Echo N -11: Fiesta de la presunción
- Despertando de una noche de sueño, Whitley se frotó los ojos, tratando de sacudir los remanentes de sueño de su sistema e iniciar sus funciones.
A su alrededor, piezas de maquinaria y tubos de muestras con sustancias volátiles denotaban las actividades que había realizado ayer en la noche.
El lugar, iluminado con lámparas eléctricas de colores algo opacos, daba una sensación algo futurista a las incontables y costosas máquinas del lugar. Este era el refugio de Whitley, aquel que había construido con el propósito explícito de crear herramientas que le ayudaran a él, a Jaune y, por consecuencia, al team RWBY a salvar Remnant de los desastres venideros. Esta era su "Fortaleza de la soledad", o su Baticueva, como le gustaba comentar en voz alta el peliblanco.
Sacudiendo los restos de Dust de su bata de laboratorio normal, el chico pronto se acercó a una de las computadoras del lugar, donde observaba cómo iba el desarrollo de su arma Huntsman personal, una versión modificada de los "Ember Celica" de Yang Xiao Long, la hermana de Ruby.
Estos guanteletes, a diferencia de los de Yang, serían más ligeros y, por tanto, mucho más fáciles de ocultar y de llevar consigo a cualquier lugar, permitiéndole enfrentar amenazas de cualquier tipo sin la necesidad de correr a esconderse a algún lugar para posteriormente colocarse sus guantes y equipamiento para salir a combatir. Resolviendo así el típico problema de los superhéroes como Batman y Superman, quienes se veían en la obligación de desaparecer abruptamente de la escena para acceder a sus identidades superhéroicas.
El albino estaba cruzando los dedos para que finalmente sus planos funcionaran, puesto que, a diferencia de lo que muchos creen, el crear un arma del calibre y a medida para un Huntsman o una Huntress era muy difícil.
Whitley llevaba más de un mes de ensayo y error tratando de crear sus armas, y aunque le hubiera gustado pedir la ayuda del Doctor Polendina o de Penny, sabía que sus preguntas podrían llevarlos a sospechar sobre que se traía algo entre manos, lo que finalmente los llevaría a descubrir que efectivamente el albino era el "Doctor Freeze" que había estado arruinando operaciones de White Fang por todo Atlas.
El ser un antihéroe que realiza acciones bien consideradas "terroristas" mientras trata de llevar una vida normal como un adolescente adinerado al frente de una compañía de tecnología era sumamente estresante.
Por eso es que Whitley apreciaba cada pequeño momento que pasaba junto a Willow, puesto que si bien era y a la vez no era la madre del par de almas en el cuerpo del albino, su intento de ser una madre amorosa y atenta calentaba el corazón del chico, y los momentos en que veían películas, jugaban algún juego o simplemente paseaban por la mansión creaban buenos recuerdos en su mente, lo que lo motivaba más que nunca a cumplir su objetivo y detener a Salem de destruir la ya en ruinas Remnant.
Dejando aquellos pensamientos a un lado por el momento, el albino se sentó frente a uno de los tantos monitores que parecían abarrotar el laboratorio.
A diferencia del resto, este monitor parecía estar analizando algún tipo de datos de monitoreo sobre la condición física y reservas de aura de un individuo en particular. El cual parecía estar pasando un mal rato ejercitando o teniendo un combate de práctica en contra de alguien más.
—Tal parece que Jaune se está divirtiendo—comentó con una sonrisa algo burlona el albino mientras monitoreaba los signos vitales del chico rubio, el cual al parecer estaba recibiendo la paliza de su vida si el rápido drenado de sus reservas de aura era un indicativo.
Decidiendodejar en paz al rubio por un tiempo, el albino tomó una pequeña pistola junto a un frasco repleto de Dust de hielo yl os guardó en su cinturón, para acto seguido tomar su máscara que le denotaba como Freeze y salir del laboratorio, puesto que aún tenía asuntos que resolver antes de asistir a la susodicha fiesta a la cual fue invitado.
En medio del ahora frío y solitario laboratorio, el sonido de las máquinas ensamblando, recalibrando y ajustando piezas mecánicasera lo único que se podía escuchar, haciendo una cacofonía de ruidos inentendibles.
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En medio de uno de los tantos campos de entrenamiento de Beacon Academy, Jaune estaba recibiendo la paliza más grande de su vida, de parte de nada más y nada menos que la siempre amigable, cariñosa y colaboradora Pyrrha, la cual, con una mirada de arrepentimiento, ayudaba a Jaune a levantarse del suelo.
¡Lamento mucho eso, Jaune! —Creo que me excedí - disculpó profundamente la chica, tratando de ayudar al chico en el suelo.
Jaune parpadeó confundido, tratando de orientarse una vez más mientras veía a la chica de cabello carmesí extenderle la mano.
—"Por los dioses gemelos, qué mano más pesada" —pensó el rubio poniéndose de pie, siendo ayudado por la chica.
Por un segundo, Jaune creyó que un Ursa le había atacado de frente, y es que con o sin aura, la chica tenía una fuerza sobrehumana que haría sorprender a cualquiera que la enfrentara, ya sean por sus años de experiencia o su espartano entrenamiento que tuvo en su madre patria.
Pyrrha se encontraba sumamente avergonzada; lo que había comenzado como una sesión de entrenamiento entre amigos terminó en un desastroso accidente.
— ¿Cómo podía haberlo arruinado así?" se preguntó en su mente la chica, quien quería acercarse a Jaune y formar una amistad más profunda, aprovechando los espacios libres entre clases para conocerse mejor.
Sin embargo, Jaune, con un tono medio burlón y medio despreocupado, se arregló la ropa desordenada por la paliza.
—No te preocupes por esto, Pyrrha, es parte del entrenamiento... supongo — comentó el joven arreglando el escudo en su brazo.
Había pasado casi una semana desde el inicio de las actividades académicas, y si bien las respectivas notas del rubio habían pasado bastante sobre la media gracias al material de estudio que el Dr. Freeze le había entregado de antemano, sus cualidades físicas y habilidades de combate seguían en un nivel francamente vergonzoso.
Por lo cual, Jaune decidió pedir ayuda a sus recientes amigos.
Primero intento entrenar con Ruby, pero digamos que no fue del todo bien. La hiperactividad de la chica y su peculiar manera de usar su semblanza hacían que cada intento de "entrenar" se convirtiera en una constante odisea de Jaune por tratar de sobrevivir y mantener el poco orgullo que le quedaba intacto.
Con Weiss las cosas eran un tanto peores; los constantes cambios de humor de la chica, junto con lo volátil de su actitud y el obvio disgusto que aún sentía por el rubio, hacían cada uno de sus encuentros un juego del gato y el ratón donde Jaune, de una forma u otra, se convertiría en el conejillo de indias para que la chica peliblanca probara combinaciones de Dust distintas.
Entrenar con Yang era sinónimo de volverse un saco de boxeo con resistencia limitada, cosa que solo ponía más alegre a la rubia, la cual poco a poco se volvía más violenta.
Entrenar con Blake era básicamente tratar de encontrar a la chica y evitar molestarla mientras leía, ya que de interrumpir su lectura, un corte sería el menor de sus problemas.
Ren... Es Ren, es un tipo agradable sin duda, pero es demasiado pacifista incluso para alguien como el propio Jaune. El entrenar con él se convertía rápidamente en una sesión de meditación y de cuestionamiento de la vida y de lo fastidioso que era ser realmente un Hunter.
Fue... Una experiencia curiosa por decir lo menos; el lado positivo es que Jaune aprendió a despejar su mente y dejar ir sus preocupaciones, al menos de forma temporal.
¿Entrenar con Nora? Ni él es tan loco; Nora era básicamente la definición de una fuerza de la naturaleza, impredecible, destructiva e imparable. Que los dioses gemelos libren al tonto que se atreva a hacer enfadar a Nora, o peor, hacerla ponerse seria.
Así que aquí estaba, entrenando junto a Pyrrha, mientras planeaba cómo joder la vida de Ozpin, el viejo decrepito adicto al café; juraba por el honor de su apellido y el de sus ancestros que se vengaría de Ozpin, aunque eso le costara toda la vida.
Apretando los dientes, Jaune ajustó el escudo y se colocó en posición, listo para continuar con el entrenamiento, aun si sus músculos gritaban de dolor por ello.
—¡Vamos, Pyrrha! —¡Aún puedo seguir! — comentó el chico mientras le sonreía a la pelirroja.
Pyrrha se quedó embelesada por un segundo, tanto por la determinación del chico como por la deslumbrante sonrisa que presentaba aun luego de recibir paliza tras paliza. Esa sonrisa, junto con la actitud del chico, despertaba algo en ella que no podía describir, pero de algo estaba segura la chica, y es que... Esa sensación le gustaba... y mucho.
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Terminando de arreglar su corbata, Whitley miró su reflejo en el vidrio polarizado de su vehículo personal; su apariencia elegante sin duda le haría sobresalir entre el montón de invitados de la fiesta a la que estaba asistiendo.
Suspirando, el chico de blancos cabellos extrajo su pergamino del bolsillo interno de su traje, viendo cómo iba el progreso de su maquinaria con sus armas de Hunter.
Siendo totalmente sincero, Whitley veía innecesario el ir a esa reunión de gente rica; a fin de cuentas, ya sabía cómo sería el ambiente allí. Después de todo, cuántas historias no había leído donde el protagonista era un noble que tenía que asistir a banquetes y reuniones oficiales? Incluso si este mundo era técnicamente un mundo de fantasía post-apocalíptica, los ricos se comportarían igual donde fuera.
El repentino carraspeo del conductor devolvió a Whitley a la realidad, solo para darse cuenta de que ya se encontraban frente a la villa de la familia Gausse, así que, tomando el regalo para la cumpleañera, Whitley salió del vehículo y entró en el edificio principal, donde rápidamente el lujo y la ostentación lo rodearon.
Incontables sirvientes (todos humanos) se movían de un lado a otro con obvia elegancia pero prisa; la vista de las decoraciones doradas y el mármol de la más fina calidad, junto con los retratos familiares de la familia Gausse, daban a la vivienda un aura de majestuosidad.
Whitley no se veía para nada impresionado; por el contrario, su mirada reflejaba algo de irritación: demasiadas luces y colores muy brillantes, algo que para él, como vigilante y trabajador nocturno, era casi como un repelente natural .
Sacudiendo su mal humor, el chico se acercó a uno de los sirvientes de la casa en busca de direcciones, el cual, con obvio nerviosismo por la identidad de quien tenía al frente, le guió hasta la sala del evento principal.
Tras unas enormes puertas de caoba, con detalles cincelados de humanos cazando Grimms (y criaturas antropomórficas), se hallaba el salón de banquetes, lugar donde una gran parte de la élite de Atlas se encontraba reunida para celebrar el magno cumpleaños de la heredera de tal prestigiosa familia.
La sala pronto cayó en un silencio sepulcral al ver quién había llegado; después de todo, ese color de cabello era infamemente conocido en la alta sociedad, más tomando en cuenta los últimos escándalos que envolvían a tal apellido familiar.
Reaccionando de forma rápida, el sirviente que acompañó al peliblanco pronto se inclinó y con una voz fuerte exclamó la identidad del invitado.
—Ante ustedes, nobles damas y caballeros, se presenta el CEO de H.A.L.O. Company, filántropo, multimillonario e inventor genio! —¡Perteneciente a la familia Schnee, con ustedes, Whitley Schnee! — exclamó en un tono fuerte y de veneración.
Los murmullos pronto se desataron en aquella sala mientras todos los ojos escrutaban la apariencia impecable y fría del joven. Su atuendo negro, con una corbata azul oscuro, reflejaba un marcado contraste con el tono pálido de su piel y la blancura de su cabello. Teniendo la apariencia de un modelo, muchos de los jóvenes allí presentes sintieron celos del joven, quien, a pesar de ser varios años menor que ellos, resaltaba irremediablemente, atrayendo la atención de incontables jovencitas en el lugar.
EL silencio fue roto más tarde que temprano por los aplausos de los allí presentes, los cuales, en el momento que Whitley bajó las escaleras y se acercó al centro de la habitación, empezaron a aglomerarse a su alrededor como Ursas atraídas por la carne fresca.
Whitley, con su sonrisa más formal, saludaba y daba la mano a todos aquellos que se presentaban ante él, tomando nota mentalmente de aquellos que más poderío político, económico o social tenían en Atlas o Mantle.
A pesar del bullicio ocasionado por la aparición del chico Schnee, sonidos de tacones resonaron en el salón de banquetes, llamando poderosamente la atención de Whitley, quien con algo de sorpresa en su rostro, observó la aparición de una hermosa joven rubia de apariencia elegante y casi etérea, con el escudo de la familia Gausse bordado hermosamente en la corbata del traje formal oscuro que vestía.
—Así que, ¿es ella la heredera de esta ostentosa familia? "Bastante más diferente de lo que imaginaba ", pensó el chico con una sonrisa sarcástica en su rostro, todo mientras salía de la multitud que le rodeaba y se acercaba paso a paso, firmemente a la chica.
Sus ojos nunca se separaron; el azul se enfrentó al verde esmeralda, casi como si midieran la voluntad del contrincante, como dos cazadores evaluando posibles presas... O posibles amenazas.
— Señor Schnee, es un placer conocerle finalmente. —Comento ligeramente la agraciada dama, mientras hacía una ligera reverencia al chico que finalmente había llegado hasta ella.
Evaluando la apariencia del joven, la dama dio un asentimiento de aprobación; los colores ayudaban bastante a resaltar la apariencia ya sobresaliente del joven.
—El placer es mío, señorita Gausse, ¿o prefiere que la llame Alice? —Veo innecesario tanto formalismo, habiéndome invitado a esta festividad incluso sin conocernos — comentó el joven mientras extendía su mano para dar un apretón de manos en señal de respeto, para la sorpresa de la joven.
Viendo su mano extendida, Whitley observó la expresión algo complicada de la joven con gracia. Querías jugar formal? Lo siento, no tengo tiempo para esas cosas, mocosa; tengo un proyecto que sacar adelante. Después de todo, Remnant no se va a salvar de las manos de Salem sola, ¿o sí?
Finalmente,sacudiendo su cabeza, la joven tomó la mano del chico peliblanco y apretó con decisión, demostrando su aprecio por la muestra de respeto bastante extraña, pero apreciada, del joven.
—Si no le molesta que pregunte, ¿no le preocupa mi apariencia poco femenina? Señor... Whitley -Se corrigió al final la joven, viendo cómo el joven soltaba su mano del agarre y le hacía entrega del regalo.
Whitley rio entre dientes ante la pregunta. ¿Así que una chica insegura de su apariencia y gustos? Ya se daba cuenta qué clase de personas eran los regentes de la familia Gausse.
—¿Se siente cómoda con cómo se viste y el cómo se ve, señorita Alice? — soltó la pregunta el chico mientras lentamente se acercaba a la mesa de bocadillos, siendo seguido de cerca por la intrigada joven.
¿ í? Quiero decir, sí. Me encanta este atuendo, es muy cómodo de usar. —Comento —la joven, observando al joven abarrotar su plato de dulces de café y crema.
- De ser así, no veo por qué la opinión de alguien como yo, en esencia un extraño, o incluso la opinión de alguien más debería de importar. Después de todo, son sus gustos, señorita, y nadie tiene el derecho de imponer sobre usted lo contrario. -Comento el chico con un dulce de café a medio comer en su mano y una expresión relajada.
Las palabras del chico parecieron sacudir algo dentro de la chica rubia, quien con desconcierto observó cómo la figura de sus padres se acercaba al estrado dentro del salón de banquetes.
- ¡Saludos a todos! ¡Estimados damas y caballeros! ¡Espero que esta celebración por el 18vo cumpleaños de nuestra primogénita mayor sea del agrado de todos! ¡Deseamos a todos una magnífica noche y agradecemos todos sus buenos deseos por nuestra familia! ¡Que los dioses gemelos bendigan la prosperidad de Atlas! —Brindaron los regentes ante las miradas de todos.
—¡Que los dioses gemelos bendigan la prosperidad de Atlas! —El grito de la multitud resonó por toda la edificación.
La mirada de Whitley se puso extrañamente seria, mientras levantaba su copa igual al resto, mas su mirada seguía fija en Alice, quien se veía especialmente incómoda luego del anuncio de sus padres.
—Venga conmigo, señor Whitley, necesito hablar de algo con usted. - La chica no esperó la respuesta del chico y rápidamente lo llevó a un lugar apartado del resto, todo bajo la atenta mirada de sus padres.
Whitley tenía un mal presentimiento, ¿por qué tan de repente esta actitud de la chica? Qué estaba ocurriendo en esa familia?
Luego de llegar a un lugar apartado, sin sirvientes ni cámaras de seguridad. La chica soltó la mano de Whitley y lo tomó del cuello de la camisa mientras lo veía con ojos llenos de desesperación y súplica.
—Por favor, por favor, por favor, no dejes que mis padres pongan sus manos en tu tecnología; temo por la seguridad no solo de mi hermana y la mía, sino de incontables personas a lo largo de Mantle y Atlas. —Suplico —la chica en tono desesperado, su tono casi desvaneciéndose en llanto.
Las sospechas del peliblanco se habían afianzado, y el mal presentimiento que sentía en la parte baja de su estómago se hacía cada vez más fuerte. Algo andaba mal con esta familia, y a pesar de no ser parte relevante del canon de RWBY, Whitley sentía que no debía ignorar lo que fuera a acontecer en este lugar.
¿A qué te refieres? ¿Por qué una familia de comerciantes como la tuya quiere mi tecnología? O mejor dicho... —¿Para qué? — preguntó con tono el serio mientras soltaba el agarre de la rubia del cuello de su camisa y trataba de tranquilizarla.
—E-Eso... Eso es p-porque... Mis padres, ellos, ellos están... - Antes de que pudiera siquiera terminar de explicar, varios sirvientes vestidos de negro, bastante diferentes a los sirvientes normales de la propiedad, aparecieron detrás de ella y, a pesar de los intentos de la chica de liberarse, fue arrastrada a un lugar desconocido por el Schnee.
El oscuro giro de los acontecimientos, combinado con las palabras de advertencia de la chica y su experiencia leyendo cómics de detectives (Batman, Nightwing, Red Hood, etc.), le hacían darse cuenta de que una especie de mafia estaba detrás de todo esto, y eran lo suficientemente despiadados como para que su propia hija se diera cuenta de sus acciones y los repudiara.
Discretamente, Whitley accionó un botón oculto en la hebilla de su cinturón, el cual envió una señal indetectable para radares normales, a una dirección conocida solo por el chico.
—Lamento la actitud de mi hija, estimado huésped; a pesar de su edad, aun no termina de acostumbrarse a tratar con invitados de tal nivel como usted La voz gruesa, pero pomposa de un hombre sonó justo detrás de Whitley, a lo cual le siguieron los pasos de tacones de una mujer.
Ocultando rápidamente su expresión seria, Whitley volteó para enfrentar al hombre tras de él, solo para darse una sorpresa.
EL hombre ante él era la viva imagen de Rha's AlGhul, fundador de la liga de asesinos y enemigo activo de Batman. Ver a alguien tan parecido al personaje del cómic en la vida real fue una sorpresa para Whitley, siendo un fanático acérrimo de los cómics. La única diferencia relevante entre ambos individuos (el patriarca Gausse y Rha's) era el color de cabello rubio del hombre frente a él.
—No se preocupe, Lord Gausse, su hija, a pesar de su comportamiento extraño, no dijo realmente nada fuera de lugar. —Fue bastante cordial, de hecho — comentó el chico, haciendo una ligera reverencia, mientras analizaba a sus posibles enemigos.
Hombre y mujer, ambos rubios, vestidos con ropas de apariencia costosa y adornos que costarían millones, no parecían una amenaza a simple vista, ni mucho menos tenían la apariencia de una pareja de criminales pertenecientes al inframundo criminal. Pero las apariencias engañan, y así como los humanos usan piel humana para camuflarse del peligro, los monstruos usan piel humana para engañar a sus presas.
La sonrisa del hombre solo se ensanchó un poco más ante las palabras del chico, pero sus micro-expresiones, el brillo de sus ojos y la manera en que su esposa le daba una mirada significativa daban a entender otra cosa.
—Entiendo, entiendo. ¿Le parece si hablamos de negocios en otro lugar más ? Adecuado: Invita el hombre usando su bastón para indicar el camino.
No queriendo levantar sospechas, el chico Schnee siguió las indicaciones y procedió a caminar detrás de la pareja, los cuales lentamente lo llevaron a una zona más profunda de la propiedad.
Parecía que habían caminado por más de 15 minutos, así de inmensa era la propiedad de los Gausse, pero Whitley seguía intranquilo; trataba de memorizar cada pequeño detalle de por donde pasaba, para así poder escapar más fácilmente si la situación lo ameritaba.
Finalmente, la caminata se vio interrumpida por la aparición de un elevador/ascensor industrial que parecía fuera de lugar dado el ambiente tan lleno de lujo y reluciente de la mayoría de la mansión. Es más, toda la zona que habían recorrido hasta ahora había sido oscura y tétrica, como una muestra de la cara oculta de los que allí habitan.
Entrando en el ascensor, el mismo empezó a descender: uno, dos, casi 5 pisos antes de finalmente parar, solo para dar paso al horror en carne propia.
El escenario frente a Whitley era algo salido directamente de las fantasías más oscuras del Joker, un escenario desesperanzador y lleno de sadismo y maldad.
Después de todo, miles de faunos y humanos, ya fueran niños, niñas, adultos o ancianos, se encontraban encerrados en grupos de 10, quizás 20 personas, en celdas diseñadas para abarcar a poco más de 7 reclusos. Todos ellos, víctimas de abusos constantes y desnutrición, era algo sumamente deprimente de ver.
Y eso ni siquiera era la peor parte; después de todo, en el medio de la gran, inmensa habitación/cárcel, se ubicaba un ring de peleas repleto de arena, donde varias decenas de personas peleaban y se devoraban unos a otros, como bestias salvajes, ya fueran humanos o faunos. Cualquier atisbo de cordura o humanidad parecía inexistente en aquel lugar.
Dicho espectáculo no era más que eso, un show exótico para aquellas personas bien vestidas y alimentadas que disfrutaban de vino y carne desde las gradas, elevados del suelo, alejados de las "bestias" y observándolas con desdén como si fueran... "dioses".
Aquella vista, de un lugar tan parecido al infierno en el mundo real, hizo temblar a Whitley, no de la impotencia, sino de la ira y el odio. Cómo es posible que exista gente realmente tan despiadada y sin escrúpulos en este mundo?
Cada vez que lo pensaba, se daba cuenta de lo jodido que era realmente el mundo de RWBY, no solo asediados por monstruos alimentados por el miedo y las emociones negativas, sino también por los monstruos de piel humana o fauna que se ocultaban entre los supervivientes de aquel asedio milenario.
Controlando sus reacciones corporales y faciales, Whitley preguntó con un tono serio.
- Tanta crueldad, tanta negatividad, tantas personas. Cómo hacen para evitar que los Grimm se sientan atraídos ante tal banquete? — preguntó con cara rígida mientras secretamente apretaba su puño.
La pregunta dibujó una sonrisa divertida en la cara del Lord Gausse, mientras su esposa, Lady Gausse, era la que se dignaba a responderle.
—Es fácil tratar con tales perros, simples drogas y Dust de luz son suficientes para mantenerlos a todos en un estado letárgico, casi vegetativo, lo suficiente para mantenerse tranquilos y que puedan sentir todo lo que se les haga, no lo suficiente para atraer la atención de los Grimm ni que se puedan liberar — respondió con elegancia y una risa de ricachona al final de su oración.
Esas palabras hicieron que la sangre de Whitley casi hirviera por completo.
— Así que, una completa mafia de tráfico de personas, ¿eh? " pensó con ira reprimida el chico mientras se daba la vuelta para irse.
Una mano en su hombro detuvo su accionar, así que, viendo sobre el hombro, observó la mirada seria del hombre rubio ante él.
— Aún no hemos hablado de nuestro negocio, estimado señorito, ¿oes que acaso dejará ir una oportunidad de hacer dinero? —El comentario estaba obviamente lleno de burla y algo de desprecio difuminado.
La pregunta, más que hacer enfadar al Schnee, le hizo reír, pero no era una risa sarcástica ni mucho menos; era una risa despectiva, llena de intenciones ocultas y llena de desprecio real.
- No tengo NADA que negociar con criminales. Y mucho menos con aquellos que violan los derechos de humanos y faunos por igual. Ustedes no merecen el título de humanos. No, ustedes merecen el título de MONSTRUOS. Los Grimm matan por ser parte de su naturaleza, pero las atrocidades que ustedes cometen......... No tienen perdón de los dioses gemelos Con esas palabras, Whitley se retiró rápidamente, dejando estupefactos a ambos rubios por el arrebato del joven.
Llegando rápidamente a los pisos superiores, Whitley extrajo su pergamino y vio que su vehículo ya había llegado, así que, acelerando aún más el paso, se movió rápidamente a la salida, evitando cámaras de seguridad y sensores.
Ya estando por salir de la residencia, el joven se encontró con una magullada Alice en la salida, con su cara cubierta en dos marcas rojas de bofetadas y el maquillaje destrozado por las lágrimas ya secas que le recorrían hasta las mejillas.
La imagen provocó un nudo en el corazón del joven. Pobre chica, quién sabe qué clase de maltratos habrá tenido que soportar durante tantos años con padres tan horribles.
Suspirando, el chico se acercó a Alice y le puso su chaqueta sobre los hombros, y usando un pañuelo bordado de su bolsillo, secó sus lágrimas.
- Toma tus cosas y vete mientras puedas. —Este lugar pronto dejará de ser seguro — susurró al oído de la chica de forma discreta, dando palmadas en su espalda.
La chica lo miró sorprendida, pero viendo su mirada seria, decidió tomar sus palabras totalmente en serio y partió para alistar sus cosas para huir de allí.
Whitley tan solo la vio partir, mientras, extrayendo un pequeño frasco de Dust de hielo, esparcía su contenido discretamente por el enchufe eléctrico cercano a la entrada de la residencia.
Era hora de actuar y salvar a esas personas secuestradas.
Whitley Schnee debía desaparecer de la escena, y Dr. Freeze debería entrar en escena. La hora de la venganza había llegado, y aquellos que habían pecado... Deben de ser castigados.
Acercándose al vehículo de apariencia futurista de color gris platinado y líneas azules. Whitley partió bajo el manto de la noche, todo mientras el Dust de hielo hacía su parte del trabajo.
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Era plena medianoche, y la fiesta subterránea estaba en su apogeo máximo.
Los vicios y el descontrol se habían apoderado rápidamente de las personas; gran cantidad de actos atroces y desvergonzados eran vividos por las pobres personas secuestradas, quienes, como zombies, solo cumplían órdenes, sin capacidad de negarse o resistirse.
Todo esto hubiera seguido, con el señor y la señora Gausse como reyes de este infierno pecaminoso, de no ser por la repentina explosión en la superficie que afectó el sistema eléctrico subterráneo, el cual dejó el mundo a oscuras.
Nadie sabía que estaba ocurriendo, mucho menos el porqué ocurría; tan solo estaban allí, en pánico entre las penumbras de la habitación.
Los Gausse sintieron que algo andaba mal. ¿ Cómo es posible que el sistema eléctrico de su propiedad, que había costado millones de Lien, pudiera fallar, y más en un evento tan importante como el día de hoy? Alguien debía estar detrás de todo eso.
Y sus preocupaciones no eran infundadas; después de todo, el grito desgarrador que se escuchó de repente conmocionó a todos.
No era como el grito de uno de los tantos faunos o humanos que habían secuestrado y torturado, no, era el grito de uno de sus accionistas millonarios, que ahora yacía en el suelo, con su cuerpo medio congelado.
La electricidad repentinamente volvió al lugar, dejando al descubierto la grotesca y sangrienta escena que nadie esperaba ver aquella noche.
En una de las gradas, de pie sobre el cuerpo ya púrpura de un hombre regordete de ropa acaudalada y sin un brazo, yacía la figura de bata blanca y máscara de Atlesian Soldier de un hombre. Parte de su vestimenta eran pantalones militares y el resto se encontraba oculto bajo la bata blanca como la nieve. En sus manos, guantes plateados irradiando una tétrica luz azul se encontraban manchados de sangre, sangre de la víctima a sus pies.
Nadie podía creer lo que veían, ¿de dónde había salido tal loco? Y además, la brutalidad que mostraba no era algo que un humano normal pudiera mostrar; ¿ sería acaso un sucio fauno encubierto?
Ninguno de los presentes supo cómo reaccionar, ni mucho menos tuvo el tiempo de hacerlo cuando la temperatura del lugar bajó estrepitosamente y los pinchos de hielo empezaron a crecer del suelo, como si fueran flores en plena floración, empalando uno a uno a los descuidados perpetradores de crímenes de lesa humanidad.
Los gritos y jadeos pronto llenaron el aire, todos mientras las luces se encendían y se apagaban, dando un aire psicodélico y sadismo a la masacre que allí se perpetraba.
Aquellos afortunados que se salvaron de ser empalados y trataron de escapar pronto se dieron cuenta de que el hielo era el menor de sus problemas, puesto que el psicópata de blanco, usando garras de hielo blancas que salían de sus guantes, empezó a cazar uno a uno a todos los accionistas y acompañantes de los mismos. Nadie se libraba de su ira, nadie.
Aprovechando el ajetreo, los regentes Gausse se decidieron por escapar, no importándoles ninguno de los allí presentes. Para su fortuna, el elevador aún funcionaba, así que sin dudarlo lo montaron a toda prisa. Viendo mientras subían cómo la masacre se acercaba cada vez más al elevador.
Ya en el piso superior, la sorpresa que se llevaron fue enorme: toda la mansión estaba cubierta de una gruesa capa de hielo, y múltiples manchas de sangre se podían ver por todo el lugar; la masacre no había hecho más que comenzar desde el piso superior.
El par de rubios se miraron con miedo y angustia, así que rápidamente fueron a su estudio personal, lugar donde, además de encontrarse su caja fuerte, también había un túnel de escape.
Una vez en el lugar, el hombre empezó a vaciar todos los elementos de la caja fuerte y a meterlos en un maletín, mientras la mujer, con mucho esfuerzo, lograba abrir la puerta secreta del túnel de escape.
Mas ninguno de los dos se esperó que un cuerpo sin cabeza aterrizara sobre la mesa de caoba del estudio, ni mucho menos escuchar los aplausos de un hombre desconocido.
—Vaya vaya, sus habilidades de escape son muy buenas, señor y señora Gausse; lástima que sean insuficientes para escapar de mí. -El tono sarcástico con el cual se decían esas palabras era evidente, pero la voz mecánica que sonaba detrás de la máscara solo hacía que los dos allí presentes sintieran miedo.
El hombre rubio trató de disparar al desconocido con una pistola de Dust, pero se vio con la sorpresa de que el arma en su mano se había congelado, y su mano se había empezado a poner morada rápidamente.
Con gran velocidad, Dr. Freeze pateó la mano del hombre, provocando que se quebrara en varios pedazos y un chorro de sangre congelada saliera del muñón de la ahora amputada extremidad.
El grito del hombre se vio ahogado por la patada que recibió en el pecho, la cual lo envió volando hasta la pared detrás de él, rompiendo parte de sus costillas en el proceso.
—P-Piedad... p-por f-favor. — Rogó con los dientes apretados el hombre, tratando con todas sus fuerzas de no caer rendido.
La risa sarcástica del enmascarado solo denotó su indisposición de seguir las palabras del hombre.
—¿Piedad? —Monstruos como ustedes, quienes no sienten amor, compasión ni mucho menos piedad, es algo que no merecen — comentó a la ligera mientras con una mano atravesaba el pecho del hombre, el cual pronto se envió envuelto por el hielo, muriendo de congelación en el acto.
Dr. Freeze pronto se dio la vuelta para buscar a la última involucrada, pero se dio cuenta de que la misma había escapado por el túnel, abandonando a su "esposo" a su suerte.
— Pájaros del mismo plumaje vuelan juntos, ¿no es sí? Abandonado por tu esposa, como el patético desperdicio que eres. Usando sus guantes, el enmascarado perforó un hoyo a través de la pared falsa del túnel subterráneo y empezó la persecución de su próxima víctima.
Por su parte, la matriarca Gausse corría desesperada; podía oír el sonido de pasos apresurados tras de ella, lo cual solo aumentaba su tensión y estrés. ¿De dónde había salido tal loco? ¿Por qué los estaba atacando a ellos?
Su cuestionamiento pronto se vio interrumpido por el agudo dolor que le invadió en el abdomen, el cual la hizo caer al piso agonizante, todo mientras una estaca de hielo sobresalía de su cuerpo y empezaba a esparcir una sustancia helada sobre el mismo.
—Ya es muy tarde, mi estimada dama. No tiene escapatoria, es hora de ser juzgada — comentó dramáticamente el hombre mientras levantaba por la cabeza a la mujer.
La mujer estaba sollozando, sus lágrimas se cristalizaban y su respiración se ralentizaba.
—P-Por favor... déjame v-vivir... — Suplicó la mujer con las pocas fuerzas que le quedaban.
- Así que... Ni una palabra para su hija, ¿eh? Qué despreciable Con ese solo comentario, Dr. Freeze golpeó la cabeza de la mujer, dejándola inconsciente y que el hielo en su cuerpo hiciera el resto del trabajo.
Una vez que su trabajo culminó, Whitley suspiró con cansancio. Esta era, por mucho, la misión más arriesgada y violenta de su carrera. ¿Estaba orgulloso de haber matado a tantas personas? Por supuesto que no, pero él bien sabía que la muerte era la única solución para deshacerse de aquellas plagas, ya que la cárcel solo les permitiría esparcir su veneno por el resto de la sociedad.
Así que, ahora que la masacre había terminado. Era hora de destruir las evidencias, comenzando por las cámaras de seguridad y cualquier pista que lo relacionara con el lugar del evento.
Sin duda, sería una muy larga noche.
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Varias semanas después, la noticia de la masacre en la mansión Gausse y toda la red de tráfico de personas recorrió Mantle y Atlas, manchando la reputación de la familia Gausse y llevando todos sus negocios aún existentes a la quiebra. Por suerte, Alice y su hermana menor lograron escapar de la masacre y repudiaron el apellido Gausse, librándose de las críticas del público.
Whitley observó las noticias con curiosidad, mientras a su lado Penny probaba por primera vez una manzana acaramelada.
—¡Amigo Whitley! ¡Esta manzana acaramelada es muy dulce! ¡Es de lo mejor que he podido probar! Gracias , hip—hipo de la emocion, la chica mientras observaba con estrellas en los ojos al sonriente Whitley.
—No me des las gracias, Penny, es un placer verte feliz. —Tan solo no le digas a tu padre, ¿ok? — comentó de forma juguetona el chico mientras volvía a poner atención a la maquinaria frente a él, todo bajo la atenta mirada de la chica robot.
Los criminales no merecen perdón, ni mucho menos piedad. Dr. Freeze hizo lo que tenía que hacer para librar al mundo de la plaga, pero eso no lo vuelve necesariamente malo; después de todo, sin importar la época o el lugar, las decisiones difíciles necesitan voluntades fuertes.
Y que más fuerte que la voluntad humana, ¿no?
Pero al final, la justicia siempre actuará; ya sea tarde o temprano, la justicia llegará, y con ella la venganza... La cual llamará a su ejecutor más fiel, el Dr. Freeze.
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[Nota de autor: Saludos cordiales, estimados lectores y lectoras. Un abrazo y felices fiestas.
Espero de todo corazón que tengan un feliz fin de año y que el próximo esté lleno de LIBERTAD y PROSPERIDAD.
Un poco larga la espera, lo sé, pero como dicen, la espera vale la pena, y en verdad anhelo que para ustedes haya valido. Un año de retraso, pero más de 6K de palabras.
Espero hayan disfrutado de la historia, y nos veremos dentro de poco.
Sin más dilación, me despido. ¡Feliz Navidad!
Atte: TheGuren-sama.]
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