Llave Quinta
Crow Clow era un chico británico de alrededor dieciocho años, ojos negros, de pelo blanco vestido siempre de negro con una gabardina blanca, uno de los más poderosos guerreros de la "Academy War and Witch". Lo que llamaba la atención de este chico, además de su cicatriz roja en su ojo izquierdo, era su brazo que podía transformarlo en una enorme garra con la que destruía a los que lo enfrentaban; la mayoría trataba de derrotarlo a pesar de que tenían la certeza de ser escobas para el suelo rugoso de la arena de práctica.
El único problema que tenía era que fuera de escuela muchos trataban de asesinarlo, a tal punto era la rabia de ser derrotados por Crow que el pobre debía estar mudándose de la punta de la ciudad hacia la otra; en cierto modo esto le molestaba bastante.
Ya otra vez se dirigía al colegio en su moto, cuando llegó se encontró en el estacionamiento con Rin, un chico de pelo azul con unos pequeños cuernos y una larga cola de demonio acompañado siempre de su katana. Rin era su mejor amigo, en realidad era su único amigo:
—Te tardabas ¿eh?- le dijo saludándolo con un juego de manos – ¿Te fuiste al otro de la ciudad otra vez?
—Agradece que no...- dijo en un suspiro mientras se ponían en camino –estaba en un callejón donde pude dormir bastante- Rin sólo se limitó a reír.
La Academia era gigante, tenía alrededor de veinte pisos con diez salones cada uno donde se dictaban distintas materias en simultáneo; mientras caminaban por el pasillo del décimo tercer piso para llegar a su curso muchos trataban de provocar a Crow para ganarse un enfrentamiento, uno de ellos le hizo zancadillas y él cayó al suelo llevando consigo por delante a una chica de baja estatura con alas de ángel de color negras, ojos rosados, pelo largo entre blanco y purpura, vestida con un hermoso vestido negro:
—¡Ten más cuidado!- le dijo arrogante mientras se levantaba del suelo y seguía su camino sin darle tiempo a Crow para disculparse
—Jmm la verdad me esperaba eso de ella- dijo Rin ayudando a su compañero a levantarse
— ¿Ah sí?- le cuestionó sorprendido sobándose la cabeza, esta había impactado contra los libros gordos de la chica - ¿La conoces?
—Sí, se llama Sui es bastante arrogante y fría- le responde –una muñeca de porcelana en otras palabras
—Wow- se limitó a decir Crow mientras veía como Sui se alejaba a toda prisa por el largo pasillo.
Al final de la temporada, estaba en el estacionamiento esperando a su compañero, hasta que en un momento su celular vibró, recibió un mensaje justamente de Rin: "Lárgate, van por ti"
—Típico- pronunció montando su moto y echándose a andar a cien kilómetros por hora, al menos esta vez su amigo había sido puntual en mandarle el mensaje para escapar a tiempo; cuando estuvo bastante lejos y seguro bajó la velocidad –uy un quiosco- pronunció emocionado al verlo, frenó y estacionó su moto, entró y al rato salió con una barra de chocolate en mano pero al salir chocó contra alguien que justo pasaba por ahí que al menos no había perdido el equilibrio
— ¡Ten...!- trató de gritarle la chica, Crow la reconoció enseguida como ella a él –ah, tú... ¿no tienes cuidado nunca o qué?- le cuestionó seriamente Sui
—Yo... lo siento en serio, toma- le dice él pasándole un poco de su barra de chocolate –acéptalo como disculpas- Sui lo mira extrañada y agarra la parte que le ofrecía, Crow sonríe y se encamina a su moto guardando el chocolate en el bolsillo de su gabardina
— ¿Escapas?- él se dio vuelta –digo otra vez te persiguen ¿no?
—Sí digamos que sí- le respondió riéndose nervioso mientras se sobaba la nuca –bueno ya me voy- encendió su moto pero hizo una mueca de enojo, no se había dado cuenta, el tanque de la gasolina ya estaba bastante vacío
—Si quieres puedes venir a mi casa- Crow levantó la vista encontrándose con los ojos rosas de Sui –no tengo ningún problema
—Ya que insistes, pero llevaré mi moto ¿Vale?- ella asintió, él bajo de su moto y camino con esta a su costado con el motor encendido para no hacer tanto esfuerzo, mientras Sui con una sonrisa disfrutaba del chocolate que le había convidado - ¿te gustó el chocolate?
— ¿Ah? ¡Ah! Sí, sí gracias- dice ella fría y seria
— ¿Quieres un poco más?- Sui lo mira, y le niega con la cabeza; de pronto el recorrido se vuelve silencioso e incómodo para ambos –y... cuéntame algo
—Uno, dos, tres...- le responde sin mirarlo
—Ja, ja que chistosa- le dice con sarcasmo –Cuéntame algo pero de ti
—Me llamo Sui, tengo dieciséis años, tengo poderes oscuros puedo hacer lo que sea con las plumas de mis alas ¿Algo más?
—Linda ficha médica- le dice cortante Crow, Sui lo mira y luego baja la mirada –e... espera perdón, no quise...
—Tranquilo- le interrumpe –ya casi llegamos
—De acuerdo- dijo bajo y apenado, al llegar Crow vio que vivía en una mansión considerablemente grande - ¿vives sola?
—No- le responde abriendo el portón para que él pudiese entrar con la moto –vivo con mis hermanas, pero están de viaje por unos meses así que estoy sola
—Ya veo- le responde estacionando la moto en un lugar oscuro del garaje para no traerle problemas a Sui, pronto ambos entran a la mansión y él queda perplejo ante la decoración de la misma
—Mei Mei- pronuncia Sui y aparece una ama de casa –tenemos un invitado, prepara la habitación de huéspedes, por favor. Luego puedes irte a casa- la ama hace una pequeña reverencia, y se encamina hacia esta para prepararla
—N... no hay problema puedo dormir en el sofá- dice Crow despertando, Sui lo mira seria
—No, los invitados duermen en esa habitación además el sofá es incómodo- dice encaminándose a la cocina, Crow la sigue - ¿Por qué te quieren matar?
—Por la simple razón de que me quieren derrotar, pero no pueden a pesar de que día a día aumenten sus poderes o su fuerza- se recuesta en la mesa de mármol que se encontraba allí –hasta intentan buscarme debilidades pero no las tengo...
— ¡Eso es imposible!- le interrumpe Sui engreídamente mirándolo con un vaso de jugo en mano –todos tenemos debilidades
—No me dejaste terminar- le dice acercándose a ella, acorralándola contra la nevera –no las tengo a simple vista, ni psicológicamente
— ¿Qué clase de debilidad es entonces?- Crow la mira y sonríe separándose de ella volviendo a recostarse en la mesa de mármol justo a tiempo en el que Mei Mei aparecía para anunciar que ya estaba todo listo y que ya se iba.
Horas después, ambos se encontraban frente al gran televisor de la sala mirando "Detective Snoopy" aunque Sui tenía aún la pregunta rondando en su cabeza; en eso Crow apaga la televisión de repente:
—Veo que estás consumiendo tu cerebro- le dice, ella lo mira seria - ¡oh vamos ya me tienes arto!
—¡¿De qué hablas?!- le grita ella también sin entender eso último
—¡Tú debilidad es que eres demasiado buena gente y te refugias en esa falsa máscara de chica fría!- le grita, Sui lo miró y bajó la mirada llevando sus manos a su cara comenzando a sollozar; pero en ese momento ella siente las manos de Crow que separan las suyas de su rostro y luego los labios de él sobre los suyos depositando un pequeño pero dulce beso –basta...- le vuelve a dar otro beso –no llores... no... no llores
—Cr... Crow- le susurró entre lágrimas tratando de detenerlo, pero él le había agarrado ambas manos desde las muñecas y despacito volvía a depositar pequeños besos dulces
—No llores mi muñequita de porcelana... ahora sabes mi debilidad- ella abre sus ojos como platos, sorprendida lo mira directamente –no le vayas a contar a nadie, confío en ti
—T... te lo prometo- él sonríe nervioso, se recuesta en los hombros de Sui quién le empieza a peinar con sus dedos su pelo blanco –pero vayamos despacio apenas te conozco, y ya me besaste
—Lo sé... perdón- le susurra abrazándola cerrando los ojos relajándose en cada masaje que los dedos de ella le hacía en su cuero cabelludo.
Al día siguiente, todos ven desde las ventanas a Crow llegar al estacionamiento con su moto acompañado por Sui:
—Cuidate- le susurra ella al bajar dándole un simulado beso en la mejilla
— ¿Qué fue eso?- le pregunta Rin apareciéndosele a su amigo de repente
—Sólo te diré una cosa ¿Vale?- Rin asintió –Recuerda siempre esto: el frío también quema
— ¿¡Eh!?- Crow niega con su cabeza sabía que su amigo no había entendido -¿A pesar de que la trajiste no te acepto las disculpas? Vaya...- o al menos eso le hizo creer por un instante, ambos rieron.
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