Capítulo 32

-POV Tn___-
—La chica está bien. Necesita descansar y tomar antiinflamatorios y alguna que otra pastilla para los dolores que pueda tener —escuché a lo lejos a un hombre hablar.—¿Están seguro de que no le hicieron nada a la chica? —preguntó alguien con preocupación.

—No, doctor, le juramos que no le hicimos nada —respondió una voz conocida—. Gracias por venir a ayudarnos, se lo agradecemos mucho.

—Vendré la semana que viene para ver cómo sigue la chica.

—Gracias —dijo otra voz familiar—. Lo acompaño a la salida. —Dicho esto, la puerta se cerró lentamente.

Un dolor punzante comenzó a manifestarse en mi cuerpo, como si me hubiera atropellado un camión.

Flashback
—¿Estás viendo al youtuber ese nuevamente? —alzó la voz y sus guardaespaldas me sujetaron los brazos.

—Te dije que corté lazos con él. No sé de él desde hace un año. Ni siquiera sé si vive aquí en España —dije, nerviosa, porque podía haber una alta probabilidad de que Rubén saliera de su escondite a defenderme—. El chaleco es de Max, me lo dio antes de salir de la comandancia —mentí, ya que él conocía a Max y no tenía problemas con que hablara con él porque era parte de mi trabajo en el bar.

—Ahora tienes algo con ese bartender de mierda —se rió levemente.

—¿Qué? —susurré, perdida ante el comentario. Simplemente no puedo estar con ningún hombre que no sea de su altura.

—Chicos... —se acomodó el gabán—. Ya saben qué tienen que hacer, pero esta vez asegúrense de que le quede claro que no debe repetirlo. —Dicho esto, se sentó en el sillón a mi lado, cruzó las piernas, sacó un cigarrillo y lo encendió.
Fin del Flashback

—Rubén —dije, abriendo los ojos lentamente sin poder mover mucho mi cuerpo. Volteé mi rostro hacia un lado y reconocí la habitación en la que me quedé la última vez que estuve con Rubén. Lo vi sentado en la esquina de la cama, mirando hacia la nada con una lágrima corriendo por su rostro—. Qué bueno que estás bien —le dije, llamando su atención. Se secó las lágrimas, sus ojos verdes mostrando preocupación.

—No te muevas, por favor —se levantó de la cama y se acercó más, acomodándome las sábanas—. Ya te hemos curado las heridas y con un poco de medicamento y descanso te vas a sentir mejor.
—No puedo —le mencioné—. Necesito ir a casa. —Intenté levantarme de la cama, pero el dolor inmenso invadió mi cuerpo, mordí mi labio para reprimir cualquier queja.

—No vas a ir allá —me detuvo, intentando que volviera a recostarme, pero no podía.

—Rubén, mi padre puede estar esperándome. No puede saber que estoy aquí contigo, mucho menos dónde vives. Necesito irme de inmediato —logré sentarme en la cama y, despacio, intenté levantarme.

—Tn___ —me sostuvo del brazo al lograr pararme, deteniéndome.

—¡¿Puedes dejarme en paz por una vez en mi vida?! —le grité, soltándome de su agarre bruscamente. Buscando la forma de volver a separarme del para evitar más problemas. —¡Joder, tío! No ves que intento evitar que mi padre te haga daño —le confesé, pasando mi mano por el rostro—. Sabes de lo que es capaz. ¡Por el amor de Dios, déjame en paz! —Lo miré a los ojos, sus lágrimas caían como ríos, y una parte de mi corazón se partió en dos ante la escena.

—Me importa una mierda tu padre ahora mismo —murmuró—. ¿Sabes cuán preocupado me tenías? ¿Las veces que te he buscado hasta el amanecer? ¿Cómo se sintió mi corazón al verte en la televisión en el estado en que estabas? ¿Sabes cuán inútil me sentí al ver cómo te golpeaban sin parar y yo no poder hacer nada? ¡ME SENTÍ COMO MIERDA! Ver tu cuerpo golpeado en ese suelo sucio, esos golpes injustos que has recibido. ¡CARAJOS! —Se cubrió el rostro con sus manos grandes—. Solo quiero que estés bien. —Comenzó a llorar nuevamente, quedándome en completo silencio sintiendo una grande culpabilidad que no sabía como expresarme correctamente.

Joder.

—Perdón, Rubén —me acerqué a él, colocando mi mano en su cabeza, acariciando su cabellera castaña—. No era mi intención hacerte sentir así, yo solo...

Fui interrumpida por sus brazos rodeándome, abrazándome levemente, intentando no lastimarme. Noté que estaba llena de vendajes y parches.

—Déjame ayudarte, por favor, te lo ruego. Déjame ayudarte y hacer justicia —habló más tranquilo, aún cubriendo su cara.

—Está bien —le respondí buscando una manera de hacerlo sentir mejor, devolviéndole el abrazo, su cuerpo relajándose lentamente ante mi respuesta.

—Rubén —entró Mangel, deteniéndose en seco al vernos abrazados.

—Diga —respondió Rubén, rompiendo el abrazo y limpiando su rostro rápidamente, buscando recuperar su compostura.

—El médico se acaba de ir y me dio la lista de cosas que necesita Tn___ para su recuperación —avisó mientras entraba a la habitación y se acercaba a nosotros—. Pensaba ir a la farmacia para comprar lo necesario y asegurarme de que tenga una recuperación rápida, o ¿prefieres ir tú? —alzando un hombro, mirándome, dejando claro que no quería dejarnos solos y crear una situación incómoda nuevamente.

—Estaremos bien —coloqué mi mano sobre el hombro de Rubén, teniendo su atención—. Creo que tenemos mucho de qué hablar y a solas, con más calma —sonreí levemente a ambos.

—Te quiero ayudar, pero no es necesario que me cuentes toda la historia; con lo que he visto es más que suficiente —Rubén me sostuvo la mano y negó con la cabeza.

—Tranquilo, confío en los dos y les daré mi confianza entera de ahora en adelante, de que ambos van a estar bien en el proceso —me acerqué a Mangel con cuidado, abrazándolo y recibiendo un abrazo de vuelta.

—Está bien —Mangel rompió el abrazo y se acercó a la salida de la habitación—. Por favor, no hagan nada malo. Me gusta verlos contentos a ambos, ¿sí? Regresaré enseguida.—dicho esto, cerró la puerta, dejándonos solos en la habitación.

—¿Y ahora qué? —cuestioné, mirando la puerta, intentando que el hecho de estar solos no fuera incómodo.

—Pues... —escuché a Rubén caminar detrás de mí hasta sentarse nuevamente en la cama—. He estado tramando una idea para poder ayudarte, pero necesito saber si estás de acuerdo, además de necesitar toda la información posible para que pueda funcionar.

—Está bien, ¿qué es? —pregunté, volteando mi cuerpo para mirarlo, viendo cómo se pasaba las manos por la cabellera.

—Quiero ver a tu padre en la cárcel.

Comencé a reír levemente ante lo que salió de la boca de Rubén.

—Entiendo que quieras ayudarme y vengarte, pero creo que eso es mucho pedir, Rubén.—me senté a su lado, viendo su cara seria—. ¿Qué tal si buscamos una forma de convivir los dos y dejamos a mi padre a un lado? En todo caso, nadie sabe mi identidad; puedo comenzar una nueva vida como si nada hubiese pasado.—coloqué mi mano en su espalda y él negó varias veces.

—Con lo que vi anoche, dudo mucho que eso sea tan fácil.—me respondió, mirando a la nada.

—¿Y qué tenías pensado? —coloqué mi cabeza en su brazo.

—Quería crear un plan para poner a tu padre entre la espada y la pared. Buscar una forma en que tu padre, por sí mismo, muestre lo que realmente es y enseñarlo al mundo. Lo único es que ese plan conllevaría a...

—Revelar mi rostro —completé su oración y él me miró, asintiendo decepcionado.

—No tengo otra idea por el momento.

Un silencio se creó en la habitación ante la idea que Rubén había estado planeando para detener a mi padre. Honestamente, sacrificar mi anonimato daría un giro grande a mi vida, ya que todo lo que consideraba normal no lo podría hacer, sería arrebatado por la fama. Una vida en la que no pudiera ir a la esquina sin que alguien me siga es algo que nunca he deseado. Sin embargo, una vida en la que no pueda avanzar como una persona normal y ser oprimida por mi padre es algo mucho peor. ¿Qué tenía que perder si mi rostro se revela ante el mundo? Actualmente, creo que nada.

—Prométeme algo —rompí el silencio, llamando la atención de Rubén—. No tengo problema con revelar mi rostro, ya que no perderé nada, honestamente. Pero prométeme que estarás conmigo en ese momento —le alzó mi dedo meñique para cerrar nuestra promesa y él rápidamente junta su meñique junto el mío.

—Estaré contigo desde el comienzo hasta el final Tn___.—Me abraza lentamente.—Sabes que haré todo lo posible para que seas libre y disfrutes tu vida al máximo sin restricciones ni preocupaciones.

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