capitulo 25
-POV TN___-
Me termino otro trago y así sucesivamente era consumida por las bebidas alcohólicas. Mirando a la gente desde la barra como bailaban, cantaban, se emborrachaban, y en cada esquina podía ver a una que otra pareja atragantándose uno al otro, a ver quién es el que puede sobrevivir en esa batalla de lenguas. Mi rostro se podía notar con un leve disgusto por la forma en que el hombre tocaba a la chica. No es que odiara el amor o eso de tener una noche de pasión, pero me es apestoso saber que no es real.
Ya este trabajo no me valía madres, por mucho que me gustaría hacer música. La paga ya no me da ni para comprarme una botella de agua, gracias a que mi padre siempre me lo quita todo. Las deudas volvieron después de que había saldado cada deuda que tenía conmigo.
–Otro—Coloco el vasito de cristal en la barra, toda hastiada de la misma mierda desde hace casi un año.
–Es suficiente por hoy, llevas bebiendo desde las cinco de la tarde y ya mismo te vas. —Coloca los brazos cruzados encima de la barra, mientras que con la otra miraba el pequeño vasito.
—Pudrete, Max—Rodee los ojos arrebatándole el vaso.—Me das otro trago, por favor.—Le vuelvo a repetir entregando el vaso más bonito que antes.
—Si me pudro, creo que no podré servirte el tequila. —Me guiña un ojo mientras me entrega una botella de alcohol con los ingredientes necesarios para que no sea fuerte el impacto.
—Algunas veces me pregunto por qué demonios me topé contigo.—Cojo el vaso rodando los ojos.—¿Dónde está Joshua? Necesito hablar con él.—preguntó, tomándome de golpe el trago, sintiendo ese calentón bajar por mi garganta, que relajaba mucho mis nervios.
Miro a Max, quien se alejaba de mí para atender al siguiente cliente que estaba a unas sillas al lado mío.
—¡No me ignores, cabrón!—Tiro la botella, que él esquiva con suerte. Había perdido la paciencia ante su comportamiento tan estúpido.
Y de la nada, todo se veía borroso ante mi vista, me paré de la silla, entrando a la barra donde él estaba. Lo cojo por su camisa blanca de botones y lo empujó contra la pared, dejándolo sin salida.
—A mí no me...—Me callo la boca, entre abriendo y cerrando los ojos.
Sus ojos verdosos, pelo castaño alborotado, sus labios, todo de él. Tantas emociones se me hicieron presentes, no me importó que hubiera gente a nuestro alrededor, lo único que quería era continuar lo que no terminamos la otra vez. Su lengua jugaba con la mía y sus manos jugaban con todo mi cuerpo con lentitud, haciendo que pidiera más de él. Me separó de él, buscando un poco del aire perdido, colocando mis manos sobre su pecho medio agitado.
—Está en la oficina. —Me responde cortante como siempre lo hace, mirando a otro lado. Lo miro algo desorientada al fijarme que todo este tiempo era mi compañero de trabajo Max y no Rubén.
Mierda.
—Gra...Gracias—Salgo del bar, sin antes coger la botella de alcohol que tenía en sus manos.
Entró a la oficina, donde se suponía que estaba Joshua. Mi cabeza daba vueltas y todo lo que tenía en mis adentros quería salir de inmediato. Veo cómo él recargaba algunas armas sin darse cuenta de que había entrado. Cuidadosamente, camino de vuelta a la puerta, colocando mi mano sobre la manija.
—No te muevas—Me ordena Joshua, apuntándome con el arma. Como de costumbre, me detengo y me alejo de la puerta, mirándolo directamente a los ojos.
—¿Qué es lo que está pasando?—Pregunto preocupada.
—No preguntes y solo dispara.—Tira un arma cargada a mi, chachándola en el aire.—Perdón por no decirte antes, pero soy en realidad narcotraficante.—Me pasa por el lado, colocando su mano en mi hombro. —Prepárate, que viene en camino. —Me guiña uno de sus ojos, saliendo de la oficina, a la cual yo seguí aturdida.
Al llegar al lugar principal del bar, donde todo el mundo andaba bailando, él solo se pone en el medio de la pista alzando su brazo, disparando varias veces. Se podía ver las partículas del techo caer encima del a las balas impactar con ellas. La gente de inmediato entró en un estado de pánico. Yo rápidamente me tiro al suelo, sujetando el arma fuertemente entre mis dos manos. La gente comenzó a correr de un lado a otro buscando la salida, esto parecía un hormiguero. Los disparos empezaron a escucharse más seguido, notándose que no provenían de Joshua solamente. Corrí hasta esconderme detrás del mesón de la tarima, protegiéndome del tiroteo que se había creado.
Estaba asustada, perdida, preocupada y nerviosa. Mis manos temblaban al ver el arma que sostenía en mis manos. Las preguntas se me venían a la mente como si fuera una tormenta de lluvia. Un hombre apareció y mi instinto fue rápidamente disparar, por el susto que me había ocasionado.
—¡ASH!—Grita, poniéndose a mi altura con su mano en el hombro.
—¡Max!—Como pude, corrí hacia donde él preocupada.—Perdón, pensé que eras otra persona y solo me dejé llevar. —Miro cómo su uniforme blanco se pone de un color rojo.
—Tranquila, estaré bien. —Se sienta a mi lado, cubriéndose.
—¿Cómo quieres que me tranquilice si te he disparado? ¡Te vas a morir!—Entro en pánico y él rebusca entre su bolsillo, sacando una identificación de policía.
—Si quieres salir de aquí sin problemas, tienes que seguirme ¿Entendido?—Menciona, guardando su identificación,
recargando su arma.
—¡¿Por qué demonios no me lo dijiste antes?!—Gruño en desesperación entre dientes.
—Es parte de mi trabajo, Tn___, además, tú no eres a quien estamos buscando.
—¡Que no que, mírate el brazo!—Le señalo el brazo. —Con eso me puedo llevar un cargo de dos años.
—En realidad, pueden ser más de cuatro, pero es algo.—Alza de hombros en forma de burla.
—¡A PUES!—Chillo.—Toma el arma, Joshua me lo dio antes de que pasara este desastre.—Le entrego el arma, a lo cual él sostiene, recargándola.
—Ahora solamente sígueme y todo está bien, ¿okey?—Se pone de cuclillas, mirando un poco antes de agacharse a tiempo, protegiéndose de un tiro. —A la cuenta de tres...uno...dos...y...¡Tres!
Empezamos a correr, mientras él disparaba a sus enemigos. Nos cubrimos detrás de las mesas y columnas, intentando salir de ese lugar a salvo. Estaba súper enojada, no podía creer que me acabara de meter en este lío sin haber hecho nada. Esto era patético, todo lo que sucedió aquí fue una completa farsa. Miro a mi lado, logrando ver la salida sin ningún problema para salir y ser libres de este infierno. Se notaban unas luces rojas y azules afuera, pero no sabía si eran de guardias o de ambulancia, lo más probable es que sean de ambas partes. Decidí correr hacia la salida en el momento que me sintiera segura, al salir se escuchaba un mar de gritos de gente desesperada por lo ocurrido y llena de confusión. Me encontraba ahora con la puerta fría de un auto, mientras me posaban de inmediato.
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