Llave Décima

     No hay mejor féretro que tus brazos, dónde puedo morir cómodamente después de un un día con atentados suicidas, el féretro para olvidarme de que estoy vivo y empezar a morir e irme lentamente al cielo de tus labios. Dónde quiero quedarme y no sentir el infierno de la tierra, hazme olvidar mi nombre, y solo recordar tus besos, se mi catarsis de lo insano, yo sufriré de catalepsia para volver cada día a tu féretro.
     El límite son tus labios.
     Lo más relevante de mi día es: estar contigo, sin importar que hagamos cosas irrelevantes.  

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