Capítulo 3

[POV Tn___]

Mis manos sudaban, mis piernas temblaban y un par de gotas de sudor caían por mi frente. Después de un viaje de casi diez horas, estaba en Nueva York para reclamar el dinero que había ganado en la noche anterior. La forma en que la compañía me paga es un tanto peculiar. Por lo general, los encargados te llaman y te ofrecen una cantidad de dinero, y cuanto más dinero, mejor la calidad del trabajo. Sin embargo, en mi caso, es al revés. Me llaman para ofrecerme la apuesta, pero el dinero se deposita en la cuenta bancaria de mi padre. Entonces, soy yo quien debe buscar el dinero, siempre y cuando a mi padre le salga del alma entregármelo.

Y eso era lo que me tenía nerviosa.

Mi padre es un buen hombre, no lo dudo en absoluto. Sin embargo, hablar de este tema del dinero lo pone un poco incómodo, y la mayoría de las veces no me lo entrega fácilmente. Estaba cansada de tener que pasar por todo este "proceso" solo porque mi padre quiere exprimir cada centavo que pueda. Podría presentar una queja o denunciarlo, pero él es mi padre. Me adoptó, me dio un hogar, una vida normal, cuidado y amor. No podría pagarle todo eso metiéndolo en la cárcel solo por dinero. Eso sería algo... inaceptable.

Ya había llegado a mi destino. Al bajarme del Mercedes negro de mi padre, uno de los empleados me arrebató las llaves para estacionarlo. Le agradecí por su ayuda y observé el imponente edificio antes de entrar. Ajusté mi gorra y mis gafas, completamente preparada para lo que se avecinaba. Saludé a cada uno de los trabajadores, algunos de los cuales me conocían desde mi primera visita. Ellos eran mis amigos, pero sabían de mi identidad bajo la condición de no revelar nada. Supuestamente, mi padre les había dicho algo que nunca llegué a descubrir, y ellos se negaban a decírmelo, a pesar de mis constantes intentos. Entré al elevador y presioné el botón para el último piso, donde se suponía que estaría mi padre, mientras sonaba la canción "Clarity" de Zedd ft Foxes por los altavoces.

Flashback

—Por favor, ¿Rubén? ¿Es correcto? —confirmé su nombre, señalándolo. —No digas nada, por favor. —Le rogué desde lo más profundo de mi corazón, y él sonrió lentamente, causando que se me erizara la piel, como si esa sonrisa fuera genuina.

—No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo. —Levantó la mano que sostenía el celular, sellando así un pacto de confidencialidad.

Fin del flashback

Sacudí mi cabeza, como si eso pudiera ayudarme a olvidar. Ese hombre me resultaba tan familiar, pero ¿de dónde? Desde que ocurrió eso en Tomorrowland, no he dejado de pensar en él. Es un miedo que me persigue. Han pasado días y el secreto no se ha filtrado, lo que significa que realmente ha guardado la información. Las puertas del elevador se abrieron, revelando el mostrador de metal negro con la secretaria. Tenía la misma edad que mi padre y nunca me había caído bien, ya que era bastante cortante y trataba a mi padre como si fuera un bebé recién nacido.

—Buenos días, señorita Tn___. —Me saludó al verme salir del elevador. —Tu padre está adentro. —Asentí, confundida por el comportamiento amistoso de la secretaria hacia mí, entré en la oficina de mi padre como si nada.

—Necesito mi pago. —Coloqué las manos sobre el escritorio. Él estaba sentado dándome la espalda por completo.

—I call you back later, ok bye. —Terminó la llamada y se volteó, quedando cara a cara conmigo. —¿No crees que deberías saludar a tu padre primero y después hablar del dinero? Llevas casi tres meses sin verme.

—¿Dónde está mi dinero? —Le recalqué, golpeando el escritorio con fuerza, haciendo que algunas cosas saltaran debido a las vibraciones que causé. A pesar de ser mi padre, tenía que abordar este tema directamente. Necesitaba ese dinero con urgencia.

—El dinero está en mi cuenta bancaria. —Respondió, levantándose de la silla.

—Necesito el dinero. —Le advertí, manteniéndome firme.

El dinero en sí no era lo más importante para mí; era mi vida lo que estaba en juego. No vivía aquí en Estados Unidos, sino en España. Mi padre se mudó aquí debido a asuntos de la compañía, pero yo no quería. Luché para quedarme en España, y lo logré con la condición de no vivir en la antigua casa, sino de hacer mi propia vida. Conseguí un departamento, pero con el tiempo, mi padre dejó de darme el dinero, acumulando deudas por casi dos mil cuatrocientos dólares en seis rentas.

—Te daré el dinero que te ganaste, aunque te advierto que para la próxima, no quiero que vengas como lo hiciste hoy. —Me advirtió, sacando una chequera para hacer el pago.

Mi sonrisa no desaparecía de mi rostro. Finalmente, tendría el dinero que gané, lo suficiente como para remodelar mi apartamento. Después de emitir el cheque, me lo entregó doblado, y lo guardé en el bolsillo delantero de mi pantalón sin verificar.

—Gracias, papá. —Beso su mejilla. —Te llamaré cuando llegue a Madrid.

—Te vas tan rápido. —Frunció el ceño, confundido, y asentí. ¿Por qué me quedaría aquí? Nací en España y no perdería mi tiempo en un lugar lleno de paparazzi y restricciones. Además, si me quedaba en la casa de mi padre, él no me dejaría salir. ¿Por qué perder tiempo así, cuando en España podía hacer lo que quisiera?

—Tengo algunos asuntos de la renta. Debo encargarme de eso inmediatamente. —Le di una excusa mientras me dirigía hacia la puerta. —Sé que preferirías que viviera aquí, pero no. Prefiero mi patria. —Le dije al salir de la oficina con una sonrisa de oreja a oreja.

No podía creer que todo hubiera resultado tan fácil. Pensé que mi padre haría un drama digno de una telenovela. Corrí hacia las afueras, recuperé las llaves de manos del joven que cuidaba mi auto, y me subí, arrancando de inmediato en dirección a mi casa. El vuelo saldría en un par de horas, y necesitaba llegar rápido para cambiar ese dinero que tenía en mis manos. Al llegar al aeropuerto, realicé todas las transiciones necesarias y llegué justo cuando los pasajeros estaban abordando el avión.

Ya sentada en mi asiento, miré a mi alrededor y aún no tenía compañía. Saqué el cheque para verificar la cantidad de dinero, y mi sonrisa se desvaneció como un suspiro. Solo me había dado tres mil dólares, ni siquiera la mitad de lo que realmente había ganado. Guardé el cheque con frustración, intentando no arrugarlo ni romperlo en mil pedazos.

—Mierda —susurré entre dientes mientras trataba de contener mi descontento.

Solo me quedaba aceptar que había sido engañada. Busqué algo en mi bolso para distraerme y encontré mis audífonos. Puse música electrónica y busqué algo en YouTube para entretenerme. Entre todas las opciones, un video en particular captó mi atención: el mismo chico con el que me encontré en Tomorrowland. El título era "Tomorrowland 2017 |Vlog Épico|" y la portada mostraba al chico con fuegos artificiales de fondo. El video comenzó como un vlog común, hasta que algo llamó mi atención: estaba frente al área de carga donde se suponía que yo estaría. Mi nerviosismo creció al verlo cerca de mi puerta, pero el video se cortó en ese momento para otra escena. Suspiré aliviada al ver que el chico había hecho lo correcto.

—Estoy flipando, acabo de conocer a la única e inigualable Dj Blue. —Señaló el chico en una esquina, mostrando la foto que nos tomamos.

—Es la chica más guapa que he conocido. —Comentó su amigo, apareciendo de la nada.

El video terminó después de que se despidieran en su casa. Con lo que vi, estaba cumpliendo su promesa de no revelar mi identidad.

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