Llave Séptima

Canción asignada: Silence is all you know de Katherine Jekkins especial navidad Doctor Who

Me levanté temprano, me puse un abrigo por el frío matinal y salí a buscar las hierbas para el té.
Mientras caminaba hacia el pueblo me desperezaba de a poco gracias al viento que golpeaba suavemente en mi cara.
Por fin una noche que puedo dormir bien, desde que Kumi llegó a casa.
Nunca pensé que esa muñeca de porcelana me iba a cambiar por completo mi vida solitaria e incluso hacerme llegar a repensar algunas cosas; llegando al pueblo entre a la herboristeria, ese rico dulce olor a inciensos de manzana hasta palitos de canela mezclándose, son cosas en la vida que no se sienten muy seguido:
—Buenos días Riki, ¿Lo de siempre?
—Buenas Nekurimi, si por favor- me senté a esperar en una de las banquetas del lugar mientras miraba a mi alrededor, cuando vi una leyenda escrita en uno de los frascos -Malvas...
—Aquí esta todo, ¿Necesitas algo más?- me dijo Neku con una de sus antiquísimas sonrisas
—Dame unas hojas de malva, ¿Sabes como se hace la infusión?- ella sonrio asistiendo, sacó unas hojas y luego las guardo en una bolsita aparte con un papel de instrucciones - Muchas gracias, tengas buen día
—Igualmente un saludo a Kumi... claro cuando despierte
—Lo haré- caminando de nuevo hacia el templo me quedé un poco a admirar el paisaje que lentamente se despojaba del blanco manto de nieve que el invierno le había puesto.
Siguiendo mi camino me puse a pensar de nuevo como era mi vida antes de que ella llegara, ser el mejor maestro en el Iaijutsu era lo único que tenía en mente. Nunca más volver al pueblo ni para hacer compras ni para visitar a mis padres; prácticamente, me convertí en un fantasma hasta ese día que abandonada a los pies de un árbol, encuentro a Kumi una extraña niña de piel blanca y con alas. Obviamente, como hubiese pensado cualquiera del pueblo de una muñeca de porcelana; esta estaría embrujada y por ello se encontraba allí pero no pude resistir a alzarla para refugiarla en mi casa.
Si la tienes por mucho tiempo delante dirías que es la muñeca más bella que hayas visto, el manto de misterio y oscuridad que la envuelven es única. Pero te reirias delante mío si te contara que de día ella duerme y por la noche se encuentra despierta hasta que el sol vuelve a salir; sus pequeños pasos delicados, como si llevara unos taconcitos, sobre la madera es de algo que me he acostumbrado a escuchar antes de dormir.
La verdad es que lo reconozco, antes todo lo que conocía era el silencio del claro. Silencio muy pocas veces interrumpido por una tormenta, y cuando Kumi tomó mi mano el primer día que despertó fue como si su dulce oscuridad iluminó la mía; la luz brillo, la música sonó y mis ojos se abrieron ante el nacimiento del nuevo mundo el cual ella me presentaba:
—Llegue, traje malva seguramente querrás tomar ese té que me comentaste. Neku te manda saludos- le comenté apenas puse un pie dentro del templo; seguía en aquella posición petrificada con una sonrisa, sonrisa paciente a la noche.
Mientras puse la pava para hacer mi desayuno quede mirando el amanecer, donde conclui que cuando uno esta solo lo único que se tiene es el silencio alrededor y quizás lo que debemos aprender la mayoría de la gente que no hay nada más bonito que alguien compartiendo ese silencio, convirtiéndolo en canción.

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