Capítulo 35

-POV Tn___-
El sol brillaba alto en el cielo cuando entré en la habitación de huéspedes, mirando con escepticismo las paredes color beige y la decoración anodina. Sabía que la remodelación sería un desafío, pero también una oportunidad para acercarme a Rubén. Había algo en él que me hacía sonreír cada vez que lo veía, algo que me hacía querer jugar con fuego.

—¿Estás lista para la transformación? —preguntó Rubén, entrando detrás de mí con una caja de herramientas.

—Lista y emocionada —respondí, dándole una mirada juguetona—. Aunque no estoy segura si tú estás listo para mis ideas.

Rubén levantó una ceja, divertido.

—Desafíame, Tn___.

Sonreí, disfrutando del desafío implícito en sus palabras. Comenzamos a mover los muebles viejos, empujando una pesada cómoda contra la pared. En un momento, tropecé ligeramente y Rubén, rápido como un rayo, me sostuvo por la cintura, acercándome a su cuerpo.

—Cuidado, no queremos accidentes —dijo, su voz baja y grave.

Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal, pero me permití una sonrisa traviesa.

—¿Qué haría yo sin ti? —susurré, mis labios peligrosamente cerca de los suyos.

Rubén sonrió y se apartó con suavidad, manteniendo siempre ese aire de respeto y control que tanto me ha estado intrigando desde que nos volvimos a encontrarnos.

—Probablemente terminarías con más moretones. —respondió, volviendo a su tarea.

Pasamos la mañana pintando las paredes de un azul suave, entre risas y comentarios juguetones. No podía evitar coquetear con él cada vez que se me presentaba la oportunidad, disfrutando de la forma en que él se mantenía firme, aunque a veces podía ver un destello de deseo en sus ojos.

—Te has manchado de pintura —dijo Rubén, señalando una mancha en mi mejilla.

—¿Dónde? —pregunté, haciendo un gesto exagerado de búsqueda.

—Aquí —dijo él, acercándose y limpiando la pintura con su pulgar.

El contacto fue breve, pero suficiente para que el ambiente se llenara de una tensión palpable. Aproveché la cercanía y dejé mi mano en el brazo de Rubén un momento más de lo necesario.

—Gracias —dije, mirándolo a los ojos con una intensidad que lo hizo tragar saliva.

Continuamos trabajando, colocando nuevas cortinas y reorganizando los muebles. Cada vez que nuestras manos se rozaban, sentía como si pequeñas descargas eléctricas me recorrieran. Sabía que Rubén lo sentía también, aunque se esforzara en disimularlo.

Cuando terminamos, la habitación tenía un aire completamente nuevo. Me dejé caer en la cama, admirando nuestro trabajo.

—Creo que hicimos un buen trabajo —dije, dándole una mirada coqueta.

Rubén se sentó a mi lado, manteniendo una distancia respetuosa.

—Estoy de acuerdo. Es mucho más acogedora ahora.

—¿Más acogedora para mí o para nosotros? —pregunté, inclinándome un poco hacia él.

Rubén sonrió, ese tipo de sonrisa que hacía que mi corazón latiera más rápido.

—Para ti, Tn___. Siempre para ti.

—Eres muy considerado —respondí, acercándome un poco más—. Pero a veces pienso que deberías dejarte llevar un poco más.

Rubén me miró, sus ojos llenos de una mezcla de deseo y autocontrol. Podía ver la lucha interna en su mirada, y eso solo me hacía quererlo más.

—Es difícil resistirme, Tn___ —admitió finalmente, su voz ronca.

—Entonces, ¿por qué lo haces? —susurré, mis labios a solo un suspiro de distancia.

Rubén tomó una profunda respiración, como si tratara de reunir toda su fuerza de voluntad.

—Porque tú mereces respeto, y quiero hacer esto bien.

Sentí una oleada de ternura y deseo. Rubén era diferente, y eso lo hacía aún más atractivo. Sin embargo, no podía evitar sentirme un poco traviesa.

—Entonces, ¿qué pasaría si yo tomara la iniciativa? —dije, mis labios rozando suavemente los suyos.

Rubén cerró los ojos por un momento, disfrutando del contacto antes de apartarse ligeramente.

—Entonces, me sería muy difícil seguir resistiendo.

Sonreí, satisfecha con su respuesta. Sabía que la espera solo hacía que todo fuera más intenso, y estaba dispuesta a jugar ese juego.

—Lo tendré en cuenta —dije, levantándome de la cama y estirándome—. Pero por ahora, creo que merecemos un descanso.

Rubén se levantó también, siguiéndome con la mirada mientras salía de la habitación.

—Sí, un descanso suena bien.—dijo, pero en sus ojos había una promesa de algo más, algo que ambos sabíamos que llegaría cuando fuera el momento adecuado.

Y no podía esperar.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top