieron tanto debido a la sorpresa, era como si hubiera entrado en un estado de shock. Obito acariciaba su cabello, pero ni eso conseguía hacerla reaccionar.
—Es suficiente Kakashi, esta broma no es graciosa. ¿No ves lo que estás provocando?— el Uchiha se dirigió molesto a su maestro, sus ojos parecían brillar con un intenso color rojo producto de la ira que sentía en ese momento. Inclusive se olvidó del formalismo y le habló sin usar su característico "señor Kakashi".
—Dime Hinata, ¿Lo sabías?, ¿Estás fingiendo ser alguien que no eres?— decidiendo ignorar la mirada hostil de su alumno, Kakashi se levantó de su asiento para darle la vuelta al escritorio y acercarse más a la azabache. Era Hinata Hyūga, no había duda porque las descripciones eran idénticas al igual que la pintura, la única pregunta era como seguía con vida.
—Ya basta, por favor... Eso no es verdad. Yo tuve un accidente, sólo quedé en coma cinco años... Usted me está mintiendo— sollozó entre los brazos de Obito, derramando pequeñas lágrimas que no hicieron a Kakashi detenerse. Esa mujer estaba siendo engañada, alguien debía decírselo.
—No, quien está mintiendo es tu prometido— se detuvo un momento, intentando descubrir si debía o no detenerse, sin embargo, pensaba que ya avanzó demasiado para dar marcha atrás —Dime lo último que recuerdas.
—No continúes, Kakashi— le advirtió Obito, el enojo seguía bailando en cada gesto de su rostro, es como si estuviera esperando para darle un golpe y hacerlo callar.
—No quiero que hable así de Neji. Esto fue un error, no debería estar aquí— resistió su dolor para defender a su prometido, no permitiría a alguien inventar acusaciones tan malas de Neji —Lo siento, Obito— ella prácticamente salió corriendo de esa oficina, olvidando sus bolsas de frutas que Obito había dejado en el escritorio de Kakashi.
—¡Espera, Hinata!— el Uchiha fue detenido por Kakashi al querer ir detrás de ella —¡Hinata!— por más que gritó su nombre, la ojiperla no se dió la vuelta.
—Obito...
—¿Qué son todos esos disparates?, ¿No miraste que le hacías daño?— soltó molesto, deshaciendo el agarre de Kakashi y empujándolo para demostrarle lo enfadado que se encontraba con él.
—Compruébalo tú mismo, en los documentos compartidos dice que Neji y Hinata Hyūga murieron hace sesenta años— el peliplata tomó de nuevo la carpeta de información y golpeó con la misma el pecho del Uchiha —¿No los leíste?, Hay algo muy extraño en todo esto, y llegaré al fondo del asunto— su alumno atrapó los papeles antes de que cayeran al suelo.
—Pero ella... se miraba tan asustada. No hubiera venido de haber sabido la verdad— murmuró consternado al leer los documentos. Hinata Hyūga muerta hace años... ¿Cómo era eso posible?
—Lo sé, es muy notorio que el que esconde secretos tan turbios es su prometido— con los dos retomando sus ánimos de tranquilidad, Kakashi habló una vez más —¿Viste sus cicatrices?, No me creo el cuento del accidente, existe algo que Neji Hyūga esconde— terminó de contar parte de las suposiciones que se formaban dentro de su mente.
—Iré por ella, si ese hombre le hizo esas cicatrices es peligroso, no debe estar con él— el detective lo detuvo sosteniendo su muñeca, su alumno era demasiado impulsivo.
—Alto, Obito. Tampoco considero que él la ataque, no te preocupes— hizo un intento por tranquilizarlo, dando algunas palmadas a su espalda —Estoy seguro de que Hinata vendrá a nosotros nuevamente en busca de ayuda— la convicción con que se dirigía a él causó la curiosidad de Obito.
—¿Por qué está tan seguro?— la forma respetuosa de hablarle a su instructor regresó, el enojo pasó a segundo plano.
—Es una corazonada— Kakashi se permitió sonreír ligeramente.
Las lágrimas que inundaban los ojos perla de Hinata volvían borroso el camino. Su padre muerto... Ella muerta... Eso sólo era un mal sueño, una pesadilla de la que quería despertar con desesperación. En tan sólo unos días, su sueño de estar junto a Neji se estaba derrumbando. Las mentiras de Kakashi eran tan crueles, ¿Por qué hablar así de Neji?, Su prometido era una buena persona, siempre se dirigía a ella de manera amable y con un tacto increíblemente delicado. Sus lágrimas no eran lo único que la cegaba, el amor tan grande que sentía por Neji, aquel que le daba sentido a su vida y hacía vibrar su corazón y cada centímetro de su cuerpo, le impedía ver el sentimiento oculto en la mirada perla tan parecida a la suya.
El golpe que se llevó al topar con la espalda de un hombre le hizo perder el equilibrio, usó sus manos para que la caída no resintiera en su cadera —Lo siento, no fue mi intención— no observó a la persona, estaba un poco distraída forrando sus muñecas adoloridas.
—¿Hinata?— ella levantó su cabeza al escuchar esa voz, le parecía tan familiar que incluso le causó un escalofrío al notar que estaba ligeramente diferente. Él le extendía la mano, ofreciendo su ayuda.
—¿Qué?— no consiguió decir algo más, sus dos ojos estaban bien abiertos debido a la impresión. Con discreción le dió un pequeño pellizco a su mano derecha, lo que terminó de sorprenderla fue el hecho de no sentir ni un poco de dolor por esa acción.
—No, perdón. Es sólo que te pareces tanto a ella...— la mirada del hombre reflejaban una tristeza inmensa, le daba pena ver cómo pequeñas gotas cubrían alrededor de sus ojos azules —Pero mi dulce Hinata falleció hace tanto...
—¿Naruto-kun?— la costumbre de llamar a otros con sufijos se le había quedado de su infancia en Japón, y a su amigo siempre lo había llamado de esa forma. Ver esos ojos tan azules le causó otro caos a su mente y corazón.
—Ese es mi nombre, ¿Sucede algo malo?— como ella no aceptaba su ayuda al verse muy asustada, Naruto tomó su mano para levantarla del suelo.
—¿Cuántos años tiene?— Naruto dejó de sacudir el polvo inexistente del vestido oscuro que llevaba la mujer que le recordaba a Hinata. La ojiperla no pudo evitar hacer esa pregunta, no le importaba parecer grosera a vista del hombre.
—Ochenta y seis años— respondió sin pensar, con su voz cansada debido al tiempo que seguía estando en pie —¿Te encuentras bien?— se asustó al notar la más pálida que antes.
—Lo siento, debo irme— Hinata se apartó de inmediato, recogiendo su vestido para huir de nueva cuenta.
Era una pesadilla. Kakashi Hatake no le mentía.
La mano de Obito dolía, realmente dolía por tanto esfuerzo. Ahora estaba seguro de que Kakashi se estaba vengando por haberle hablado mal hace unos días, pues desde entonces lo castigó pasando a mano todos los reportes de un mes. ¡Un mes completo!, Debía estar loco, y se aprovechaba de que era mayor que él para abusar de su poder de esa forma.
Por otro lado, Kakashi se encontraba fastidiado por no poder leer su libro sin sentir remordimiento. Hacía trabajar al pobre de su pupilo, algo que le pidieron a él, pero que a manera de castigo le encargó a Obito. El Uchiha llevaba horas sin descanso, según él quería terminar lo antes posible para que pronto salieran a cenar.
—Un placer volverla a ver, señorita Hyūga— Obito dejó de escribir al escuchar a Kakashi, así como su mentor hablaba, la mujer de ojos perla llegaba a la oficina con la respiración agitada —Recibí su carta ayer, logré conseguir lo que me pidió.
—Gracias, Kakashi-san— con una corta reverencia terminó de agradecer. Ese día usaba un vestido claro de color lavanda, que cubría con un abrigo de color negro para cubrir un poco más su torso.
—¡Señorita Hinata!— exclamó Obito emocionado por su presencia, incluso se levantó de su asiento para tomar sus manos y dar algunas vueltas a su cuerpo —¿Qué la trae por aquí?, No me diga que le gusta el señor Kakashi. Puede parecer joven, pero tiene cuarenta años— le susurró la última frase, aunque para Kakashi fue posible escuchar.
—Basta, Obito. Aquí está lo que me solicitaste— le hizo entrega a Hinata de una bolsa de papel, Obito se preguntaba cual seria el contenido, y no obtuvo respuesta. Kakashi aprovechó el momento para acariciar las manos de Hinata mientras le daba su encargo.
—Gracias a los dos, fueron de mucha ayuda para mí— se acercó primero a Obito para depositar un beso en su mejilla, después repitió el procedimiento con Kakashi —Gracias por conseguirlo, no sabía a quién pedírselo. Obito no me lo habría dado— nuevamente le agradeció a Kakashi, y le sonrió al igual que el joven de cabellera oscura que la observaba preocupado.
—¿Qué es?, ¿Qué le entregó a la señorita Hinata?— quiso saber Obito, dirigiéndose a su maestro en busca de respuestas. Él negó lentamente, no le gustaba revelar secretos, menos defraudaría la confianza de la mujer que le atraía como lo hacía ella.
—No debes preocuparte, Obito. Hoy por fin le pondré fin a todo— se acercó al Uchiha, quien nervioso por su cercanía terminó desviando la mirada. Hinata depositó en las manos del joven un anillo de plata, que simulaba una flor con una linda perla en medio —Es de valor, podrás empeñarlo y conseguir una buena suma— le informó sin dejar su sonrisa, esperaba que eso le fuera de ayuda a su amigo.
—No me desharía de un regalo de usted, señorita Hinata— el Uchiha estaba feliz de recibir el anillo, lo colocó en su dedo anular sin importar que parecía de mujer. Era un regalo de Hinata, no se lo quitaría por nada del mundo.
—También tengo uno para usted, Kakashi-san. Espero saldar mi deuda— le entregó otro anillo parecido al de Obito, sólo que éste simulaba una flor diferente, con joyas pequeñas como un adorno del mismo.
—Es más que suficiente— el detective imitó a su alumno y acomodó el anillo en su mano derecha. Le alivió descubrir que no le quedaba apretado.
—Adiós, fue un verdadero placer conocerlos— se despidió antes de volver al castillo, llegaba el momento de ponerle fin a su fatídico destino.
En su hogar, las paredes de color negro le impedían ver con claridad los pasillos a tan altas horas de la madrugada, la vela que llevaba en las manos no servía de mucho, en realidad, le causaba temor estar en esa situación. Ahora que sabía que vivía con un hombre que era capaz de asesinar, todo cambiaba. ¿En qué momento su amado Neji perdió la cordura?, ¿Todo era su culpa?, Tal vez, si hubiera vivido más tiempo, habrían sido felices y no estarían pasando por esa horrible situación. Por la mañana Neji le dijo que estaría trabajando en el laboratorio, probando con algunos experimentos para conseguir una crema que le ayudaría a ir desapareciendo sus cicatrices, esas mismas que la atormentaban desde que volvió a abrir los ojos.
Al llegar a las grandes puertas del laboratorio, se quedó un tiempo afuera, sin tocar la cerradura o hacer un intento por pasar. Tenía miedo, demasiado, no sabía si su plan funcionaría. Neji la conocía mejor que nadie, probablemente sospecharía que trataba algo. Tal vez por eso mismo debía distraerlo cómo fue su intención desde el principio.
Abrió la puerta lentamente, el chillido que provocó hizo a Neji detenerse, su amado revolvía ingredientes en una botella mientras probaba otras mezclas en un extraño aparato que buscaba medir su grado de toxicidad. El Hyūga apartó los lentes de sus ojos para poder apreciar mejor a su prometida, emocionado al verla sonreír y dejar la vela en una mesita cercana, se quitó los guantes y la bata con la intención de correr a su encuentro.
Se detuvo a unos pasos, cuando Hinata desató su bata de dormir y mostró su cuerpo desnudo en medio de la oscuridad que era apenas iluminada por la luz de la vela, además de los rayos de la luna que se colaban por la ventana.
En ese precio instante, los ojos perla de Neji se abrieron un poco más, se cruzaron con la mirada tímida de Hinata para luego seguir recorriendo su cuerpo con demasiada anhelo. Su prometido desbordaba un increíble deseo que ella misma reconocía era muy parecido al suyo, por ahora no importaba las preocupaciones que me daba que su plan podía fallar, se dejó llevar por última vez, necesitaba entregarse a su amado para poder finalizar la agonía de ambos. Neji se acercó a ella para acariciar sus hombros y repartir algunos besos sobre su cuello, no dijo nada, no necesitaba de palabras para mostrarle lo mucho que la amaba, la fue tomando hasta depositarla sobre una de las mesas que todavía no utilizaba para sus experimentos. Sus besos tenían un sable más peligroso, la temperatura subía de nivel entre los dos cuerpos que se conectaban con toques suaves y llenos de cariño. Neji jugaba con su lengua en el Inter de la cálida boca de su amada, las manos de ella no dejaban de recorrer el cuerpo bien definido del castaño, siendo más lenta al momento de entrar en contacto con su torso desnudo. Quitarle es ropa a Neji fue el menor de sus problemas.
La pasión pronto cegó a Neji, estaba deseoso por poseer el cuerpo de su amada hasta el amanecer, de hacerle saber que jamás podría olvidarla, ella era su vida, lo que le daba sentido a su existencia. Su corazón latía de felicidad al verla tan dispuesta a él, sonaba más fuerte que la voz en su cabeza que le repetía que algo no iba bien. No le tomó importancia a la razón, no siquiera quiso esperar un minuto más llevándola a la habitación. La tomaría ahí mismo, como muchas veces se entregaron a escondidas de Hiashi Hyūga.
El intenso beso entre ellos fue roto por Neji, que pasó de su boca a su cuello, frotando sus senos, lugar donde fue tocando con suavidad sus pezones. Hinata jadeó en busca de aire, sentir la boca de su primo jugando con esa parte de su anatomía la volvía muy sensible. Se permitió disfrutar de cada sensación que le producía su amado, se aferró a su cabello en un intento por pedirle que no se alejara de ella. Una de las manos de Neji se dedicaba a atender su seno izquierdo mientras sus labios ocupaban lugar en el derecho, esa increíble combinación la obligó a gemir su nombre en voz alta. Y como si fuera un adivino, llevó su mano libre a su zona íntima, frotando sus dedos y jugando con ella.
—Neji— sus ojos vieron hacia el techo al tiempo que su cabeza se movía hacia atrás. Se volvería loca por toda la mezcla de sensaciones que la recorrían.
—Hinata-sama, pídeme lo que deseas— le hizo una petición sin dejar de ver esos ojos que se parecían tanto a los suyos, aunque ella no era capaz de enfocarlo con claridad.
—Quiero sentirte, Neji. Eres la persona de la que estoy enamorada— confesó por fin, al no sentir más las manos de su amado en su cuerpo.
Con esa oración, la poca cordura de Neji desapareció completamente. Entonces continuó el recorrido de su mano hasta volver a su vulva. El Hyūga sonrió satisfecho, la sentía tan húmeda y caliente, estaba preparada para recibirlo. Neji frotó sus dedos en su entrada, explorando con cuidado antes de decidir penetrarla. El cambio fue tan rápido y repentino que consiguió un grito cargado de placer por parte de ella, el miembro de Neji entró en ella con facilidad, haciéndola temblar por su fascinante habilidad. Él se unió a los gemidos de su amada al sentir como las paredes del interior de Hinata se contraían alrededor de su masculinidad. La respiración de los dos era irregular, el sudor cubría sus frentes, pero poco importó.
Los movimientos eran suaves, lentos y con todo el amor y cuidado que era capaz de manejar, Hinata lo besó encantada al tenerlo dentro de ella.
Su besó lo volvió a terminar Neji, sucediendo al mismo tiempo que su orgasmo, que culminó con él derramando su esencia dentro de la ojiperla. El golpe que Neji sintió en su corazón lo hizo retroceder hasta caer al suelo, Hinata quiso levantarse de la mesa, pero sus piernas débiles por su encuentro la hicieron caer junto a su amado.
—Hinata-sama...
—Es un veneno, Neji-niisan, puede trasmitirse a través de la saliva y comienza con la parálisis de los músculos. Lo coloqué en mis labios, y caíste justo en mi trampa— le informó sin ningún tipo de duda, quiso acariciar la mejilla de su primo, pero él la apartó —Se supone que debería hacerme el mismo daño que a ti, pero como puedes ver, difícilmente siento algo en este cuerpo. No soy yo, necesito que me digas que hiciste conmigo, te daré la cura si lo haces— sollozó al ver que Neji escupía sangre, detestaba verlo sufrir, sin embargo, ella también sufría al descubrir lo que Neji era capaz de hacer.
—¿D-de qué es-está hablando?— pronunció con un poco de dificultad, el veneno no hacía mucho efecto, simplemente sentía que su corazón recibía pequeñas punzadas. Lo podía soportar, aunque como lo mencionó su querida Hinata, sus músculos dolían demasiado como para levantarse e intentar obligarla a darle el antídoto.
—Miré con mis propios ojos el documento que confirmaba mi muerte y la de mi padre, ¿Qué fue lo que sucedió en realidad?— caminó por el suelo descalza, en busca de su bata que volvió a colocarse sobre el cuerpo. No quería ser encontrada desnuda al día siguiente, aprovechó también el momento en que Neji ya no podía moverse para cubrirlo con su ropa.
—No quería que lo descubriera, sé que jamás podrá entenderlo— al Hyūga le resultaba casi imposible moverse, por eso mismo se dejó hacer por las delicadas manos de la mujer que amaba, ella limpiaba el sudor de su rostro y la sangre de sus labios.
—Dímelo, tal vez no sea como piensas. Te amo, Neji, soy la persona que más puede entenderte después de ti mismo— le pidió sin soltarlo, en media hora más, era posible que Neji no pudiera hablar, necesitaba saber la verdad antes de que eso sucediera.
—¡No soporté verla morir!, Cuando encontré su cuerpo, los lobos ya habían intentado devorarla. Los asesiné por atreverse a tocarla, por no permitirme encontrarla completa, justo como la miré la última ocasión— la ojiperla limpiaba las lágrimas de su amado, de un momento a otro, sus propias gotas saladas comenzaron a caer sobre el rostro perfecto de su prometido —Estaba devastado, por eso comencé a planear como traerla de regreso... Y para conseguirlo, fue necesario que primero reuniera todas las piezas que la dejarían igual que antes...
—Neji— susurró con la voz quebrada, ir descubriendo lo que sucedió con ella la asustaba. Ese día que escapaba, fue el mismo en que murió e inició el tormento y pesadilla de la persona de la que estaba enamorada.
—Primero intenté robar el ojo izquierdo de su hermana, busqué en su tumba pero alguien más los había tomado. Fue entonces que decidí vengarme de su padre y obtener lo que tanto anhelaba, sería dos pájaros de un tiro— dejó de reconocerlo, ese no era el Neji que tanto amaba, era una persona que carecía de sentimientos, una persona tan vacía —Unas noches después de su muerte, cuando su padre la declaró muerta el encontrar su caballo y la mancha de su sangre, me adentre a la mansión Hyūga para asesinarlo. Verlo suplicar fue tan patético, me alegro de haber terminado con la persona que nos impidió estar juntos, me alegro de haber robado sus ojos para usted, mi querida Hinata-sama— haciendo uso de todas las fuerzas que lo abandonaban lentamente, Neji acercó su mano para limpiar los ojos de su amada, que ahora eran rojos debido al llanto.
—¿Qué más sucedió?, ¿Por qué te miras joven?— por alguna razón, su primo decidió cerrar sus ojos, ella imaginó que se debía al dolor que sentía en ese instante —Miré a Naruto-kun hace unos días, él era un anciano. Su mirada era cansada, sus movimientos lentos... Dios, él me dijo que tiene ochenta y seis años— ante cualquier escenario que tenía en mente, Neji solamente atinó a reír por su confesión.
—Lo descubrí después de dos años de su muerte, en un libro de la biblioteca de la mansión de su padre. Se volvió obvio para mí que no podría revivirla tan pronto, necesitaba mucho tiempo, décadas quizá...— la sonrisa de Neji no desaparecía, preocupando a Hinata, que temía que se hubiera vuelto más desquiciado que antes —Entonces, encontré entre las páginas de un libro, el ritual que me permitiría conservar mi juventud y hacer crecer mi tiempo de vida. Sólo necesitaba la sangre de una mujer virgen, muy fácil de conseguir si les demuestras aunque sea unas migajas de amor— la ojiperla llevó ambas manos a su boca, las arcadas amenazaban con hacerla vomitar. Ese no era Neji, no la persona que robó su corazón con palabras de aliento y miradas cálidas.
—Continúa...— le pidió, sin importar que no quisiera escuchar más de las atrocidades que cometió en su nombre.
—Fue muy difícil descubrir el experimento que me permitiría reunirme con usted, pero lo conseguí, al finalizar muchos años. Practicaba con animales, incuso con cadáveres del cementerio. Fue necesario mudarme a esta horrible ciudad para finalizar mi trabajo de manera satisfactoria— Neji volvió a escupir sangre, sus minutos estaban contados, lo sabía muy bien. Hinata no le permitiría vivir luego de escuchar todo lo que le estaba contando —Al final, hace unos meses, sólo debí buscar las partes de su cuerpo que me faltaban. No utilicé un cadáver, usted merecía la mejor calidad. Asesiné a las mujeres que tenían un tono de piel parecido al suyo, de esa forma obtuve lo único que me faltaba para tenerla conmigo— acarició su rostro, si ese era el final, necesitaba que su último recuerdo fuera ella.
—Neji...
—Te amo, Hinata-sama— la mujer siguió tocando su cabello, incapaz de hablar por el momento. La tristeza y la desesperación se unieron en un horrible nudo que se instaló en su estómago y siguió subiendo hasta su garganta —No importa si muero esta noche, en mi próxima vida volveré a estar junto a ti— le prometió con su último aliento.
—Yo también te amo, Neji— se abrazó al cuerpo sin vida de su prometido, llorando su perdida y comprendiendo solamente un poco del dolor que Neji sintió al verla muerta y en una escena tan traumática. Probablemente eso fue lo que desencadenó todos esos eventos tan espantosos, el descubrirla en ese estado.
Sin querer separarse de su primo, Hinata se levantó en contra de su voluntad, necesitaba escribir la carta que leería a la mañana siguiente Kakashi Hatake, aquella en la que relataría toda la confesión de su primo. Neji no volvería a atormentar a ese pueblo, ella se había encargado de eso.
Kakashi descubriría ambos cuerpos, la confesión que le ayudaría a unir los puntos de su investigación y de otros casos que jamás fueron resueltos, parecía irreal, pero los documentos de identidad de Neji y otras confesiones de personas conocidas como Naruto Uzumaki, confirmaban lo dicho por Hinata Hyūga. Obito estaría triste por la muerte de la mujer que se ganó su corazón, pero con la ayuda de su mentor, podría ir superando el suceso. Naruto al final podía estar tranquilo, sabía que su amada Hinata tendría un buen descanso, ella merecía encontrar la paz que le fue negada en su vida, con suerte y se reuniría con Neji en un mejor lugar.
La noche era terriblemente silenciosa, sólo los sollozos de una mujer se hacían notar por la habitación de recepción, lugar al que ella salió para no tener que seguir soportando el estar en el velorio de su novio. No entendía el motivo por el cual la vida la obligaba a ser tan infeliz, los chicos de los que se enamoraba huían siempre, y ahora incluso lo perdía de la peor forma.
—Estoy con usted, Hinata-sama... Puede llorar todo lo que necesite— la consoló con un fuerte abrazo, usando sus manos para peinar su cabello y frotar su cabello en un intento por mostrarle su apoyo.
—Gracias, Neji-niisan— la Hyūga lloró en el pecho de su primo, sin ser consciente de la sonrisa siniestra que se dibujaba en los labios del castaño.
Ella era demasiado inocente para un mundo lleno de gente tan enferma. Ella no imaginaba que la muerte de su novio no fue un accidente automovilístico culpa de unos frenos averiados, ese acontecimiento tenía un nombre. Neji Hyuga. Un hombre reconocido por ser uno de los mejores médicos de la ciudad.
Algunos han dicho que la amistad y el amor trascienden incluso con las reencarnaciones, que es posible encontrarte con un ser querido en tu siguiente vida... Lo que nadie dice, es que las obsesiones también lo hacen.
Notas de la autora:
• Este One-Shot forma parte de un reto de Halloween ❤️ pueden pasar a leer los relatos de otras escritoras que participan:
@Wanderlust_326
@Doradita092
skybluePetunia
ItzelBadban
Eaton093
Y todas las historias las encuentran en el perfil de esta editorial: Editorial_Ilussia 💜
Aquí el link a la historia: https://my.w.tt/UqTQXxRk1ab
Les dejaré algunas imágenes que inspiran este One-Shot ✨
• Espero que les haya gustado esta idea, y haberles causado alguna mala sensación xd
• No me resistí a incluir una mención de otras parejas, espero también les guste el ligero Naruhina, Obihina y Kakahina 💜
• Como les dije antes, esta historia fue inspirada en el libro de Frankestein, (en el hecho de crear vida), pero no sigue la obra original, por lo cual no es una copia y tampoco una adaptación.
• Quise retratar un poco como el amor puede volverse una obsesión, espero haberlo conseguido.
• Dejen sus votos y comentarios 💖
• Nos leemos en las próximas actualizaciones de mis historias 👀❣️
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