Capítulo 2: 11 Horas de perdición.
Helen llegaba a la sede principal de la edición en donde cumplía cada mañana su horario, aunque este sería el último. Subía al décimo piso a través del ascensor mientras que se observaba en el espejo que había en él, se peinaba luego hacía muecas, se saca unas cuantas fotos como cualquier chica de treinta años recién cumplido.
Cuando llegaba al décimo piso saludaba a todos mientras que todas las personas que había adentro les respondían el saludo con una increíble sonrisa, de inmediato Helen se ubicaba en su oficina que era bastante amplia en donde siempre que entraba se podía apreciar una increíble vista de toda la ciudad. Esta iba a ser la última vez que podría admirar ese paisaje.
–Hola Helen, permiso. Te traigo el informe matutino de esta mañana, junto al periódico. –Comentaba su asistente quien le dedicaba una sonrisa.
–Hola Carla, muchas gracias. Toma asiento y prueba este increíble pan que compré a pocas cuadras en donde vivo.
–Gracias, creo que eres la mejor jefa de toda la editorial. Todos vienen cansados, con seriedad y esos uniformes aburridos, mientras que tú siempre tan alegre. –Comentaba Carla tomando asiento, degustando el pan que le ofrecía Helen. –Por cierto, este pan es increíble. Durante los diez años que trabajamos juntas nunca te vi de mal humor, eres increíble.
Helen solamente sonreía ante comentarios como estos o cualquier problema y siempre encontraba una solución para lo que fuese e incluso siempre tenía tiempo para ayudar a sus amigos, aunque este día sería el último en donde viera a su fiel asistente Carla y sin saberlo se despedía de ella para siempre.
–Recuerda Helen que tienes una reunión a las cinco de la tarde.
–Oh claro, muchas gracias Carla, si quieres puede tomarte el día libre.
Su asistente asentía mientras se retiraba con un gran trozo de pan, Helen admiraba sus enormes estantes repletos de libros quien este día se despedía de ellos inconscientemente sin saber por el motivo, les dedicó una sonrisa y salió de su oficina. El resto de su horario lo pasaría en las últimas reuniones que haría con sus jefes y supervisores aportando ideas para que la compañía creciera cada día más, aunque lo tendría que hacer sin Helen porque el día de hoy a tan solo once horas esta joven chica partiría del mundo de los mortales y sin poder evitar este destino, ella cumpliría con sus funciones sin saberlo.
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