Capítulo 13
-POV TN___-
—Y así fue que nos conocimos, Mangel y yo —termina Rubén su relato, suspirando con las manos en el corazón.
—Eso suena a una pareja llamada Rubelangel —expando mis manos en el aire como si estuviera presentando una película—. Sería un buen apodo para ustedes dos.
—Pues lo pensaste muy tarde porque ya eso lo crearon —Rubén me da golpecitos en la espalda, tira la patineta al suelo y entramos al parque de patinaje, más lleno que la última vez.
Eran las tres de la tarde del sábado, y decidí salir al parque de patinaje para no estar encerrada todo el tiempo en casa. Nada inusual ocurrió después del casi beso en la sala; todo siguió como si nada hubiera pasado. Mientras tanto, Rubén y yo nos conocíamos más. Hoy, me contó la fascinante historia de cómo conoció a su mejor amigo, Mangel. Descubrí que tiene una hermana menor y fue modelo en Noruega, algo difícil de creer, pero eso es lo que me dijo.
Pasamos el día patinando de un lado a otro, mostrándonos trucos, hablando con gente, tomando fotos y divirtiéndonos. Rubén se unió a un grupo de fans y amigos, mayormente hombres, así que lo dejé disfrutar solo. Con mi patineta, corrí de un lado a otro, realizando trucos mientras notaba las miradas de la gente y su retirada cuando los miraba. ¿Esto es lo que sienten los hombres cuando un grupo de mujeres los observa? Nervios, pánico, alegría, confusión y ego, no es tan agradable y desagradable a la vez.
Hasta que escuché "Gecko", una canción famosa de Oliver Heldens. Busqué la fuente de la música en medio del parque. Me encanta muchas cosas, pero la sensación de bailar es única, una de las cosas que amo hacer. Me acerqué a la multitud donde sonaba la música, tire la patineta a un lado y me uní a la diversión. La música es la razón de mi existencia; me relaja, me hace feliz y me entristece. Es como si la música fuera manipuladora, dependiendo de lo que escuchas, afecta tu estado de ánimo. Por eso decidí ser DJ, para controlar a la gente a través de la música, haciéndolos bailar, disfrutar y divertirse incluso después de un mal día.
Más gente se acercó para ver a los demás y a mí bailar. Mis pies ardían por el vapor del suelo, las gotas de sudor bajaban por mi rostro, y mi respiración estaba agitada. ¿Esto es lo que sienten los hombres al bailar Shuffle? Como nervios, pánico, alegría, confusión y ego. No me sentía tan bien y tan mal al mismo tiempo.
Escuché "Dangerous" de Ariana Grande, y decidí bailarla. Esperé el momento perfecto y comencé la misma coreografía que hicimos en la piscina. Corrí hacia Rubén, tomé su mano y lo alejé del grupo hacia una improvisada pista de baile.
—¿Qué haces, Tn___? —pregunta Rubén confundido mientras atravesamos la multitud.
—Quiero que bailes conmigo —le respondí, su mano se tensó y comprendí de inmediato lo que estaba pasando.
—Tn___, sabes que no sé bailar eso —para en seco y se suelta de mi agarre, volviendo al grupo. No dejé que eso me detuviera y lo alcancé de nuevo.
—Uno no aprende de la noche a la mañana —le guiñé un ojo y me levanté de puntillas para estar a su altura—. Voy a hacer la misma coreografía que hicimos en la piscina, ¿estás listo? —me separé de él y asintió.
La canción de Ariana Grande comenzó a sonar, y nos sumergimos en la coreografía que habíamos creado. No fue perfecto, pero la gente entendió lo que intentábamos hacer. Los gritos de la multitud se mezclaban con las risas y los brincos. La canción terminó con una vuelta atrapada en los brazos de Rubén.
Las gotas de sudor corrían por nuestras frentes, nuestros corazones latían rápido, la respiración estaba agitada y nuestras miradas se encontraron por segunda vez en el fin de semana. En un abrir y cerrar de ojos, nuestros labios se unieron en un pequeño pero significativo beso. La gente gritó aún más, especialmente los chicos, sorprendidos por este inesperado giro de eventos. Preocupada por el beso que tuvo lugar frente a una multitud grabando con sus teléfonos, agarré mi patineta y me fui del lugar, con Rubén siguiéndome. La preocupación era tal que no le presté atención en todo el camino.
🎧
Ya era de noche, y me encontraba en el pequeño balcón de mi habitación. La brisa jugaba con mi cabello suelto, ya que la otra mitad estaba sujeta por mi gorra de Superman. No había salido desde que regresé del parque. No me molestaba ni me alegraba el beso; estaba preocupada. Rubén es una persona maravillosa, considerado famoso en redes sociales, y mi miedo era que los rumores se esparcieran y llegaran a oídos de mi padre. Mi verdadero temor no era que se enterara del beso, sino que supiera que había un chico bajo el techo de su casa y que ese chico había "tocado" a su hija.
No quiero dar la impresión de ser una persona cualquiera, que he utilizado su casa para tener relaciones íntimas con un chico que ni siquiera conoce. Esa no es la imagen que quiero proyectar; él ha sido mi único amigo. Que esas sean las primeras noticias que vea en las redes sociales cambiaría radicalmente su percepción de mí.
—¿Puedo pasar? —escucho a Rubén abrir la puerta de mi habitación.
—Claro —asiento sin mirar.
No quiero que me vea en este estado, lleno de crisis, preocupaciones, dudas y miedos. No quiero que él se preocupe por mis problemas, que son míos y de nadie más. No quiero lastimar a nadie con mis asuntos.
—¿Te pasa algo?
—¿No has salido de la habitación desde que llegamos, verdad? ¿Es por lo que pasó en el parque? —pregunta Rubén acercándose a mí, apoyando los brazos en la baranda del balcón.
Con el rabillo del ojo, comienzo a mirarlo. Está en pijamas, lleva un abrigo blanco y, por supuesto, su famosa gorra. Cuando finalmente miro su rostro, nuestros ojos se encuentran, aunque desvío la mirada y entro a la habitación.
—Perdona, en serio, yo no quería, tú sabes, yo... —trato de hablar, pero no encuentro una excusa válida. Lo que ocurrió ya está hecho, y no hay vuelta atrás.
Ha llegado el momento de revelar quién es realmente mi padre. No tengo otra opción más que hacerlo. Él ya está preocupado por lo sucedido esta tarde gracias a mí.
—¿Crees que los rumores no llegarán muy lejos? —pregunto mirándolo a los ojos, y levanta una de sus cejas confundido—. Me refiero a que lo sucedido no llegue hasta Nueva York, por ejemplo.
—Es una pregunta difícil de responder —dice, metiendo las manos en los bolsillos de su abrigo.
—Mierda —susurro quitándome la gorra para jugar con ella.
—¿Por qué? —pregunta, sentándose a mi lado, y tomo una bocanada de aire antes de buscar las palabras más adecuadas para contarle algo tan difícil de creer.
—Mi padre no es alguien común, Rubén —me levanto de la cama y tomo una fotografía de mi padre y yo, entregándosela—. Mi padre es el dueño de Sony Music, Tommy Mottola —cruzo los brazos y me recuesto en el gavetero—. Él no sabe que tú estás aquí, y si se entera, estaría en un grave problema.
—Eh, menuda sorpresa —pasa su mano sobre su nuca.
—Sé que es difícil de creer, por eso no te lo había dicho —le quito la fotografía de las manos, mirando la imagen—. Hasta ahora.
—Si te creo. Nunca pensé que un hombre tan rico y poderoso me adoptaría —se quita la gorra, revelando su pelo alborotado—. No lo tomes a mal.
—Tranquilo, a veces yo misma me pregunto lo mismo —coloco la foto de nuevo en su lugar y me siento a su lado—. Si ese video llega a manos de él, espero que no piense todo lo contrario —suspiro acostándome en la cama—. Él confía en que yo no estoy haciendo cosas indebidas.
—¿Por qué pensaría algo así? No estás haciendo nada malo —se sienta cruzando las piernas en la cama.
—Tengo mis razones —digo preocupada.
—Haré todo lo posible para que no se vuelva viral —me guiña un ojo, ajustándose la gorra.
—Gracias —le sonrío, tratando de sonar despreocupada.
—Eso no es una sonrisa —cruza los brazos, arqueando una ceja. Sonrío un poco más y niego—. Ándale, wey —me habla en mexicano, haciéndome cosquillas. Muerdo mi lengua tratando de no reír ante las cosquillas, hasta que llega a mis costillas, mi punto débil—. Así está mejor —sonríe al ver que finalmente tengo una sonrisa verdadera en el rostro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top